Cómo garantizar el terreno ganado en materia de DD.HH. en un país donde las derechas más retrógradas avanzan en construcción política y adhesión popular, aun reivindicando la dictadura a viva voz.
Opinan: Oscar Rodríguez; abogado integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos del Humanos (APDH); Lucía García Itzigsohn, agrupación H.I.J.O.S; y Guadalupe Godoy, Directora de Políticas de Memoria de la UNLP.
Por Christian Madia
El proceso de Memoria, Verdad y Justicia que se abrió en nuestro país a partir de la recuperación de la democracia de diciembre de 1983 ha pasado por distintas etapas de avances, retrocesos y conquistas. El fulgor de la primavera democrática alfonsinista, con la creación de la Conadep y el Juicio a las Juntas, fue parado en bruto por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Más tarde durante el menemismo, la ley de amnistía a los militares parecía cerrar el círculo de impunidad. Pero en el año 2003, durante el gobierno de Nestor Kirchner, se logró la nulidad parlamentaria de las leyes de impunidad. La decisión, validada por la Suprema Corte, reabrió el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. Los organismos de Derechos Humanos, acompañados por el grueso de la sociedad movilizada, recuperaban el aire fresco del camino de construcción de justicia y reparación histórica.
La pregunta que hoy está flotando en el aire es cómo garantizar el terreno ganado en materia de DD.HH. en un país donde las derechas más retrógradas avanzan en construcción política y adhesión popular, aun reivindicando la dictadura a viva voz.
Militar en derechos humanos hoy
Para el doctor Oscar Rodríguez, abogado e integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el juzgamiento a los represores debe continuar administrativamente, y el trabajo de las organizaciones debe hacer foco en cuestiones urgentes: “ante la gran concentración económica, los organismos de DD.HH. deben hacer hincapié en los derechos económicos y sociales porque el pueblo tiene hambre”. Ya la candidata a vicepresidenta del espacio de Javier Milei, Victoria Villarruel, ha realizado manifestaciones públicas reivindicando el exterminio y la desaparición forzada de personas, incluso en el acto infame realizado en la Legislatura porteña, un lugar institucional. “Necesitan del relato negacionista porque llevarán adelante un sistema represivo, donde empatan las luchas a partir de la ‘Teoría de los dos Demonios’. Si gana Milei habrá un fortalecimiento del poder militar para usarlo con fines de presión política y social”, agrega Rodríguez.
Según Guadalupe Godoy, directora de políticas de Memoria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) “estos discursos los fueron aprendiendo a través de los años, a partir de una buena red de comunicación supervisado por las fundaciones libertarias de Estados Unidos” y agrega “hay una apropiación del mismo discurso de los organismos que Villarruel perfecciona, desde la forma de sus intervenciones en el exterior ante la Comisión Interamericana de DD.HH. planteando desde la cuestión de salud de los genocidas encarcelados, hasta la denominación de ‘preso político’, se fueron apropiando del discurso humanitario propio de las organizaciones de defensoras de DD.HH.”
Lucía García Itzigshon, integrante de la agrupación H.I.J.O.S., dice que en las reuniones que organizan vuelven a mirar hacia atrás y recuerdan la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo para nutrirse de esos saberes, pero al mismo tiempo encuentran un lado optimista al hecho de la presentación de Villarruel en la Legislatura : “nos da la oportunidad de volver a hablar sobre estos temas y sobre todo a las generaciones nuevas contarles qué pasó hace 47 años, con ese acto público de la candidata a vice se transparenta qué intereses representan.”
El estado de las cosas
Pero, ¿cómo convivimos con esa habilitación a este tipo de discursos? “cuando se decidió estatizar la Memoria se convirtió en el statu quo y ahí empezamos a correr el riesgo de que intenten romper lo construido”, observa Guadalupe.
Lucía reconoce que se dieron por sentado algunas cuestiones descuidando la transmisión de la historia “de algún modo este resultado electoral nos funciona como una alarma para reponer esos diálogos e historizar cuáles son las continuidades en la política argentina.”
Por un lado, Milei reivindica el proyecto económico de Alfredo Martínez de Hoz, y su candidata a vice Villarruel reivindica el plan sistemático de exterminio que fue necesario para implantarlo “pero cómo trasladar eso sin perder de vista los otros matices que permitieron que estos discursos fueran creciendo”, sostiene Guadalupe.
En marzo de este año, durante el “III Foro Mundial de Derechos Humanos” celebrado en nuestro país, Argentina fue reconocida por sus políticas históricas en defensa de los DD.HH. Esta construcción fue tan profunda que en 2017 una multitud popular salió a las calles a repudiar la posibilidad de que la Corte Suprema macrista habilite la aplicación del 2×1 a delitos de Lesa Humanidad, reduciendo las penas y dejando en libertad a varios represores. Oscar agrega: “nadie va a poder negar la lucha de Madres, Abuelas y de los organismos de DD.HH. A pesar de que la clase luchadora fue diezmada en los años ’60 y ’70, todavía en los ’80 teníamos referentes como Alfredo Bravo. Lo que sucede es que luego llegó otra clase política como la que tenemos actualmente que no tenía historia de lucha sobre sí y está desconectada.”
“Capaz que los jóvenes hoy en día no dimensionan lo valioso y lo inédito que fue el proceso de juzgamiento a la Junta Militar en 1985 y que fue clave para la construcción de una democracia – agrega Lucía – porque para vivir en democracia plena hay que ser categóricos con los crímenes de Lesa Humanidad que no forman parte de la convivencia democrática.”
Milei plantea una vuelta a los años ’90 y, según Guadalupe Godoy, que eso cale en la sociedad no es casual “ya que propicia el imaginario social de que el menemismo es estabilidad con el 1 a 1. Él está jugando con eso.”
Justamente esta reivindicación a las violaciones y negaciones de los Derechos Humanos se da en el marco del aniversario 40° de nuestra recuperación democrática. Hoy en día las derechas han aprendido a ganar elecciones y no les hace falta generar Golpes de Estado a la antigua usanza. Lucía dice que “desde H.I.J.O.S., lo que más nos interesa revertir y discutir son los discursos que están operados por una enorme maquinaria que generan estas candidaturas por detrás. Ellos apuestan a romper el Estado con estos discursos que apelan a lo peor de la sociedad: el individualismo, el ‘sálvese quién pueda’, la meritocracia, el quiebre de lazos sociales de empatía con el otro”.
Oscar amplía contando su preocupación profunda: “qué democracia tenemos si no tenemos derecho a comer, a la salud, etc. La democracia ha sido vaciada de contenido. Ya no se habla de emancipación de los pueblos, por lo tanto todo lo que aparece con un tinte emancipatorio es un discurso violento contra determinada porción de poder que es la ‘casta’. Pero sabemos que la casta, si bien es funcional, no es el gran enemigo. Si vos sos Gobierno y te hacen una corrida económica y logran voltearte, eso no lo hace la casta, lo hace el poder económico financiero y si las finanzas manejan el mundo, es muy difícil que las democracias sobrevivan.”
Diálogos urgente
Es momento de hablar con las nuevas generaciones a las que las dictaduras les quedan sumamente lejanas en su historia. Pero también hay que ir más allá. Acercarles la Memoria más reciente a quienes creen en las “salidas por derecha” para contar lo que fueron las luchas contra el neoliberalismo en los años ’90.
Guadalupe explicita: “si hay una riqueza que tuvo el movimiento de DD.HH. en nuestro país fue saber ser parte de las luchas del campo popular. Pienso en el 2001 con las Madres de Plaza de Mayo y la consigna: ‘El genocidio continua con el hambre de hoy’, eso fue lo que nos permitió potenciar el ejercicio de Memoria.” Lucía, por su lado concluye: “ésta es la idea de Patria que tenemos, al contrario de la otra: donde a ciertos otros hay que exterminarlos, porque eso es lo que está implícito en los discursos de ‘La Libertad Avanza’ y de ‘Juntos por el Cambio’.”
Si lo logramos ver y aproximarnos, los jóvenes que se sintieron atraídos por los discursos de odio por el motivo que sea, seguramente van a estar más cerca de la empatía por el otro, estarán más apegados a una preocupación real por quienes los rodean que, por el contrario, esa actitud egoísta y cerrada que auspician estos espacios que añoran las viejas prácticas de represión y hambre.Como concluye Oscar Rodríguez: “Hay que focalizarse en la reconstrucción de la Memoria. Hacer pedagogía de todas las luchas del pueblo argentino a lo largo de su historia. Cuando decimos que la democracia tiene que ser participativa, entonces plantemos escuelas; cuando decimos que hay que curar, plantemos hospitales; y si decimos que hay derecho al trabajo, plantemos fábricas. Hay que fortalecer la Memoria y eso es una tarea de todos los días.”