Tras asumirlas como un paquete difícil de digerir, Cambiemos prepara medidas para bajar el déficit que intentará llevar adelante si gana las elecciones de medio término
Producción de Canal Abierto
“No va a haber ajuste después de las elecciones”, aseguró el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en una entrevista que dio a mediados de mayo, cuyo video circula por Internet. Sin embargo, tratando de no levantar polvareda, funcionarios de distintas áreas dejan trascender las distintas medidas que tomará el Gobierno si logra que la ciudadanía ratifique el rumbo económico con un triunfo en las elecciones de octubre. En todos los casos, los anuncios visibilizan un plan para combatir el déficit en las cuentas públicas, la gran batalla que el oficialismo intentará librar en 2018.
El déficit fiscal se acrecentó con los pagos de deuda vieja, deuda nueva, y con la exención impositiva a los sectores del capital concentrado, lo que produjo una baja considerable en la recaudación. Y fue paliado por la gestión con emisión monetaria o endeudamiento externo. Pero la situación se ha vuelto insostenible a largo plazo. ¿Cuáles son los planes oficialistas para después de octubre, de ganar las elecciones? Aquí, las nueve medidas centrales que se anuncian, por lo bajo:
1. Jubilaciones: Más de la mitad del gasto público son jubilaciones. En una nota del 6 de junio, el columnista de Clarín Alcadio Oña asegura que, de triunfar en octubre, el Gobierno dispondría de un considerable margen de maniobra para encarar las reformas económicas pendientes; “dentro de ellas, la previsional”. En la práctica, se trataría de “subir progresivamente la edad jubilatoria y corregir el sistema de actualización automática de los haberes” que ate las jubilaciones a un índice de precios futuro. “Una victoria en octubre será sin duda condición necesaria, aunque la duda es si será suficiente para hacer pasar un paquete bien difícil de digerir”, cierra el cronista.
2. Subsidios: Según la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en la reunión de Gabinete que tuvo lugar el martes 4 de junio se analizó cómo desmontar los subsidios estatales. En detalle, Bullrich indicó que Dujovne precisó que la idea es que “todo lo que se había montado en cuanto a subsidios, comience a desmontarse lentamente, para seguir con las pautas del déficit”.
3. Transporte: Ante los reclamos de las empresas de transporte, el Gobierno aumentó los subsidios a comienzos de junio para mantener estables las tarifas hasta después de las elecciones. Sin embargo, consultados por La Nación, voceros del Ministerio de Transporte confirmaron que las subas de los boletos “llegarán inevitablemente en el mediano plazo”. Puntualmente, hacia fines de año.
4. Servicios: Funcionarios del Palacio de Hacienda admitieron a Perfil, en una nota del 23 de abril, que a partir de septiembre y octubre se comenzará a ejercer un mayor ahorro en las cuentas del Estado, con algunas medidas puntuales “que ya se decidieron”. Entre ellas, las fuentes mencionan un “recorte de gastos del Estado en bienes y servicios”. Los subsidios fueron el 16% del total del gasto en 2016 y deben ser 10% este año, según los cálculos oficiales.
5. Achicar el déficit: Como dijimos, subsanar el agujero fiscal, calculado en unos 36.000 millones de dólares, es la principal preocupación de Cambiemos. En su editorial de Clarín del 7 de junio, Ricardo Kirschbaum asegura que “la necesidad económica, para el Gobierno, requiere una base política para esa corrección que, por la importancia que tiene el Estado en la vida de los argentinos, tendría consecuencias sociales concretas y profundas”. Esta base política resultaría de ganar las elecciones de medio término. Por su parte, el columnista Roberto García, de Perfil, aseguraba el 29 de abril que un triunfo en octubre le permitirá a la Casa Rosada “propiciar cambios para un ordenamiento económico que el vulgo calificará de ‘ajuste’ y los rivales políticos convertirán en campaña como el ‘segundo ajuste’ que vendrá después de los comicios”. El propio ministro de Finanzas, Nicolás Caputo, admitió hace poco: “Nosotros queremos ganar la elección para profundizar nuestro plan económico. Si atacamos el déficit, habrá más piquetes y la vida será imposible en Argentina”.
6. Reforma laboral: Los anuncios hablan de un “blanqueo laboral” y “una rebaja de los aportes patronales” que significaría desfinanciar, aún más, la Anses. La visita de Angela Merkel sirvió para ratificar, en su boca, un pedido que los líderes mundiales le hacen a la Argentina como condición para realizar las famosas inversiones que nunca llegan. Se trata de reformas laborales para que el costo de los trabajadores argentinos se abarate. Una nota del columnista regular en economía de Clarín, Marcelo Bonelli, de mediados de junio, anuncia que la reunión con la UIA intentó “sumar empresarios a esos objetivos”. Por su parte, fuentes del Palacio de Hacienda afirmaron a La Nación: “La dejamos para después de octubre por el ruido electoral que genera”.
7. Reestructuración del Estado: A comienzos de mayo, fuentes oficiales “confiaron por lo bajo” a La Nación que “luego de octubre se intentará un fuerte recorte de gastos”. En lo concreto, y según el mismo diario, esto significará implementar nuevos sistemas de contratación para trabajadores del sector público; reducción de secretarías; subsecretarías, direcciones y coordinaciones; congelamiento de incorporaciones a todo el sector público nacional; no reemplazar a los que se jubilen o renuncien naturalmente, e incentivar traslados al sector privado. “Todo está en análisis pero hasta octubre no se define nada para evitar ruido. La prioridad hoy es ganar las elecciones. Luego de octubre habrá otro gobierno”, finaliza la fuente.
8. Fútbol gratuito: El 5 de junio, Santiago Dapelo en La Nación afirma que, puertas adentro, en la Casa Rosada destacan que “no pondrán un peso más” en la transmisión gratuita del fútbol después de noviembre. Mantener la medida hasta las elecciones es parte de “no hacer enojar a los potenciales votantes”, sostiene.
9. Pensiones y planes sociales: En tren de achicar el déficit, llegó el recorte a las pensiones por discapacidad, el plan Progresar, el Plan Argentina Trabaja, y otros ajustes que generaron revuelo y (por ahora sólo) la promesa de que volverían para atrás con las medidas. Sin embargo, el área de la Seguridad Social representa una de las porciones más importantes del gasto público y, según asegura Ezequiel Spillman en Perfil, son la “obsesión palpable” del vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, impulsor del primer recorte. Todo indica que, si los resultados en octubre son exitosos, el funcionario obtendría la venia para avanzar en este sentido, sin vuelta atrás.
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La recaudación ya no alcanza para pagar los gastos
Las exenciones al campo y las mineras aumentaron el rojo fiscal. Un informe del IDEP denuncia que existe por primera vez un déficit primario, son salarios y pensiones que el Estado no podrá pagar
El déficit primario es, para los no entendidos, la diferencia entre lo recaudado y los gastos usuales. En lo que va del año, este déficit aparece por primera vez en el balance, y el rojo fiscal se agrava si a esos gastos le agregamos los pagos de la deuda. Esto significa que, tras el ingreso de capitales producto del blanqueo, la incapacidad del Estado para costear gastos corrientes se hizo evidente y preanuncia un recorte poselectoral que ya es un secreto a voces.
Los números surgen del informe “Recaudación Tributaria y Ejecución presupuestaria”, elaborado por el Instituto de Estudios sobre Estado y Participación (IDEP), que se difundió esta semana. De allí surge que, si bien el déficit primario está comprometido desde que se estancó la economía -durante los últimos años del kirchnerismo-, las políticas de Cambiemos terminaron por agravar el cuadro a niveles indibujables.
“El aumento de los recursos no está permitiendo soportar el gasto. Esto tiene que ver, fundamentalmente, con que el Estado dejó de cobrarle a ciertos sectores. Ha eximido el pago de Bienes Personales, las retenciones han caído porque se dejaron de cobrar a sectores como el campo y la minería, y el gasto tiene un crecimiento fijo que en parte va de la mano de la inflación”, explica Horacio Fernández, economista del IDEP.
Según el estudio, al mes de mayo aparece “por primera vez en el ejercicio un déficit primario, que se agrava tras el pago de los servicios de la deuda”. Allí el IDEP detalla que la recaudación creció, entre el acumulado a abril y el acumulado a mayo, casi el 25%, pero destaca que “este incremento no logró soportar el aumento de 45,5% en el gasto primario”.
Este gasto primario incluye los pagos de salarios estatales, pensiones y gastos corrientes que son inelásticos, es decir que no pueden dejar de pagarse, y cuyo aumento va de la mano de la inflación. La imposibilidad de cubrir este gasto responde a varios factores que, en casi todos los casos, están atados a políticas que apuntaron a transferir recursos a los sectores de mayor concentración de capital.
“Por un lado está lo que dejaron de cobrar al eximir de impuestos a los sectores más concentrados del capital. Y por el otro, la baja actividad económica, que se manifiesta en los impuestos ligados al consumo, como el IVA, que recién este mes está superando la inflación – agrega Fernández-. Eso da que los recursos crezcan menos que los gastos y genera un déficit primario, lo que significa que lo recaudado no le alcanza al Estado para pagar lo que necesita para funcionar. Ese déficit se cubrió medianamente con los ingresos del blanqueo que entraron por única vez, y ya no estarán. Si a eso le agregamos los pagos de deuda, estamos muy complicados, por eso se anuncia por todos lados que se planea un recorte”.