El mes en curso tendrá elecciones legislativas en cinco distritos, entre ellos la Ciudad de Buenos Aires. Será el primer test electoral relevante para medir fuerzas entre el gobierno y la oposición. Las encuestas y el clima político reinante abre tres interrogantes de peso: ¿Asistimos a una verdadera “provincialización” del sistema político? ¿Cómo se expresará la interna del peronismo? ¿Podrá La Libertad Avanza consolidar referentes por fuera de Milei? Opinan los politólogos y docentes Mario Riorda y Sergio De Piero.
Por Redacción Malas Palabras
“El kirchnerismo va a volver a ganar. El único modelo que puede frenarlo somos nosotros”, bramó Manuel Adorni, vocero presidencial y cabeza de lista de La Libertad Avanza (LLA) en la ciudad de Buenos Aires, a modo de advertencia para todo el sistema político. Fue durante el debate de postulantes porteños para las elecciones legislativas del 18 de mayo. Esa frase, cargada de confrontación directa, no fue solo un guiño al electorado libertario sino también una señal de alerta al PRO, el radicalismo y otras fuerzas no peronistas. CABA, como pocas veces, se volvió el corazón de una disputa nacional sin liderazgos claros y que expone una tensión subterránea entre las fuerzas dominantes de la política argentina desde 2001 —el kirchnerismo y la experiencia PRO— y las nuevas expresiones emergentes como el mileísmo y un postkirchnerismo difuso.
CABA, como pocas veces, se volvió el corazón de una disputa nacional sin liderazgos claros y que expone una tensión subterránea entre las fuerzas dominantes de la política argentina desde 2001 —el kirchnerismo y la experiencia PRO— y las nuevas expresiones emergentes como el mileísmo y un postkirchnerismo difuso
Las elecciones legislativas de este año resultan singular por varios motivos. En primer lugar, porque en los dos campos políticos principales —el peronismo y la derecha— hay una disputa explícita por el liderazgo. Por un lado, el kirchnerismo intenta reconducir el PJ con Cristina Fernández como figura central pero con un poder claramente menguado que se expresa en la desobediencia de gobernadores como Axel Kicillof. Por otro lado, el PRO atraviesa su propia crisis identitaria frente al avance del mileísmo, que busca devorar su base electoral.
Esta crisis en ambos polos produce que se acentúe el provincialismo. Con un sistema de partidos en crisis y sin referencias nacionales sólidas fuera del AMBA, los liderazgos locales ganan terreno, blindan sus territorios y desdoblan calendarios en busca de autonomía táctica y supervivencia política; mientras, simultáneamente, crece la apatía en el electorado, como demostraron las elecciones del 13 de abril a convencionales constituyentes de Santa Fe, donde participó solo el 40% del padrón.
Lo que viene en el calendario
Mayo será abundante en elecciones porque habrá comicios legislativos en cinco distritos: Salta, Jujuy, San Luis y Chaco el domingo 11, y en la Ciudad de Buenos Aires el domingo 18. Juntas, estas jurisdicciones representan cerca del 19,2% del padrón electoral nacional, lo que convierte al mes en un test político crucial para medir el reordenamiento del sistema y la potencia de las estructuras territoriales. Los candidatos más relevantes reflejan un escenario político fragmentado.
En CABA se eligen 30 bancas de la Legislatura, en la antesala de la renovación de diputados nacionales por el distrito que se hará en octubre. Competirán 17 listas, aunque la atención se concentra en figuras de peso como Adorni, que busca capitalizar el arrastre presidencial de Javier Milei; Silvia Lospennato (PRO), respaldada por Mauricio Macri; Leandro Santoro (Es Ahora Buenos Aires), que se presenta con un discurso centrado en el combate a las políticas de crueldad; el ex jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta (Volvamos Buenos Aires) y Ramiro Marra (UCeDé), el trader libertario que fue expulsado de LLA y competirá con el sello de la UCeDé.
Para las legislativas de Jujuy, donde se elegirán 24 diputados, el radicalismo apuesta a mantener su hegemonía con la candidatura de Adriano Morone (Frente Jujuy Crece), actual diputado provincial y presidente de la Juventud Radical, apoyado por el gobernador Carlos Sadir. El peronismo, dividido, presenta por un lado a la camporista Leila Chaher, respaldada por Cristina Kirchner, y por otro a la senadora Carolina Moisés. Por su parte, LLA impulsa a Kevin Ballesty, exfuncionario de Gerardo Morales.
En Salta, donde se pondrán en juego 30 bancas de diputados y 12 de senadores, el oficialismo del gobernador Gustavo Sáenz se juega su dominio territorial con múltiples listas. Bernardo Biella, apoyado por el mandatario, encabeza la boleta a senador por Capital; mientras que los libertarios postulan a Roque Cornejo, con una agenda de ajuste y reforma constitucional.
En San Luis el gobernador Claudio Poggi reunió en el mismo frente a varios sellos: Avanzar, UCR, PRO, GEN y Libres del Sur. Del otro lado, el ex mandatario Alberto Rodríguez Saá relanza el Frente Justicialista con el apoyo del PJ, MILES, Compromiso Federal y el Movimiento Puntano. También competirán el kirchnerismo con el Frente por la Justicia Social, y los libertarios divididos en dos sellos: La Libertad Avanza y Las Fuerzas del Cielo.
En Chaco, en tanto, se renuevan 16 bancas de diputados. La alianza oficialista “Chaco Puede”, encabezada por el gobernador Leandro Zdero junto a LLA y figuras del PRO como Carina Botteri, lidera las preferencias. En contraste, el peronismo llega fragmentado entre el frente Chaco Merece Más, liderado por Jorge Capitanich con Gustavo Martínez y Domingo Peppo al frente, y un grupo de intendentes díscolos con Atlanto Honcheruk a la cabeza.
La provincialización del sistema
En las provincias, sin PASO, con Boleta Única y lejos del ruido nacional, los liderazgos locales aprovechan el contexto para afirmarse. Allí, el que gana en mayo se fortalece para octubre; el que pierde, en cambio, corre el riesgo de quedar fuera del juego. Este panorama refuerza una tendencia que gana fuerza: la acelerada provincialización de la política argentina.
Lo expresó con claridad el politólogo Sergio De Piero a esta revista: “Se está consolidando el mapa de una Argentina que se provincializa firmemente. Incluso, donde gobiernan partidos nacionales como el peronismo o el radicalismo, las dinámicas locales están cada vez más desconectadas del escenario nacional. El desdoblamiento, ya casi total, marca esa idea y también nos habla del 2027: va a ser todo un desafío construir candidaturas presidenciales”.

“Se está consolidando el mapa de una Argentina que se provincializa firmemente. Incluso, donde gobiernan partidos nacionales como el peronismo o el radicalismo, las dinámicas locales están cada vez más desconectadas del escenario nacional. El desdoblamiento, ya casi total, marca esa idea y también nos habla del 2027: va a ser todo un desafío construir candidaturas presidenciales”
Sergio De Piero, politólogo.
En ese sentido, el especialista remarcó que muchas de las elecciones de mayo podrían funcionar más como una interna anticipada que como una definición de poder hacia afuera. El caso de la ciudad de Buenos Aires es ilustrativo: el desdoblamiento impulsado por Jorge Macri responde, según el analista, tanto a una estrategia de ordenamiento interno como a una jugada para consolidar su lugar dentro del PRO.
El politólogo Mario Riorda, especialista en discurso político, advierte que esa fragmentación es la “consecuencia esperable de un sistema de partidos roto, que no se ordena en lo nacional y que, de alguna manera, tiene más orden en algunos distritos, donde los provincialismos y los localismos son parte demostrativa de un sistema de partidos con características únicas”.

“La fragmentación es consecuencia esperable de un sistema de partidos roto, que no se ordena en lo nacional y que, de alguna manera, tiene más orden en algunos distritos, donde los provincialismos y los localismos son parte demostrativa de un sistema de partidos con características únicas”
Mario Riorda, polítólogo, especialista en discurso político.
Internas en espejo
En la mayoría de los casos se advierte una fragmentación del peronismo, pese a las intervenciones partidarias que sufren los PJ locales. Como evidencia, la proliferación de listas porque los gobernadores ya no responden a Cristina Kirchner como antes. Una tensión similar a la que afecta al campo de la derecha se registra en el justicialismo, donde el kirchnerismo es desafiado por distintas versiones peronistas o postkirchneristas.
“El principal incentivo para reorganizarse será ver lo que le puede pasar si va dividido”, advirtió De Piero. Según su visión, una fractura interna sin liderazgo claro podría dejar al peronismo fuera de competencia en provincias clave como Buenos Aires. Para Riorda, en cambio, “no hay homogeneidad en una especie de expansión o traslación de la interna de la provincia de Buenos Aires al resto del país. Sí, hay lugares donde hubo particularidades, como Santa Fe, Jujuy, eventualmente un ruido en La Pampa, pero nada tan significativo o importante que tenga el eco, a modo de espejo, de lo que sucede en la provincia de Buenos Aires”.
¿Y La Libertad Avanza? ¿Podrán los referentes de Milei emular en los distritos el éxito electoral del sello libertario? ¿O, por el contrario, se replicará el escenario de 2023, cuando ese espacio no ganó ninguna de las elecciones previas? Riorda sostiene que “hay un piso teórico, que es totalmente desafiado por la realidad, donde LLA en distintas provincias suele tener una intención de voto cercano a 30%, que es además un valor parecido a lo que obtuvo LLA en la primera vuelta de la elección presidencial”.
“Pero ese número es mentiroso por varias cuestiones. Uno, porque puede crecer en algún distrito en donde ‘chupe’ lo que significa la atracción electoral del PRO y la UCR, aunque es poco probable. Y en otros distritos puede pasar lo inverso, y es que decrezca, porque los oficialismos provinciales tienen la suficiente fuerza para hacer bajar en intención de voto al oficialismo como ya quedó plasmado y demostrado en la última elección presidencial”, acota Riorda.