Estamos seguros que en el mes en el cual recordamos, a 40 años, el horror vivido desde el golpe del ’76, ideado y financiado en los Estados Unidos, y ejecutado por civiles y militares en la Argentina, la carta de nuestro Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, al presidente norteamericano, antes de su llegada a estas tierras, es lo que mejor expresa lo que todavía sentimos. La historia ha demostrado la responsabilidad estadounidense en la muerte y el saqueo sufrido por Latinoamérica durante esas décadas, y la presencia de Obama en el país en la fecha del doloroso aniversario, resulta un cachetazo no casual que merece el más enérgico repudio popular.
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Recibe el fraterno saludo de Paz y Bien
En estos días nos enteramos que realizarás un histórico viaje a Cuba y luego vendrás a la Argentina, para estrechar lazos de cooperación con el gobierno recién electo.
Seguimos muy de cerca los avances positivos que, de la mano del Papa Francisco, han permitido abrir las puertas a la esperanza y al diálogo entre el pueblo de Cuba y de Estados Unidos. Bien sabes que queda un largo camino a recorrer hasta lograr el levantamiento del bloqueo y el cierre de la base militar que tu país mantiene en Guantánamo, donde se violan los derechos humanos de los prisioneros, sin juicios y sin posibilidades de alcanzar la libertad. Esperamos que logres hacerlo, a pesar de la fuerte oposición que encuentras en el Congreso de tu país.
En la carta que me enviaste el año pasado, a diferencia de otros antecesores tuyos, has reconocido que tu país viola derechos humanos y has mencionado tu voluntad de “llevar este capítulo de la historia de Estados Unidos a su final”.
Por eso es importante que sepas que no vienes a la Argentina en cualquier momento. En 1976, mientras tu tenías tan solo 14 años y tu país festejaba dos siglos de su independencia, nosotros comenzábamos el período más trágico de nuestra historia, con la instauración de un terrorismo de estado que sometió a nuestro pueblo a la persecución, la tortura, la muerte y las desapariciones para quitarle su derecho a la libertad, independencia y la soberanía.
Te escribo como sobreviviente de ese horror que, como muchos otros, fuimos víctimas de persecución, cárcel y torturas por defender los derechos humanos frente a las dictaduras latinoamericanas que impusieron la Doctrina de la Seguridad Nacional y de la “Operación Cóndor”, con el financiamiento, adoctrinamiento y coordinación de Estados Unidos. Fue por esa lucha colectiva que me otorgaron el Premio Nobel de la Paz y lo asumí en nombre de los pueblos de América Latina.
Mientras Estados Unidos formaba a las Fuerzas Armadas latinoamericanas en la Escuela de las Américas (SOA) en tácticas de tortura y secuestros. Aquí promovía con elites locales, políticas neoliberales que destruyeron la capacidad productiva del país e impusieron una deuda externa ilegal e ilegítima. A la vez que denunciamos ese accionar, también reconocimos la solidaridad del pueblo Estados Unidos y, aunque fueran una excepción, del Ex Presidente Jimmy Carter y la Secretaria de Derechos Humanos, Patricia Derian, que denunciaron el accionar de la dictadura.
Tu vendrás a mi país en el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, el mismo día en que se cumplen 40 años de la última dictadura genocida de Argentina, y en el año en que se cumplen 200 años de nuestra independencia nacional. Ciertamente no puedes desconocer que tu país tiene muchas deudas pendientes con el nuestro y con muchos otros.
Si tu intención es venir aquí a reconocer en nombre de los Estados Unidos de América, que tu país fue cómplice de los golpes de estado del pasado y del presente en la región. A anunciar que tu país va a firmar y ratificar el Estatuto de Roma y someterse a la Corte Penal Internacional, y que dejará de ser el único país de América que no ratifica la Convención Americana de Derechos Humanos. Si nos gratificarás con la noticia de que van a cerrar el “Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica” (WHINSEC) y el “Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley” (ILEA), herederas de la Escuela de las Américas. Y que cerrarás las bases militares que tiene EEUU en América Latina.
Entonces serás bienvenido cualquier día a la Argentina.
Pero si vienes con la intención de imponernos Tratados de Libre Comercio, en defensa de los privilegios de las corporaciones transnacionales que despojan nuestros pueblos y a la madre tierra. O vienes para avalar los ilegítimos reclamos de los fondos financieros, “Vulture Funds” o “buitres” como les decimos por aquí, que pretenden expoliarnos a través de la justicia de tu país. O tienes la intención de recomendar la fracasada receta de intervención de las Fuerzas Armadas en los asuntos de la seguridad interior, y con la excusa de la lucha contra el narcotráfico reprimir a los movimientos populares.
La potencia mundial que representas ha estado y está detrás de todos los intentos de desestabilización de gobiernos populares en nuestro continente, particularmente de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Honduras, entre otros casos. A 200 años de nuestra independencia debo informarte que no aceptaremos ni viejos ni nuevos colonialismos, no aceptaremos nuevos Consensos de Washington que impulsen reformas de hambre y exclusión. Los pueblos latinoamericanos ya derrotamos el proyecto imperial del ALCA y volveremos a enfrentar todo nuevo intento de imposiciones similares.
Si tu intención no es anunciar ninguna de estas reparaciones, ni de evitar nuevos padecimientos, lamentablemente tú visita será advertida por la mayor parte del pueblo argentino como un gesto de provocación hacia uno de los ejes centrales de nuestra identidad nacional: la defensa de los derechos humanos y de los pueblos.
A muchos nos ha llamado la atención que el comunicado oficial de tu vista menciona que vendrás a reconocer las contribuciones de Mauricio Macri a la defensa de los Derechos Humanos en la región. La primera vez que Macri defendió públicamente los derechos humanos fue para referirse a otro país que él no conoce, una manipulación política contra Venezuela que banaliza las políticas de Derechos Humanos.
Esperamos que ese presunto reconocimiento no involucre una ofensiva desestabilizadora con la hermana República Bolivariana.
Mientras Venezuela recientemente aprobó la “Ley Especial para Prevenir y Sancionar la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes”, aumentando las penas a quienes apliquen estas prácticas. En Argentina nos preocupa que en el año 2014 tuvimos 6.843 casos de torturas en cárceles, y el ahora presidente no ha dicho ni una sola palabra. Ni antes, ni ahora.
Menciono esto porque sé que es una preocupación tuya con respecto a tu propio país, que registra la mayor cantidad de presos en todo el mundo (uno de cada cuatro presos está en norteamérica), y además sabes mejor que nadie sobre los centros propios de detención y tortura que los EEUU tienen en otros países, como demostró el completo informe del “Programa de Detención e Interrogatorio de la CIA” del Congreso Norteamericano del año 2014. Nos urge luchar contra estas prácticas en todo el mundo.
La Paz es fruto de la Justicia y para hacerla realidad continuamos transitando nuestro camino de compromiso con quienes tienen hambre y sed de Justicia para garantizar la plena vigencia de los Derechos de las Personas y de los Pueblos, de ayer y de hoy. Esto nos ha permitido que en Argentina se juzgue y se condene a quienes cometieron crímenes contra la humanidad.
Por eso es importante que sepas que los días 24 de marzo ningún presidente ni personalidad puede representar al pueblo argentino, que en toda su diversidad siempre se representa a sí mismo a través de sus consignas y su movilización pacífica en todas las calles y plazas del país.
Bien lo remarcó el Papa Francisco en el Encuentro de Movimientos Sociales en Bolivia: “El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los Pueblos”.
Por eso, si no decides posponer tu visita para otra fecha, podrás escuchar lo que el pueblo Argentino tiene para decir al mundo.