Por Mariana Portilla y José Maldonado
Fotos: Kaloian Santos Cabrera
Primero, fue la reacción masiva ante el intento de asesinato de CFK. El 2 de septiembre pasado, pocas horas después del atentado, unas 500 mil personas salieron a la calle para condenar el ataque y apuntar las responsabilidades de la oposición en la instalación de un discurso de violencia que enrarece el clima político del país en los últimos tiempos. Fue la movilización popular más importante desde la creación del Frente de Todos, en 2019, en medio de un estado de discusión interna y debate sobre el futuro del espacio.
Después llegó el 17 de octubre, la fecha emblemática para la historia de las movilizaciones obreras, en la que se recuerda el nacimiento del mayor movimiento político de América Latina en el siglo XX. Ese día, Plaza de Mayo volvió a llenarse, con el encuentro de sectores del peronismo, el sindicalismo y el campo popular que presentaron una agenda común, en la que reclaman básicamente retomar el control de la economía y recuperar la soberanía “arrebatada por el FMI”. Un mensaje al corazón del gobierno de Alberto Fernández y una mirada puesta en 2023.
En esas dos movilizaciones empezó a perfilar una confluencia de espacios que asoman ya como un actor político propio dentro del escenario nacional. El PJ bonaerense y los intendentes, centrales sindicales, gremios, movimientos sociales y distintos referentes del campo popular son ejes centrales. Un frente que se nutre de vertientes del FDT, pero que discute y cuestiona el futuro de la coalición oficialista más allá del gobierno de Alberto Fernández.
La cronología se completó con la reaparición pública de Cristina Fernández en un acto político y el entorno que eligió para hacerlo: un plenario de la Unión Obrera Metalúrgica, junto a dirigentes sindicales, donde habló de la situación de los asalariados, pidió un aumento de suma fija, defendió los controles de precios.
Era, acaso, cuestión de tiempo para que ocurra. El estado de fragmentación interna entre el kirchnerismo y el presidente Alberto Fernández y el giro ortodoxo en la política económica desde la llegada de Sergio Massa al gobierno generó una reacción que terminó alineando a sectores de la política -La Cámpora, el peronismo bonaerense y los intendentes del Conurbano,, centrales sindicales -como la CTA-Autónoma y la CTA de los Trabajadores-; Camioneros y otros gremios poderosos -como la Unión Obrera Metalúrgica, SMATA y La Bancaria-. Pero también el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Juan Grabois, organizaciones cooperativas, pequeños y medianos empresarios e intelectuales.
La foto del palco del 17 de octubre mostró por primera vez juntos a sectores con agenda propia dentro del FDT, que hasta ahora no habían manifestado un alineamiento tan claro y que ya no ocultan sus críticas al gobierno de Alberto Fernández por el rumbo económico y por no haber respetado -sostienen- la voluntad de su electorado, que lo votó para un cambio de rumbo económico. En el mismo sitio histórico de 1945, estuvieron, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, Máximo Kirchner, Pablo Moyano, Sergio Palazzo (La Bancaria), Roberto Baradel (Suteba), Hugo “Cachorro” Godoy (CTA-A) y Omar Plaini (Canillitas), junto a Claudio Lozano, Andrés “Cuervo” Larroque, el diputado nacional Hugo Yasky y Oscar “Colo” De Isasi. Desde el palco, reclamaron que el Estado tome el control de la planificación de la economía y el mercado externo con la soberanía alimentaria como concepto guía; y pidieron avanzar con la reforma judicial, impositiva y financiera, y volver a la aplicación de la Ley de Medios.
También incluyeron duros cuestionamientos a la gestión de Mauricio Macri y a los compromisos con el FMI: “La Argentina necesita un respiro, no necesita lecciones de economistas, de ideas obsoletas, arcaicas y que sólo benefician a unos pocos”, dijo Máximo Kirchner. Todos temas que parecen hoy muy lejanos de la agenda del gobierno de Alberto Fernández y de la gestión de Sergio Massa en el Ministerio de Economía.
“Los trabajadores están esperando que dejen de traicionarlos” fue una de las frases de alto impacto político de las que lanzó Kirchner, marcando un contraste con otros dos escenarios que se montaron ese día a mucha distancia de la Plaza de Mayo. Por la mañana, el acto de Sanidad y otros gremios de la CGT en Obras Sanitarias, donde los “Gordos” pidieron lugares en las listas y tener mayor peso en las definiciones electorales del FDT. Más tarde, el mitin del Movimiento Evita en La Matanza, un municipio donde la organización busca instalar una candidatura propia para la intendencia.
LA COMUNIDAD ORGANIZADA
“Voluntad de unidad, voluntad transformadora y voluntad de ir en búsqueda de los principios y valores esenciales de la clase trabajadora”. Para el titular de CTA-A Hugo “Cachorro” Godoy, lo que comenzó a gestarse en estas movilizaciones está construido en esos tres principios, y apunta básicamente a sostener “un proceso transformador en Argentina que le ponga límite al poder de los grupos concentrados y a los organismos trasnacionales que quieren imponer sus políticas».
“El encuentro de todos estos sectores mostró la tozuda voluntad de los trabajadores de recuperar la mística y el sentido transformador del 17 de octubre de 1945 para que podamos salir de la crisis y de construir una unidad política que empuje la movilización popular para lograr ese indispensable cambio de rumbo que le reclamamos al gobierno en su política económica y social”, dice Godoy.
Para “Cachorro”, hay que mirar la unidad, pero también la decisión de señalar las diferencias con algunos sectores que forman parte del Frente de Todos, un dato que, afirma, fue magnificado por muchos medios. “La gravedad de la crisis requiere un pueblo movilizado y dirigentas y dirigentes que se animen a ponerse al frente de esa movilización popular. Y eso se quiere negar por parte de algunos medios que solo resaltan los aspectos negativos de las contradicciones existentes y las incoherencias, por qué no, de algunos sectores que forman parte del Frente de Todos”.
“Los medios hegemónicos hicieron mucho hincapié en que ese día hubo otros actos. Incluso le sacaron el “sarcófago” a las 62 Organizaciones para decir que había habido un acto más. Fue un intento de menoscabar este acto que rebalsó la Plaza de Mayo y del que participaron más de cien organizaciones de trabajadores y trabajadoras, de pequeños y medianos empresarios, de movimientos sociales, cooperativos. Corrientes políticas de la mayoría de los partidos y organizaciones que forman parte del Frente de Todos”.
El secretario general de la CTA-A destaca la agenda plasmada en el documento que se emitió en el marco del acto del 17 de octubre, donde el espacio planteó cuestionamientos al rumbo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y envió un mensaje a la Casa Rosada. “Es un documento que apunta a cuestiones de coyuntura y también de fondo en la realidad que atraviesa nuestro país. Evidentemente, el gobierno debe rectificar el rumbo. Y en ese sentido el documento aporta cuestiones claves”.
Esperanzado por la configuración de “un espacio de unidad político ampliado”, Claudio Lozano, dirigente nacional de Unidad Popular, reivindica el rol activo de las corrientes que confluyen en este espacio y critica -como contracara- a “Los Gordos” de la CGT tras el lanzamiento de la denominada Corriente Político-Sindical Peronista para la disputa de candidaturas.
“Han tenido, por lo general, desde la dictadura para acá un comportamiento sinuoso de fuerte asociación con el poder y de darle la espalda a los intereses de los trabajadores”, advierte a Malas Palabras.
Para el ex director del Banco Nación se comenzó a formar un polo de acumulación política y social con incidencia suficiente para rectificar el rumbo de un gobierno disociado con los intereses originales del Frente de Todos: “Puede abrir una perspectiva a futuro de cara a las elecciones de 2023; plantear una nueva propuesta política que necesitamos”.
En la misma línea se para Omar Plaini, referente de Canillitas y secretario de Políticas Económicas y Sociales de la CGT, quien -parafraseando a Juan Domingo Perón- define a las más de cien agrupaciones sociales, políticas y sindicales presentes el 17 de octubre en la Plaza como “la comunidad organizada”.
Al igual que Lozano tiene una mirada crítica con respecto a parte de la conducción actual de la CGT que busca representación sindical en el armado de las listas a nivel nacional, provincial y municipal. “Para los que estuvimos en Plaza de Mayo lo sustancial es discutir un modelo de país en el que se revalorice el rol del Estado con el control y la intervención de la economía; el aliento a la producción y a la generación de trabajo digno; y se rediseñe el sistema financiero”, enumera el dirigente.
UN MENSAJE AL GOBIERNO
El documento que leyó el flamante sector le marcó la cancha al gobierno de Alberto Fernández sobre la necesidad de un cambio de rumbo que hoy se transforma en urgente. Hubo coincidencia en demandar una política social más profunda para resolver el hambre, la pobreza y la desigualdad, pensando en un Ingreso Básico Universal para la población en informalidad y desempleo, y en un refuerzo de salarios y jubilaciones.
En el escrito también se planteó la necesidad de “ajustar los controles del Estado” para terminar con la brutal evasión de impuestos por parte de los grandes grupos empresariales; y recuperar la soberanía mediante el rediseño del sistema financiero con el fin de fortalecer la Banca Pública Estatal y desmontar los mecanismos de especulación para cortar con la fuga de capitales.
Los diversos sectores concordaron en la urgencia de revalorizar el sistema democrático volviendo a poner en escena la Ley de Medios, eliminada por decreto durante el macrismo, “para terminar con los discursos dominantes de odio y violencia” y avanzar en una Reforma Judicial y una nueva Corte Suprema de Justicia en camino hacia una nueva Constitución Nacional.
“El fiasco de las políticas que aplica no hace más que abrirle las puertas al retorno del pasado. Si el Presidente no escucha tendremos más plazas para plasmar en 2023 una manera distinta de plantear una perspectiva de futuro”, alerta Claudio Lozano.
Y sentencia: “No podemos ser cómplices de que el fracaso del gobierno le abra la puerta al pasado, ni tampoco permitir que la experiencia del Frente de Todos esté encabezada por propuestas de carácter conservador, como las que se expresan hoy con la asunción del superministro Massa”.
En tanto, Plaini asegura que si Alberto Fernández hace caso omiso a los reclamos de los trabajadores, “vamos a estar en problemas para continuar siendo gobierno”. “Yo prefiero todas las contradicciones que tengamos que tener dentro de un gobierno nacional y popular aunque no podamos resolver cuestiones de fondo, a una sola certeza de los opositores”, dijo el también senador bonaerense por el Frente de Todos.
LO QUE VENDRÁ
¿Qué significa hacia adelante la irrupción de este actor? “El compromiso central es darle continuidad a las acciones. Queremos que los postulados de ese documento se puedan plasmar y concretar en lo que queda del gobierno y en un eventual nuevo gobierno”, explica “Cachorro” Godoy.
“Tenemos que ayudar a garantizar un triunfo de los sectores populares. Sin esa unidad, va a ser muy difícil. Ese es el primer desafío. Vamos a trabajar para que perdure en el tiempo”, asegura.
Sobre el futuro de este frente sindical, político y social también habla “Taty” Almeida, la Madre de Plaza de Mayo que se subió junto al resto de los dirigentes al palco del 17 de octubre. “Todas las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora creemos que este movimiento de unidad que se refleja en la calle es muy importante. La consigna es y tiene que ser `unidad nacional por la soberanía y con justicia social’”, dice en diálogo con Malas Palabras.
“Tenemos que ser miles los que estemos en la calle, unidos con los hechos y no con las palabras. Frente al odio que plantean muchos, demostremos que un pueblo unido jamás será vencido”, finaliza la referente de los derechos humanos.