Javier Milei negaba la brecha de género en televisión nacional casi al mismo tiempo que Claudia Goldin ganaba el Nobel de Economía por sus estudios sobre mujeres y mercado de trabajo. Relación desigual de las tareas domésticas y composición del mercado de trabajo entre varones y mujeres. Situación en Argentina y Latinoamérica.
Opinan: Leonor Cruz, secretaria de Géneros y Diversidades de la CTA Autónoma y dirigenta de la Federación Nacional Territorial (FENAT); y María Claudia Albornoz, La Poderosa.
Por Inés Hayes
Ilustración: Adictos Gráficos
Días después de que Milei negara en uno de los debates presidenciales la brecha de género, la investigadora neoyorkina Claudia Goldin ganó el Premio Nobel de Economía por sus estudios sobre las mujeres y el mercado de trabajo.
Goldin nació en Nueva York en 1946, es profesora de la Universidad de Harvard y es la tercera mujer en ganar este premio entre los noventa y dos galardonados en esta disciplina. Según la Academia Sueca de las Ciencias, el aporte de Goldin es trascendental: “ha descubierto los principales factores que explican las diferencias de género en el mercado laboral”.
Claudia Goldin es reconocida en el mundo por sus trabajos sobre las mujeres y la economía, más precisamente sobre los estudios en torno a la dificultad de las mujeres para poder sostener el trabajo remunerado y el trabajo de cuidados a lo largo de su vida y cómo este difícil equilibrio siempre conlleva a las desigualdades. La investigadora comenzó su carrera analizando la economía del sur de Estados Unidos, su primer libro Esclavitud urbana en el Sur de América fue sobre su tesis doctoral en la Universidad de Chicago. Trabajó también sobre la industrialización en Estados Unidos y el rol que tuvieron en ella las mujeres, las niñeces y las familias inmigrantes.
Fue en ese momento cuando se dio cuenta de cómo habían sido invisibilizadas las mujeres de la historia económica del país, por lo que desde entonces uno de sus principales objetivos ha sido demostrar cómo evoluciona la fuerza laboral femenina y su rol estratégico en el crecimiento económico. Así nacieron sus trabajos Monitoreo de costos y segregación ocupacional por sexo, de 1987; Participación de las mujeres casadas en la fuerza laboral del ciclo de la vida, de 1989 y El papel de la Segunda Guerra Mundial en el aumento del empleo femenino, de 1991.
La base de su argumentación es que la brecha de género radica principalmente en las desigualdades a la hora de hacerse cargo de las tareas de cuidados, ya sea de hijes, nietes, familiares a cargo. Su libro Carrera y familia: el viaje centenario de las mujeres hacia la equidad recopila su pensamiento a lo largo de los años y llega hasta cómo impactó la pandemia en las carreras, los trabajos y las profesiones de las mujeres con cuidados a cargo.
En Argentina puede verse claramente lo que plantea Goldin: las mujeres perciben ingresos por un 26% menos que los de los varones (acorde a un informe del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades). El informe señala además que esa diferencia se amplía al 36,5% en los empleos asalariados informales. Y en ese sentido, la tasa de informalidad es del 39,3% en las mujeres y de 34,6% en los varones. En el caso del pluriempleo, alcanza al 11,7% sobre el total de las mujeres ocupadas contra el 6,2% de los varones. Y si a esto se le suman las tareas domésticas y de cuidados, los números hablan por sí solos: al dedicarse más horas a estas tareas no remuneradas tienen menos posibilidades de acceder a puestos mejor pagos y de tomas de decisiones.
Según Ecofeminita, del total de personas que realizan tareas domésticas, un 69% son mujeres y un 31% son varones: “Este reparto desigual de las tareas domésticas entre varones y mujeres podría asociarse a las desigualdades vistas anteriormente en la composición del mercado de trabajo (obstáculos en el acceso a cargos jerárquicos, precarización laboral, etc) y responde a un conjunto de normas sociales y estereotipos de género que asignan mandatos diferenciales a varones y mujeres. Dicha feminización de las tareas de cuidado penaliza a estas últimas, haciendo que enfrenten extensas cargas de trabajo en el hogar y, por ende, imponiendo una fuerte restricción temporal y afectando el acceso al mercado de trabajo y a la trayectoria laboral”.
“Más allá de las propuestas puntuales de Milei, lo que tenemos que ver es el avance de la derecha sobre todos los derechos de las mujeres y de las diversidades, y su concepción de que son nuestros dueños y al creerse los dueños pueden decidir cuánto cobramos nosotras y todo lo demás”, dice Leonor Cruz, secretaria de Géneros y Diversidades de la CTA Autónoma y dirigenta de la Federación Nacional Territorial (FENAT).
“Acá no estamos discutiendo que merecemos por igual tarea igual remuneración sino que él avanza contra todos los derechos conquistados y tiene la mirada de que nosotras tenemos que volver a la edad de la esclavitud, no tiene respeto hacia nosotras como personas porque desprecia a las mujeres y a la clase”, completa Leonor, cuya Central viene exigiendo que se reconozca a las trabajadoras comunitarias salarialmente, y es que la tarea de los comedores fue fundamental durante la pandemia y lo es hoy con el 56% de los niños, niñas y adolescentes bajo la línea de pobreza.
“Hay más de 6 mil barrios populares en donde la organización comunitaria hace posible la vida en Argentina y en la región. Cuando vemos que hay un 56% de niños, niñas y adolescentes pobres, decimos que esto debería ser prioridad, por eso seguimos luchando por este reconocimiento como trabajadoras y sobre todo como cocineras porque hay millones de familias que no pueden garantizar un plato de comida si no es por los comedores”, se suma María Claudia Albornoz, de La Poderosa, organización que cuenta con 150 comedores que garantizan 40 mil raciones al día.
Bregman y Milei: feminismo Vs. neofascismo
“En la Argentina, las mujeres tenemos que trabajar ocho días más al mes para igualar el salario de un varón. ¿Usted niega el patriarcado por ignorancia o por machismo?”, preguntó Myriam Bregman, ex candidata a presidenta por el Frente de Izquierda en el primer debate presidencial en Santiago del Estero. Desconociendo todas las estadísticas e investigaciones al respecto, la respuesta de Milei fue elocuente: “Lo niego por la evidencia empírica. ¿Sabe qué? Cuando usted desagrega los promedios y toma profesión por profesión, la desigualdad desaparece”. Basta con leer el informe del Banco Interamericano de Desarrollo, por ejemplo, para que las evidencias salten a la vista: “En América Latina y el Caribe la situación no es diferente. Más mujeres trabajan en ocupaciones peor pagadas, pasan más tiempo en trabajos de cuidados a niños y adultos mayores que no son remunerados y tienen una menor participación en los campos de CTIM (precisamente, relacionados con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) que los hombres”.
La frase de Silvia Federici “eso que llaman amor es trabajo no pago” dio la vuelta al mundo y quedó resonando en el aire. Al mirar las estadísticas de las tareas de cuidado en el continente de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la ONU, son las mujeres quienes dedican más tiempo a cuidar que los varones y eso pasa en todos los países latinoamericanos: las mujeres cuidan 36 horas por semana y los varones no llegan a 15; y en algunos Estados la diferencia se acentúa aún más.
En palabras de Leonor Cruz: “necesitamos debatir el sistema, debatir la matriz productiva de este país, necesitamos debatir una nueva sociabilidad. No podemos seguir naturalizado la pobreza, el hambre, que nuestros pibes y pibas caigan en nuestras esquinas. El diagnóstico lo tenemos, tenemos que ponernos en acción. El feminismo vino a decirnos que la violencia no es natural y ahí el feminismo nos abrazó. Hoy tenemos que armar una nueva agenda en la unidad estratégica de la clase trabajadora.”
36 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries: Por un 2024 sin derechas ni fascismos
Del 14 al 16 de octubre, más de cien mil personas participaron en Bariloche del 36 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries. Un encuentro único en el mundo, un evento democrático que tuvo su puntapié inicial en el Centro Cultural San Martín, de la Ciudad de Buenos Aires, allá por 1986.
El encuentro de este año tuvo como protagonistas a las mujeres mapuches de Río Negro que enfrentan conflictos por las tierras donde nacieron y habitan en la comunidad Lafen Winkul Mapu, de Villa Mascardi, que en octubre del 2022 fue desalojada por el Comando Unificado de Fuerzas Federales. Durante el proceso, siete mujeres mapuches fueron detenidas, cuatro de las cuales estuvieron con prisión domiciliaria hasta junio de este año.
“Fuimos capaces de ocupar un territorio en disputa de a miles. El hecho de juntarnos, incluso en el marco de la crisis económica, nos devuelve la potencia de lo que somos capaces y nos permite recuperar la esperanza”, dice a Malas Palabras Clarisa Gambera, secretaria de Género y Diversidad de ATE Nación.
Por supuesto, también hubo lugar para fortalecer debates y diagnósticos sobre temas que atraviesan la escena política nacional: la avanzada de la ultraderecha y de movimientos políticos neofascistas, el odio como programa político, el ejercicio de la violencia hacia determinadas poblaciones, y las estrategias de lucha y activismo para contrarrestarlas.
“Tenemos que repensar esta democracia que no ha logrado una sociedad más justa. La soberanía que demandamos sobre nuestros cuerpos se hace extensiva a la soberanía sobre los territorios que habitamos. También tenemos que seguir profundizando la estrategia feminista de poder transparentar el impacto de la deuda en nuestra vida cotidiana. Es evidente el terror financiero con el que están pretendiendo disciplinar a la Argentina para avanzar sobre nuestros derechos”, reflexiona Gambera.
El domingo al mediodía, previo a la marcha de cierre, las trabajadoras estatales encabezaron una asamblea a orillas del lago Nahuel Huapi en la que 400 mujeres de todo el país discutieron la coyuntura política actual en un año donde se vuelve a poner en debate el rol del Estado y de las políticas públicas.
“Los feminismos pudimos instalar esta idea de que lo que no se nombra no se ve, por eso, es importante abrir ese sentido en un país que ha construido una narrativa de origen que negó mucho tiempo a los pueblos que habitaron esta tierra ancestralmente”, cierra Clarisa.
El debate queda abierto y las discusiones instaladas para el próximo Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades en Jujuy, la sede elegida por amplia mayoría.
“En una tierra de tanta opresión, respondemos con alegría, organización y lucha”, expresaron sobre el escenario del Velódromo de Bariloche quienes propusieron a la provincia como futuro punto de encuentro. “Queremos un 2024 sin derechas, sin fascismos y en las calles, siempre”.