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Nota publicada el 17 / 07 / 2020

El recuerdo de la Marcha Grande reafirma la actual propuesta de la CTA

Los contenidos de la campaña ‘Distribuir la riqueza para salir de la crisis’ aparece con idénticos valores de identidad en tiempos del vigésimo aniversario de la histórica Marcha Grande. Nora Cortiñas, Daniel Arroyo, Víctor De Gennaro, Marta Maffei, Ricardo Peidro, Hugo “Cachorro” Godoy y Claudia Baigorria volvieron a decir, como en el 2000, que el hambre es un crimen y que es necesario, hoy, como ayer seguir luchando por pan, agua, trabajo y vivienda para todos y todas.

Entre el 26 de julio y el 9 de agosto de 2000, 300 trabajadores y trabajadoras caminaron desde Rosario hasta el Congreso de la Nación, donde los esperaban 25 mil personas más. Fue la Marcha Grande por el Trabajo que instaló la idea de distribuir la riqueza para que no haya ningún hogar pobre en la Argentina.

Con la presencia de los y las integrantes de la Comisión Ejecutiva Nacional de la CTA Autónoma y dirigentes y dirigentas de todo el país, se volvió a plantear la necesidad de establecer un Salario Universal, gravando de manera permanente a las grandes fortunas, investigar la deuda externa, seguir luchando por la soberanía energética, alimentaria, productiva e informativa, por una justicia antipatriarcal y una democracia plena.

En aquella oportunidad, la CTA planteó la necesidad de un Seguro de Empleo y Formación, la Asignación Universal por Hijo e Hija, y la Asignación para personas en edad jubilatoria sin cobertura previsional. Se trató de iniciativas que fueron tomadas, y resultaron fundamentales en la salida de aquella crisis.

“La asignación universal por hijo sale de abajo hacia arriba, no hubiera habido asignación sin marcha, sin FreNaPo, sin ustedes», dijo Daniel Arroyo, actual ministro de Desarrollo Social de la Nación.

«Estamos ante una crisis total, es evidente que aumenta la pobreza y la desigualdad, la situación social es muy crítica, se ha caído el mundo de las changas, una parte de la economía informal, el Estado mostró capacidad para estar presente, con el IFE, por ejemplo, pero de esta crisis se sale con cambios estructurales o no salimos”, sostuvo el ministro, agradeciendo haber sido invitado al acto.

“La Marcha Grande arrancó el 26 de julio, aniversario de la muerte de Evita y llegó el 9 de agosto, aniversario del voto femenino, vimos cómo la solidaridad llenaba las calles cuando pedíamos el seguro de empleo y formación, la asignación por hijo, el seguro para los mayores de 65 años. Son construcciones que no son estáticas, y hoy el fondo de la reivindicación es que no puede haber hambre en la Argentina, no puede haber hogares pobres y niños con hambre”, dijo Ricardo Peidro, secretario general de la CTA Autónoma.

Cuando pedimos Salario Universal estamos basándonos en aquellas propuestas, dijo Peidro: “Para que no haya pobres hay que tocar a los ricos, hoy lo podemos decir, hemos ganado esa subjetividad. En esa marcha, cantábamos ‘¡Pan, trabajo, ajuste al carajo!’ y hoy lo seguimos diciendo. En medio de la pandemia quedó más visible lo que le hizo el capitalismo y el neoliberalismo a nuestros pueblos. El hambre es un crimen, y que haya hambre es una decisión política. Por eso se puede transformar, porque no es una fatalidad”.

El dirigente recordó también a Alberto Morlachetti, al Padre Carlos Cajade, a “Pelusa” Carrica y a muchos otros compañeros y compañeras que lucharon toda su vida para combatir el hambre y la pobreza. Y concluyó: “Construyamos el poder necesario para avanzar en ese sentido. La organización popular nos va a llevar a la victoria”.

Mirta Matheos, la coordinadora del acto destacó el saludo de Eduardo Macaluse y la presencia de Ariel Basteiro, Mabel Gabarra, Néstor Piccone, Tato Dondero y Carla Gaudensi del Sindicato de Prensa de Buenos Aires.

Recuperar la historia para construir nuevas propuestas

Entre mensajes llenos de mística y recuerdos de aquella gesta histórica, Víctor de Gennaro recordó los inicios de la Central en plena década menemista, y las primeras acciones contra el neoliberalismo y la convertibilidad del gobierno de De La Rua: “Fuimos en busca de nuestra clase, por eso fuimos caminando”, dijo sobre la Marcha Grande.

“Fueron 15 días de caminar 20 kilómetros por jornada, de pueblo en pueblo, y pidiéndole a la gente que salga de la casa en la que los habían metido los 90, debíamos salir del sálvese quien pueda, del individualismo”, recordó De Gennaro, y valoró: “Estábamos yendo a buscar el poder en donde estaba: en la gente, y construyendo la Consulta Popular del FreNaPo, donde votaron 3 millones de personas”.

Claudia Baigorria, secretaria general adjunta de la CTA-A y de la Conadu Histórica dijo que era un placer enorme poder compartir esta celebración, “las conquistas se celebran. Si no hubiera habido Marcha Grande no hubiera habido asignación universal por hijo. Los ricos son los que tienen que hacer el mayor esfuerzo, la deuda es con el pueblo. De eso aprendimos que compartir con nuestros compañeros y compañeras es importante para seguir transitando esta memoria. Quiero agradecer a Víctor de Gennaro, a Marta Maffei por su lucha feminista, la veo a Norita también con su pañuelo verde”.

“Es urgente fortalecer estos pensamientos y estas acciones. El dinero está, sólo hay que buscarlo y rescatarlo. Hoy más que nunca es necesario distribuir esa riqueza que hay en nuestro país. El hambre es un crimen y hay urgencias que son ahora. Aprendimos en esas caminatas de nuestras queridas Madres, de las rondas de los jueves, a seguir la lucha”, saludó la dirigenta.

Marta Maffei, dirigente histórica de la CTA y de CTERA, referente indiscutida de las luchas docentes en los ’90, recordó el congreso del 23 de junio del 2000 que decidió la marcha: “En ese congreso modificamos el estatuto y definimos la obligatoriedad del 33% de las mujeres en las listas. Eso fue 2 años antes del cupo femenino”.

“Los docentes veníamos de un ayuno histórico para recuperar de las garras del neolbieralismo a la educación pública, con la Carpa Blanca. Hoy tenemos una mejor respuesta que la mayoría del mundo a la pandemia porque salvamos la salud y la educación pública”, reflexionó Maffei y afirmó: “Votar no es suficiente para cambiar la realidad y ejercer la democracia, necesitamos cambios significativos”.

“El gran triunfo de la Marcha Grande tuvo que ver con comprender que el desempleo no era un problema solo de los desempleados, es un problema nacional. Implica que el conjunto de la sociedad no tiene recursos para la vida”, dijo y sentenció: “Celebro esa marcha y todas las que tendramos que hacer para que Argentina deje de haber la injusticia que hay hoy”.

Madres de la Plaza, el pueblo las abraza

Con la emoción en su voz, como siempre, la Madre de Plaza de Mayo Norita Cortiñas agradeció la invitación, en nombre de todas las Madres: “ya hace 43 años que estamos en la Plaza, pasamos todas estas etapas. Las Madres al principio salíamos a la calle a la búsqueda de nuestros hijos e hijas, pero después entendimos que la lucha era con todos y todas y estuvimos en la Carpa Blanca porque muchos hijos nuestros eran docentes, otros eran abogados, muchas profesiones, empezamos a entender que teníamos que estar todos juntos y ya no estuvimos solas”.

Crecimos juntas con los amigos, con Víctor y Abdala, tan jovencitos como nuestros hijos cuando se los llevaron, dijo Norita. “Había muchas mujeres también en ese momento y dejamos de ser invisibles. Las reivindicaciones son ahora también la distribución de la riqueza, gravar a las grandes fortunas de manera permanente, terminar con el hambre. Les quiero decir algo especial, para terminar con el hambre hay que suspender el pago de los intereses de la deuda externa, no pagar lo que no debemos, la deuda no benefició nunca al pueblo argentino”, señaló y contó que el 13 de julio, con otras organizaciones, van a empezar un juicio al FMI y “a esos acreedores que se hicieron ricos con nosotros sin importarles que se paga con el hambre del pueblo”.

La Madre de Plaza de Mayo exigió también que se abran los archivos, “para que nos digan qué pasó con nuestros desaparecidos. Se fueron muriendo madres que se fueron con el deseo de saber qué pasó con nuestros hijos e hijas. tenemos que tener toda la verdad, toda la justicia, toda la memoria. Tenemos que recordar a todas las Madres que ya no están, la Pepita, por ejemplo, y a las madres que fueron secuestradas, como Azucena. El hambre sigue siendo un crimen, hay mucha gente que no tiene agua. Acá estamos reunidos para que no falte el trabajo, el pan y el agua”, conluyó Norita con el pedido colectivo y el puño en alto de todos y todas por memoria, verdad y justicia por nuestros y nuestras 30.000: 30 mil desaparecidos presentes, ahora y siempre, venceremos”, se escuchó desde cada cuadradito del acto virtual.

Ningún hogar pobre en la Argentina: soberanía, producción y trabajo

Hugo “Cachorro” Godoy, secretario general adjunto de la CTA Autónoma y secretario general de ATE Nacional, fue el encargado de cerrar el acto: “quiero compartir el saludo de Adolfo Pérez Esquivel que nos acompañó en esa marcha y Claudio Lozano que ayer y hoy ha sido gestor intelectual de los conceptos fundamentales de nuestras reivindicaciones. Tenemos que darle un agradecimiento enorme a Mabel Gabarra, Néstor Piccone y Ariel Basteiro, que nos acompañan hoy”.

El dirigente recordó el Congreso del 23 de junio, que fue por el que se convocó a la marcha, y por el que se produjeron reformas importantes en el estatuto de nuestra Central: “se resolvió establecer el cupo de representación de la mujer antes de la marea verde que se desarrolló a lo largo de estos años. Ese Congreso implicó la reafirmación que construir un nuevo modelo sindical en la Argentina es construir nuevas instituciones para una democracia más plena”.

“Fueron muchos años de construcción muy grande, donde pudimos hacer que las mujeres de todo el país pudieran discutir su participación sindical, y muchas mujeres siguen presentes. Emprendimos hace 30 años una lucha por la igualdad y por una sociedad más igualitaria, y seguimos militando”, dijo Mabel Gabarra.

“La continuidad que logramos construir de las luchas de la CTA. Cuando en los `90 decimos que el peronismo traicionó, en la clase trabajadora hubo mucha gente que no lo hizo y siguió construyendo la unidad”, contó a la vez que recordó la participación de la Central en las primeras movilizaciones de los 24 de marzo y en las discusiones por la Ley de Servicios Audiovisuales”, agregó Néstor Piccone, secretario de Comunicación de la CTA durante La Marcha Grande.

“Seguimos caminando”, cerró el acto Cachorro Godoy y afirmó: “Cuando se inició aquella marcha, decíamos que íbamos a marchar hasta que terminemos con las injusticias de nuestra patria, y ese camino hay que seguir andándolo. La injusticia, la falta de soberanía plena, son cuestiones que todavía rigen en nuestra patria y por eso seguimos marchando. Hoy, como ayer, decimos que es imprescindible un Salario Universal, que se amplíe a los 4 millones de pibes y pibas que hoy no gozan de Asignación, y como dice Norita, la deuda no puede pagarse con el hambre de nuestro pueblo”.

El dirigente concluyó: “necesitamos fortalecer la soberanía alimentaria y energética como cuestiones primordiales. Hay que recuperar las empresas que han sido utilizadas para la fuga de capitales. Esas nuevas metas implican asumir los desafíos de una democracia más plena, que necesariamente requiere nuevas instituciones, que deben estar democratizadas. La CTA nació en tiempos de resistencia, pero si hoy sigue viva es porque supo crear nuevos derechos para nuestro pueblo, con un nuevo modelo sindical en Argentina, para vivir en una democracia más plena”.

La gran ‘caminata’

Desde Rosario, corazón industrial y obrero de Santa Fe, la Marcha Grande decidió recorrer «a pata» los 250 kilómetros que la separan hasta llegar a la Plaza de los Dos Congresos para pedir la Asignación Universal por Hijo/a, el Seguro de Empleo y Formación y para la vejez, en una realidad azotada por el neoliberalismo de los 90, con una desocupación que se había multiplicado por cuatro, la pobreza por tres, y el Estado desmantelado, con una economía concentrada y extranjerizada.

Muchos de los y las que marcharon durante esos quince días eran hijas e hijos de las grandes luchas de fines de los Sesenta como el Cordobazo, el Tucumanazo, el Correntinazo y sobrevivientes de la dictadura militar más sangrienta de nuestra historia.

Hoy, luego de 4 años de políticas neoliberales, la mitad de la población adulta se encuentra bajo la línea de la pobreza, y el 60% de niños, niñas y adolescentes es pobre. En un país hecho de pan, el hambre es un crimen. Por eso, la CTA Autónoma, hoy como ayer, vuelve a exigir un salario universal, una justa distribución de la riqueza con un impuesto a las grandes fortunas, soberanía alimentaria para que no haya hambre y que no exista ningún hogar pobre en la Argentina. Con soberanía, trabajo y producción se puede salir de esta crisis. Hoy, como ayer, los y las trabajadoras tienen ideas y proyectos claros para que la Argentina sea un país para todos y todas.

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