En 1995, Susana Chávez Castillo, una activista contra los femicidios cometidos en Ciudad de Juarez, México, escribió un poema con la frase «Ni una muerta más». Castillo terminó asesinada en 2011 por su lucha de los derechos de las mujeres. En 2015 en Argentina, un grupo de escritoras, artistas y periodistas militantes tomó esa consigna y la convirtió en «Ni una menos», un grito colectivo contra la violencia machista, convocando a una multitudinaria marcha que se replicaría a lo largo y ancho del país. El próximo 3 de junio volverán a tomar las calles y plazas públicas, y por eso charlamos con Vanina Escales, periodista, integrante de ese colectivo.
Por Juliana Godoy
* ¿Qué pasó entre la primer marcha de Ni Una Menos y esta nueva convocatoria?
* La primer marcha nos sorprendió muchísimo. Desde distintas dependencias del Estado empezaron a ofrecer propuestas respecto de lo que estábamos pidiendo, lo que da cuenta de que había una agenda pendiente respecto de género. Por ejemplo, pedíamos un registro de casos de femicidio y se armaron 3: un registro lo armó la Corte Suprema de Justicia de la Nación, otro la Secretaría de DD.HH. de la Nación, y otro el Consejo Nacional de las Mujeres junto al INDEC. Sin embargo, al día de hoy, todavía no tenemos un número oficial de femicidios en lo concreto ya que ninguno de estos registros presentó resultados, o lo hicieron parcialmente. Actualmente nos guiamos por los datos de la Asociación Civil Casa del Encuentro, el Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, una fuente fundamental de información y diagnóstico, y del Observatorio del Consejo de la magistratura de la ciudad. También se creó la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM). Pero son experiencias aisladas. Todavía hay reclamos de la primera marcha que siguen pendientes.
* ¿Y a nivel simbólico?
* El gran cambio fue poner en la agenda pública la problemática de una violencia machista que estaba naturalizada, y que ponía el acento en el lugar de la víctima de una manera siniestra, indagando por ejemplo acerca de qué vestía la víctima o que hizo para terminar así. A partir de aquel 3 de junio la discusión es otra. Me parece que los medios ya no se refieren tan ligeramente a los casos de femicidio como crímenes pasionales, o hay un poco más de cuidado en el tratamiento de la noticia. Si bien el caso de las dos chicas de Mendoza asesinadas en Montañita, Ecuador, volvió a mostrar este tipo de opiniones, como cuando se habló de que viajaban solas exponiéndose al peligro. Pero al menos hubo un poco más de conciencia respecto de cómo dar la noticia. Aún falta mucho para que podamos ver un impacto a nivel simbólico en la sociedad. Mientras tanto, tratamos de armar redes más amplias con distintos colectivos. También acompañamos en algunos casos de violencia machista, como por ejemplo el caso de la toma del colegio Pellegrini (NdeR: las autoridades habían ascendido a dos preceptores que registraban denuncias de acoso, agresiones físicas y psicológicas contra alumnas, preceptoras y profesoras de la institución. La toma culminó cuando los mismos fueron separados de sus cargos).
* Decís que estaba pendiente una agenda de violencia de género, ¿Cuáles fueron los casos que empujaron el reclamo colectivo Ni Una Menos?
* El caso de Chiara Paez (NdeR: una chica de 15 años asesinada y enterrada en la casa de su novio en Rufino) nos hizo poner la fecha y convocar a la primer marcha, pero antes hubieron dos casos, los de Daiana García y Melina Romero, asesinadas en distintas circunstancias, y cuyos cuerpos fueron encontrados en bolsas de basura. A estos femicidios les siguió un tratamiento muy violento por parte de los medios de comunicación: que si usaban shorts, si salían de noche, si les gustaba la fiesta. Además se cumplían 10 años de la desaparición de Florencia Penacchi, de quien se supone es víctima de una red de trata. Todos estos hechos coincidían. Entonces convocamos a una maratón de lectura contra el femicidio en el Museo del Libro y de la Lengua, y ahí nos conocimos entre todas. Ese día fueron la madre de Ángeles Rawson, el papá de Wanda Taddei, María Moreno escribió un texto inaugural y Gabriela Cabezón Cámara un texto que se llamó Basura. Y nos sorprendió la repercusión que tuvimos en ese momento y nos hizo ver que era un momento en el que demandaba discutir estos temas.
* Esta vez el caso de Belén, la joven tucumana que tuvo un aborto espontáneo y hoy está presa por homicidio, llevó a que plantearan “Sin aborto legal no hay Ni Una Menos”¿Cuál fue el cambio de enfoque?
* Con respecto a la cuestión del aborto, en el primer documento que leímos en la primer marcha de Ni Una Menos, dijimos que las mujeres tenemos derecho a decidir si tener hijos, con quién tenerlos, y también decirle no a un embarazo no deseado. Lo que opinamos del caso de Belén, es que un ejemplo de cómo la penalización te obliga a no confiar en el sistema de salud, porque si tuviste una pérdida y vas al hospital y te dicen que tuviste un aborto, corres el riesgo de que te denuncien y que vayas presa como está presa Belén hace más de 2 años. El Estado te pone entre la vida, la muerte o la cárcel. Nos parece que no se le puede negar el derecho a la salud a las mujeres. Y que el aborto esté penalizado implica negar el derecho a la salud. Son muy perversos los efectos que tiene la penalización sobre las mujeres, y repercute fundamentalmente sobre los sectores más pobres, que no solo carecen de recursos materiales sino de redes de sostenimiento. Porque la verdad es que si tenés los recursos y queres abortar, vas a un médico, te haces el aborto y no pasa a mayores. Los únicos casos de aborto penalizados en Argentina son de pibas pobres. En el caso de Belén incluso le armaron una causa. Estamos seguras de que Belén no tiene que estar presa. Además le aplicaron prisión preventiva porque es pobre y de bajos recursos. Hay ensañamiento judicial. ¿Qué peligro de fuga puede tener Belén o qué posibilidades de entorpecer la causa?
* ¿Cómo trabajan esta nueva convocatoria?
* Esta vez escribimos una convocatoria, que no es el documento final, a una reunión abierta previa a la marcha. Nosotras creemos que Ni Una Menos no es de nadie, que hay que apropiarse de un acontecimiento que lo hicimos entre todos en la calle. La idea es seguir con ese espíritu, y tratar de que a esta reunión vayan la mayor cantidad de organizaciones y activistas sueltas posibles, así organizamos la marcha entre tod@s. Y otra idea que tenemos es que los puntos de reclamo sean consensuados con los distintos espacios. La idea es que sea una convocatoria transversal.