El círculo rojo, los grupos económicos, exponentes del establishment, grandes capitales y la familia militar. Cuáles son los sectores que aportarán gobernabilidad al experimento de Javier Milei presidente.
Opinan: Martín Epstein, analista económico del Centro de Economía Política Argentina (CEPA); Rodolfo Kempf, físico e investigador integrante de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA); y Ángel Garro, vicepresidente de la Coordinadora Nacional de Ex Trabajadores de YPF y Gas del Estado.
Por Redacción Malas Palabras
Ilustración: Juan Soto
De la promesa de combatir “la casta” y el slogan de que una Argentina distinta era imposible con los mismos de siempre, el presidente Javier Milei pasó a recostar su flamante gobierno en los sectores más concentrados del poder económico y el menemismo residual, sin despreciar al ala dura del PRO que le prestó apoyo para la última etapa de la campaña ni a los peronistas omnívoros que ya se están acomodando al nuevo ciclo.
La inédita experiencia “libertaria” que acaba de empezar eligió dotarse de gobernabilidad para su plan de ajuste a través de una alianza con sectores del “círculo rojo”, la familia judicial, las Fuerzas Armadas, los bancos internacionales y los grandes capitales. Una suerte de Cambiemos 2.0 o incluso un menemismo 3.0.
Los nombres elegidos son apenas los contornos de los trazos gruesos de la gestión con la que La Libertad Avanza (LLA) se propone subvertir el orden económico del país, una suerte de epopeya privatizadora y de fuerte ajuste que ya fue respaldada por el FMI y saludada por los referentes de la nueva derecha de gran parte del mundo.
Entre la economía, la seguridad y las finanzas, Milei armó su propio dique de contención con los sectores dominantes para “resistir” la protesta social que generará su plan de reducción del gasto público con la quita de subsidios a la energía y transporte, una devaluación del 100% con el dólar oficial a 800 y la eliminación de la obra pública. Empezamos:
Quién es quién en la guardia de Milei
Luis «Toto» Caputo
Emblema del modelo de valorización financiera
Apodado por el macrismo como “el Messi de las finanzas”, fue el elegido por Milei para desarmar la bomba de Leliqs que él mismo pergeñó como parte del gobierno de Mauricio Macri. Con formación en Economía, Caputo forjó su trayectoria profesional en el Deutsche Bank hasta 2015, momento en que comenzó su incursión en la gestión pública como secretario de Finanzas, ministro de esa misma área y, luego, presidente del Banco Central.
Durante su gestión en Finanzas lideró un período caracterizado por un significativo endeudamiento externo. Además de ser el creador del tristemente célebre bono a 100 años –su máximo hit–, ‘Toto’ guarda en su trayectoria personal otros éxitos: los Paradise Papers revelaron que fue accionista de sociedades offshore en las Islas Caimán, dato que ocultó cuando asumió en 2015 y que ahora la Justicia investiga.
Además, durante su paso por el Banco Central, de junio a septiembre de 2018, “se patinó” -como dijo el propio Milei años atrás- 15 mil millones de dólares de reserva de la autoridad monetaria en apenas 73 días hábiles. Todo un récord para sumar a su currículum. Ahora fue el responsable de anunciar el nuevo plan económico, que incluye reducción al mínimo de las transferencias a las provincias, cancelación de licitaciones y aumento del impuesto País para las importaciones y de retenciones para las exportaciones no agropecuarias.
Sobre esa incorporación, el analista económico del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) Martín Epstein consideró al menos llamativo que el Presidente haya sumado a su equipo a un funcionario que salió eyectado del Gobierno de Mauricio Macri por su magra performance.
“Es posible que tenga como objetivo ser el ministro de una primera etapa de Milei, el que haga el trabajo sucio. Su aparición sugería que en los próximos meses habría un sacudón muy fuerte, desregulación y apertura muy significativas”, le dijo Epstein a Malas Palabras.
El analista define a Caputo como el “emblema” del modelo de valorización financiera, que se impuso en la Argentina con la dictadura cívico-militar poniéndole fin a más de 40 años de industrialización por sustitución de importaciones.
El nuevo ministro de Economía “suele atraer a grandes grupos económicos y capitales financieros que buscan una alta tasa de rentabilidad a corto plazo. Es bien recibido por estos sectores porque les sugiere un nuevo tiempo de desregulaciones y endeudamiento para garantizar el famoso carry trade; les promete una tasa de rentabilidad en dólares muy alta con inversiones especulativas no productivas”, graficó.
Eduardo Rodríguez Chirillo
Experto en privatizaciones
Milei también enterró su promesa de combatir a la casta al poner en la Secretaría de Energía a Eduardo Rodriguez Chirillo, ex consultor del área durante la presidencia de Carlos Menem. Desde esa cartera, Chirillo reportará a Caputo, que desde Economía tendrá bajo su órbita a las secretarías de Energía y Minería.
El flamante secretario del área energética es un viejo conocido del sector público porque trabajó en las privatizaciones de 1998. Vivió más de 20 años en España y tuvo un papel destacado en el plan privatizador que llevó adelante José María Aznar. Todo un experto en la materia.
Además de la fijación de tarifas y subsidios, la responsabilidad de Rodríguez Chirillo abarcará el impulso de la producción y exportación de petróleo y gas en Vaca Muerta y también la privatización de YPF, uno de los preceptos libertarios.
El plan energético de Milei -un combo que incluye eliminación de subsidios y aumento de las tarifas- preocupa por igual a especialistas y trabajadores del sector. “La energía es demasiado importante para que quede en manos de los privados”, advierte Rodolfo Kempf, físico e investigador integrante de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Es que el país tiene aún grandes desafíos energéticos por delante, algunos de los cuales quedaron pendientes de la gestión de Alberto Fernández, como la expansión de la línea de alta tensión y distribución troncal, cuya capacidad en la actualidad es reducida para conectar nueva generación. Pero para construir y financiar las obras entrarán en juego las condiciones macroeconómicas.
“Con un gobierno privatista que ya anunció que no va a hacer obra pública podrían quedar en manos de generadores y grandes usuarios, con lo cual llegaríamos a una situación de debilidad absoluta en nuestro sistema de alta tensión”, agrega Kempf en diálogo con Malas Palabras.
Horacio Marín
Un hombre de Paolo Rocca
Para conducir YPF, Milei optó por el actual director de Exploración y Producción de Tecpetrol, la empresa petrolera del Grupo Techint. Marín es un hombre de Paolo Rocca, el CEO de la multinacional dedicada al acero que fue un actor clave en las adjudicaciones de obra pública en la última década y que hoy ostenta su peso en el yacimiento petrolífero de Vaca Muerta.
Rocca fue el mayor aportante privado para la campaña del libertario, lo que explica el nombramiento de Marín en la empresa petrolera público-privada cuyo 51 por ciento fue reestatizado en 2012 por el kirchnerismo. Y que ahora se encaminaría hacia una nueva privatización.
Tecpetrol, la firma que conduce Marín, es el mayor productor de shale gas del país, con el 32 por ciento de la producción total del gas en Vaca Muerta y el 18 por ciento de la producción total del país en invierno.
La designación de este hombre de confianza de Rocca deja a Tecpetrol –o sea, a Techint– en una posición privilegiada en caso de la venta de los capitales que el Estado tiene hoy en YPF, y que Milei llama “puesta en valor”. Objetivo: una avanzada privada sobre ese 51 por ciento estatal.
“El balance de YPF es totalmente positivo, no es una empresa deficitaria, por eso Milei la va a vender como a las joyas de la abuela”, asegura a Malas Palabras Ángel Garro, vicepresidente de la Coordinadora Nacional de Ex Trabajadores de YPF y Gas del Estado. Y los números le dan la razón. Según el último balance trimestral, la empresa tuvo incrementos de 50% de las inversiones, 20% de crecimiento de la producción de petróleo no convencional, 6% del de gas no convencional y récords de eficiencia en Vaca Muerta.
Para Garro, la venta de acciones no perjudicaría los trabajadores como en los ‘90 -cuando hubo 32 mil despidos- ya que podrían ser transferidos, pero de todos modos advierte que “el pueblo tiene que ser consciente que si no defiende a YPF se queda sin la gallina de los huevos de oro”. Demasiadas incertidumbres para un anuncio al que aún le falta la letra chica.
Gerardo Werthein
Heredero de uno de los holdings más influyentes del país
Para la más que estratégica Embajada argentina en Estados Unidos se designó a Gerardo Werthein, heredero del Grupo Werthein, uno de los holdings más influyentes del país. Los tentáculos de esa sociedad financiera, que tiene más de 100 años, alcanzan inversiones en medios de comunicación, agricultura, energía, sector inmobiliario, telecomunicaciones, industria alimenticia y hasta la salud.
Gerardo es bisnieto de León Werthein, llegado a la Argentina en 1904 desde Rusia en plena guerra con Japón. En sus primeros años como inmigrante Leon abrió un comercio de insumos agrícolas, y con el tiempo pasó a formar uno de los conglomerados de negocios más grandes del país y el continente.
Desde 2003, los Werthein fueron dueños de Telecom, donde Gerardo ocupó el cargo de vicepresidente, hasta que la firma fue vendida al Grupo Clarín en 2017. Ahora desembarca en la carrera diplomática con el visto bueno del propio embajador yanqui en Argentina, Marc Stanley.
Gran hacedor de nexos entre el mundo empresarial y el político, fue Gerardo quien pagó el avión con el que Milei y el resto del equipo viajaron a Nueva York y Washington antes de asumir.
Paolo Rocca-Eduardo Eurnekian
Crecimiento y sostén del experimento libertario
El eje Rocca-Eurnekian fue clave en darle crecimiento y sostén al libertario. Eduardo Eurnekian lo tuvo como asesor económico durante más de 10 años en la Corporación América, el poderoso holding que abarca industrias tan diversas como la aeroportuaria, agroindustrias, energía e infraestructura, y que entre sus unidades de negocios más importantes tiene Aeropuertos y Terminales de cargas aéreas (Aeropuertos Argentina 2000).
Podría decirse que esas tareas de “asesoramiento” fueron el principal ingreso de Milei hasta dar el salto a la política en 2021, cuando fue electo diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires –y renunció a Corporación América un día antes de jurar.
Gracias a Eurnekian, Milei se acercó en tiempos del kirchnerismo a la Fundación Acordar, una suerte de think tank para la campaña presidencial del entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli. Lo hizo a través de Guillermo Francos, presidente del Banco Provincia en ese momento y quien hoy es ministro del Interior del nuevo gobierno. Para Corporación América también trabajaba como gerente general de la Unidad de Negocios Sur Nicolás Posse, hoy jefe de Gabinete. La casta de la casta. Todo tiene que ver con todo.
Por su parte, Rocca jugó fuerte para el libertario. Después de haber coqueteado con Sergio Massa y de haber aportado fondos para la campaña de Patricia Bullrich (un total de dieciséis millones), el empresario de la construcción puso 20 millones de pesos para el proselitismo de LLA en instancias del balotaje. Un tercer actor jugó sus fichas ahí: el propio Mauricio Macri, mencionado en el ámbito empresario como el operador que consiguió el apoyo del gigante de la construcción.
Patricia Bullrich
Abanderada de los “duros”
Con sobrada experiencia en la represión de la protesta social, Milei tiene en el Ministerio de Seguridad a Patricia Bullrich, su ex adversaria en las elecciones y quien comandó esa cartera durante el macrismo. El nuevo eje del poder imagina un escenario de manifestaciones activas sobre todo en los primeros meses de la administración, cuando el ajuste, combinado con la proclamada “estanflación”, haría estragos en las capas más vulnerables.
Bullrich, la abanderada de los “duros” dentro de lo que fue la alianza Cambiemos, ya demostró que la represión será la moneda de cambio que ofrecerá el nuevo gobierno ante la resistencia callejera.
La hoy reasumida ministra, que había ido al debate electoral acompañada de “víctimas de conflictos gremiales”, es una fuerte defensora de la mano dura y el gatillo fácil, como quedó demostrado con su apoyo incondicional al policía Luis Chocobar, condenado por haber asesinado a un delincuente por la espalda. Ya avisó que “Argentina necesita orden” y que su gestión será “implacable”.
Luis Petri
Un halcón radical
Con la designación de Luis Petri en el Ministerio de Defensa, un radical representante de los “halcones” en Juntos por el Cambio, Milei corresponde al apoyo brindado por el macrismo en el último tramo de la campaña rumbo al balotaje. El dirigente mendocino no tiene otra experiencia en la materia que ser un reconocido exponente de la mano dura.
Como diputado impulsó la llamada ‘Ley Chocobar’ con la que buscó modificar el artículo 34 del Código Penal para establecer una «presunción legal» que otorgue «seguridad jurídica» a los integrantes de las fuerzas que se encuentren ante un ilícito fuera de su hora de servicio. También quiso bajar la edad de imputabilidad a los 14 años y validar el uso de las armas no letales por efectivos de las fuerzas. Ahora bien, es una incógnita si ese perfil le permitirá conducir las Fuerzas Armadas con relativa destreza.
Mariano Cúneo Libarona
Cara legal de la frivolidad de los ‘90
De familia de abogados y una de las caras visibles de la frivolidad de los ‘90, Mariano Cúneo Libarona logró que el vínculo tejido con Milei en los estudios de televisión lo depositara ahora en el Ministerio de Justicia, desde donde maniobrará la relación con un Poder Judicial que conoce muy bien.
Con antecedentes en el caso Cóppola y la causa AMIA, por la que estuvo preso un mes acusado de encubrir pruebas, Libarona vuelve a los primeros planos de la exposición después de haber perdido cierta estrella durante los largos años del kirchnerismo.
Entre otras causas resonantes, fue abogado defensor de Amira y Emir Yoma, investigados en el ‘Yomagate’ por supuesto narcotráfico y tráfico de armas a Ecuador y Croacia. Y como todo está relacionado en el mundo de “la casta”, Cúneo Libarona fue otro de los enlaces entre Milei y Eurnekian: el abogado penalista defendió a tres hombres del empresario en la causa de los cuadernos de la obra pública.
Victoria Villarruel
Brazo político de la “familia militar”
Abogada de profesión, Victoria es hija de Eduardo Villarruel, un teniente primero del Estado Mayor del Ejército que participó del Operativo Independencia en Tucumán, además de combatir en Malvinas. Su tío, Ernesto Villarruel, también militar, fue detenido en una causa por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino El Vesubio, pero luego fue declarado “incapaz” para enfrentar el juicio.
En 2007, la hoy vicepresidenta fundó el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), constituyéndose en el brazo político de la “familia militar” y en una ferrea defensora de la teoría de los dos demonios de la última dictadura.
Milei le había reservado a Villarruel el control sobre los Ministerios de Seguridad y Defensa, pero finalmente se inclinó por ceder esos casilleros a sus socios de Juntos por el Cambio. Sin influencia en el gabinete, la vice proyectará su figura desde el Senado. Su llegada al poder representa como nunca antes desde la recuperación democrática la entronización de una negacionista del terrorismo de Estado.
LO QUE VENDRÁ
¿Podrá esta alianza de sectores del círculo rojo, de grandes capitales, los medios concentrados y del establishment financiero darle a Milei la gobernabilidad necesaria para llevar adelante el programa brutal de ajuste anunciado por el ministro Caputo? La pregunta se empezará a responder en los primeros meses de 2024, para los que se anticipa un escenario de reclamos y conflictividad social en las calles del país.
La respuesta surgirá en la reacción de los sectores populares y de la dirigencia política y gremial, pero también de parte de ese 56 por ciento de argentinos que eligieron a Milei en el ballotage y que ahora verán cómo la motosierra se blande sobre sus propias cabezas. Como enseñó la historia argentina, el voto no implica un sometimiento incondicional de la mayoría a los efectos del ajuste.