Aquel año la maestra supo dejar de lado la clásica presentación de la “neglita” vendiendo empanadas y nenes con galera repartiendo cintitas azul y blancas. En cambio, puso en escena un gracioso libreto de niños discutiendo sobre San Martín y Bolívar. El tema: quién había hecho más en favor de la libertad y del futuro de los pueblos de América. Como era de suponer, las fervientes apologías terminaron en un empate técnico.
Quién hizo más por la patria
Saavedra, Moreno, Rosas, Urquiza, Mitre, Roca, Rivadavia, Sarmiento… Las figuras de prohombres se toman y sacuden según los intereses o ideologías del momento. Son exaltados o execrados por estudiosos, militantes o quien se le antoje llevar el agua para su molino.
La discusión histórica se repite. La reciente campaña previa a las PASO retomó el esquema con dimensión negativa. Parecía un libreto prediseñado desde antiguo: “EL OTRO ES PEOR”. Algo así como si la propuesta ganadora fuera hablar del otro. Tanto que resultó frecuente ver a los candidatos acompañados, en pantalla dividida, por la imagen del adversario. Lógico, ya que de ellos se hablaba.
Sentí como si el diálogo infantil sobre quién hizo más por la libertad y el futuro de los pueblos, se hubiese trocado en otro, también infantil, sobre quién hizo más daño a la patria: “ellos son peores”.
La culpa como estrategia
–Decirle de otro: “es peor que yo” significa reconocer una culpa propia, menor, pero culpa que sólo puede disimularse por el volumen de la falta atribuida al rival.
–Significa reconocer en el otro un poder que de alguna manera asusta. Hay que disimularlo provocando indignación. También asusta asumir la responsabilidad en los errores propios.
–Se pretende que el otro, acosado por la vergüenza, reconozca su debilidad y se castigue a sí mismo retirándose de la confrontación.
–“Ha sido ella…” La abominable acusación junto al árbol del Paraíso, se repite en la boca del niño sorprendido en alguna falta. No tiene aún capacidad de asumir su responsabilidad y soportar las consecuencias.
Yo, la peor de todas
Octavio Paz analiza la historia colonial y la actualidad de México en la vida de Sor Juana Inés de la Cruz, la Décima Musa, retomada maravillosamente por nuestra María Luisa Bemberg.
Se destaca cómo una extraordinaria mujer, poetisa, original, filósofa, teóloga, fue obligada a autodestruirse aceptando acusaciones y reduciéndose al silencio. Poderosos y nefastos personajes lograron esconder su propia incapacidad, sus frustraciones y delitos tras la magnitud de lodo con que la cubrieron.
Al aparecer este número, la campaña electoral ya concluyó en esta primera parte. Pero algo de lo escuchado en estas semanas me resuena como si los que se consideran capaces de asumir la conducción de la Patria, sólo estuvieran reeditando la vergonzosa historia del México colonial.