El Indec fue contundente: 32.2% son los pobres que dejó el subsidiado Estado de Bienestar y la precarización laboral del kirchnerismo durante sus 12 años al frente del Ejecutivo, y estos diez meses de los CEO´s conducidos por Mauricio Macri, con políticas de transferencias millonarias a los sectores más concentrados de la economía en detrimento de los que menos tienen. Construir desde los trabajadores es la única opción para enfrentar el modelo instalado por el consenso conservador
Por Federico Chechele (periodista)
Ante el escenario descripto, confluyó el movimiento social que tuvo como lanzamiento la denominada Marcha de San Cayetano el pasado 7 de agosto. Las organizaciones Barrios de Pie, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y la Corriente Clasista Combativa (CCC) realizaron una multitudinaria movilización desde Liniers a Plaza de Mayo para marcarle la cancha al Gobierno. Aviso que luego fue acompañado por decenas de marchas propias o acompañando a otras organizaciones.
Esa presentación del “Triunvirato de San Cayetano” fue más allá de lo escénico: con la economía estancada y la falta de respuestas por parte del Gobierno, llevaron al Congreso de la Nación un proyecto legislativo bajo el nombre de Emergencia Social.
El reclamo no tiene metáforas, la demanda es por un "salario social complementario" y la creación de un millón de puestos de trabajo bajo el paraguas de las cooperativas.
El Gobierno se llamó a silencio, pero tomó nota. Semanas después, Jorge Triaca, Ministro de Trabajo, convocó a las tres organizaciones sociales para anticiparse a un diciembre con pronóstico acalorado.
De un lado tantearon una posible conflictividad social para antes de fin de año, como respuesta obtuvieron el mismo planteo que llevaron las organizaciones al Congreso.
O con los trabajadores, o con el gobierno
Mientras tanto, la subordinación de la CGT a los tiempos del macrismo ya ni se disimula. Primero cumplieron la promesa de unificar las tres centrales cegetistas que se fueron dispersando durante el gobierno de Cristina Kirchner.
Confirmado el Triunvirato, comenzaron a lanzar balas de fogueo que ni rozaron a la Casa Rosada.
Las declaraciones ante un inminente Paro nacional impactaron más en la prensa que a los propios trabajadores. A pesar de ello, la CGT redobló la apuesta: moderó sus discursos, se mostró dialoguista y quedó expuesta. El manejo millonario de los fondos de las obras sociales y la quita de Ganancias en el aguinaldo de diciembre selló el año de gracia con el gobierno.
En ese marco, la CGT envió a Pablo Moyano para distraer y amenazó con que "si se acepta un bonito o maquillaje, no tiene sentido seguir en ese espacio". Bramidos en el aire del hijo del líder Camionero que meses atrás almorzó en Olivos junto a Macri para ofrecerse como interlocutor de la clase trabajadora.
Del lado de las CTA, el panorama es, como mínimo, complicado. La CTA Autónoma está en movimiento pero atraviesa problemas en la conducción de Pablo Micheli: no le responden las bases y la mayoría de los gremios que la integran le manifestaron que ya no los representa.
Decidido en avanzar con un proyecto propio, Micheli no consulta ni debate en los ámbitos orgánicos de la Central. Sin embargo, ATE, el gremio más poderoso, fue el puntal que disputó con el Gobierno de Macri desde que llegó al poder. En lo que va del año, ya realizó seis paros nacionales junto a los demás gremios de la CTA-A y Micheli nunca apareció en las movilizaciones. Sabe que desde el palco puede escuchar el escarmiento.
La CTA de los Trabajadores que conduce Hugo Yasky está pagando los costos tras sentarse varios años en la primera fila del gobierno anterior y hoy deben explicar una verdad que duele: un tercio del país es pobre. A pesar de los dos paros nacionales que los docentes realizaron este año, desde 2010 hasta diciembre de 2015 se mantuvieron en silencio.
No se trata sólo de analizar hasta dónde esta Central fue funcional al gobierno de Cristina Kirchner, un dato clave la sintetiza: perdió dos gremios fundamentales en su estructura como son los casos del Sindicato de Trabajadores del Neumático (SUTNA) y recientemente la UOM de Villa Constitución. El primero de ellos, encabezó la marcha del 9 de agosto que realizó el FIT en Capital Federal.
La Marcha Federal que realizaron ambas CTA en los primeros días de septiembre expuso a un Pablo Micheli solitario (no recibió un solo aplauso durante su oratoria) y mendigando que la CGT convoque a un paro nacional. Por su parte, Yasky esbozó un acalorado discurso con una década de atraso.
Más allá de la buena voluntad de los gremios que acompañan a las dos CTA, ambas conducciones siguen releyendo el documento que firmaron junto a la CGT aquel 29 de abril cuya consigna rezaba “De Mal en Peor”.
El intento de sectores políticos y sindicales de querer juntar a todos “para que Macri se caiga” – escenario difuso por las diferencias históricas entre unos y otros – fue aplacado por la propia CGT quien no dudó en ponerse el traje de sostén de la gobernabilidad para así también alimentar su propio modelo sindical.
La CGT, a pesar de la unificación, cuenta con un abanico de posibilidades para cerrar acuerdos en varios frentes. Dos de los dirigentes que encabezan el Triunvirato (Héctor Daer y Carlos Acuña) forman parte del bloque de diputados del Frente Renovador que encabeza Sergio Massa.
En ese escenario, el Frente Para la Victoria se agrupa detrás del radical K Sergio Pelazzo, Secretario General de la Asociación Bancaria, mientras continúa dentro de la estructura de la CGT.
Párrafo aparte para Gerónimo "Momo" Venegas, titular de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) quien junto a Antonio Cassia y Omar Viviani, acordaron la vuelta de "Las 62 Organizaciones" como sindicalismo PRO.
Construcción desde las bases
No obstante, hoy hay más y mejor organización obrera que en el 2001 para dar la pelea a esta nueva ola neoliberal. Por eso se impone resolver la estrategia hacia dónde va el sindicalismo y hacer a un lado la “urgencia” de querer impulsar una unidad formal sólo por oposición, porque sin proyecto estratégico lo que resurge es la debilidad como otro cachetazo a los trabajadores.
¿Cuál es el sindicalismo que viene? Eso mismo se planteó al finalizar el curso de Historia del Movimiento Obrero conducido por Víctor De Gennaro con la participación de varios gremios y con visiones partidarias distintitas. Así fueron los casos de los representantes de ATE, de periodistas enrolados en SIPREBA, tabacaleros, aceiteros, los docentes de CONADU Histórica y demás organizaciones.
La recuperación de los sindicatos, el clasismo, la construcción desde las bases, la agenda del movimiento de mujeres, la centralidad de los trabajadores en el movimiento popular, la intransigencia en la lucha, la batalla contra el capitalismo y la segunda y definitiva independencia fueron algunos de los conceptos desarrollados durante la charla.
Que los representantes del poder económico hayan llegado al gobierno a través del voto democrático es la mejor excusa para la unidad de la clase trabajadora, pero como remarcó Hugo “Cachorro” Godoy, Secretario General de ATE nacional, durante el curso del Movimiento Obrero, para que esto suceda “es imprescindible nuevas institucionalidades y organizaciones que alcancen a todos los trabajadores, con libertad, democracia sindical y una profunda democracia interna”.