Crítica de “Cortázar y Antín: cartas iluminadas” (Cinthia Rajschmir, 2018)
Por Edu Guzman (@soloenelcine)
2024 marcó dos aniversarios importantes para Julio Cortázar: en febrero se conmemoraron 40 años de su muerte y el 26 de agosto se cumplieron 110 años de su nacimiento. Por su importancia y esta singularidad del calendario es que su figura y su obra vienen siendo homenajeadas de diversas formas. Una de las facetas un poco menos visitadas es la relación del autor de Rayuela con el cine. Blow up (1966), de Michelangelo Antonioni, que se basó en el cuento “Las babas del diablo”, es quizás la adaptación más famosa . Pero, probablemente la relación más significativa en esta materia fue la que estableció con Manuel Antín, realizador argentino que en la década del 60 llevó a la pantalla grande cuatro de sus cuentos. Sobre ese vínculo, mayormente epistolar, Cinthia Rajschmir construyó su documental Cortázar y Antín: cartas iluminadas (2018).
A fines de los años 50, Antín era un joven aspirante a escritor. Una tarde de visita en lo de un amigo encontró un libro que lo haría cambiar de vocación. Se trataba de Las armas secretas (1959) y su autor era un no muy conocido Julio Cortázar. Cuenta Antín en el documental, un poco en broma, que sintió que esa era la forma en la que quería escribir y entonces hacer una película era una posibilidad de plagiar esa obra legalmente. Así fue que cambió de vocación, tomó el cuento “Cartas de mamá” y lo transformó en La cifra impar (1962). El pedido de autorización y los requisitos legales, propios de las adaptaciones literarias al cine, fueron causa del primer contacto entre ambos y luego, como parte del rodaje realizado en París, donde hacía años que Cortázar residía, se produjo el primer encuentro entre ellos.
En Cortázar y Antín: cartas iluminadas, uno de los focos está en la relación construida a través de cartas y proyectos compartidos y el nacimiento de su mutua amistad. La colaboración entre ambos continuó con Circe (1964), adaptación del cuento homónimo, en la que Cortázar participó en el guión, y con Intimidad de los parques (1965), en la que se fusionaron “El ídolo de las Cícladas” y “Continuidad de los parques”. A la par de una evidente admiración mutua también enfrentaron desafíos y desacuerdos, especialmente en el último proyecto sobre el que el escritor tenía serios reparos.
A través de una combinación de la correspondencia, entrevistas y escenas de las películas, Cortázar y Antín: cartas iluminadas ofrece un tributo a esta fructífera colaboración que fue parte también parte de un momento en el que el cine nacional experimentaba una profunda renovación estética y temática: la aparición del primer Nuevo Cine Argentino con directores de la denominada Generación del ´60, y también con nuevos/as intérpretes. Este documental se encuentra disponible en la plataforma Cinear y las tres películas de Antín están en Youtube.