En “Jesús López”, disponible en los catálogos fílmicos de CineAr y Mubi, el director Maximiliano Schonfeld retrata una saga familiar herida en tonos semifantásticos
Por Edu Guzman
Un diálogo al principio confuso, luego tenso. Discusiones y alguien llamado Jesús que, molesto, decide irse del lugar que habita. Ruido de motor y recién, entonces, se puede ver una silueta recortada a contraluz. Con intermitencia se accede a los rasgos de un joven: es Jesús en su moto segundos antes de morir. Su rostro se funde con el de Abel, su primo adolescente que, bajo la lluvia y con la mirada vidriosa, pide interiormente por el alma de Jesús. Así es el inicio de “Jesús López” (2021), cuarto largometraje del director argentino Maximiliano Schonfeld.
Como las anteriores películas del director, la historia se desarrolla en un pueblo de Entre Ríos. Allí Jesús era alguien importante. Hijo único, prometedor piloto de carreras, y con ascendencia sobre sus amigos, su muerte provoca un profundo dolor en su familia y en la comunidad. Tal vez por eso es que Abel, de a poco, comenzará a ser absorbido por dicha ausencia.
Así empieza a pasar más tiempo con sus tíos, a usar la ropa del difunto y a frecuentar sus círculos y espacios. Lo que, al principio, parece un gesto de consuelo familiar, lentamente deriva en una transformación inquietante: Abel parece encarnar la identidad de su primo. Conforme ocurre este proceso, se dará en paralelo un cambio de registro en el tono del relato que pasará de un realismo más cotidiano a uno mezclado con lo fantástico.
“Lo que, al principio, parece un gesto de consuelo familiar, lentamente deriva en una transformación inquietante: Abel parece encarnar la identidad de su primo”.
Muerte y resurrección
Temas como muerte, resurrección y posesión, nombres como Jesús y Abel, muestran las reminiscencias bíblicas presentes en la trama. De esa manera, el drama rural adquiere una trascendencia más alegórica. Schonfeld construye un proceso en el que lo fantasmagórico se filtra en lo cotidiano desde una fotografía por momentos brumosa, repleta de planos a contraluz. Una puesta en escena cargada con el polvo de los caminos y un sonido que resalta la ambigüedad entre lo real y lo espectral.
“Schonfeld construye un proceso en el que lo fantasmagórico se filtra en lo cotidiano desde una fotografía por momentos brumosa, repleta de planos a contraluz”.
Con guión del propio Schonfeld, en colaboración con la escritora Selva Almada, Jesús López explora el vacío que deja la muerte y los modos que, a veces, emergen para llenarlo. A su vez, la película profundiza en cómo la identidad puede volverse maleable ante el dolor, mostrando a Abel como un personaje que se desdibuja mientras intenta sostener a una familia destrozada.
De fondo, también pueden apreciarse otras subtramas como la falta de oportunidades para los jóvenes del pueblo o las dificultades económicas de los pequeños productores agropecuarios, elementos que Schonfeld conoce bien por su propia experiencia en Crespo, localidad en la que nació y vivió gran parte de su vida.
La banda sonora acentúa esta atmósfera de irrealidad, con sonidos que parecen venir de otro plano. La película puede verse de manera gratuita en CineAr y también en la plataforma Mubi.