Un proceso de deconstrucción nos exige pensar en herramientas dinámicas para lograr nuevas miradas sobre nuestra sociedad. Y eso es fundamental para pensarnos como protagonistas de los cambios necesarios para un nuevo tiempo social, cultural, político e ideológico. Desde ATE, refrendamos un estatuto con paridad, con alternancia y limitación de mandatos, para así garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a los cargos de mayor responsabilidad en toda su estructura. Esto es apenas una parte de un largo camino hacia la democratización del mundo sindical.
Por Mercedes Cabezas, Secretaria de Organización de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) Nación.
Por primera vez en la Argentina —y seguramente en el mundo— incorporamos en el estatuto de nuestra asociación y como principios a respetar el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) contra la violencia y el acoso en el mundo del trabajo; añadimos a nuestro cuerpo normativo la Ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales; y la 26.743 de Identidad de Género, comprometiéndonos a velar para que los afiliados de nuestra organización puedan “desarrollar su actividad en un mundo del trabajo y sindical libre de violencia y acoso”, a la vez que proponemos “fomentar la actividad gremial en condiciones de equidad, desarrollando estrategias y acciones que progresivamente promuevan la representación equitativa que contemple la diversidad sexual”.
Para llegar a ese Estatuto, fuimos parte de un enorme debate realizado a lo largo y ancho del país a través de todas las seccionales y los consejos directivos provinciales de ATE; como así también en ámbitos transversales como la Mesa Federal del Departamento de Géneros y Diversidades, compuesta por las áreas de género de todas las provincias; como así también por dirigentas de ATE de todo el territorio. Fueron años de debate y propuestas. Finalmente, en el último Congreso Extraordinario de ATE Nación (el número 53 de su historia), realizado el 31 de mayo en la localidad bonaerense de Ensenada, las y los congresales aprobamos la reforma de la herramienta más fundamental del sindicato. Y por amplia mayoría.
A partir de esta reforma, cada provincia tendrá su secretaría de Géneros y Diversidad. Además, vamos a avanzar en la integración paritaria, ya que ahora el 50% de todos los cargos de todos los órganos de la estructura sindical y en todas las listas serán ocupados por compañeras, con alternancia en su composición y con fórmulas ejecutivas mixtas. En tal sentido, se limitarán a dos períodos consecutivos los mandatos de los secretarios generales, que podrán volver a ser candidatos una vez que haya pasado un período intermedio para garantizar el acceso de nuevos cuadros.
Incluir la mirada de las compañeras mujeres y de las diversidades dentro de las comisiones ejecutivas, fomentar el crecimiento de nuevas y nuevos dirigentes, son objetivos que nos hacen sentir orgullosas desde la mirada militante de miles de compañeras que van alzando su voz y aportando a una construcción colectiva, inclusiva e igualitaria. Más del 60 por ciento de las afiliadas a nuestra ATE son mujeres. Quienes llegamos a lugares de decisión y responsabilidad dentro de las estructuras de nuestro sindicato tenemos también la enorme responsabilidad de abriles las puertas a las miles de compañeras que quieren ser parte pero no se animan a, o no encuentran un lugar. Pero además este trabajo nos permitió crecer y entender que en esos debates colectivos encontramos nuevos puntos de acuerdo entre dirigentes y dirigentas que se proponen pensar nuevas formas de relación.
Este paso que hemos dado no solamente es histórico para miles de compañeras de la organización, también es uno de los más claros avances en materia de género que se han llevado adelante en las cartas orgánicas de los sindicatos de nuestro país y en el mundo.
Otra novedad del Estatuto tiene que ver con el avance territorial y la federalización mediante la obligatoriedad de la convocatoria a elecciones de delegados, fomentando la creación de las seccionales e incentivando económicamente a aquellos consejos directivos provinciales que definan convocar a la creación de nuevas seccionales para garantizar el crecimiento territorial en las provincias.
Asimismo, se incorporará a los centros de jubilados a los ámbitos orgánicos del sindicato de conducción, entendiendo que la experiencia de dirigentes históricos de la organización es fundamental para la construcción de nuevas herramientas y de nuevos tiempos políticos. Porque las y los jubilados no son compañeros pasivos, son militantes del campo popular que tienen toda una vida de experiencia que aportar a la construcción de nuevas estrategias. Poner la centralidad en la vida de esa experiencia es uno de los valores fundamentales de nuestra mirada como mujeres feministas, en la construcción de un sindicato feminista también.
Democracia, participación, equidad, igualdad de oportunidades, erradicación de la violencia y el acoso, son algunas de las premisas que guían nuestro camino. Con este nuevo Estatuto marcamos un hito y nos transformamos en un ejemplo para otras organizaciones sindicales y sociales en materia de derechos de las mujeres. Pero también nos compromete hacia adelante: que estos cambios nos guíen hacia un nuevo tiempo, que nos hermane en el camino a la igualdad.