La elite empresaria argentina se reunió en el exclusivo hotel de Bariloche para tomarle examen a la oposición conservadora que aspira al sillón presidencial.
Opinan: Florencia Filadoro, presidenta de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (Asacop); Juan Manuel Telechea, director del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación German Abdala; y Mariana Heredia, socióloga e investigadora del Conicet.
Por: Redacción Malas Palabras
Ilustración: @adictosgraficos
Reforma laboral antiobrera, devaluación y ajuste. Las recetas que resonaron en el hotel Llao Llao de Bariloche son otra muestra de que la agenda pública del país se corre a la derecha para las elecciones. Los precandidatos de la oposición Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Gerardo Morales y María Eugenia Vidal desfilaron por las lujosas instalaciones de ese establecimiento con un plan económico a medida del exclusivo “círculo rojo”.
A ellos se suma como estrella ascendente Javier Milei, de injerencia creciente tanto en las encuestas como en el sistema político, y que hoy constituye un elemento inquietante a la hora de plantear soluciones a la crisis por su propuesta de dolarización que ya fue aplicada en la “convertibilidad” de los ‘90 con consecuencias funestas.
Sobre esto advirtió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en su última intervención en el Teatro Argentino de La Plata, donde llamó a no repetir los «fracasos del pasado» y vinculó la oferta de dolarización con la convertibilidad menemista que terminó con el estallido de 2001 durante el gobierno de la Alianza.
Este año, ni el presidente Alberto Fernández ni los precandidatos del Frente de Todos asistieron al tradicional foro de Llao Llao, en el que la elite empresarial argentina le “toma examen” a los principales referentes políticos y define cuál es el plan que estarán dispuestos a acompañar en el año electoral.
La convocatoria, que se extendió del 17 al 19 de abril contó con la presencia de casi un centenar de empresarios, entre los que se destacaron Marcos Galperin (Mercado Libre), Martín Migoya y Guibert Englebienne (Globant), Carlos Miguens (San Miguel), Federico Braun (La Anónima), Verónica Andreani (Andreani) y Eduardo Elsztain (Grupo IRSA), propietario del hotel cinco estrellas.
Durante el encuentro resonaron fuerte algunos slogans de campaña: Bullrich prometió “demoler el régimen económico” y poner “orden”, y Larreta habló de “bajar el gasto público y revisar línea por línea el presupuesto de todos los organismos estatales”.
La cuestión de la posibilidad y el factor Milei
¿Qué tan viables son esas promesas de la oposición para estabilizar la economía? Para la presidenta de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (Asacop), Florencia Filadoro, la clave está en entender que se trata de efectos comunicacionales para atraer el apoyo electoral.
“Tras el foro, por ejemplo, se presentó la discusión acerca de la dolarización. Yo todavía no veo elementos desde el punto de vista técnico para que sea confiable”, dice a Malas Palabras.
El economista Juan Manuel Telechea, director del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación German Abdala, sostiene que muchas de esas propuestas son “extremas” y de “imposible aplicación”, y citó entre ellas la dolarización de Milei, “tanto por el valor del dólar que habría que utilizar para hacerlo como también por un tema político e incluso legal”, o el plan de ajuste Bullrich que, dijo, “no es de shock pero que también tendría un límite social”.
Si bien en los trazos gruesos los empresarios apoyan esquemas de mayor concentración y desregulación de las leyes laborales, ¿hasta qué punto les conviene una propuesta radicalizada como la de Milei?
En diálogo con Malas Palabras, Telechea advierte que si se piensa en una dolarización instrumentada con un tipo de cambio alto, a los sectores exportadores los beneficiaría, pero eso “obviamente implica una caída muy fuerte de la actividad y del salario real”, con lo cual las empresas vinculadas al mercado interno se verían sumamente afectadas.
Si bien la dolarización podría generar una estabilización rápida con la reducción de la inflación, como pasó en los ‘90, a mediano plazo “la poca flexibilidad que genera hace que la economía esté muy expuesta a cualquier tipo de shock externo, y eso hace que la tasa de crecimiento sea más baja, como el caso de Ecuador que tiene una economía dolarizada”, apuntó el economista.
El foro y sus propuestas
Volviendo al convite de dueños de la Argentina, cabe preguntarse en qué medida influyen o son responsables los empresarios del “círculo rojo” de la crisis que atraviesa el país.
La socióloga e investigadora del Conicet, Mariana Heredia, señaló que no son una parte totalmente externa, pero tampoco tienen el 100 por ciento de la responsabilidad: “La que termina de dar luz verde a las decisiones es la clase política”, interpretó ante Canal Abierto Radio.
“En general los empresarios argentinos, como en otros países del mundo, suelen ser ecuménicos. Financian distintas campañas a la vez para garantizar una llegada a cualquiera que sea el candidato triunfador. La reunión tenía hegemonizada las voces de la oposición política y del malestar empresarial”, indicó.
Con este diagnóstico sobre la mesa, la analista explicó que lo que se debate hoy en día para salir de la crisis, sobre todo en el programa de la oposición, “son algunas medidas muy impopulares”. “Los que fueron a ofrecer su palabra y sus programas tal vez están compartiendo ideas que no necesariamente conquistarían la aprobación de las mayorías”, sintetiza.
De todos modos, Heredia advierte que el grupo que se dio cita en Bariloche “probablemente tenga ciertas coincidencias, como por ejemplo la flexibilización laboral o, en el mediano plazo, la estabilización de la moneda”, pero el camino de cómo llegar a esos objetivos “genera muchas discrepancias entre ellos” porque “una de las características que tiene el empresariado argentino es que sobrevive gracias a las protecciones y el apuntalamiento del Estado nacional”.
Por eso la investigadora pide “no dejarse encandilar” por esa imagen de “homogeneidad” porque, si algo demuestra la historia argentina, es que “el empresariado es mucho más heterogéneo de lo que parece” y “tiene una relación con el Estado mucho más compleja que el simple reclamo para que se achique y estabilice de una vez”.