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Nota publicada el 04 / 09 / 2019

El relato de un naufragio.

La locura de Cambiemos
Por Federico Chechele

Domingo a la noche. Desde el búnker de Cambiemos, Macri admitió que hicieron “una mala elección” y mandó a dormir al país sin dar a conocer los resultados. Amanece y explota el dólar con una devaluación del 30%. El Presidente responsabilizó a los votantes y al Frente de Todos por la corrida cambiaria. No hizo ninguna autocrítica sobre la pobreza, despidos o fuga de divisas. Al otro día pidió perdón por su discurso y explicó que «estaba sin dormir». Aclaró que «no hay un Presidente virtual, el presidente soy yo» y el dólar subió cinco pesos más y el riesgo país saltó a 1.950 puntos. Lanzó medidas económicas insuficientes. Le respondieron que no puede congelar las naftas. Pasó de una resolución a un acuerdo y tampoco. Crisis de confianza y Ley de abastecimientos. Carrió explicó que hay mucha gente «que está esquiando» y por eso no fue a votar en las PASO y arremetió: “Nos van a sacar muertos de Olivos”. Anunciaron que la inflación de julio fue de 2,2% y se prevé 5% para agosto y más de 6% en septiembre. Rumores de cambios en el Gabinete. Nadie quiere agarrar. Bajo el lema “Cuidar a los argentinos” anunciaron la eliminación del IVA a los alimentos de la canasta básica. Un gran colapso ideológico.
Desolado, el Gobierno padeció la semana más intensa desde que nació el PRO porque nunca imaginaron que todo lo que venían pregonando podía sufrir el revés electoral del domingo pasado: María Eugenia Vidal quedó a 18 puntos y Mauricio Macri a 15. Se votó para ver cómo venía la cosa, terminó siendo irreversible y se dio por finalizada la Revolución de la Alegría.
Con el diario del lunes, parte del Gobierno se reprochó si no hubiese sido conveniente haber decretado un feriado cambiario para frenar la embestida de los mercados. No ocurrió, según Martín Redrado el propio Macri lo fogoneó. Después el mandatario lo utilizó para meter miedo al electorado a pesar de que todos lo sabíamos, aun los que no somos “los mercados”. Pero claramente la culpa no es nuestra. El lunes, el jefe de Estado dijo lo que dijo con el corazón, lo que realmente piensa. El martes, tras la lluvia de reproches, salió a pedir disculpas pero en modo electoral. Llegó siempre tarde. Incluso, con el anuncio de las medidas económicas, volvió a subestimar al electorado.
Por dentro y por fuera del Gobierno le reclamaron más apertura, pero durante los casi cuatro años de gestión se dedicó a dejar gente en el camino y nunca convocó a nadie, más allá de sumar a último momento a Miguel Ángel Pichetto, Alberto Rodríguez Saa y Alberto Assef… Banalizó la palabra diálogo y consenso, y las consecuencias están a la vista. Hoy, varios sectores le piden el adelantamiento de las elecciones; y hasta el Círculo Rojo propuso que se baje de la candidatura de octubre para subir a Roberto Lavagna, pero desde su espacio ya rechazaron la iniciativa.
Macri lanzó medidas económicas que apuntan directamente a la clase media que significarán 40 mil millones de pesos. Para costearlo, avisaron que destinarán el dinero previsto para la obra pública (más desempleo) y quitarán el IVA. Una vez más, el Gobierno decidió no ir por los que más tienen. Rechazó subir las retenciones -el campo también le votó en contra- y la alícuota de los bienes personales: Cuidó a los suyos.

Recién tuvimos una buena y larga conversación telefónica con Alberto Fernández. Él se comprometió a colaborar en todo lo posible para que este proceso electoral, y la incertidumbre política que genera, afecte lo menos posible a la economía de los argentinos.

Alberto Fernández no sólo ganó ampliamente la elección del domingo, también se posicionó frente a los que le endilgan que es manipulado por Cristina Kirchner. Más allá que los mercados le marcaron la cancha con un 30% de devaluación consumado su triunfo, y Wall Street salió a exigirle definiciones concretas sobre la presión del dólar y los bonos. Luego de manejarse con cierta cautela, Fernández habló, señaló que el dólar a 60 pesos era el correcto y se frenó la corrida.
Además se divulgó que en la conversación telefónica con Macri le pidió que renegocie la deuda con el FMI y que cuide las reservas del Banco Central antes de dejar su cargo. La respuesta del todavía Presidente fue: «Déjenme llegar a octubre”.

Entre la negación y la amenaza

Por Claudio Lozano y Tomás Raffo

Si no fuera porque lo que está en juego es la economía y aún más, el propio lazo social de la Argentina, la reacción del Presidente Macri al contundente resultado electoral, es digno de las más logradas negaciones de las que se tenga memoria reciente, a tan alto nivel de exposición pública y social.

Decir en conferencia de prensa, en el marco de una jornada agitada por el salto cambiario que hizo crecer casi en un 33% el tipo de cambio, como consecuencia de la reacción de los actores especulativos y la permisividad estatal, que “la elección aún no ocurrió”; es digno de ser enseñado como ejemplo de lo que Freud señaló respecto a la negación y su función.

Para que una verdad intolerable a la conciencia acceda a ella, debe emerger bajo la forma de su negación, tal es la función de la negación. Así, el contundente resultado electoral, la aplastante victoria del Frente de Todos por casi 48% de los votos y con 16 puntos de diferencia, resultado aún intolerable para la coalición de gobierno, se enuncia bajo la condición de negarlo. La frase del Presidente, dicha como al pasar y sin percatarse de lo que decía, pero que tuvo la fuerza de la insistencia de lo que viene del inconsciente, fue “la elección aún no ocurrió”. Tal frase debe interpretarse como lo enseña el psicoanálisis, suprimiendo la negación: Entonces lo que Macri dice, con todo el peso de verdad que pretende negar es que: “la elección ya ocurrió”.

En efecto, haber alcanzado casi el 48% de los votos, frente al 32% del Gobierno, y con una diferencia de más de 3 millones de votos, torna al resultado de las Paso, como lo que todo hijo de vecino puede asegurar: se trata de un resultado irreversible. Macri, ya perdió, Alberto Fernández ya fue elegido Presidente.

A tal punto, la elección ya ocurrió; que de ese modo puede interpretarse la reacción de los especuladores financieros, quienes frente al resultado electoral dan por finalizada la fase de postergación del default argentino (etapa iniciada en el marco del acuerdo con el FMI y con un crédito que solo buscaba que Macri llegara a competir electoralmente) y frente a una futura reestructuración de la deuda, salen (así lo explicó el propio Presidente) o venden sus activos argentinos, haciendo que el precio de los mismos se desplomen y emigrando al dólar, haciendo que su precio suba. Todo ello bajo la permisividad del Gobierno Nacional a través de la inacción del Banco Central.

A tal punto la elección ya ocurrió, que todos los analistas sensatos hicieron un llamado a la necesaria transición que se impone frente a la irreversibilidad de los resultados y el momento de la asunción del nuevo gobierno. De ahí el llamado a la transición responsable. De ahí el interés para saber si Macri se había puesto en contacto con Alberto Fernández, como corresponde para felicitarlo por el resultado electoral, y de paso y cañazo, empezar a definir la mentada transición, que esta etapa requiere.

Default

Sin embargo, ello sería aceptar lo intolerable para la conciencia macrista. De ahí el “aún no ocurrió” de la elección; y la apelación de que, si no fuera porque esta en juego la vida de los argentinos, movería a risa, ese llamado a de que “se puede dar vuelta en octubre estos resultados”. La misma risa que provocó la mentora de esta estrategia: Elisa Carrió quien en pleno cierre de Macri y su extraña forma de aceptar la derrota sin resultados, volvió al escenario para en soledad, decir con todas las letras que ella “no registra agosto”. Ese es casualmente el problema, no querer registrar las PASO como un resultado electoral, sino como una mera encuesta. Es precisamente el mismo pase de baile fallido que enarbola la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, cuando frente al casi 50% de los votos del Frente de Todos y con casi 20 puntos de diferencia; dice “queda aún una instancia más; la de octubre”.

Si no fuera porque son los que gobiernan la Argentina, sería un claro caso de diván o de risa. Pero nada de risas. Frente a un yo en conflicto con la realidad efectiva emergen los síntomas. El problema es que se trata de la conciencia de los gobernantes, con todo el poder que ello supone; y donde la dolencia que supone todo síntoma se descargará sobre el cuerpo social de los argentinos.

Así nos parece que hay que interpretar las explicaciones dadas respecto a la corrida cambiaria permitida por el Presidente. Según lo formulara Macri en la conferencia de prensa, lo que ocurrió (la corrida cambiaria) es “una muestra de lo que puede venir en octubre, si vuelve a ganar el populismo”. Se trata de una clara amenaza del castigo que tendrá la sociedad argentina, si no cambia los resultados. Amenaza y chantaje a la voluntad popular es lo que formula el Presidente con su particular forma de explicar lo ocurrido.

Para el Presidente la corrida cambiaria, y los efectos negativos que ella tendrá amenazan no sólo las condiciones de vida de los argentinos sino que supone una verdadera amenaza sobre el lazo social; no será su responsabilidad, sino de los que voten a lo que denomina “el populismo”. Es esta amenaza al lazo social, que en definitiva no es otra que volver a situar en la memoria colectiva los episodios de crisis traumáticas que la sociedad argentina ha vivido en cada final de mandato de un gobierno no peronista.

En términos políticos Macri es un integrante del bloque de Poder que emergió en la Argentina a sangre y fuego con la dictadura militar de 1976. Forma parte de esa clase dominante que se erigió a partir de los efectos desindustrializantes y de aniquilamiento. Sin embargo, el hecho de que Macri fuera elegido democráticamente Presidente fue una victoria cultural de ese bloque de poder. La gran pregunta es, si, frente a la derrota cultural que se expresó ahora, y que dejó a la estrategia de los sectores dominantes sin votos para legitimarse democráticamente, este sector y sus integrantes serán capaces de respetar la voluntad popular.

En principio la perversidad que supone haber permitido el salto cambiario y la velada amenaza de la conferencia de prensa define con claridad que esta experiencia de la clase dominante argentina pretende elegir la profundización del sufrimiento social (genocidio) vía el terrorismo financiero como camino para modificar y domesticar la voluntad popular.

El grito de un pueblo sin temores

Por Adolfo ‘Fito’ Aguirre

Lo primero que quiero destacar es que observé en estas elecciones a un pueblo sin miedo que supo utilizar el voto con contundencia para frenar a un gobierno que intentaba amedrentarlo.
Lejos de conseguirlo, la respuesta a esa andanada de maniobras fue la resistencia popular a través de movilizaciones, medidas sindicales y un alto nivel de conflictividad que fue creciendo en el tiempo previo a los comicios.
Todo esto fue parte de algo fundamental como fue el elevadísimo criterio de unidad en la construcción política para poder decirle basta a las políticas neoliberales del macrismo.

Es importantísimo entonces destacar que esta cantidad de votos solo se podía lograr si los militantes trabajaban como lo hicieron. En unidad en el contacto con la gente en los territorios, en los lugares de trabajo o en las universidades.
Era la única manera de echarlos. Ellos llegaron mediante el voto y mediante el voto los sacamos. Y eso solo fue producto de aquella participación masiva, que enorgullece y que bien podemos considerar como un valor histórico del pueblo argentino.
Una especie de rebelión popular a través del voto, que deja una democracia totalmente fortalecida.

Por otro lado, entiendo que existieron dos momentos que conmocionaron a la población y que provocaron dicha movilización.

Uno se produjo en mayo de 2018 con la vuelta al FMI y al endeudamiento fenomenal que hicieron sonar las alarmas de lo que han sido otros momentos de la historia argentino, en los que la deuda termina recayendo en los más vulnerables y también en los sectores que buscan el ascenso social y que lo sienten obstaculizado.
En esta elección se junto un poco todo eso

Luego, en mayo de 2019, se produjo el otro instante clave con la decisión de Cristina Kirchner de proponer a Alberto Fernández para la presidencia. Esto trastocó el contexto de la campaña que venía sosteniendo Cambiemos de apuntar todos sus cañones hacia la ex presidenta y, sobre todo, ayudo a la convocatoria de unidad que se venía necesitando desde variados sectores políticos y sociales.

Ahora, tras las elecciones, los desafíos pasan por seguir movilizados para así construir un Estado que se enmarque en el derecho progresivo y para seguir exigiendo la concreción de cada uno de los reclamos que mejoren la calidad de vida de la población.

Es decir que se produzcan modificaciones profundas en cuanto a la distribución de la riqueza, el rol del Estado, la garantía necesaria en materia de seguridad social, a la instalación de un modelo de desarrollo sustentable de producción y trabajo que derrote al modelo de especulación financiera que hoy rige

La voz que sonó en las urnas es al mismo tiempo un grito antiimperialista para toda la región. De allí que insista en que somos un pueblo sin miedo frente a cada una de las políticas que Trump, China y la Unión Europea diseñan para el continente

Todo esto me genera una enorme esperanza en pos de que se logre la construcción de un país en el que quepamos todos, que reemplace a este que venimos viviendo en el que hubo asalto al poder de un grupo de familias que pretendieron quedarse con todo.

Ahora, el rol nuestro como trabajadores pasa a tener un papel gravitante en este tiempo de la historia para ser parte de un camino de protagonismo y de alternancia política que establezca un rumbo nuevo para el país

El panorama latinoamericano

Para tener un contexto absoluto de lo que aquí ocurrió, vale consignar que este año estamos ante tres elecciones claves en el cono sur, las que pueden ampliar el marco de la disputa ideológica en América Latina entre el progresismo y la derecha: además de Argentina, Bolivia y Uruguay también elegirán presidente en el mes de octubre.

Con todo lo antedicho, la reelección de Macri dejó de ser una chance para convertirse en una simple ilusión. Solo le resta irse con decoro, algo que su psicología parece impedirle. En casi 4 años, Cambiemos no ha podido mostrar un solo logro de gobierno, la economía se desploma y el malhumor social es explosivo. Para colmo, mientras el oficialismo apela al miedo, al odio y a la amenaza, enfrente, la fórmula Fernández-Fernández ha armado una coalición amplia y plural, que garantiza el voto transversal.

Por su parte, el proceso de cambio que encabeza Evo Morales en Bolivia será beneficiado con esta contundente derrota de Macri en las PASO que demuestra el flagelo del ataque neoliberal contra los sectores populares. Bolivia es la economía más fuerte y estable de América Latina ¡y desde hace 13 años!
¿Por qué los bolivianos deberían ir hacia recetas hambreadoras como las instaladas en nuestro país? Bolivia bate récords, todos los índices socioeconómicos han mejorado. Pero por primera vez, el cuarto mandato de Evo Morales no está garantizado. Hay escenario de segunda vuelta y allí el triunfo puede ser de la oposición encabezada por el ex presidente Carlos Mesa. Evo está a tres puntos de ganar en primera vuelta.
En Uruguay, por el sistema de balotaje de 50% más un voto, habrá segunda vuelta. Hubo una renovación generacional en el Frente Amplio. Figuras emeblemáticas como Tabaré Vázquez y José Mujica se corren de la escena en busca del cuarto gobierno de la coalición de izquierdas. Hoy las encuestas le otorgan un 35 por ciento de intención de voto al gobernante Frente Amplio y un 29 por ciento al Partido Nacional.
Como afirmó Aram Aharonian, director del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE): “Los planes y estrategias de balcanización están en el menú de opciones de la guerra híbrida y multidireccional de Estados Unidos.
Todo ese panorama provoca que las próximas elecciones en Uruguay, Argentina y Bolivia sean fundamentales para ponerle coto a la política imperial estadounidense.
Este, probablemente, sea el principal motivo de importancia de cada una de ellas.

“Adelantar las elecciones,
o la entrega del Gobierno”

Por Hugo ‘Cachorro’ Godoy

“Día a día que pasa desde las elecciones, me voy convenciendo que el único camino posible es adelantar las elecciones, o adelantar la entrega del Gobierno, porque evidentemente esta situación está descontrolada y el Gobierno no tiene la fuerza política para ponerle algún tipo de control.

Hay un gobierno convencido de seguir con este desastre, entonces, no hay posibilidades de que en dos meses cambie la situación. A lo sumo lo que puede hacer es un esfuerzo enorme para no perder más votos en octubre. Mientras siga haciendo esto, se va a seguir produciendo este desastre que tiene perdedores: el que sigue perdiendo es nuestro pueblo.
Fíjense que intenta retener algunos votos con medidas electorales que impactan sólo en los próximos dos meses, pero que son paliativas y no cambian en nada la situación generada por su propia política económica.

El bono de 5 mil pesos para trabajadores estatales nacionales es absolutamente insuficiente, porque la devaluación del 25% que sufrió el peso en dos días implica una agudización de la pérdida del ingreso que ya habíamos tenido los trabajadores y trabajadoras estatales desde 2015, de alrededor del 200.000 pesos. Es muy elocuente el silencio en relación a los jubilados, que junto con los niños y niñas son lo que más están padeciendo la situación de hambre y pobreza, como así tampoco los anuncios impactan sobre los ingresos de los trabajadores estatales de las provincias y municipios.

Muchos consultores no acertaron el resultado electoral porque no creyeron en la gente, y la gente demostró que está harta de esta situación y que hay que cambiarla enseguida. Y no lo va a hacer Macri. Lo único que están haciendo, es hacer grandes negocios con esta disparada del dólar y con esta fuga de capitales que se va a multiplicar. Esto es lo que hacen muchos funcionarios de Macri y a esto es a lo que hay que ponerle límite. Porque con esta fuga de capitales y esta disparada de los precios lo que está haciendo es extorsionando al próximo Gobierno condicionándolo en su política económica.

En los próximos dos meses la regresión en la vida de nuestra gente va a ser mayor aún de la que se viene sufriendo. Esto es lo que hay que frenar, no es un problema de formalidades constitucionales. Si el Gobierno no está en condiciones de ponerle freno a esta situación, o de adoptar medidas para palearlas, lo que tiene que decir es que gobierne alguien que lo pueda hacer.

Yo no creo en las manos mágicas o los fantasmas que generan las situaciones de transferencia brutales de ingresos de los que menos tienen a los que más tienen cuando se producen las devaluaciones brutales como la actual. Hay interesados y responsables y a eso hay ponerle limite. La única manera que tenemos de ponerle limite en el marco de un sistema democrático como en el que vivimos, es respetando la voluntad de la gente.

Alberto Fernández tendría que convocar a un consejo económico social para generar espacios de diálogo y soluciones colectivas. Porque esto evidentemente no lo resuelve una persona”.

Es el triunfo de la lucha
de la clase trabajadora

Por Ricardo Peidro (secretario general de la CTA A)

Haber derrotado la política social y económica encarnada por Macri en estas elecciones PASO es un triunfo producto de la lucha de nuestro pueblo y de la clase trabajadora que supo decir no a las políticas de ajuste.
Desde la CTA Autónoma estuvimos desde el primer momento en la calle denunciando las políticas neoliberales de este Gobierno: los despidos, los cierres de fábricas y empresas, la represión, la depresión del salario de nuestra clase, la falta de políticas públicas, los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional. Por eso a estas elecciones y su resultado provisorio pero contundente, lo vivimos como un triunfo de la lucha y de la organización popular.
Vamos a seguir exigiendo que se cumpla lo que venimos pidiendo desde hace mucho tiempo: que se termine con la pobreza, con la desocupación, que se reincorpore a todos y todas las trabajadoras, que el Estado esté al servicio de los intereses populares, que se termine con la política represiva hacia las expresiones populares, ya que el discurso de este gobierno tiene su correlato en la muerte de militantes populares y en la represión como única salida a la crisis; que podamos construir un país en el que todo el pueblo tenga salud, educación, trabajo, vivienda de calidad. Que los jubilados y las jubiladas tengan el 82% móvil y que las mujeres puedan decidir sobre sus propios cuerpos.
También exigimos paritarias libres, tanto para el sector público como para el sector privado y que recuperemos nuestros bienes comunes; que se termine con la reprimerización de nuestra economía que destruye el aparato productivo y el medio ambiente con los agro tóxicos, la deforestación y la mega minería, que enriquece a unos pocos y empobrece a la mayoría.
Respecto de lo ocurrido luego de los comicios, los poderosos votan todos los días tratando de presionar con la corrida cambiaria para condicionar y crear terror en nuestro pueblo pero ya los conocemos, no nos pueden subestimar, hagan lo que hagan van a seguir sufriendo las derrotas que sabe propiciar la clase trabajadora.
No vamos a tolerar el revanchismo de los poderosos que lejos del voto institucional pretenden votar presionando y creando terror en nuestro pueblo.
El pueblo votó por sus necesidades, en contra de las políticas de ajuste y de los tarifazos. Aunque fue una elección primaria, el triunfo contra las políticas neoliberales fue rotundo.
En esta época en que se consolidó nuestra legalidad, que nuestros gremios consolidaron sus políticas a través de elecciones y que se fortalecen nuestras organizaciones sociales, necesitamos profundizar el debate por el camino de los tiempos por venir.

“Meterán miedo, pero no podrán
comprar los sueños del pueblo”

Por Víctor De Gennaro

La verdad que me deja feliz el resultado electoral por muchas razones. Pero la principal es que esta rebelión popular en las urnas le da un cachetazo a todo ese establishment que, apoyado desde Trump, subestimó la capacidad de resistencia de nuestro pueblo y de construir una alternativa que abre una esperanza de un gobierno diferente, que ahora tenemos que construir y consolidar.

También me siento muy feliz por todos esos que alimentaron el odio, la bronca y las mentiras. Espero que ahora los encuestadores pidan disculpas, porque nosotros veíamos lo que estaba pasando con la gente. Esa actitud, esa claridad para decir que esto era una vergüenza, un desbarranco social, que aumentó el hambre, la pobreza y la desocupación, y que te querían hacer aparecer como esos eran elementos secundarios dentro de la gran política, porque lo importante era el asfalto de una calle que la vida de un pibe. Y en la cultura de nuestro pueblo eso no se perdona.
Asi que para mi es una gran alegría haber vivido todo este tiempo construyendo un frente entre muchos partidos, que fue creciendo en el marco de esta construcción colectiva y que ahora alberga mucha esperanza de que el gobierno que viene quede consolidado en octubre, y luego abra la discusión a fondo de los problemas reales que tiene la comunidad, para así solucionar temas como el hambre, el trabajo, la educación. En suma que se acabe este verso de que en la Argentina no hay recursos
-porque, en realidad, sobran esos recursos- y se acabe este saqueo.

Tomemos dimensión de que al pueblo argentino le echaron la culpa de que era la causa de los males, en un clima en que –Duran Barba mediante- parecía que todos apoyaban lo que hacía Macri o que la gobernadora Vida era impoluta. O que la política de ruptura con Latinoamérica era lo que el pueblo quería. Pero la realidad es que el desastre era tan grande, que el gobierno tuvo que ser socorrido por Trump, ni que decir de ese otro Macri que hay en Brasil que vino a nuestro país a decirnos que su país necesitaba que gane el machismo. Todos entendimos que Bolsonaro no hablaba de Brasil, sino de sus propios intereses.
Nos querían hacer creer que este pulpo financiero, que se ha ido llevando los dólares al exterior para enriquecimiento de los funcionarios del gobierno, era aceptado por el pueblo como lo bueno para la republica y el sostenimiento de la democracia. Pretendían imponernos un modelo que secundarizaba el trabajo, que fracturaba la educación y la salud, y sobre todo que volvía a poner el hambre como un tema central en la vida del pueblo argentino
Bueno, esto se hizo añicos. Ahora tenemos que abrir una puerta enorme para discutir que gobierno queremos, y como gobernamos en los próximos años. En el Frente está claro que los 12 partidos tenemos distintas visiones, pero en este océano que es nuestro pueblo en movimiento vamos a discutir cuales son los ejes centrales de la política que debe llevar adelante el próximo gobiernos.
Emergencia alimentaria laboral sanitaria y educativa. Hay que convocar al pueblo a gobernar. Y eso es lo que deseamos

Estos meses hasta octubre hay que atravesarlos con mucha resistencia y paciencia. El poder nos va a querer meter miedo. Los mercados seguirán sacudiéndose. Ellos no soportan la democracia. Es mentira que ellos son la garantía, porque en realidad son antidemocràticos. Entonces van a presionarnos con todas las estructura que tienen, para evitar que esta victoria se termine de concretar en las primarias.
Lo que si es cierto nuestro pueblo sabe enfrentar este tipo de situaciones y se va a mantener incólume y estoy seguro que dará más sorpresas todavía de avances en lugares con poco margen, o donde parecía imposible un triunfo
Espero que esto provoque en la mayoría de los dirigentes y militantes que tenemos la posibilidad de incidir nos haga muy concientes del tránsito que aún debemos caminar. Yo estoy seguro que se ganará en la primera vuelta, porque ya es más del 45 por ciento necesario y ninguno de los que votó este Frente dejará de votarlo. Hacia adentro lo más importante es impedir que el miedo que instalarán nos haga perder de vista las medidas económicas, sociales y culturales inmediatas para ser tomadas desde el 10 de diciembre.
Recuperamos la política, el pueblo la necesita siempre para transformar las cosas, porque los empresarios pueden comprar políticos, los poderosos pueden comprar periodistas, intelectuales o sindicatos, pero lo que no pueden comprar es la convicción del pueblo para seguir soñando.

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