Por Emiliano Guido
En el recomendable podcast “Retrato narrado”, producido por el célebre periodista y escritor Jon Lee Anderson, un equipo de investigación viaja al pueblo paulista Eldorado donde se crió Jair Bolsonaro para conocer su grado cero biográfico. Vecinos y familiares coinciden al momento de brindar testimonio: en sus años de adolescencia el actual Jefe de Estado cultivaba un sordo rechazo a las familias blancas de filiación progresista.
En “Retrato narrado” se accede a un audio desopilante de Bolsonaro donde, preso de su mitomanía, afirma que el principal referente de la izquierda de su lugar natal poseía una casa con piscina fastuosa, que en los días aciagos de calor él trabajaba de sol a sol mientras los vecinos rojos disfrutaban de su mansión. Anderson explica en el podcast que aquella mentira, porque la mansión de la familia guerrillera era puro cuento, acuñada en su primera campaña electoral constituye una marca constante en su carrera política. Para Bolsonaro, la única verdad es la fábula. Ahora, Bolsonaro pergeña otra fake estrambótica: el PT cometerá fraude en la elección presidencial de octubre.
Ignacio Lemus, corresponsal en Brasil de la cadena Telesur, reconstruyó en la red social Twitter la reunión que mantuvo Bolsonaro el día 18 de julio por la noche en la residencia presidencial Palacio Alvorada con cuarenta diplomáticos extranjeros, donde no fue invitado el representante argentino. Lemus apunta que, ante los embajadores, el Jefe de Estado: “repitió sus críticas sobre el sistema de voto electrónico, además atacó al Tribunal Superior Electoral por no aceptar sus sugerencias: que las FFAA realicen una auditoría propia del proceso y que se implemente un voto impreso paralelo”. Al día siguiente, el matutino Folha do Sao Paulo criticó la arenga de Bolsonaro citada por Telesur en una editorial de título inusitado en su manual de estilo: “Presidente golpista”.
Antes de la mencionada reunión, Luiz Edson Fachin, presidente del Tribunal Superior Electoral de Brasil, aprovechó su estadía en Washington lejos del radar bolsonarista para realizar voltaicas declaraciones en torno a la presión política que ejerce Bolsonaro con el fin de que las urnas presidenciales de octubre expresen el deseo del gobierno nacional.
Edson Fachin vaticinó que el bolsonarismo podría consumar un putsch de nuevo tipo, similar al que ejecutó la base social identificada con Donald Trump cuando, colérica por la victoria del Partido Demócrata, tomó por fuerza el dominio del Capitolio. Según Fachin, la patria bolsonarista congregada en la tríada simbólica de la denominada triple B -biblia, buey y bala, tres íconos que identifican los valores evangélicos, feudales y militaristas del oficialismo- posee la voluntad política de ejecutar una perfomance golpista- cerrar el Congreso por caso- si Lula gana los comicios.
Balas y votos
El corresponsal en Brasilia de la agencia italiana ANSA Darío Pignotti utilizó su habitual columna de los días jueves en la radio argentina AM 990 para dar volumen informativo a un suceso que, a pesar de haber estremecido la campaña electoral brasileña: el asesinato a mediados de julio de un militante del Partido de los Trabajadores en la ciudad fronteriza de Foz do Iguazú por parte de un fanático ultraderechista, no traspasó los muros de la escena mediática brasilera: “El policía Jorge José da Rocha Guaranho se presentó a los gritos en el cumpleaños temático que había organizado Marcelo Arruda gritando aquí manda Bolsonaro. La persona asesinada era la persona encargada de administrar la plata del Partido de los Trabajadores en la ciudad fronteriza. El hecho se da en un contexto inquietante para el gobierno: las encuestas más recientes otorgan a Lula una ventaja de 14 puntos en primera vuelta, y en ballotage la diferencia es aún mayor, según estima la firma Datafolha. De ahí que el gobierno haya anunciado que los militares serán parte del conteo de los votos”.
En el riesgoso contexto político actual, donde Bolsonaro da muestras de querer rasgar con furia el sistema democrático, el círculo político cercano al líder del PT considera que sus rivales están dispuestos a liquidar al candidato presidencial trabalhista. El periodista argentino Augusto Taglioni cita a una fuente del PT en un artículo reciente de su autoría publicado en La Política on line para anticipar que el lulismo tomará extremas medidas de seguridad en los próximos actos partidarios: “El equipo del candidato del PT sumó al general Gonçalves Dias, conocido como la sombra de Lula durante sus dos mandatos presidenciales, para que lidere nuevamente el equipo de seguridad del PT. Con Dias mejoró mucho, en su momento, la organización de los eventos partidarios del PT porque incorporó tácticas de inteligencia novedosas para el PT”.
Mientras la conducción del PT se blinda, la militancia debate qué hacer, cómo enfrentar a un presidente golpista. Joao Paulo Rodrigues, representante del movimiento social campesino MST en el comando electoral del PT, explicó a la agencia comunitaria Adital los dos caminos posibles que coteja el lulismo para poder caminar a pie firme el minado campo electoral: “Un sector aconseja dejar a Lula tranquilo porque las elecciones ya están ganadas. Para algunos compañeros: Lula debe viajar poco, hablar poco, y debemos extremar su seguridad. Otra posición, en cambio, sostiene que Bolsonaro es muy peligroso porque tiene el apoyo de los americanos; entonces, promueven mejor hacer una gran alianza electoral, y suavizar el programa lo más posible para no correr el riesgo de perder las elecciones”.