MEJICO ABRE UNA PUERTA
La llegada de Andrés Manuel López Obrador constituye un aire refrescante en el continente. Es el fin de muchas décadas de gobiernos de derecha que solo provocaron exclusión social, violencia y muerte. El nuevo presidente no parece proponer profundas transformaciones de izquierda, pero sí hará que su país vuelva a mirar al resto de Latinoamérica y sea.
En Méjico –pero también como veremos en otros países del continente- el pueblo se rebeló y ancló una nueva esperanza para hacerles la cosa difícil a los popes de la restauración conservadora, que –ellos dicen- llegaron para quedarse, pero que se tendrán ir más temprano que tarde.
Andrés Manuel López Obrador es el nombre –por desgracia los argentinos siempre buscamos un nombre-, pero millones de mejicanos son los verdaderos protagonistas de la nueva ilusión que, como bien asegura Stella Calloni, la maestra de maestras de una mirada latinoamericanista, “la mentira quedó avasallada por la decisión del pueblo de terminar con una situación de injusticia que se mantiene desde mucho tiempo atrás”.
El candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) le pasó por encima a los postulantes del PRI y el PAN, que en tantos años manejaron el país con fórmulas de derecha, o hasta de extrema derecha, pero que esta vez fueron sepultados por el voto popular.
El análisis de Calloni no permite adentrarnos más en el proceso, considera que “se trata del triunfo de un político que luchó siempre por la justicia y que se apoyó en la población. No funcionó contra él ninguna de las trampas que se hacían siempre. Los medios hicieron una campaña tan feroz en todos estos años contra su figura, pero esto no le importó al pueblo mejicano que apostó a terminar con la tremenda situación que se vive desde hace mucho tiempo”
“Por otro lado –añade- también se dejó fuera de carrera a todas las predicciones que afirmaban que las derechas volvían inexorablemente en la región“.
Calloni, que conoce muy bien a López Obrador por haberlo entrevistado varias veces, considera que “el primer desafío es esta tragedia que vive México. Desde 2006 hay más de ciento setenta mil muertos en la lucha contra el narcotráfico. Durante la campaña se hablaba de la guerra contra el narcotráfico, pero eso fue otra falsedad. No existe la guerra porque el narcotráfico no se combate con tanque, bombas o ametralladoras. El propio López Obrador dijo que la inseguridad y la violencia deben ser combatidas no por la fuerza sino por la razón, buscando las causas verdaderas. Nadie quiso hacer nada después de que Felipe Calderón (el presidente que le ganó con un escandaloso fraude) firmó la Iniciativa Mérida, una especie de Plan Colombia. Estados Unidos envió a sus asesores, con sus armas, potenció el conflicto interno, y ahora casi controla por completo al ejército mexicano“.
“A pesar de estos problemas, a los que hay que sumarle el del paramilitarismo, -prosigue- la población está superando el terror que la tenía paralizada. En Cancún por ejemplo, López Obrador ganó con el 88% de los votos, era algo inimaginable. Al cansancio de vivir en el terror se sumaron la falta de soluciones por parte de Enrique Peña Nieto, y la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, que reveló ante el mundo la extensión de los crímenes atroces que sucedían en México.
“Por primera vez en la historia del país hay semejante cantidad de gente emocionada por un candidato que además ganó la presidencia, así como las gobernaciones y el parlamento, mientras que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) quedó en el tercer puesto y el Partido Acción Nacional (PAN) virtualmente dejó de existir“, resume.
“Es la derrota de derecha pronorteamericana”
Para el analista Gino Straforini el pueblo mejicano “a pesar de miles de triquiñuelas, no voto por el mal peor, sino que voto por el mal menor. Pero, no vayamos a creer que Andrés Lopez Obrador, pueda llegar a ser Salvador Allende”.
En una columna, publicada en el portal Resumen Latinoaméricano, abunda en las realidades que hartaron al votante azteca: “Evidentemente el abuso de los acuerdos de las derechas PRI-PAN, la miseria, la corrupción, la droga, la entrega de los recursos naturales, la de tener una política que obedecía a los dictados de Estados Unidos, la pobreza abismal, la violencia generalizada, hizo que el pueblo mexicano votara en rebeldía a todo ello y, le diera una contundente victoria a Andrés López Obrador”.
“Si hablábamos de una democracia en México, en realidad estábamos hablando de un rito a las urnas y no, de una democracia, 70 años de gobiernos de las derechas, elecciones fraudulentas y mucho más. ¿Por qué esta vez no hizo lo mismo? Porque la derecha se quebró por sus propios intereses en tres partes, se denunciaron y se robaron entre ellos mismos”.
“De lo que la gente se cansó en México, es del escándalo en las formas de hacer política, en el desfase enorme que existe, entre lo que se dice y lo que se hace. El pueblo mexicano se cansó de una democracia restringida de propietarios. Los recientes gobiernos han logrado desarrollo con exclusión social, con una dinámica perversa de segregación y marginación. Esta dinámica excluyente de los modelos neoliberales han llevado a la ruptura del tejido social y, ese mismo efecto de descomposición, se registró en la élites de poder”.
“La victoria de MORENA en México, ha sido el repudio a lo existente y, la voluntad de cambiarlo, donde el pueblo definió actuar en conjunto. La victoria de AMLO, es el resultado de una crisis política de la derecha pro norteamericana, del divorcio entre las instituciones y la sociedad civil; una amplia mayoría se ha negado a legitimar a quienes monopolizan y se eternizan en el poder”.
“No hay dudas que los objetivos centrales por los cuales se ha planteado AMLO, que son batir la corrupción que, en México es enorme, batir la pobreza que, en este país supera el 60 x 100, son objetivos loables; no hay dudas que la política internacional variará enormemente y tendrá un carácter mas digno y de unidad con A. Latina; no hay dudas que México saldrá de la maldita Alianza de Lima, no hay dudas que cambiará el cuadro de este continente y la intromisión sobre todo en Venezuela”.
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“No será un gobierno de izquierda
sino mas bien socialdemócrata”
Gilberto López y Rivas militó varios años junto a Andrés Manuel López Obrador y fue funcionario durante su gobierno en la capital mexicana. Lo conoce bien de cerca. En Nodal, el portal internacional que dirige Pedro Brigel, los periodistas Lucio Garriga y Gerardo Szalkowicz entrevistaron a este antropólogo, investigador y columnista del diario La Jornada, que también muestra en su currículum el haber sido diputado y asesor del zapatismo.
Desde una visión crítica, celebra la nueva etapa que se abre en México pero marca los límites que percibe tendrá el próximo gobierno. En política exterior espera “un acercamiento hacia el Sur” y afirma que lo ve “más parecido a Lula que a Chávez”.
¿Qué cree que podrá hacer AMLO frente a este país devastado? ¿Qué le dejarán hacer los poderes o hasta dónde cree que se animará a avanzar?
– Creo que hay que tener cautela en cuanto al alcance de lo que pueda hacer López Obrador en la presidencia. Los poderes fácticos que actúan en la sombra tienen poder de fuego, tienen capacidad para actuar y poner todas las trabas a este comienzo de transición democrática que hasta ahora México no ha tenido. Aquí se han impuesto todas las reformas estructurales del neoliberalismo, los territorios están invadidos por mineras, por megaproyectos, y Andrés Manuel no tiene una visión muy distinta a lo que podrían ser las visiones de desarrollo de un demócrata consecuente. De ahí las limitaciones que yo veo en su programa. Él menciona continuamente que luchará contra la corrupción pero no dice que esta corrupción proviene del sistema capitalista. No es que uno le exija que tenga una visión marxista de la realidad pero evidentemente si no conoces bien la naturaleza del saqueo, la explotación y la dominación de las corporaciones que van en busca del agua, el litio, el oro, la mano de obra barata, entonces el alcance de un gobierno tiene grandes límites desde la concepción misma de lo que se puede y lo que no se puede.
Él ha dicho que respetará los contratos, que no habrá medidas radicales, que no habrá expropiaciones. Su lema es “por el bien de todos y primero los pobres” pero yo me pregunto ¿quiénes son todos?, ¿todos son todos los habitantes del país o todos son los aliados hechos durante la campaña, el mundo del empresariado, etc.? ¿qué va a pasar con la relación con EEUU, el Ejército, qué va a pasar con la cuestión del narcotráfico que es otra corporación capitalista que está actuando en todo el territorio nacional? Estamos muy contentos con este cambio y que se haya respetado al decisión de millones de electores, que no haya podido imponerse el fraude tradicional, pero al mismo tiempo nos hacemos todas estas preguntas. Esperemos a ver qué hará AMLO a partir de diciembre y veremos en la práctica concreta cómo se desarrolla tanto en el plano internacional como en el plano interno.
¿Cómo imagina sus lineamientos en materia de política exterior y sus alianzas en América Latina?
– López Obrador está proponiendo un regreso a la Doctrina Estrada (N. de la R.: empleada por México en la segunda mitad del siglo XX y que se fundamenta en el principio de no intervención y el respeto a la soberanía de los pueblos). En ese sentido podría esperarse un acercamiento hacia el Sur más que hacia el Norte, pero evidentemente aquí también se verán sus límites. Ha sido muy controvertido su alejamiento, su deslinde, hacia procesos como el de Venezuela o hacia otros procesos de la región. El haber dicho que “México no será otra Venezuela” nos deja bastante confusos sobre cuál va a ser su posición, qué hará ante una OEA al servicio de EEUU o respecto a Cuba o frente a los problemas que está atravesando Brasil o la situación en Colombia como un espacio de penetración militar-política y de inteligencia desde donde se pretende agredir a Venezuela.
¿O sea intuye un gobierno más moderado que radical?
– Completamente. AMLO no es un radical. Lo conozco bien de cerca, fuimos compañeros de partido (en el PRD) y conviví mucho con él. No es un radical, no será un gobierno de izquierda sino más bien socialdemócrata.
En México se registran más de 200 mil asesinatos y 35 mil desaparecidos en los últimos 12 años. Se impuso un sistema de violencia múltiple, sistemática y cotidiana de complicidades al que muchos describen como un narco-estado. ¿Cuál cree que será la estrategia de seguridad que empleará AMLO frente a esta tragedia humanitaria?
– Él tiene una política que se basa en su disposición personal para atender el asunto de la seguridad, que fue lo que hizo en la Ciudad de México cuando era jefe de Gobierno. Esta es su propuesta, que habrá un mando único y que por lo tanto será centralizado y que se atenderá el problema de la seguridad que es vital y por el cual millones de mexicanos salieron a votar. Pero la cuestión no es tan simple porque los poderes del narcotráfico extienden sus tentáculos en todo el territorio nacional. Hay cobros de derecho de piso desde las grandes empresas hasta los pequeños comercios de la vía pública. El tránsito por las carreteras puede tener retenes que cobren derechos de paso. El Estado y Ejército, por ejemplo, han sido muy penetrados por estos cárteles de las drogas de tal manera que un crimen como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa no se puede explicar sin esta complicidad entre los tres niveles de gobierno y entre todos los aparatos de seguridad.
Él dice que va a brindar empleo para que los jóvenes no se vayan de sicarios y que se va a reunir todos los días con sus secretarios de seguridad. Si no se entiende el narcotráfico como una corporación capitalista que se adueña del territorio, que recluta mano de obra, que actúa directamente en el mercado internacional, porque México es el principal centro de distribución hacia los Estados Unidos y actúa con la complacencia de la DEA, que es el principal cártel del mundo, estamos en un verdadero y complejo problema que no se entiende en su totalidad.
Fuente: Entrevista realizada en el programa “Al sur del Río Bravo” que se trasmite los martes de 20 a 22 hs por Radionauta FM 106.3
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BRASIL
Lula desafía desde la cárcel
“Presenten una sola prueba, antes
de que me inscriba como candidato”
A través de una carta pública, el ex mandatario brasileño, a quien volvieron a negarle su libertad, volvió a detallar las inconsistencias de las acusaciones presentadas en su contra, y las maniobras de la derecha brasileña. También avisó que el 15 de agosto, será presentada su nueva postulación a la presidencia
“Llegó la hora de que todos los demócratas comprometidos con la defensa del Estado Democrático de Derecho repudien las maniobras de las que estoy siendo víctima, de modo que prevalezca la Constitución y no los artificios de aquellos que la irrespetan por miedo de las noticias de televisión.
La única cosa que quiero es que la Fuerza Tarea de la Lava Jato, integrada por la Policía Federal, por el Ministerio Público, por Moro y por el TRF4, muestren a la sociedad una única prueba material de que cometí algún crimen. No basta la palabra de un delator ni convicciones de power point. Si hubiera imparcialidad y seriedad en mi juicio, el proceso no necesitaría tener miles de páginas, sólo tenían que mostrar un documento que probase que soy el propietario del tal inmueble en Guarujá.
Con base en una mentira publicada por el periódico O Globo, atribuyéndome la propiedad de un apartamento en Guarujá, la Policía Federal, reproduciendo la mentira, inició una investigación; el Ministerio Público, acogiendo la misma mentira, hizo la acusación y, finalmente, siempre con fundamento en esa mentira nunca probada, el Juez Moro me condenó. El TRF4, siguiendo el mismo enredo iniciado con la mentira, confirmó la condena.
Todo esto me lleva a pensar que ya no hay razones para creer que tendré Justicia, pues lo que veo ahora, en el comportamiento público de algunos magistrados de la Corte Suprema, es la mera reproducción de lo que ya pasó en la primera y en la segunda instancias.
Primero, el Magistrado Fachin retiró de la Segunda Sala del Supremo Tribunal Federal el juzgamiento del habeas corpus que podría impedir mi encarcelamiento y lo remitió al Pleno. Tal maniobra evitó que la Segunda Sala, cuyo posicionamiento mayoritario contra el encarcelamiento antes agotar todas las instancias ya era por todos conocido, concediera el habeas corpus.
En seguida, en la medida cautelar, el mismo Magistrado resolvió llevar el proceso directamente a la Segunda Sala, habiendo sido agendado su juzgamiento para el 26 de junio. La cuestión colocada en esta cautelar nunca fue evaluada por el Pleno o por la Sala, pues lo que se discute en ella es si las razones de mi recurso son capaces de justificar la suspensión de los efectos de la sentencia.
Sin embargo, al finalizar el viernes 22 de junio, pocos minutos después de haber sido publicada la decisión del TRF4 que negó seguimiento a mi recurso se estimó que la medida cautelar había sido afectada y el proceso extinguido.
Mi defensa apeló la decisión del TRF4 y también la decisión que extinguió el proceso de la medida cautelar. Con todo, sorprendentemente, una vez más, el ponente remitió el juzgamiento de este recurso directamente al Pleno. Con esta maniobra extra, fue sustraída, otra vez, la competencia natural del órgano al que cabía el juzgamiento del mi caso. Las maniobras alcanzaron su objetivo: mi pedido de libertad no fue juzgado.
Cabe preguntar: por qué el ponente, en un primer momento, remitió el juzgamiento de la medida cautelar directamente a la Segunda Sala e, inmediatamente, envió al Pleno el juzgamiento del otro recurso, cuando por ley ambos deben ser evaluados por el mismo cuerpo colegiado competente?
Las resoluciones de un solo magistrado han sido usadas para elegir el cuerpo colegiado [Pleno o Sala] que momentáneamente parece ser el más conveniente, como si hubiera algún compromiso con el resultado del juicio. Son concebidas como estrategia procesal y no como instrumento de justicia. Tal comportamiento, además de privarme de la garantía del juez natural, es concebible solamente para acusadores y defensores, pero totalmente inapropiado para un magistrado, cuya función exige imparcialidad y distanciamiento de la arena política.
No estoy pidiendo favores; estoy exigiendo respeto.
A lo largo de mi vida, y ya tengo 72 años, creí y pregoné que más pronto o más tarde siempre prevalece la justicia para las personas víctimas de la irresponsabilidad de acusaciones falsas. Con mayor razón en mi caso, en el que las falsas acusaciones son corroboradas solamente por delatores que confesaron haber robado, que están condenados a decenas de años de cárcel y en desesperada búsqu
A lo largo de mi vida, y ya tengo 72 años, creí y pregoné que más pronto o más tarde siempre prevalece la justicia para las personas víctimas de la irresponsabilidad de acusaciones falsas. Con mayor razón en mi caso, en el que las falsas acusaciones son corroboradas solamente por delatores que confesaron haber robado, que están condenados a decenas de años de cárcel y en desesperada búsqueda de la aprobación de sus delaciones, por medio de las cuales obtienen la libertad y la posesión y preservación de parte del dinero robado. Personas que serían capaces de acusar a su propia madre para obtener beneficios.
Es dramática y cruel la duda entre continuar creyendo que puede haber justicia y el rechazo a participar en una farsa.
Si no quieren que sea presidente, la forma más sencilla de conseguirlo es tener la valentía de practicar la democracia y derrotarme en las urnas.
No cometí ningún crimen. Repito: no cometí ningún crimen. Por eso, hasta que presenten por lo menos una prueba material que manche mi inocencia, soy candidato a Presidente de la República. Desafío a mis acusadores a presentar pruebas hasta el 15 de agosto de este año, cuando mi candidatura será inscrita en la Justicia Electoral.
Luiz Inácio Lula da Silva
(Curitiba, julio de 2018)
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COLOMBIA
Lento parto
Por Atilio A. Boron (extraído del blog personal del autor)
El resultado de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Colombia sentenció la victoria del candidato de la derecha, Iván Duque, que obtuvo10.362.080 sufragios contra los 8.028.033 de su rival, Gustavo Petro, candidato de la coalición Colombia Humana. Amenazadas como nunca antes las fuerzas del vetusto orden social colombiano se reagruparon y prevalecieron por una diferencia de unos doce puntos porcentuales (54% a 42%).
El título de esta nota refleja cabalmente lo que está sucediendo en Colombia. Si un significado tiene esta elección es que por primera vez en su historia se rompe el tradicional bipartidismo de la derecha, que se presentaba a elecciones enmascarada bajo diferentes fórmulas y personajes que en el fondo representaban a los intereses del establishment dominante.
La irrupción de una candidatura de centroizquierda como la de Gustavo Petro es un auténtico y promisorio parteaguas en la historia colombiana, y no sería aventurado arriesgar que marca el comienzo del fin de una época.
Un parto lento y difícil, doloroso como pocos, pero cuyo resultado más pronto que tarde será la construcción de una nueva hegemonía política que desplace a las fuerzas que, por dos siglos, ejercieron su dominación en ese país. Nunca antes una fuerza contestaría había emergido con esta enjundia, que la posiciona muy favorablemente con vistas a las próximas elecciones regionales de Octubre del 2019 en donde Colombia Humana podría recuperar la alcaldía de Bogotá y conquistar la de Cali y preparar sus cuadros y su militancia para las elecciones presidenciales del 2022.
Mientras tanto Iván Duque deberá librar una tremenda batalla para cumplir con lo que le prometiera a su jefe, Álvaro Uribe: avanzar sobre el poder judicial, poner fin a la justicia transicional diseñada en los Acuerdos de Paz y sobre todo para evitar que el ex presidente, el verdadero poder detrás del trono, vaya a dar con sus huesos en la cárcel debido a las numerosas denuncias en su contra por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad y sus probados vínculos con el narco.
Nadie soñaba hace apenas tres meses en ese país que una fuerza de centroizquierda con un ex guerrillero como candidato a presidente pudiera obtener más de ocho millones de votos. Sucedió y nada autoriza a pensar que el tramposo bipartidismo de la derecha podrá resucitarse después de esta debacle; o que la euforia despertada en millones de colombianas y colombianas que con su militancia construyeron la más importante innovación política desde el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en 1948 se disolverá en el aire y todo volverá a ser como antes. No. Estamos seguros que no habrá marcha atrás en Colombia.
Sólo tropieza quien camina, y el pueblo de Colombia se ha puesto en marcha. Tropezó, pero se levantará y más pronto que tarde parirá un nuevo país.