SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE . SUSCRIBITE .

Nota publicada el 12 / 06 / 2025

“Para llegar al poder necesitás producir ficción”

Fabián Casas es un escritor que procura ir contra la corriente. Acaba de publicar el poemario de un escritor ficticio: “Los poemas de Boy Fracassa”, además reeditó un compilado de cuentos -“Una serie de relatos desafortunados”- a los que buscó dar una segunda oportunidad tras una primera publicación “fallida”. A continuación, Casas en estado crudo y despojado habla sobre literatura, el valor del error en la escritura, las malas lecturas y una mirada singular sobre la disputa Borges – Perón.

Por Walter Lezcano

Profesor de literatura, escritor y poeta

Fotos: Santiago Oroz

De un tiempo a esta parte, el reconocido y premiado escritor Fabián Casas (Boedo, 1965) transita un camino al que llama “despersonalización”. Su recorrido empezó con el periodismo (Clarín, Olé y El Gráfico), la poesía (“El salmón”, “Tuca”, “Pogo”) y siguió con la narrativa (“Los Lemmings”, “Ocio”, “Titanes del coco”, “El parche caliente”). Ahora, se dirigió hacia otras zonas creativas: columnas inclasificables en diversos medios (reunidas en “Breves apuntes de autoayuda” y “Papel para envolver verdura”), conducción de programas de streaming (“Picnic Extraterrestre”), dar talleres de escritura o escribir guiones fílmicos. Pero, siempre vuelve su lugar de origen porque acaba de publicar “Los poemas de Boy Fracassa”, un poemario de ficción donde inventa al poeta del título, y “Una serie de relatos desafortunados”, cuentos de distintas épocas que van de los 90 hasta nuestros días. 

Es una gran oportunidad para juntarse con Casas y ver cómo lleva adelante la escritura en estos momentos donde su despersonalización es un viaje sin retorno porque, asegura, la personalidad es “una condena”. Nos cita en una pequeño bar de Colegiales, en el punto intermedio entre su casa y el espacio donde imparte talleres. Es un día frío de junio y dice para empezar: “Los negros no estamos hechos para el frío”. Y larga una risa contagiosa que se repetirá a lo largo de charla. Dice que no le importa el devenir de su obra, que cuando morimos no hay nada después, pero sí le importa -y mucho- el presente y mejorarlo. Desde ahí comienza esta charla.

-¿Cómo pensaste el armado de Una serie de relatos desafortunados?

-En principio, el libro salió antes de la pandemia por la editorial Eloísa Cartonera. Osvaldo Aguirre me pidió un cuento para una revista. Empecé a buscar y encontré cuentos que eran de diferentes épocas. Relatos que no había publicado porque me parecía que no funcionaban, que eran malos, no me satisfacían. Decidí juntar esos relatos y hacer un prólogo contando por qué me parecía que no funcionaban, y hablar de los momentos en los cuales los escribí. Está esa sensación de poner elementos que no siempre funcionan, pero a los cuales deseo que la gente complete, mejore, copie, o haga otra cosa. Eso me parece potente.

“Está esa sensación de poner elementos que no siempre funcionan, pero a los cuales deseo que la gente complete, mejore, copie, o haga otra cosa. Eso me parece potente”

-Para esta versión sumaste dos cuentos nuevos.

-El libro estaba publicado por Eloísa y se agotó. Después Planeta lo quiso sacar. Y encontré otra carpeta donde está el primer cuento que escribí: “La limpieza”. Y después otro cuento que yo había escrito mientras escribíamos la película El Jockey, porque lo que nos pasaba era que trabajábamos mucho tiempo y en un momento no avanzábamos. Yo escribía relatos como para desbloquearme. Entonces quedó ese cuento: “La cárcel”.

El escritor Fabián Casas. (Foto: Santiago Oroz)

-¿Ves evolución de tus primeros cuentos al último?

-Yo no pienso mucho en la evolución. Sí, pienso en las variaciones que hago con respecto al texto, y que tienen que ir cambiando. Si hay algo que a mí me atrae es hacer cosas que no se sabe bien qué son, que dan vergüenza ajena, que por ahí no sabés al principio si vas a poder manejar. Por ejemplo, en El Parche Caliente escribí sobre un lugar y una situación en la que nunca había estado.

También en Titanes del Coco hay una ruptura con los relatos que venía escribiendo hasta ese momento. Inclusive, cambian los personajes en un mismo capítulo. Todas esas cosas son como pruebas que voy haciendo a medida que voy escribiendo. Después escribí Los poemas de Boy Fracassa que son poemas que ni siquiera firmé yo. Es alguien que vive en el Amazonas, que está ahí. Ni siquiera me interesó firmarlo. Le escribí un prólogo. No sé si es una evolución, pero es una modificación de los lugares desde donde uno empieza a narrar.

-Es muy difícil asimilar que el autor de estos libros es el mismo que escribió los guiones de tus películas.

– Pienso que una de las cárceles que nosotros tenemos es la personalidad. Es una condena, la personalidad. Por eso, la mayoría de las personas no podemos viajar, porque viajamos con nuestra personalidad, y eso te agobia. También la personalidad de escritura. Entonces, cuando identificó la personalidad de escritura trato de despersonalizar, de correrme de esa personalidad. Es como un trabajo constante para mí: tratar de desmarcarme todo el tiempo de la personalidad. De lo que vos pensás que es la literatura, de replantearte todo de nuevo.

“Pienso que una de las cárceles que nosotros tenemos es la personalidad. Es una condena, la personalidad. Por eso, la mayoría de las personas no podemos viajar, porque viajamos con nuestra personalidad, y eso te agobia. También la personalidad de escritura. Entonces, cuando identificó la personalidad de escritura trato de despersonalizar”

El escritor Fabián Casas. (Foto: Santiago Oroz)

-En ese camino de personalización se puede ir sosteniendo algunas obsesiones, ya sean nombres, o incluso algunos temas.

-La repetición nunca es completa: una repetición siempre trae otra cosa, nunca es lo mismo. No sé, nunca es la misma Navidad. Es un plomo, pero nunca es la misma Navidad. Nunca es el mismo Año Nuevo. Nunca es el mismo invierno. Por eso, en el prólogo puse ese epígrafe tan hermoso de La piel de caballo: “El recuerdo del verano maravilloso. Se va a ver otro verano, pero no hay repetición del verano”.

-En el prólogo de los Relatos desafortunados se habla de las situaciones económicas y las condiciones de escritura.

-En ese momento tenía que pagar las expensas, entre otras cuentas a saldar. Entonces, me acuerdo que lo que me movió a publicar el primer cuento fue que necesitaba plata. A mí no se me cae ningún anillo. Puedo hacer cualquier cosa, puedo laburar de lo que sea. No tengo miedo a perder el trabajo, eliminé ese temor. Después, cuando tuve nenes y todo, y tenés que mantener a la familia, sí: tenés que hacer un montón de cosas. Yo era jefe de El gráfico, echaron a Mariano Hamilton y me tenía que quedar con su laburo. Y renuncié. Me quedé dos años sin trabajo. Fue en 2001. ¿Sabés qué hice? Puse un puesto con toda la ropa que me había traído de Iowa, cuando fui a Estados Unidos, y vendía en la feria mi ropa.

“Me acuerdo que lo que me movió a publicar el primer cuento fue que necesitaba plata. A mí no se me cae ningún anillo. Puedo hacer cualquier cosa, puedo laburar de lo que sea. No tengo miedo a perder el trabajo, eliminé ese temor”

-¿Qué te parece esta época que vivimos?

-Vivimos en una época de una banalidad descomunal. Si bien en la época pasada también existía eso, a mí me encantaba Led Zeppelin, me encantaba un montón de gente. Vos tenías gente a la que admirabas, pero no había ese fanatismo. No existía esta cosa que me parece muy momentánea, como decía Andy Warhol: gente que es famosa por 15 minutos y pone toda su vida en eso. Me parece que la persona tiene que darse cuenta de que todos pueden ser geniales. Entonces, está la fábula del elegido: que hay alguien que sabe escribir cuentos y alguien que no. Yo no lo creo. Lo veo todo el tiempo.

-Hay una valorización del error en la escritura en estos dos libros tuyos que acaban de salir.

-Las lecturas que no son buenas son las más productivas. Baudelaire, que no sabía bien inglés, lee a Poe. Y, precisamente, a través de Baudelaire llega al alucinatorio de Mallarmé, y después va a Valéry. Les costaba traducir, pero les interesaba sobre todo la parte textual donde Poe explica cómo escribió El cuervo. Entonces, ¿qué pasa ahí? Entra la construcción especulativa, que va a ser muy fuerte en Francia y que va a continuar con toda la French Theory. Toda esa gente está impregnada de esa construcción que empezó, para mí, con Baudelaire. Y acá, más o menos lo mismo: Oscar Masotta no sabía francés, y sin embargo introduce a Lacan en Argentina. ¿Cómo carajo lo hizo? Claramente leyó mal. Pero al leer mal, se volvió genial. 

Entonces, el problema de Borges no era que era un aristócrata al que Perón le sacó cosas. Perón no le sacó nada. El problema de Borges y Perón era literario. Borges identifica que el único que lo confrontaba en términos de ficción era el peronismo. Porque vos no llegás al poder sin una ficción. Si no producís ficción, no llegás al poder. Y la ficción que había construido Perón era impresionante, y era la que confrontaba a Borges. Para mí, la discusión que los separaba era un choque literario, una discusión técnica.

Noticias Relacionadas

Escenas del nuevo consumo

Escenas del nuevo consumo

Las góndolas exhiben una inusitada exposición de marcas extranjeras a precios bajos. Entre changuitos exangües y etiquetas políglotas, la Argentina inicia una geografía comercial donde conviven jubilados indigentes y ciudadanos eufóricos por acceder a snacks estadounidenses o chocolates franceses.

Por Redacción Malas Palabras

Los bordes de la protesta

Los bordes de la protesta

Los trabajadores de Tierra del Fuego y los docentes de Catamarca encendieron la mecha social con reclamos muy sonoros en el distrito. Pero, surge la pregunta: ¿dichas puebladas pueden tener efectos en el centro del país? Habla Marcos Linares y Oscar Martines, dirigentes de la UOM y el profesor universitario Matías Battaglia.

Por Nicolás Poggi

Milei y el derecho de huelga

Milei y el derecho de huelga

El objetivo final del gobierno nacional es la desarticulación y exclusión de los sindicatos como actores sociales y económicos. A eso apunta toda la normativa reciente promulgada que, además, pretende criminalizar la protesta social.

Por Daniel Jorajuria

Nadie vota nada

Nadie vota nada

La caída de la participación electoral expone una crisis profunda del sistema de representación. Más que bronca, parecería haber apatía; sobre la protesta, se impone la desconexión. ¿Qué implica una democracia donde se espera poco? Opinan Gabriel Vommaro, sociólogo e investigador del Conicet; y Guillermo González, sociólogo y diplomado de Estudios Avanzados en Análisis Electoral.

Por Redacción Malas Palabras

La llama que persiste

La llama que persiste

Malas Palabras estuvo presente en la marcha de los jubilados en el Congreso. Crónica del hecho político que marca la era Milei en dos planos: la crueldad del gobierno, y el tesón de los adultos mayores movilizados. Hablan los protagonistas.

Por Nicolás Poggi

Juegos de fe y poder

El film Cónclave de Edward Berger permite al espectador percibir la cruda atmósfera política interna del Vaticano. Una oportuna excusa para recordar a Francisco.

Por Edu Guzmán

Duelo y posesión en la llanura entrerriana

En “Jesús López”, disponible en los catálogos fílmicos de CineAr y Mubi, el director Maximiliano Schonfeld retrata una saga familiar herida en tonos semifantásticos.

Por Edu Guzmán

El azar fundamental

Con Error geográfico, la poeta brasileña Marília Garcia teje una poesía de viaje y observación por los Pirineos franceses. Una editorial del sur bonaerense tuvo el don de publicar, a dos idiomas, una pieza elogiada por la crítica pero fuera de circulación.

Por Laureana Buki Cardelino

Poemas escritos con la sexta vocal

La editorial rosarina Neutron*s acaba de publicar “Click” del autor V. V. Fischer, poesía alucinada declamada en una sinfonía simpleja.

Por Laureana Buki Cardelino

La caída

La película “El jockey”, del realizador Luis Ortega, explora el declive alucinógeno de un deportista mutante. El film, precandidato local para los premios Oscar, llega endulzado con la música de Virus y Nino Bravo.

Por Edu Guzmán @soloenelcine

Escenas del nuevo consumo

Las góndolas exhiben una inusitada exposición de marcas extranjeras a precios bajos. Entre changuitos exangües y etiquetas políglotas, la Argentina inicia una geografía comercial donde conviven jubilados indigentes y ciudadanos eufóricos por acceder a snacks estadounidenses o chocolates franceses.

Por Redacción Malas Palabras

Fuente: ANRed

Los bordes de la protesta

Los trabajadores de Tierra del Fuego y los docentes de Catamarca encendieron la mecha social con reclamos muy sonoros en el distrito. Pero, surge la pregunta: ¿dichas puebladas pueden tener efectos en el centro del país? Habla Marcos Linares y Oscar Martines, dirigentes de la UOM y el profesor universitario Matías Battaglia.

Por Nicolás Poggi

Milei y el derecho de huelga

El objetivo final del gobierno nacional es la desarticulación y exclusión de los sindicatos como actores sociales y económicos. A eso apunta toda la normativa reciente promulgada que, además, pretende criminalizar la protesta social.

Por Daniel Jorajuria

Nadie vota nada

La caída de la participación electoral expone una crisis profunda del sistema de representación. Más que bronca, parecería haber apatía; sobre la protesta, se impone la desconexión. ¿Qué implica una democracia donde se espera poco? Opinan Gabriel Vommaro, sociólogo e investigador del Conicet; y Guillermo González, sociólogo y diplomado de Estudios Avanzados en Análisis Electoral.

Por Redacción Malas Palabras

La llama que persiste

Malas Palabras estuvo presente en la marcha de los jubilados en el Congreso. Crónica del hecho político que marca la era Milei en dos planos: la crueldad del gobierno, y el tesón de los adultos mayores movilizados. Hablan los protagonistas.

Por Nicolás Poggi

¿Javo lo hizo?

Tras el acuerdo con el FMI, el gobierno bajó, al menos en la estadística oficial, el índice inflacionario. ¿Cuáles son las inconsistencias de una variable económica donde el gobierno busca anudar credibilidad del mercado y rédito electoral? Opina el consultor Martín Kalos y la economista Nadia Schuffer

Por Luciana Glezer

Sobre la resiliencia individual

Una mirada nada contemplativa con un concepto y una práctica auspiciada por la ideología neoliberal. “La resiliencia se ha convertido en una palabra comodín de carácter universal que ha ido colonizando y saturando los discursos públicos y las redes sociales”, advierte el autor a cargo de esta columna centrada en indagar el presente libertario desde el ensayo político.

Por Esteban Rodríguez Alzueta

Todos unidos triunfaremos

Mientras la dirigencia opositora se fragmenta, la CGT y las dos CTA inician un acercamiento. La unidad se manifiesta en la calle, y aún es tenue en términos políticos. Pero, hay voluntad de mayor confluencia para enfrentar un ajuste de carácter inédito. Opinan Hugo Godoy, secretario general de la CTA Autónoma; Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores; y Héctor Amichetti, secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense. 

Por Redacción Malas Palabras

Oesterheld, el reaparecido

Sobre las carteleras que promocionan El Eternauta la organización HIJOS adhirió carteles recordatorios de la desaparición forzada de su creador. ¿Quiénes fueron los Oeshterheld, “la familia conejín”, según los llamaban los vecinos? Habla Fernando Oesterheld, nieto de la persona que gestó el héroe con escafandra, y Manuel Goncalves, secretario de Abuelas.

Por Luciana Bertoia

Entrevista a Sergio Olguín: “La labor intelectual implica un compromiso político”

El escritor, guionista y gestor de revistas culturales emblemáticos como “V de Vian” o “El amante” habla sobre su reciente libro “Media Verónica”, quinta pieza de una saga policial que tiene a la periodista Verónica Rosenthal como protagonista principal. Una charla mecida a dos aguas, entre la literatura y la política, donde retumba una definición tajante del entrevistado: “la sociedad argentina está siendo destruida”. 

Por Walter Lezcano