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Nota publicada el 26 / 07 / 2024

“La represión irá en aumento porque el objetivo es disciplinar”

María del Carmen Verdú, fundadora y referente de Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), disecciona la anatomía de la doctrina Bullrich. Describe el hostigamiento policial contra la protesta social como el más iracundo en 40 años. Conocedora de los pasillos judiciales, advierte que en Comodoro Py anida un termómetro sutil y despiadado para medir el poder político

Por José Ignacio Maldonado

Fotos: Santiago Oroz

María del Carmen Verdú, la Negra, se cruzó con su primer caso de violencia policial por casualidad. Era 1985 y hacía poco que se había recibido de abogada de la UBA, después de cursar toda la carrera en dictadura. Entró en 1976 y salió en 1983, con un título que todavía no servía para ejercer. 

Fue algo circunstancial, cuenta. En la ciudad de San Martín, una familia pobre denunciaba que a su hijo lo habían asesinado en el calabozo de una comisaría. Alguien del grupo de amigos y colegas, con los que se movía para todos lados, conocía a los padres del chico, y la Negra, con poco más de 20 años, empezó a trabajar patrocinando a las víctimas.  

A las pocas semanas de ir al barrio, en Loma Hermosa, donde se organizaban movilizaciones para reclamar justicia, la empezaron a contactar otras familias con historias parecidas. La Bonaerense educada en la dictadura se ensañaba con obreros y pibes pobres por todo el conurbano. 

“Veníamos de la pelea por memoria, verdad y justicia, pero ahí nos dimos cuenta de que había una continuidad de la política represiva en democracia: tiros en la nuca, tiros por la espalda, detenidos que aparecían muertos en los calabozos. Los mismos elementos”, recuerda. Entonces, nació la Correpi, la Coordinadora que creó la Negra junto a sus compañeros, y que se convirtió en la mayor referencia de la lucha contra la violencia institucional y policial en Argentina.

REPRESIÓN FRENTE AL CONGRESO

María del Carmen reconstruye aquellos primeros pasos en su larga vida de militancia mientras repasa las últimas novedades de la causa por los detenidos en la brutal represión de la Policía Federal y la Prefectura el 12 de junio pasado, frente al Congreso. Ese día, mientras el Senado votaba la Ley Bases, las fuerzas federales al mando de Patricia Bullrich gasearon, golpearon y detuvieron a 33 personas, acusadas de “atentar contra el orden institucional” e intentar una suerte de “golpe de Estado”. 

En cuarenta años, dice La Negra Verdú, pocas veces vio un caso igual. Desde la ferocidad del operativo policial hasta el intento de construcción de un relato de intento de golpe por parte del gobierno libertario. 

– A más de un mes del operativo, ¿qué balance hacen del episodio?

-Ese 12 de junio hubo elementos que, a lo largo de los meses y de los años, se vieron en muchas otras oportunidades, pero con la particularidad de que ese día se dio todo junto. Tanto desde el operativo policial y su desenvolvimiento como la respuesta judicial. En este último caso, hubo un elemento sumamente novedoso que fue el hecho de que no habían terminado de llegar los partes con las 33 detenciones al Juzgado, que el fiscal Carlos Stornelli ya estaba haciendo una presentación en exactamente los mismos términos de los tweets que acababan de publicar Javier Milei, Patricia Bullrich y compañía. Incluso, citándolos.

(Nota del editor: «Vamos a pedirle a la Justicia que las carátulas sean de sedición», había escrito en su posteo la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Obediente, el fiscal Carlos Stornelli acusó a los detenidos de sedición y ataque al orden constitucional).

María del Carmen Verdú.

HAY QUE MIRAR A COMODORO PY

María del Carmen se molesta cuando la presentan como “abogada de Correpi”, como la suelen nombrar los medios. “Si quieren hablar de mi laburo profesional, hablemos de los casos de mala praxis médica, accidentes, sucesiones. Lo otro es mi militancia”, aclara. 

Con más de cuatro décadas moviéndose entre la abogacía y la militancia, la Negra acumuló un conocimiento del funcionamiento de las fuerzas de seguridad y la justicia como pocos colegas. Estuvo en cientos de comisarías, caminó por todas las fiscalías, participó de juicios, organizó manifestaciones, acompañó y patrocinó a familias pobres, y enfrentó a jueces. 

Con todo ese bagaje, aprendió una lección que nunca le falla. Cada vez que se acerca un fin de ciclo político, dice, hay que mirar a Comodoro Py, el edificio emblemático de la Justicia federal en Retiro. 

“Si vos querés tener un termómetro de cómo está la política y para dónde sopla el viento, te paras en la puerta y miras la veleta de Comodoro Py. Todos los fallos empiezan a cambiar seis meses antes de las elecciones. Nada en el poder judicial es independiente del poder político, ningún fuero, ninguna jurisdicción. Pero el federal es el primer parámetro porque es el fuero vinculado al ejercicio del poder”, dice.

¿Creés que hay una migración de esos sectores hacia algún círculo cercano a Milei?

-A ellos no les interesa si es el PJ, la Alianza, Macri o Milei. Es el poder. Por supuesto, tenés excepciones con algunos tipos que son militantes, pero son los menos. Son moscas blancas. Normalmente, lo que sucede es el alineamiento de acuerdo a lo que el poder exige en cada momento específico.

En el caso de la represión frente al Congreso, el episodio más grave en términos de represión a la protesta social, una de las claves fue el particular tándem de Stornelli y Servini de Cubría. El fiscal operó como el reproductor del discurso del gobierno nacional. Pocas veces hemos visto de manera tan clara cómo bajó la línea del Ministerio de Seguridad y la Presidencia directo al expediente. 

PATRICIA BULLRICH AL PODER

Verdú y la Correpi trabajaron con las defensas de las cuatro personas que todavía permanecen detenidas a más de un mes de la represión frente al Congreso. 

Como a lo largo de estos largos años, otra vez observa los mismos elementos que se repiten en las causas. Lo que hay, afirma la entrevistada, es un intento de disciplinamiento social. Y esta vez, con una vieja conocida en el centro de la escena: Patricia Bullrich. 

– ¿Cómo ves la respuesta política de las fuerzas de seguridad al mando de Patricia Bullrich?

-Las fuerzas de seguridad no tienen una respuesta política al mando, tienen una respuesta vertical automática.

– ¿No hay sectores que pueden ser críticos, no hay internas?

-Internas puede haber en cualquier lado, pero el grueso de las fuerzas obedece a sus mandos naturales, la superioridad, y lo ves cuando una misma fuerza en una gestión funciona de una manera y en otra gestión de otra. 

– ¿Es así de automático y así de directo?

– ¿Quién manda? ¿Dependen del Emperador Hirohito de Japón o del Ministerio de Seguridad? El cambio de poder manda un comportamiento distinto. No es lo mismo que vos fusiles a un pibe por la espalda y te investiguen, te manden en cana, vayas a juicio, a que te inviten a la Casa Rosada y te saques una foto con el Presidente y la ministra de Seguridad. 

– ¿Viste ese contraste con la gestión del Frente de Todos?

– Del ‘83 a la fecha ves las diferencias entre una gestión y la otra. Por supuesto que hay sectores que dicen que todo es lo mismo, no es nuestro caso. Te doy un ejemplo: de 2015 al 2019 Bullrich sacó todos sus protocolos de actuación de las fuerzas de seguridad federales, con la famosa doctrina Chocobar, y hubo un pico de gatillo fácil como nunca antes habíamos visto. 

En diciembre de 2019 asumió Sabina Frederic y antes de la Navidad derogó todos esos protocolos de un plumazo. A pesar del incremento represivo que representó poner en manos de la fuerza de seguridad la implementación del aislamiento durante la pandemia, en los cuatro años siguientes el gatillo fácil bajó. En diciembre de 2023, Bullrich volvió al Ministerio de Seguridad, reinstaló la Doctrina Chocobar y volvió el pico de gatillo fácil.

– ¿Ves que se profundiza la represión de la protesta en estos siete meses?

-Sin ninguna duda, se va a profundizar en la medida en que se profundice el conflicto social. Porque el objetivo de la represión es disciplinar, controlar.

– ¿Funciona ese elemento disciplinador? ¿Surte efecto?

– En un punto por supuesto que surte efecto. Es cierto que hay sectores que de forma espontánea no están movilizando tanto por ese miedo a lo que pueda suceder, pero por el otro lado, nuestra historia nos enseña que en Argentina eso no funciona como un relojito y que cuando hay que poner el cuero se pone, sino no hubiese ocurrido 2001.

LOS QUE EMPUJAN DE ATRÁS

A la Negra Verdú le cuesta ser optimista con este panorama de ruptura de los consensos sociales trabajosamente construidos a lo largo de 40 años en materia de estándares mínimos de derechos humanos, de garantías procesales, vigencia de derechos, reconocimiento de minorías, y disidencias. 

“Jamás en mi vida hubiese imaginado que podíamos estar en esta situación. Es la pesadilla más atroz. Cuesta seguir adelante. Yo tengo casi 40 años de militancia anti represiva y tenés la sensación de que todo fue en vano. No puedo ser optimista.  Yo creí que se había aprendido la lección de la pesadilla del macrismo. En ese momento hablábamos de Estado de excepción con suspensión de garantías. Hoy no tengo adjetivos para describir lo que pasa”, dice. 

Pero, después piensa en los que vienen atrás y se le pasa un poco. “Si no fuera por la militancia juvenil, por las nuevas generaciones que empujan, que te reclaman que no aflojes, es para meterte abajo de un sillón y no salir más”.

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