Por Hugo ‘Cachorro’ Godoy (secretario general de ATE Argentina).- Mientras se siguen produciendo despidos en el distinto estamento de los estados, nacional, provincial o municipal, de signo macrista, radical o kirchnerista, apuesto desde esta columna a seguir sosteniendo una discusión con todas esas autoridades respecto del rol del Estado, y el de sus trabajadores.
En esa dirección, vale decir que nuestra lucha esta ligada a unir la pelea por la estabilidad laboral, por terminar con la precarización laboral en el Estado, que en paralelo alimenta y promueve el mismo formato en el sector privado, y por lograr el pago digno de salarios, con la de obligar a esos gobiernos a abrir aquella discusión sobre el rol del Estado.
Aunque el debate instalado en los medios y la sociedad pretende desentender entre sí esas cuestiones, una mirada honesta de la realidad nos indica que no hay disolución posible.
No imagino la posibilidad de que un trabajador de la salud, por ejemplo, viva con dignidad y en condiciones igualmente dignas de trabajo si no hay una salud pública que sea promovida desde el Estado.
Como contrapartida, lo primero que hay que decir sobre lo que hoy ocurre es que, a la par de los despidos, el gobierno está desarticulando áreas del Estado fundamentales para el bienestar de la sociedad.
Veamos por ejemplo lo que ocurre en Agricultura Familiar sector que se dedica a atender a los campesinos más empobrecidos trabajan dos técnicos por cada trescientas cincuenta familias, distribuidas entre sí a través de varios kilómetros de distancia. O sea no alcanzan y debería haber más cantidad de trabajadores. Sin embargo, el responsable del área ya anunció que los 1.300 contratados cesarán en sus funciones el próximo 31 de marzo. Ahora bien, nadie parece observar que todos esos trabajadores, los 1.300, son precarios desde hace muchísimo tiempo. Es decir es una responsabilidad del anterior gobierno, que con esa precariedad tampoco pareciera que le daba importancia al trabajo allí realizado y que, gracias a esa condición laboral que no cambio, le cortó el césped a las autoridades del presente para que concreten despidos sin hacerlo, según su argumento, ya que solo aducen que se ha terminado el contrato anterior.
Para nosotros eso es un despido y ejecutado en un área más que importante del Estado.
En esa situación, y, como explicaba anteriormente, con las más variadas identidades partidarias como responsables, hay trabajadoras y trabajadores con hasta 18 años de antigüedad, con lo que también se cae a pedazos la argumentación de que la limpieza es solo para los ‘ñoquis’ de la gestión precedente.
Entonces tiene pies de barros la discusión de cantidad de trabajadores en el Estado, sin en paralelo no discutimos el para qué están esos cargos, cuales son sus funciones, cuales los objetivos que el propio Estado persigue desde cada sector.
Es decir, pueden ser muchos o pueden ser pocos los trabajadores en un lugar de acuerdo a qué política se apuesta a implementar, y en que dirección destinar los cuantiosos recursos que el Estado maneja.
Si la idea del Estado es solamente subsidiar a los sectores más concentrados y enriquecidos de la economía, pues entonces alcanza con apenas unos pocos trabajadores del Estado para montar la estructura administrativa que promueva esa política.
Ahora si desde el Estado uno apuesta a garantizar un mejor esquema de salud a la población, o una mejor educación pública, por ahí se encontrará fácilmente la necesidad de mayor cantidad de trabajadores.
En este último caso, los fondos estatales deberán orientarse hacia esas políticas, y no como sigue ocurriendo hoy.
Lo explicó mejor: hoy el precio internacional del petróleo debe rondar los 30 o 32 dólares por barril. Sin embargo, manteniendo el acuerdo establecido por el gobierno de Cristina Kirchner, hoy el gobierno de Macri le paga a las empresas productoras de petróleo a razón de 67 dólares por barril.
Es decir, la decisión política es que los fondos del Estado sean direccionados en ese rumbo de subsidios a esas empresas, con el falso argumento de que así se evita que se vayan
Otro ejemplo igual de doloroso: se produce el despido de más de 20 mil trabajadores del Estado –una cifra que crece día a día-, mientras que se les concede a las empresas mineras que dejen de pagar retenciones por unos 300 mil dólares al año.
Hagan las sumas y las restas, y verán que esa cifra equivale al hipotético salario de esos 20 mil trabajadores despedidos, si, en lugar de echarlos, incluso les hubieran aumentado la paga a los 15 mil pesos por mes que nosotros reclamamos de acuerdo a la canasta básica real.
Por eso para nosotros es vital las luchas que estamos desarrollando los trabajadores estatales para poder unificar esos conceptos de condiciones de trabajo y rol verdadero del Estado.
Cuando discutimos mejores salarios no estamos reclamando privilegios para los trabajadores del Estado.
Lo que si reclamamos es un salario digno porque soñamos con un mejor Estado, con una mejor escuela, un mejor hospital, un mejor laboratorio, o una mejor plaza para que jueguen nuestros pibes. Controlando la sanidad animal y vegetal, controlando los vuelos aéreos, fabricando barcos o fabricando vagones de trenes…..
Por eso decimos que el trabajo de un estatal, tiene que ver con los derechos de la sociedad, y en esto es vital que así se entienda para que ese discurso de que el trabajador estatal es improductivo e ineficiente se caiga a pedazos, como está ocurriendo de la mano de la mayor conciencia del pueblo argentino.
En esos términos es que apostamos a discutir el rol, el sentido del Estado.
Pero solo entendido como una fuente de justicia y de derechos cumplidos.