El diputado (MC) de Unidad Popular, Claudio Lozano, resulta una mirada ineludible, luego de conocidos los datos sobre pobreza dados a conocer por el INDEC, que ratificaron lo que desde hace tiempo se viene reflejando desde estas páginas. Como queda dicho, en la Argentina existe el 32,2% de pobres y el 6,3% de personas en la indigencia; en estos meses de gobierno macrista, la cifra se incrementó en casi un millón 600 personas, creciendo del 29 por ciento de diciembre, al citado guarismo. Un último dato dramático: casi uno de cada dos pibes nacidos en la última década desperdiciada, es pobre. Aquí algunas reflexiones
Lo primero que hay que dejar establecido luego de conocerse estos datos oficiales, son tres cosas:
1- Desmonta la falacia del gobierno anterior que hablaba de un 5% de la población bajo la línea de pobreza, mientras destruía las estadísticas, ocultando los problemas de millones de argentinos.
2- Este porcentaje expresa también, el agravamiento del cuadro social resultante de las políticas del actual gobierno y que según nuestras estimaciones han generado 1.6 millones de pobres más en los primeros meses de este año.
3- El cuadro social de la argentina sigue atado con alambre y hace imposible seguir pensando en sostener o profundizar políticas de ajuste.
-Tras la intervención del Indec y la destrucción de las estadísticas públicas, nosotros seguimos haciendo estimaciones y las cifras y porcentajes que obteníamos son similares a los que se publicaron. Tenemos muchísima confianza simplemente por ver quién está al frente de esto, que es Cynthia Pok, la directora anterior, desplazada de su lugar al frente de la Encuesta Permanente de Hogares por la intervención, y una de las personas que la resistió junto con los trabajadores de ATE del Indec.
-Estamos hablando de 13.800.000 personas, que es lo que representa el 32% en términos promedio. Pero si se analiza el nordeste la cifra trepa al 40%, y es de 47% en los chicos menores de 14 años, es decir, casi 1 de cada 2 es pobre. Esto por un lado desmonta la falacia del gobierno anterior -recordemos que su última medición, en 2013, fue de 4,7% de pobres y 1,7% de indigentes-. Queda claro que esto que estamos viviendo no se construyó en estos meses (desde el cambio de administración), pero ciertamente creo que Macri presentó la medición como algo ajeno a las políticas en curso y según nuestras estimaciones, hay 1.600.000 pobres más como fruto de las políticas aplicadas.
-Este incremento tiene que ver con la devaluación, con su impacto en los precios, con la quita de retenciones, con la ausencia de regulación de los mercados, con el aumento en la tasa de desempleo, con múltiples cuestiones, entre otras, con un cuadro recesivo del que todavía no aparecen signos relevantes que permitan decir que la cosa esté cambiando.
-Lo que percibimos es que la estrategia gubernamental que se expresa en planteos como no reabrir paritarias, discutir en base a la inflación futura, todo ese tipo de argumentaciones, en la práctica y en buen romance, lo que quiere decir es que la propuesta gubernamental es crecer con salarios bajos, más bajos, y con una distribución del ingreso más desigual. Por lo tanto estas condiciones, más la propuesta del Banco Central, nos indican que estamos pensando una Argentina de salarios bajos y crédito caro, y que incluso si hubiera una recomposición de la actividad económica en estos términos, sería sumamente moderada y con efectos muy limitados sobre los actores más vulnerables de la sociedad argentina.
-hay otros índices para medir la pobreza que tienen que ver con cuestiones de orden más estructurales, como el acceso a la educación, la salud, el déficit en materia de vivienda y hábitat, vivir en un hábitat contaminado, en basurales. Todas estas cosas donde hay estimaciones incluso del propio Indec que lleva una estadística sobre la cual todavía no tenemos datos, muy probablemente se vuelva a establecer qué es la pobreza vinculada a las necesidades básicas insatisfechas, que es un indicador que combina el déficit en materia laboral con el déficit en materia sanitaria, educacional, de hábitat. Es otra manera de medir las cosas.
-Lo que quedó claro en la última década es que si bien hubo crecimiento y eso permitió que se reduzca la pobreza de lo que fue la expansión al extremo luego del colapso de la convertibilidad, donde se superó el 50% de la población en esa situación, nunca se logró estar por debajo del 25% o el 30%. A pesar del crecimiento, incluso a tasas importantes, porque la Argentina vivió una fase de aceleración de las tasas de crecimiento, nunca pudimos estar por debajo del 25/30% de la población por debajo de la línea de pobreza.
-Hay que crecer de otra manera. Y eso implica poner en discusión el tipo de patrón exportador fundamentalmente extractivista y de bajo valor agregado, que es al sector que ha dinamizado la política vigente, que viene acompañado de una armaduría industrial absolutamente subordinada y que como correlato conjunto tiene una respuesta en términos laborales que es una estructura laboral donde la mitad de la población se encuentra en situación de no registro, informalidad y desempleo, donde el ingreso promedio es de $9500 -el 50% gana menos que eso-, contra una situación en términos de canasta familiar que supera los 20/25.000 pesos en la región metropolitana.
Ese cuadro laboral, que es la contrapartida de una estructura productiva absolutamente desequilibrada, es la que hay que discutir y cambiar, y cambiarlo implica poner en debate por qué tenemos dificultades para dinamizar y orientar nuestro proceso de inversión.
–Ahí aparecen varios temas: ¿qué pasa con el modo en el que crecen nuestros pagos por deuda? El papel de la deuda en el próximo presupuesto es monumental. Prácticamente 1 de cada 2 pesos que gasta la administración nacional es pago por intereses, y hay una propuesta implícita en el presupuesto de seguir creciendo en base a endeudamiento, lo cual es una verdadera locura.
Segundo, hay que discutir qué pasa con el hecho de que la Argentina no tiene divisas para financiar su crecimiento y tiene US$400.000 millones de millonarios en el exterior.
-El tema de la fuga de capitales es una de las claves del debilitamiento del proceso de inversión en nuestro país. No se puede no discutir ese tema. Y lo mismo en el debate sobre el papel que cumple y el modo en el que se comporta el capital extranjero dentro de las actividades que lleva adelante en el país, por el alto volumen de su rendición de utilidades al exterior, por la elevada demanda de importaciones, por la falta de incorporación de proveedores locales, por la no inclusión de inversión en investigación y desarrollo.
Hay todo un conjunto de cosas que son las que afectan nuestro proceso de inversión y son las que hay que debatir.