Los trabajadores de Tierra del Fuego y los docentes de Catamarca encendieron la mecha social con reclamos muy sonoros en el distrito. Pero, surge la pregunta: ¿dichas puebladas pueden tener efectos en el centro del país? Habla Marcos Linares y Oscar Martínez, dirigentes de la UOM, y el profesor universitario Matías Battaglia.
Por Nicolás Poggi
Crédito de la foto de tapa: ANRed
Los nuevos focos de protesta social empujan desde los “bordes” del territorio y reconfiguran el mapa en tiempos de reorganización de la resistencia popular. Los trabajadores de la UOM en Tierra del Fuego, o los docentes de Catamarca, apenas muestras de un racimo de reclamos que se abren paso de la periferia al centro y que, desde fuera de la agenda mediática del AMBA, generan interrogantes sobre la posibilidad de confluencias mayores.
Dos mechas se encendieron las últimas semanas en diferentes regiones del país, muy disímiles entre sí en términos geográficos, económicos y culturales pero que bien pintan el paisaje de la movilización social en Argentina. En el sur austral, puntualmente en Ushuaia y Río Grande, los trabajadores de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) llevaron a cabo un paro por 10 días en rechazo a la decisión del gobierno nacional de eliminar los aranceles a los productos electrónicos importados. La medida fue un ataque directo al corazón del régimen especial de Tierra del Fuego porque pone en riesgo cerca de 8.000 trabajadores que dependen de esa industria.
Fábricas cerradas, movilizaciones multitudinarias y paros de otros sectores en solidaridad con el reclamo fue el saldo de la protesta en el fin del mundo. Lo explicó al calor de las movilizaciones el secretario general de la UOM Río Grande, Oscar Martínez: “El kiosco de barrio, el remisero, el taxista, pero también el Estado provincial y los municipios. Todos dependen en alguna medida de la actividad de las fábricas”.

“El kiosco de barrio, el remisero, el taxista, pero también el Estado provincial y los municipios. Todos dependen en alguna medida de la actividad de las fábricas”.
Oscar Martínez, secretario general de la UOM Río Grande.
Sin respuestas, el conflicto tuvo como consecuencia la paralización de prácticamente toda la actividad económica y comercial de la región, mientras el Poder Ejecutivo parecía dejar a los fueguinos librados a su suerte. Esa fue la escalada de una demanda que se desactivó una vez que el gremio, las cámaras empresarias, el gobierno provincial y la Casa Rosada firmaran un acuerdo para sostener los puestos de trabajo hasta el 31 de diciembre.

Marcos Linares, dirigente de base de la UOM Tierra del Fuego, indicó que la intención de esa mesa es “buscar alternativas al conflicto como no bajar los aranceles a cero, también que se haga viable la continuidad de la industria y, tengan continuidad los trabajadores”.
En diálogo con Malas Palabras, el dirigente sindical alertó que “el problema de fondo es que una parte muy importante de la economía de Tierra del Fuego depende de la industria electrónica”. Ya hubo una reunión de la mesa de diálogo y se esperaba otra para fines de junio, aunque sin demasiados avances entre las partes. De todos modos, los trabajadores tienen definido no esperar hasta el 31 de diciembre para encontrar un acuerdo.

Matías Battaglia, docente de Geografía Económica Internacional en universidades como la UCA, la UADE y Austral, aportó como posibles soluciones al conflicto “la ampliación de la explotación de los recursos naturales en la provincia, la mejora de la conectividad y la oferta de servicios logísticos” en el puerto, medidas que tomaron regiones similares en términos geográficos como Canadá, Alaska y Rusia.
”La ampliación de la explotación de los recursos naturales en la provincia, la mejora de la conectividad y la oferta de servicios logísticos serían posibles soluciones al conflicto”.
Matías Battaglia, docente de Geografía Económica Internacional.
Consultado por Malas Palabras, Battaglia sostuvo que, si bien resulta complejo reconvertir en su totalidad la actual industria, tampoco es imposible. “Australia se tomó su tiempo. No es algo inmediato. No será en el corto plazo, sobre todo si tuviste una estructura de más de una década. Algunas de las empresas empezaron a diversificar sectores en los que tiene presencia, adelantándose a lo que iba a pasar. Es muy difícil reconvertir a los trabajadores, eso va a ser un problema para Tierra del Fuego”, dijo.

El paisaje de la protesta
En el norte, mientras tanto, los docentes de la educación pública de Catamarca llevaron adelante a fines de mayo una multitudinaria movilización en la capital provincial en contra de una medida del gobernador peronista Raúl Jalil que significaba un recorte del sistema educativo.
El decreto 884/25, que Jalil finalmente desactivó, buscaba modificar la cantidad de estudiantes en las aulas en función de criterios de agrupamiento y, debido a eso, alteraba la planta funcional de docentes, además de establecer que el Ministerio de Trabajo sería el organismo encargado de otorgar los cargos. En los hechos, el “Régimen de Cobertura de Cargos Docentes” habilitaba el cierre de cursos, la eliminación de horas cátedra y los pases a disponibilidad de los maestros con el argumento del ajuste de las cuentas públicas.
La respuesta fue multitudinaria: una masiva movilización de docentes autoconvocados que colmó el 24 de mayo último la plaza principal de San Fernando del Valle de Catamarca, en una protesta diversa y heterogénea y a la que se sumaron estatales y hasta efectivos de las fuerzas de seguridad. La marcha también tuvo su correlato en regiones del interior de la provincia como Andalgalá.
La respuesta fue multitudinaria: una masiva movilización de docentes autoconvocados que colmó el 24 de mayo último la plaza principal de San Fernando del Valle de Catamarca, en una protesta diversa y heterogénea y a la que se sumaron estatales y hasta efectivos de las fuerzas de seguridad.
Tras la baja del decreto y la convocatoria a los gremios al diálogo, el sector autoconvocado ahora impulsa nuevas reivindicaciones por mejoras salariales para el sector público, en un escenario de conflicto abierto al que se suman los empleados administrativos y hasta los policías. La mecha está encendida.
Un camino
¿Puede pensarse en una confluencia de protestas sociales desde los bordes del país hacia el centro? “Absolutamente. No solo vemos que está sucediendo sino que es imperioso que suceda. Tenemos un gobierno que está vendiéndol la recuperación del salario, cuando nos destrozaron el poder adquisitivo a todo el pueblo. Están vendiendo como un gran logro la baja de la inflación, y la están bajando a fuerza de destrozar el consumo que está empezando a marcar un proceso de generación de despidos”, responde Linares.
De consolidarse la confluencia es evidente que se consumaría sin una conducción definida. Linares observó que “el problema de la conflictividad es que está siendo sectorizada, y esto debiera tomar algún tipo de canal para agruparlas. Lo vemos cuando a los pobres jubilados los sacuden con todo cada miércoles, pero cada vez que se logra generar algo mucho más participativo no pasa lo mismo, como la marcha junto a los trabajadores del Garrahan”.
“También vemos con preocupación que ese malestar no solo no se está trasladando a las urnas sino que, lo que es aún peor, el enojo o la desilusión se traslada a través de la no participación. Por eso, es imperioso que tratemos de dar las discusiones para lograr que los conflictos sean, no por sector, sino por una cuestión mucho más amplia”, advierte en el epílogo del diálogo.