El ensayista y profesor universitario Alejandro Horowicz interpreta las discordancias políticas del presidente Javier Milei -efusivo a nivel global, desconectado del pago chico-, advierte sobre la inminencia de un default económico, y blande una tesis provocadora sobre el aparente éxito de su capilaridad territorial en el plano simbólico.
Por Emiliano Guido
Fotos: Manuel Cascallar
Alejandro Horowicz (74 años), doctor en ciencias sociales y columnista político, tuvo la osadía intelectual de animarse a enumerar a mediados de los años 80 los momentos políticos más emblemáticos del movimiento nacional justicialista en su célebre libro “Los cuatro peronismos” (Editorial Edhasa).
En la actualidad participa de la columna de conversaciones políticas que conduce el periodista Daniel Tognetti en su programa Siempre es Hoy por AM 530. En el mencionado ciclo, Horowicz utiliza la misma cadencia narrativa, clara en la dicción y de tonalidad grave, que expuso en la presente entrevista, donde fue muy tajante al asegurar que el éxito político de Milei es resultante de un orden político previo hecho trizas.
– Milei enciende su carácter político fronteras afuera del país; por el contrario, en el pago chico, delega la administración de la botonera gubernamental en cuadros sin experiencia política, ¿Cómo explica esa aparente discordancia?
– Explicar las discordancias de Milei me excede absolutamente. Primero, porque no es la única discordancia de un hombre que prometió volar el Banco Central, dolarizar la moneda, y lejos ha estado de cumplirlo. En fin, la discordancia es lo de Milei. Al mismo tiempo, no deja de llamarme la atención la pregunta. Es decir, cómo se entiende a alguien que solo le interesa armar su show, y cree que gobernar puede ejecutarse por medio de esas pantomimas. Es evidente que una cosa no es la otra, y que lo que sucede en las redes sociales acontece solo en ese ecosistema.
– ¿Qué rol le han asignado sus pares de la ultraderecha global? ¿el de showman, el de titular de la franquicia en el Sur Global, el de intelectual orgánico de los milmillonarios?
– La idea de un showman internacional que desde una plataforma de streaming ubica su producto es comprensible, pero la idea de un liderazgo político de estas características no deja de ser una pequeña ridiculez. No es que esto no se pueda hacer, pero la idea de que esto logre algo más que un click en internet, y un cierto efecto en un determinado electorado, es un fenómeno de otro carácter, y esto se ve claramente en que los asociados políticos de Milei, todos juntos, no valen gran cosa.
– Volvamos al pago chico, la mala gestión de Milei en políticas públicas ha generado hechos inéditos, el no reparto de alimentos en los comedores barriales o la impericia en la importación de gas ejemplifican lo antedicho. ¿Cómo explicas que Milei boicotee a Milei?
– Conviene entender la diferencia entre enunciar un programa correcto y ejecutarlo, más si el programa de Milei dista bastante de ser el correcto. Lo que es muy evidente es que su interés en el día a día de la política no existe, más bien es lo que se visualiza en su desinterés en esta dirección.
Queda claro que el segmento de la casta con el que se quedó es particularmente ineficiente, y no es capaz de ejecutar ni esta, ni ninguna otra política. El hecho de que haya más de mil cargos de cierta significación sin los nombramientos correspondientes muestra que la gestión pública carece de prioridad y de criterios de conducción relativamente eficientes. Estos son los problemas reales del gobierno de Milei. Cuando se mira a la gestión en términos materiales concretos se ve que está cada vez más en un área peligrosa, mucho más cerca de la catástrofe material de la que dijo que nos iba a salvar, esto es del default y la hiperinflación. La proximidad al default es tan evidente que uno se pregunta si ya es evitable, y si no lo fuera el resto viene por añadidura.
– Comienzan a incendiarse los bordes del mapa nacional con conflictos como el de Misiones. ¿El gobierno desestima lo que ocurre fuera del radar mediático del AMBA porque para la ultraderecha la única verdad es la realidad de las pantallas del celular?
– El conflicto misionero es, si se quiere, un conflicto testigo en el que quedaron claras varias cosas. Primero, los que ponían la cara tenían el respaldo de los que no ponían la cara, esto es el segmento de los policías retirados que recibían el apoyo de los policías en actividad y eso impedía la represión de los uniformados.
Misiones es una pequeña provincia muy retirada del centro de la gobernabilidad política. Si esto se repite en otros espacios afectaría inmediatamente al gobierno central. Y este ya no es un problema discursivo, cuando las fuerzas de seguridad dejan de ser un instrumento válido y pierden su capacidad de respuesta, cualquier gobierno -y más uno de estas características- se vuelve completamente inviable.
– ¿Su pretensión de ganar la batalla cultural implica que Milei es más sagaz con respecto a Macri en el sentido de que la victoria en ese campo asegura un triunfo más duradero?
– La batalla cultural de Milei no es más que una triste payasada. Milei no puede poner un argumento sobre la mesa, no polemiza con nadie, simplemente, es un patotero que constata una situación. ¿Cuál es? La enorme debilidad del llamado discurso progre, un discurso cuyo contenido no resiste el impacto de la realidad.
Cuando en el discurso progre se habla de forma abstracta de la defensa de la democracia es insoslayable que la población juzgue las prácticas políticas de ese dispositivo por sus resultados materiales; por lo tanto, no es un valor en sí mismo para gente que tiene 40 o más años. Nominar la cruzada de Milei como batalla cultural es demasiado, lo que sí es cierto es que en el discurso público contra la casta, Milei como emisor, está del lado de la verdad, y los otros, del lado de las palabras huecas y vacías.
– ¿Por qué el mileismo hace pie en términos de seducción política en las barriadas populares que antes tenían la estampita de Cristina en su cocina?
– Los motivos del éxito de Milei son sencillamente elementales: pone en valor a la casta política, nos hace saber qué piensa la sociedad de la casta política. Y eso lo podemos leer de dos modos: uno, la imagen negativa que tienen los integrantes de la casta a lo ancho y largo del país más allá de sus orientaciones partidarias; y la otra, es la enorme facilidad con la que un outsider de la política interviene, y en un breve periodo de tiempo es capaz de desplazar a todos.
Esta no es la característica de un superhombre, es la característica de una casta que ha agotado su capacidad de respuesta política. Este es el estado de la cuestión y lo que Milei significa: el agotamiento de un orden político incapaz de resolver los conflictos de la sociedad argentina.