La performer Susy Shock publicó “La Loreta/Pibe roto”, un díptico feminista con ilustraciones de “Male” Guerrero. Relatos autobiográficos de una artista “trans sudaka”.
Por Laureana Buki Cardelino
La editorial Muchas Nueces acaba de publicar el último libro de Susy Shock La Loreta/Pibe Roto, dos relatos con ilustraciones de Male Guerrero. La mirada de Susy Shock desafía lo convencional e invita a la reflexión sobre una construcción colectiva de la identidad y la diversidad. En el texto hay un uso de la poesía y la música como herramientas para cuestionar las estructuras patriarcales y heteronormativas que predominan en la sociedad, y hay una apertura de la discusión para pensar nuevas formas.
En este libro, la identidad travesti trans se define en la amalgama de las amigas que buscan refugio del mal de amor y batallan la realidad social desde la unión. Una forma de vincularse que es disruptiva para el sistema hetero cis patriarcal, que las silencia y persigue.
En La Loreta emerge el personaje que Susy vino construyendo desde hace un tiempo, primero en un folletín travesti, luego en un tango. Recién llegada a la Capital en un baño de Retiro conoce a Juan, quien será luego La Juana, y allí está el germen del árbol genealógico elegido. La marica trava que une a todos los personajes del relato: “y es el puente, el diamante travesti y la rotura, la novedad, que escapa de lo binario y la piedra que abre el futuro”. No se puede pensar el deseo sin la identidad, ni la identidad sin el deseo.
La muerte, el duelo, la soledad, la amistad, el amor, el trabajo, la crudeza de la vida en la gran ciudad en el pasado y ahora, son los puntos en donde este relato brilla. Duele más perder una amiga y no poder vengar la injusticia y la impunidad de esa muerte travesti. ¿O duele más morir de vieja y nunca haber sabido qué es el amor?
La Loreta escribe y pregunta:
¿Cómo pensar una batalla propia? ¿Cómo evitar los otros lados alados de la rabia? ¿Existe un tiempo de paz posible para poder pensarnos solas? ¿O todo lo haremos a las apuradas, contra el mundo y la desconfianza, y nunca será finalmente un plan propio y marica?
¿Somos solo eso que se mira de nosotras? ¿O hay más? (…) Leémelo en voz alta, amiga! Quiero entender lo que siento.
¿Cómo pensar una batalla propia? ¿Cómo evitar los otros lados alados de la rabia? ¿Existe un tiempo de paz posible para poder pensarnos solas? ¿O todo lo haremos a las apuradas, contra el mundo y la desconfianza, y nunca será finalmente un plan propio y marica?

Lucha cuerpo a cuerpo
Hay que pensarse y crear ciudadanía. Ir al Congreso, reunirse con abogados, sobrevivir al avance de la violencia sobre los cuerpos travestis. Organizar una guerrilla trava como un ojo por ojo lumpen y pecaminoso. La palabra lumpen está en el texto como familia amorosa junto a la palabra marica, a la palabra literatura y a la palabra venganza.
En “Pibe Roto”, el segundo relato del libro, se profundiza el cruce con la autobiografía de un amor que ya es dolor. La muerte otra vez. La falta de oportunidades, el abuso en la infancia, el fantasma de las adicciones, el encuentro de dos que se entienden profundamente y construyen un vínculo tan intenso como lamentablemente fugaz.
El Pibe roto, Joel, es ese chico de Mar del Plata que le escribe por chat a Susy, su faro, su refugio, le dice cojeme la cabeza, le dice que no duerme, que tiene pesadillas, que está roto. Susy muestra la ola fresca del enamoramiento sincero, más allá de los clichés y de los comentarios posibles.
Más allá de la terrible realidad, incluso, de la muerte. Porque, ahora, la misión que prolonga la vida y el amor está en la escritura de esa experiencia como una memoria de amor combativo.
Pibe Roto: Aquí nos vemos para más aventuras. No sé si te enteraste, pero Milei es el nuevo presidente. La veo difícil, pero habrá que ponerle onda.
Susy: Te amo.
Pibe Roto: Modo combativo.
Susy: Amor combativo.
Pibe Roto: Aquí nos vemos para más aventuras. No sé si te enteraste, pero Milei es el nuevo presidente. La veo difícil, pero habrá que ponerle onda.
El personaje de La Loreta ingresa en este relato como la activista icónica del dos mil uno, representando a las travas que lograron las leyes de matrimonio igualitario y la identidad de género. Su palabra es consuelo, es luz y es fortaleza para luchar contra el sistema. Hay una pedagogía trava, según la cual la memoria y la lengua maricas pueden transformar el mundo y los sueños de un nuevo mundo. Hay que estar atentas y unidas.