Por Carlos Fanjul
En medio del cierre de este primer número del año se nos atravesaron dos fechas y dos compañeros imprescindibles a los que extrañamos en cada minuto: Omar Núñez y Germán Abdala.
Los dos nos ‘dijeron’ cosas que parecen pensadas como para llenarnos de fuerza hoy frente a esta embestida del gobierno amarillo que, parece, no se detendrá durante todo el año que arranca.
Omar nos recomienda, que “tenemos que ser capaces de articular las diferentes expresiones y corrientes de la militancia política, cultural, religiosa y social, en un
Nuevo Movimiento Nacional y Popular”.
Para sostener esa idea, Germán nos tranquiliza y nos llena de aliento: “Va a haber dirigentes que van a ser mayoría en el movimiento obrero y que van a ser consecuentes con su mandato, va a haber dirigentes políticos que no van a tomar la política como una parte mas del jet-set y la frivolidad, que intentaran cambiar la sociedad en que se vive. Entonces, en ese momento, cuando se modifiquen esas relaciones de fuerza, estas legislaciones que hoy parecen terribles derrotas, las vamos a cambiar a todas”.
En este tiempo, casi que no existieron días en que uno no notara que la ofensiva del macrismo en todos los terrenos nos quiere hacer sentir su decisión de mostrarnos su verdadera cara, luego del respaldo recibido en las urnas en 2017.
La de la barbarie destructiva de un modelo de país, que ya estaba tambaleante, pero que ahora es acosado por una horda de depredadores
Porque los más de tres mil despidos ocurridos en el Estado, no deben ya mirarse solamente desde el numero de trabajadores echados, sino, además, desde los sectores elegidos para el desmantelamiento. En estos meses, el macrismo ha comenzado a ejecutar el vaciamiento de áreas estratégicas del Estado, de áreas productivas y de control, de hospitales públicos y de sectores culturales.
Todo eso busca poner al Estado al servicio de intereses privados y extranjeros, al mismo tiempo que son destruidas las áreas pensadas para nuestro desarrollo como pueblo soberano.
Lo mismo ocurre en empresas privadas, ligadas a la producción y también a nuestra soberanía, las que despiden personal o se vacían, según los intereses internacionales.
Y ni que hablar de la instalación de la base militar norteamericana en Misiones, que constituye un oprobio para nuestro futuro y que tiene directa relación con el apoyo dado por Macri a los yankis frente a los rumores de invasión a la república bolivariana de Venezuela.
En suma, los tipos han salido a construir el país que soñaron siempre. El que comenzaron a diseñar durante la dictadura genocida, el que plasmaron durante el entreguismo del menemato y al que ahora le piensan poner la frutilla de la torta.
Y entonces? Solo pensar que frente a esa estrategia ya instalada, no hay otra que la búsqueda de unidad para la construcción de una herramienta propia de la que nos hablaba Omar y el sentido profundo de una capacidad transformadora en serio, como nos proponía German.
A la barbarie de arriba solo se le contesta con organización popular desde abajo.
Y en eso andará nuestro 2018.