En el arranque del año electoral y en medio de una rosca de palacio, desde los gremios y las centrales de trabajadores que integran el oficialismo cuestionan el rumbo político de la coalición, reclaman por la situación de Cristina y piden discutir la gestión.
Opinan: Vanesa Siley (Federación de Sindicatos de Trabajadores Judiciales), Oscar de Isasi ( CTA-A Buenos Aires), Claudio Lozano (Unidad Popular) y Héctor Amicchetti (Sindicato de la Federación Gráfica Bonaerense).
Por Redacción Malas Palabras
Ilustración: Juan Soto
El año electoral ya está en marcha. La foto de la reunión de la mesa del Frente de Todos (FDT) en la sede del PJ porteño de mediados de febrero solo dejó una certeza: la discusión en el oficialismo está más abierta que nunca. La proscripción de hecho que pesa sobre Cristina Fernández de Kirchner dejó un escenario lleno de interrogantes, con el kirchnerismo intentando alinear al resto de la coalición en una acción más firme contra la situación judicial de la vicepresidenta y para pedir que revea su decisión de no ser candidata, mientras Alberto Fernández se mueve para intentar recuperar aire y disputar la elección y Sergio Massa construye silenciosamente desde Economía su proyecto presidencial.
Pero en medio de esa rosca de palacio, desde las organizaciones gremiales, centrales sindicales y la dirigencia que representa al campo popular levantan la voz para pedir una discusión profunda sobre el sentido político del Frente de Todos, para reclamarle al gobierno de Fernández una intervención más fuerte sobre la situación de Cristina y para advertir, en otros casos, que una candidatura presidencial de Massa es el límite político que no cruzarán.
En la antesala de una elección que trae la amenaza de un retorno de la derecha neoliberal, las organizaciones y espacios de los trabajadores se dividen entre los que plantean como prioridad mantener la unidad del espacio para impedir que vuelva a ganar el PRO en cualquiera de sus expresiones y quienes denuncian que el gobierno con Massa en Economía se apartó definitivamente del contrato electoral de 2019, que tenía la recuperación de derechos como eje central.
Por eso, reclaman un debate más profundo que incluya además de lo electoral las políticas de gobierno, para recuperar el mandato original de reparación de derechos con una propuesta de salida a la crisis basada en tres ejes: soberanía, trabajo digno y producción.
CÓMO SE LLEGA
El Frente de Todos comenzó el 2023 intentando ordenar las candidaturas en medio de una interna que no cede. Alberto Fernández sigue avisando que no renunciará a competir en unas PASO y llamó a la reunión de la mesa del FDT para intentar discutir las “reglas electorales”. Aunque el albertismo quería que sea plataforma de lanzamiento de su precandidatura, en esa reunión finalmente los representantes del kirchnerismo se impusieron con un planteo para que el oficialismo en conjunto le vaya a pedir a Cristina que revea su decisión de no competir para no alimentar la guerra judicial en su contra.
En el oficialismo, cada cual atiende su juego. Por el lado del kirchnerismo, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, potencial competidor por ese espacio, intensifica sus giras por el interior del país, ganando músculo en la pulseada electoral. Según el último relevamiento que difundió la consultora Aresco, el mercedino emerge como ganador en una PASO del Frente de Todos.
En este contexto, Sergio Massa aparece como la esperanza electoral de algunos sectores. Con movimientos herméticos y sin dar a conocer su juego, dice que es incompatible ser candidato y ministro de Economía. Pero en silencio, construye su propio proyecto presidencial, abrazado al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y a la esperanza de que mejores números de la economía aumenten su popularidad.
El dirigente social Juan Grabois, por su parte, también se calzó el traje de precandidato presidencial: “Que el pueblo elija y que el que gane dirige y el que pierda acompañe”, dice el creador del Movimiento de Trabajadores Excluidos, que ya aparece en afiches con la leyenda “Juan XXIII”.
En el medio, las centrales de trabajadores que componen el espacio oficialista van delineando sus propias reglas de juego. A cinco meses para las elecciones primarias, la CGT, la CTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores analizan el panorama económico y social.
En este contexto, el sindicalismo peronista comenzó a delinear respaldos. Sergio Massa o Cristina Fernández, esa es la cuestión. El tigrense lleva ventaja por la buena relación que supo forjar con los sindicatos y por trascender las divisiones internas de la CGT.
Los que se adelantaron en ese juego fueron los dirigentes del barrionuevismo, los independientes y “Los Gordos” de la Confederación General del Trabajo (CGT), que el pasado 17 de octubre presentaron el Movimiento Sindical Peronista (MSP) buscando representación gremial en el armado de las listas a nivel nacional, provincial y municipal.
«No queremos romper el peronismo, pero sí queremos un peronismo de trabajadores y trabajadoras», aseguró en esa oportunidad Héctor Daer, cotitular de la CGT, secundado por Gerardo Martínez, secretario general en la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), que no anduvo con vueltas: “No podemos ser convidados de piedra y nos van a respetar porque tenemos la fuerza”.
El mensaje fue directo al corazón del kirchnerismo duro por “imponer candidaturas” en las elecciones del 2021. “Que nadie tenga una lapicera más grande o una voz más fuerte. Es saludable terminar con las candidaturas a dedo», agregó el dirigente metalúrgico.
En las últimas semanas el espacio mantuvo reuniones con intendentes bonaerenses y gobernadores en búsqueda de otros horizontes dentro del PJ, acentuando el alejamiento de Alberto Fernández. Bajándole el tono a la interna, aclararon que no es momento de hablar de candidaturas, mientras miran de reojo los números de la economía. “Si en estos meses la inflación da los valores que la Argentina necesita, Sergio Massa es un candidato potencial”, avisó Martínez.
¿MASSA O CRISTINA?
El sindicalismo alineado a CFK también presiona por ganar postulaciones en las listas del oficialismo. A principios de enero presentaron una mesa política formada por el Frente Sindical por el Modelo Nacional (Fresimona), liderado por Pablo Moyano, la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), de Sergio Palazzo, y la CTA de los Trabajadores, de Hugo Yasky.
El pedido del moyanismo es novedoso, no así el del CFT que cuenta con las bancas de Vanesa Siley y el propio Palazzo en el Congreso. Algo similar ocurre con la CTA que renovó la banca de Yasky en las últimas elecciones.
“Este momento del Frente de Todos es determinante para el futuro del país. Lo primero que tiene que hacer nuestro frente es pronunciarse sobre la proscripción que sufre Cristina Fernández, que es la líder más importante, la que armó el FDT”, dice en charla con Malas Palabras la diputada Vanesa Siley, de la Corriente Federal.
Para Siley, en la convocatoria del gobierno a la discusión electoral tiene que incluir, también, recuperar el sentido político del Frente de Todos a través de la administración del gobierno. “Tiene que haber correcciones en la gestión”, asegura. “El Frente tiene que ir hacia la profundización de la distribución de la riqueza, control de precios, la generación de puestos de trabajo y la protección de los derechos laborales”.
En ese marco, la diputada reclama “un mayor grado de participación de los trabajadores y trabajadores a través de sus representaciones sindicales en el Estado”. “La participación en el Estado no solamente en las listas legislativas, sino también en la gestión es fundamental. Porque eso aumenta la eficacia de una gestión que tiene que estar al servicio del pueblo”, dice.
En el mismo sentido, Héctor Amichetti, secretario general del Sindicato de la Federación Gráfica Bonaerense y referente de la Corriente Federal, asegura que es Cristina Fernández “la compañera que interpreta con mayor plenitud lo que el movimiento de los trabajadores viene planteando”. “Por eso no podemos aceptar la lógica de la proscripción del poder corporativo-mediático”, afirma a Malas Palabras.
“Terminamos con Sergio Massa al frente de la economía para ordenar esta especie de golpe económico al cual llegamos por no profundizar en decisiones claras como, por ejemplo, dar marcha atrás con la expropiación de Vicentín, con lo cual nos privamos de intervenir en el mercado de comercio exterior y por eso nos ganan la mano los formadores de precios. Massa vino a frenar eso, pero no es para nada el planteo ideal que sugerimos porque acepta la lógica del acuerdo con el FMI que nos priva del derecho a la autodeterminación. Tenemos que rediscutir ese acuerdo”.
“Tiene que haber una representatividad muy fuerte de las organizaciones si es que hay una voluntad de profundizar en un programa de reformas. A veces en las listas uno ve demasiada presencia de sectores políticos que están más en la lógica de la ‘partidocracia’; tiene que haber representantes en el gobierno que reflejen la lucha cotidiana del mundo del trabajo”, propone.
LEJOS DEL FMI
Por el lado de la CTA Autónoma, las voces apuntan a plantear que la discusión no debe ser por candidaturas sino por el sentido profundo de la coalición creada en 2019. “El rol de la CTA-A no es jugar en el FDT o no jugar en el FDT. Su rol es poner en debate una propuesta de salida a la crisis que tenga centralidad en la soberanía, en el trabajo digno y en la producción, lo más alejado posible del FMI”, sintetiza Oscar “Colo” de Isasi, secretario general de la CTA-A bonaerense en diálogo con Malas Palabras.
Desde el espacio que comanda De Isasi a nivel provincial coinciden en la necesidad de fortalecer la unidad, aportando al debate para que el oficialismo vuelva al mandato fundacional, “del que nunca debió irse”.
“La derrota electoral del 2021 no fue porque la sociedad se tornó a la derecha sino porque el FDT se alejó de ese mandato que lo puso en el gobierno. Por eso es necesario construir iniciativas que no se miren el ombligo. No ser los mejores solos, impulsar propuestas que hagan que con otras centrales, organizaciones sociales, religiosas y el movimiento de mujeres podamos construir un espacio común que nos permita llevar adelante estas propuestas”, afirma de Isasi.
Metiéndose de lleno en la posibilidad de que la CTA-A tenga injerencia en el armado de las listas, reconoció que es un debate que hoy concierne a la central. “Somos autónomos, ahora la autonomía no es el aislamiento irresponsable que nos lleva a la derrota. La autonomía es el derecho que tenemos como clase trabajadora de decidir cómo intervenimos en el proceso político en un tiempo determinado”.
“Yo no creo que nos tengamos que subordinar a un gobierno, pero otra cosa es que, en tanto como organización de trabajadores y trabajadoras, decidamos cómo intervenimos en el proceso electoral para favorecer las condiciones políticas y nuestras propuestas se puedan hacer realidad. Imaginemos que tenemos en el Congreso 50 diputados de la clase trabajadora con una estrategia consensuada, seguramente el 82 por ciento móvil lo podríamos hacer ley”, grafica de Isasi.
En el mismo sentido, Claudio Lozano, ex director del Banco Nación y presidente de Unidad Popular advierte a Malas Palabras que “no es la cuestión electoral inmediata lo que está en el centro de nuestras preocupaciones”.
“El Frente de Todos no necesita una mesa electoral para zurcir una nueva unidad vacía de definiciones políticas y solidaria con el mantenimiento del régimen de negocios dominante en la Argentina. Necesita una mesa política integrada por todos los partidos y las organizaciones sociales y populares que lo conforman que decida si va a seguir sosteniendo un rumbo que convalida un ajuste o si, sobre la base de una autocrítica profunda, intentamos gestar una alternativa popular”.
TIEMPO DE DEFINICIONES
El presidente Alberto Fernández encabezó el pasado 16 de febrero en la sede del PJ nacional el primer encuentro de la mesa política del Frente de Todos. Albertistas, massistas y cristinistas comenzaron a delinear una estrategia electoral en pos de lograr la «unidad del peronismo». No faltaron gobernadores, intendentes bonaerenses y gremialistas afines al gobierno.
Pese a la presencia de Sergio Massa, Máximo Kirchner, “Wado” de Pedro y Axel Kicillof, la mesa estuvo incompleta. Los movimientos sociales manifestaron públicamente su descontento por no haber sido convocados. Barrios de Pie, el Movimiento Evita y la Corriente Clasista y Combativa (CCC) presionaron sin éxito para participar del cónclave.
La invitación tampoco se hizo extensiva a la totalidad de las centrales de trabajadores que integran la coalición. Héctor Daer y Pablo Moyano, binomio de la conducción de la CGT, fueron parte del encuentro, al igual que Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores, y el metalúrgico Abel Furlán. Pero no fue invitada la conducción de la CTA Autónoma . “Cuestionamos esta decisión del Presidente”, aseguraron desde el espacio que conduce “Cachorro” Godoy.
Un día antes, Máximo Kirchner había vuelto a activar la maquinaria partidaria del PJ bonaerense. El diputado nacional se reunió en la Federación Gráfica con los ministros bonaerenses Walter Correa y Andrés Larroque. También formaron parte del mitin Amichetti, Palazzo, Yasky, Siley y Roberto Baradel, entre otros dirigentes afines al kirchnerismo.
Tras conocerse que la inflación de enero fue del seis por ciento, coincidieron en un viejo reclamo: recuperar el poder adquisitivo a través de una suma fija. En materia electoral, reiteraron su deseo de que la vicepresidenta sea candidata en el 2023: “Para defender el pleno derecho a elegir en democracia es necesario romper con la proscripción”.
Las posturas de las centrales sindicales y de trabajadores están planteadas arriba de la mesa del Frente de Todos. En la antesala de las definiciones electorales, el espacio deberá resolver qué rumbo político toma. De esa discusión dependerá la construcción de una alternativa competitiva en las urnas y la posibilidad de recuperar el sentido original del proyecto político que comenzó en 2019 echando a la derecha de la Casa Rosada.