ENTREVISTA A HORACIO MACHADO ARAOZ, INTEGRANTE DEL EQUIPO DE INVESTIGACIÓN DE ECOLOGÍA POLÍTICA DEL SUR.
Desde Andalgalá, Horacio Machado Araoz, integrante del Equipo de Investigación de Ecología Política del Sur, explica por qué la profundización del modelo extractivista tiene que ver con el pago de la deuda externa.
Por Sofía Acosta
Fotos gentileza Agencia Tierra Viva
Catamarca volvió a estar en agenda a principios de mayo de este año, luego de que la policía reprimiera el acampe en Choya, que cerraba el paso al proyecto minero Minera Agua Rica – Alumbrera (MARA) Pero, ¿qué hay detrás de la represión y la resistencia de las comunidades que viven en el cerro? ¿Cuáles son las políticas de los gobiernos de turno en Catamarca y de Argentina en particular en relación a la megaminería?
En esta entrevista, Horacio Machado, integrante del Equipo de Investigación de Ecología Política del Sur (IRES-CONICET-UNCA), señala que desde hace 500 años, existe una lógica del “conquistador” que anidó en las elites políticas y que desde entonces se produce un saqueo constante de los recursos naturales y el desplazamiento de las comunidades de los territorios.
-¿Cuándo comienza el proyecto MARA?
Este proyecto tiene una conflictividad de por lo menos 15 años. Desde abril de 2004 se ha desencadenado la resistencia del pueblo de Andalgalá. En 2005 fue la primera represión. Se trata de un proyecto especialmente peligroso, gravoso, de minería extrema. No solamente tiene las características extremas de un modelo de megaminería a cielo abierto que implica la depredación de un cerro extremo, de voladura, sino que además por la zona donde está localizado el yacimiento, enclavado en una formación geológica joven, tiene enormes riesgos de movimientos y desplazamientos y es la naciente de la cuenca hídrica que abastece a todo el departamento de Andalgalá, es un sistema de ríos que ya están siendo afectados.
-¿Cómo se vincula el extractivismo y la megaminería con el Fondo Monetario Internacional?
Hay un enfoque de cómo entender lo que significa la deuda, más reduccionista y de la economía convencional, que ve los procesos económicos en términos de dinero y no ve los flujos energéticos y materiales. Se concentra en cuántos millones de dólares vamos a pagar, pero omite cómo se va hacer. Existen dos perspectivas: por un lado la derecha conservadora, que propone ajuste social; y por otro, la postura progresista que señala que se va a evitar el ajuste y se intensificarán las exportaciones. En ambos casos, los dólares se conseguirían profundizando una matriz extractivista y exportadora. Desde la década del ´90 el territorio argentino ha sido puesto a disposición de grandes transnacionales, que lo usan como reserva de los recursos para la exportación de nutrientes, energía, minerales, agua, de recursos que depende la población.
-¿Lo que señalas es que no solo se paga con divisas sino que también con recursos naturales?
Sí. No solo se paga la deuda con un drenaje de las divisas, sino que también se produce un enorme transferencia de recursos naturales (como agua, energía, nutrientes, suelo, biodiversidad, minerales, etc.) que son sacados de nuestro territorio a través de los circuitos comerciales oligopolizados por empresas transnacionales. Y que terminan abasteciendo una matriz industrial de crecimiento urbana de consumo del mundo, que no solo es desigual sino que es insostenible.
Todo lo que se está arrasando en términos de destrucción de la biodiversidad (desmonte para la expansión de la frontera del agronegocio, exploración petrolera, etc), es un subsidio ecológico que se le está haciendo a las elites. Estamos desplazando poblaciones que se van a quedar sin agua para que alemanes tengan Litio para sus autos eléctricos de lujo.
-¿Por qué se ha logrado sostener este modelo productivo a lo largo de la historia?
Esta elite de poder tiene una ramificación en universidades, centros de educación y producción de conocimiento, en las propias áreas de gobierno. El extractivismo es eso, no es solamente el problema ecológico sino de justicia social y político, de ausencia de condiciones básicas materiales de democracia. Hay una élite que se beneficia, que incluye lamentablemente al aparato del estado y áreas críticas, como por ejemplo el CONICET, dentro del cual yo soy un trabajador y que tienen convenios e impulsa este “modelo de desarrollo”, cuando lo que en realidad produce son saqueos.
-¿Cómo podría desarticularse?
Hay que tener en cuenta que esto viene pasando desde hace 500 años. La lógica del conquistador anidó en las élites políticas que operaron la creación de estas nuevas repúblicas. Entonces, esa matriz colonial, está presente en la actualidad, y no termina de ser desarmada. Creo que el límite del progresismo es pensar que a través de políticas fiscales pueden captar parte de la renta de estos sectores concentrados para redistribuirla. Estamos viendo la impotencia de los Estados, los límites de los gobiernos cuando tenés tan alto grado de concentración de la matriz productiva. El Estado es impotente para captar parte de la renta. La conflictividad social es redistributiva pero no solo de los ingresos sino de las condiciones de vida. No se puede producir una redistribución social sin una democratización de la tierra y desconcentración del aparato productivo. Eso no está siendo planteado por los grupos políticos que están disputando la orientación del estado y los temas de agenda.