“La cultura no va a morir nunca”
La última batalla que dio Roberto “Tito” Cossa fue para defender la cultura argentina frente a los ataques del gobierno de Javier Milei. «Estamos muy mal. La gente de la cultura está muy preocupada. No le estamos quitando comida a los pobres. Y, sin embargo, tenemos que soportar este momento y luchar para que esto no siga”, dijo, en una de sus últimas entrevistas.
El escritor y dramaturgo, uno de los grandes maestros del teatro argentino, falleció el jueves 6 de junio, pocas horas antes de que el Teatro Nacional Cervantes estrenase su versión de “Un guapo del 900”.
Así de vigente y actual es la obra de Cossa, un emblema de la renovación del teatro con la generación que llevó la bandera del nuevo realismo de los sesenta, se enfrentó a la dictadura y acompañó el retorno de la democracia. Y fue parte de Teatro Abierto, el mayor frente cultural de resistencia a la dictadura cívico militar, también creador del Movimiento de Apoyo al Teatro (MATE) y presidente de Argentores.
Fue autor de obras inolvidables, que viven en el corazón de los argentinos, como La Nona, Yepeto, Tute Cabrero y Gris de Ausencia. Adaptó para cine No habrá más penas ni olvidos, de Osvaldo Soriano. Escribió guiones de cine y televisión a lo largo de más de 50 años de trabajo y fue un actor central de la vida cultural de la segunda mitad del siglo XX.
«El teatro es esa ceremonia maravillosa en la que se pone el cuerpo. Yo digo siempre que el teatro es una fiesta y el autor come en la cocina«, dijo alguna vez, en una de las muchas entrevistas que dio a lo largo de su vida.
En Las Malas Palabras de este mes, rescatamos la voz de un autor cuya obra quedó grabada en la memoria de los argentinos.
“El teatro sobrevivió a la dictadura en las salas independientes. No las tocaron. En alguna pusieron una bomba. Hubo actores que tuvieron que exiliarse, pero en esos teatros pudimos sostenernos. La Nona la estrené en el año 1977, en el momento más duro de la dictadura. Nos tiraron una bomba molotov, que rompió la puerta, chamuscó la alfombra y no pasó más nada”.
“Nuestro teatro independiente es un fenómeno mundial. Después de Londres y Nueva York, en términos teatrales, sigue Buenos Aires, donde se producen 300 estrenos por año y el 80 por ciento se hace en salas pequeñas. Donde hay un garaje, se levanta un teatro”.
“Soy una persona algo gregaria y trato de aportar desde mi manera de ver el teatro o el país. Soy parte de una generación que fracasó totalmente. En los años ’60 discutíamos cuántos años faltaban para que llegara la revolución, y aquí estamos, no muy bien”.
“Las nuevas tecnologías me superan, no me adapté, es un gran problema mío. Solo sé utilizar la computadora y el correo electrónico. Con la música, sigo tanguero y me gusta la clásica, no entro en este siglo, no hay caso. Además, me produce mucho miedo la inteligencia artificial. Me quedo con la radio y el teatro”.
“Lo de Milei no es económico. Si se gasta más en un viaje de Milei que en lo que se paga o lo que se adjudica al teatro independiente. Es encono con la cultura. Es político el tema”.
“Milei es un hombre que está dispuesto a destruir todo. Es muy bravo. Para él, la cultura es un foco de zurdos. Creemos que la cultura no va a morir. Pero estamos pasando un momento muy feo”
“Es inevitable pensar en la muerte. Soy ateo y para mí la muerte es la nada infinita. Uno lo va aceptando. Ya estoy en los tiempos de ir hacia el largo viaje”.