Terminado el balotaje, es difícil pensar Argentina, si antes no hacemos un análisis acertado del momento histórico en el cual estamos, y si ese periodo, que hasta ahora ha mostrado sus directrices claramente, va a decantar en un proceso de aceleración del proceso actual, o si éste va a cambiar a un rumbo diferente. Pero la mirada que echamos sobre la realidad no puede prescindir del contexto mundial, y mucho menos del panorama político y económico que viene sucediendo en la región.
Por Ramón Gómez Mederos
Los datos recientes de la base y la estructura social y económica del país y, la sistematización de un proceso que más que romper cronológicamente sobre la integralidad y dinámica que lo conforma, derrapa cadencialmente hacia una sucesión de elementos que condicionan el futuro de independencia de nuestro país, y que redunda en un Estado dependiente y subsidiario.
El constante ajuste y la desvalorización del poder de compra de la población en general, constatan una devaluación de hecho y prepara, la reformulación de un ajuste que ha empezado su marcha hace un tiempo.
Este proceso que se abre paso y en el cual las derechas más conservadoras y el bloque de poder transnacional, junto al lobby local que promueve sus intereses, ensayan un consenso interno homologado institucionalmente en el proceso de las elecciones.
Las burguesías nacionales subsidiarias del capital transnacional, están representadas perentoriamente por un arco político acotado a específicas variantes que no modifican en lo inmediato la transversal estratégica que el actual régimen viene ensayando. La sucesión de estas variantes solo tiene partida en el ámbito de una estructura de funcionalidad, en lo que podríamos también llamar trasversal táctica, herramienta fundamental utilizada por el periodo actual para darle invisibilidad a los ejes estructurales que definen el carácter de dependencia contemporánea y subsidiaria de la gobernabilidad propuesta.
La derecha, no hay distingos inmediatos que nos haga pensar que son dos, va a suceder lo sucedido. El aceitado de la máquina de manipulación, y en algunos casos un grado moderado de persuasión, no prepara nada nuevo, porque este no es un periodo, de sucesión cronológica de los diferentes caminos que toma el proceso de acumulación capitalista local y su vínculos subsidiarios con el capital mundial. Al contrario, este es un proceso sucedido que necesita desesperadamente seguir sucediendo, y su necesidad radica en implementar a escala local y regional, el paso que sigue, lo que el actual régimen no ha completado, y lo que es necesario para el capital global y sus distintas vertientes.
El periodo de los años negros, los 90, resolvieron en parte la crisis de baja tasa de ganancia, de inversión y producción de los países más desarrollados comenzado en la década del 70. Resuelto esto a partir de la entrega de los activos más importantes de las empresas del Estado y la liberalización de los mercados, que provocó un desfasaje aun mayor en la balanza comercial, y liquidó lo poco que quedaba de industria local.
La debacle de la economía en el 2000 y el posterior levantamiento en 2001 necesitó de una reformulación de las directrices de lo que sería la base de acumulación capitalista contemporánea para los tiempos venideros, lo que encallo en una economía de bases primarizadoras, basada en la exportación de materia prima y commodities baratos.
El reacomodo de los sectores vinculados al Partido Republicano de los EEUU, que proponen una globalización centralizada en el país del norte, encontraron empatía durante los debates pre balotaje, en una política de doble valía en los sectores del macrismo, pero también en el sciolismo.
En este último convivían dos posturas: Urtubey, que promueve un arreglo inmediato con los fondos buitres, sector alineado al ala dura de la derecha norteamericana y el Partido Republicano, y Mario Blejer quien estuvo 20 años en el FMI y quien fue traído al país fue Domingo Cavallo para que fuera el vice de Roque Maccarone en el Central. Su ingreso como presidente del banco fue por decisión del entonces presidente Eduardo Duhalde. Blejer está vinculado a los sectores de los Chicago boys, además trabajo para el Banco de Inglaterra.
Por el otro lado el macrismo se pintó la cara de derecha blanda, con intenciones de fogonear el modo consenso frente a lo que provocaría un eventual reajuste devaluador de la economía, para lo cual promovía el unicato con los jerarcas del sindicalismo, como Moyano.
Pero la avanzada y la recomposición evidente de los bloques de poder, y los acuerdos de estos a escala global, empujan a la aplicación de modelos económicos combinados, de un modelo extractivista con un alto grado de exportación de materias primas, como el caso chileno que es el mayor exportador de cobre mundial, ejemplo y norte de la derecha más concentrada. Chile envía al exterior cátodos de cobre refinado (25.390 millones de dólares) el 36,3 por ciento del mercado mundial, y los minerales de cobre y sus concentrados (14.304 millones de dólares), un 27,4 por ciento de las exportaciones del planeta, con un modelo reprivatizador reafirmado con la firma del tratado, conocido como Acuerdo de Asociación Transpacífico o TPP por sus siglas en inglés, rubricado entre EEUU y once países, entre los que se encuentra también Perú y que pretende cubrir el 40% de la economía mundial. La intención es que las transnacionales fabriles más importantes del mundo puedan exportar sin pagar aranceles a los 12 países miembros que lo integran, entre los cuales se encuentran los principales y mayores mercados mundiales.
Frente a este escenario ¿Cuál será la posición de los países del BRICS y cuál será el rol de Argentina?
En julio pasado el ex presidente de Uruguay, Lacalle, afirmo que había que desarmar el MERCOSUR porque no servía para nada. Aseguró que “los países del Pacífico acordaron bajar un 90 por ciento los aranceles en una zona de libre comercio. Estados Unidos, México y Canadá lo hicieron, y después cada uno en política va por donde quiere. Hay que transformar al Mercosur en una zona de libre comercio.”(1)
Claramente los sectores relacionados a los grupos más reaccionarios de la región están impulsando una economía combinada que pueda cubrir los requerimientos de la clase capitalista mundial en la región, la cual necesita reformular sus ejes de dominación, reorganizar una zonificación territorial de acuerdo a sus necesidades y de la clase capitalista local subsidiaria del capital transnacional, pero además incrementar la tasa de productividad utilizando mano de obra barata de los países pobres donde se asientan, que previamente están siendo desbastados ambiental y territorialmente por las grandes depredadoras extractivistas.
Pero el esquema no termina en el ámbito del extractivismo y el aumento de la productividad que conlleva depreciación de los salarios de los trabajadores, sino que también se extiende al área de la reprivatización de los servicios, encuadrados en el TISA: “Alguno de sus objetivos, es ampliar el sistema multilateral de comercio para el sector de servicios; además de un impulso de una posición hegemónica en las negociaciones comerciales y un intento de liberalizar aún más” (2)
El después es claro. Solo queda aprender más de la historia.
Notas:
1-http://www.mdzol.com/entrevista/619770-hay-que-desarmar-urgentemente-el-mercosur/
2-En el ínterin del nuevo orden mundial, Argentina ¿hacia dónde va? R. Gómez Mederos.http://www.agenciacta.org/spip.php?article17063