por Carlos Fanjul
El pueblo respondió en las calles. En líneas anteriores visualizábamos que en medio de la ofensiva del consenso conservador gobernante para disputar el alma y los símbolos de los argentinos, surgían temas en los que las respuestas popula- res estaban a la altura de las circunstancias.
En otras no tanto todavía.
La cuestión de la defensa irrestricta de lo conquistado en materia de derechos humanos por la lucha del propio pueblo, ha obligado a recular a los cerebros del establishment una y otra vez.
Allí, la identidad construída se ha hecho parte de la cultura colectiva. La idea- fuerza que rodeó a este 24 de marzo, es que son 30 mil los desaparecidos y de que aquello se trató de un genocidio, ejecutado por la dictadura militar, sostenida por civiles que la idearon, financiaron y hasta bendijeron, y que aún no han sido juzgados.
En eso no se discute demasiado, más allá de que aparezcan los pícaros como los Gómez Centurión o los Lopérfido, o algunos columnistas de medios tradicionales, buscando forzar otro tipo de teorías.
Allí no funciona la ingenua idea de que las cosas deben distinguirse por la pertenencia a un sector político, o, para mejor decir, a los intereses particulares de esos sectores de la política partidaria. Y esto es así más allá de que, reconozcamos, una vez más en la previa se repitieron las tensiones entre los que consideramos que esta victoria es de todos y los que insisten en teorizar con la aparición de dos iluminados que nos convencieron bajando cuadros.
La idea de la identidad también surgió en estos días por la histórica misión que llevó adelante una delegación de la Comisión Provincial por la Memoria en las Islas Malvinas, con la intención de promover el camino del diálogo con los habitantes isleños, pero también para elevar el reclamo para identificación de los 123 jóvenes argentinos que permanecen como NN en las tumbas de Darwin.
Y, aunque no lo parezca en la superficie, que otra cosa que eso de asumirse como parte de un determinado sector social es lo que arroja la investigación del equipo de Claudio Lozano, que nos señala que la cúpula económica, que representa a las empresas más millonarias, y que hoy nos gobierna, es la que más se beneficia con las políticas de ajuste al pueblo trabajador que, en la otra punta, resulta el principal perjudicado.
Para demasiada cantidad de argentinos ese tipo de cuestiones parecen temas de otros. Antes los callaban los votantes del kirchnerismo, ahora lo hacen los amantes del bigotito amarillo.
A su turno, cada uno de ellos prefirió asumirse como parte de una identidad política antes que hacerlo por la aceptación de pertenencia a la clase que integran.
Mientras eso se debate por abajo, los que manejan el cuchillo no dudan en tomar los pedazos más grandes de la torta.
ELLOS siempre lo tienen claro.
NOSOTROS solo apenas en algunas cuestiones….