Por Claudio Lozano (diputado nacional (MC) por Unidad Popular).- “Terminemos con la hipocrecía…..la explicación dada por el propio Macri respecto a que la sociedad offshore se creó para operar en Brasil, es una confesión de parte. Las offshore son empresas que se crean para operar en un país pero radicadas en otro país, por lo general un paraíso fiscal. La decisión de hacer esto es eludir la normativa tributaria, las regulaciones y controles que existen sobre los capitales en el país donde se va a operar”.
Una investigación periodística internacional dice que Macri dirige una empresa offshore. ¿Qué novedad? Sería difícil encontrar un grupo empresario importante de la Argentina de los últimos cincuenta años que no haya recurrido a una figura societal de esa naturaleza.
Macri responde: es todo legal.
¿Qué esperaban que diga?
El problema es que las empresas offshore se usan para actividades ilegales o, para ser más preciso, para burlar la legalidad.
Al tiempo nos enteramos que en realidad no estaba involucrado solo en una offshore, que eran dos. Y que además el Intendente de Lanús (funcionario del Grupo Macri) resulta que también tenía que ver con una empresa de esa naturaleza y que en este caso parece que esta empresa sí había operado e incluso tenía una cuenta en Suiza que resulta que el vecino de Lanús dice que no estaba al tanto.
¿Qué esperábamos que diga?
Como si esto fuera poco Laurita Alonso, encargada de perseguir la corrupción, luego de su noble intervención en el caso Chevron, ya resolvió que lo de Mauricio es todo legal y que ni siquiera merece investigarse.
Por suerte, el Presidente ha recibido dos respaldos centrales. Por un lado, la Fiscal de la República Lilita Carrió dijo “acá tengo las declaraciones juradas de Franco Macri y certifico que no ha hecho daño”. Por otro, su padre dijo que lo puso al frente de su off shore “por una cuestión de confianza y como ‘Director Circunstancial’. Figura ésta, que todos los letrados en sociedades han corrido a buscar en sus textos, porque no recuerdan haberla estudiado, pero que parece que es una designación especial que por arte de magia transforma a las offshore en empresas promotoras de la legalidad y de la virtud.
Terminemos con la hipocresía. Muchos, los votantes de Macri y más aún quienes trabajaron y presentaron su candidatura como un aporte a la democratización y al final de la corrupción, debieran hacerse cargo de lo que está pasando.
Los argentinos estamos asistiendo a la evidencia de a quién tenemos como Presidente de la Nación. Se trata de un integrante, funcionario y accionista de uno de los principales grupos empresarios de la Argentina de los últimos tiempos. Grupos que han sido protagonistas del comportamiento más lamentable del que se tenga memoria. No se ha caracterizado por ser un empresariado innovador y preocupado por el desarrollo científico y tecnológico.
Por eso, ¿qué esperaban encontrar en la historia de Mauricio Macri? ¿una foja de servicios a la Patria?
El pez por la boca muere y la explicación dada por el propio Macri respecto a que la sociedad en cuestión se creó para operar en Brasil, es una confesión de parte. Las offshore son empresas que se crean para operar en un país pero radicadas en otro país, por lo general un paraíso fiscal. La decisión de hacer esto es eludir la normativa tributaria, las regulaciones y controles que existen sobre los capitales en el país donde se va a operar.
En este caso, lo que Macri confesó es que el fue director de una empresa que se constituyó para burlar la legalidad brasileña.
La existencia de otras offshore, lo que indica es que este recurso era uno de los tantos a los que apelaba el grupo para desplegarse trasnacionalmente. Y que era uno más de los tantos mecanismos legales e ilegales que le permitieron expandirse en la Argentina de los últimos años en base a operaciones especulativas de corto plazo y sin riesgo alguno que redundaron en rentas extraordinarias para la fortuna familiar y que repercutieron negativamente sobre la evolución económica de la Argentina.
El grupo Macri al igual que los principales grupos empresarios de esta burguesía local que ha demostrado escasa vocación patriota ha participado expresamente del proceso de endeudamiento externo, especulación financiera, estatización de deudas y fuga de capitales. Ha sido beneficiario directo de todos los mecanismos de captura de recursos públicos (sobreprecios en obra pública, subsidios promocionales, regímenes de capitalización de deudas, privatización y reventa de empresas, pesificación).
En la foja de servicios del Grupo Macri se observa un crecimiento descomunal en la etapa dictatorial (empezó la dictadura con siete empresas y terminó con cuarenta y siete).
En ese exitoso camino realizado en el momento más dramático de la historia nacional, el grupo Macri le traspasó 170 millones de dólares de deuda que utilizó para su despliegue financiero a todos los argentinos, obtuvo 55 millones de dólares en beneficios promocionales, recibió 24 millones de dólares por capitalización de deuda en la época de Alfonsín, participó activamente en las privatizaciones de Menem comprando a precio vil lo que luego revendería al capital extranjero haciendo ganancias impresionantes. Incumplió todos los pliegos de las privatizaciones en las que participó, fue protagonista de una causa judicial por contrabando agravado en la exportación e importación de autopartes con fraude fiscal sobre Argentina y Uruguay, fue uno de los principales fugadores de divisas en el marco de la crisis del 2001 (de las 50 primeras firmas, Macri ocupó el puesto 37 con 112 millones de dólares) para luego pasar por la ventanilla de la pesificación como uno de los deudores principales del sistema financiero (198 millones de dólares).
Todos pedimos rendición de cuentas. Pero más allá del modo que ésta adopte, y sería bueno que exista y sea a fondo, es hora de terminar con la hipocresía y que los argentinos nos hagamos cargo de la Argentina que construimos. En la historia del grupo Macri, Mauricio alguna vez estuvo en pañales pero en el correr de la historia que relatamos fue también presidente y director de sus principales empresas, así como también Vicepresidente del Grupo Socma.
Su historia no es otra que la de los principales grupos empresarios y las principales fortunas de la Argentina de los últimos cuarenta años. Es la historia que explica por qué un país rico como la Argentina tiene hoy el 36% de su población bajo la línea de pobreza. Es la historia de un país que tiene 250.000mill de dólares de deuda y 350.000 millones de dólares de sus millonarios fuera del país. Un país donde la confusión política ha llegado a niveles tales que los responsables de la quiebra de la Argentina, hoy nos están gobernando. Si vamos a fondo en la rendición de cuentas, hay una sola conclusión a sacar: los millonarios de la Argentina no tienen derecho a reclamarle al pueblo argentino másesfuerzo y más ajuste. El pueblo argentino tiene derecho a pensar en otra solución. La investigación periodística internacional que evidencia las offshore del grupo Macri es una advertencia de que seguir por el camino de un ajuste tan ilegítimo como quienes lo promueven, no anuncia un buen futuro institucional para la Argentina.
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¿También un paraíso K?
Mientras el mundo entero aún siente el remezón por los ‘Panama Papers, y en la Argentina al apellido Macri no lo logran desvincularlo de la maniobra por más desmentidas oficiales que aparezcan, también el matrimonio de Néstor y Cristina Kirchner quedó en el medio de una denuncia de características similares, con polémica posterior.
Desde el título «La pareja Kirchner cuestionada», el diario francés Le Monde denunció la fuga de fondos de la Argentina y, en potencial, relacionó la cuestión al matrimonio K.
Tras conocerse la publicación, la polémica estallo en un nuestro país entre los que dan por confirmada la noticia, como el diario Clarín, y aquellos que cuestionan esa forma sentenciosa del matutino y hasta difundieron que Le Monde había desmentido todo.
No es cierto. En realidad, el tradicional medio francés, ligado desde siempre a sectores de la izquierda de ese país, lo que hizo fue usar en cada párrafo el potencial –como indican los libros de ética- a la espera de la justicia decida, pero sin dejar de relacionar al matrimonio santacruceño de la operación, cosa que sugestivamente omiten una y otra vez los defensores del mundo K.
O sea, según ellos, como Le Monde emitió un comunicado diciendo que así como lo dice Clarín ellos no lo publicaron, nada de lo publicado fue cierto.
Por más que les duela, el diario francés reveló que Mossack Fonseca ocultaba las offshores de sus clientes detrás de fundaciones humanitarias. Cita como ejemplo a Aldyne Ltd. y Garins Ltd., en Seychelles, el que sería según el matutino el «destino del botín del clan Kirchner».
Además incorpora y relaciona a la teoría del uso del nombre de la Cruz Roja las entrevistas de Federico Elaskar y Leonardo Fariña, que, «en 2013, brindaron a periodistas argentinos que revelaron una red de corrupción y blanqueo en torno al ex presidente Néstor Kirchner y a Cristina Fernández de Kirchner».
«La pareja presidencial –añade- habría, entre otros, desviado y sacado del país fondos con la ayuda de un empresario. Habría blanqueado 65 millones de dólares en Nevada usando una gran cantidad de empresas de Mossack Fonseca».
Le Monde explica que «la firma panameña Mossack Fonseca puso a disposición de sus clientes dos fundaciones: la Brotherhood Foundation y la Faith Foundation (Hermandad y Fe), que pudieron ser usadas para tener acciones de sus sociedades offshore, porque una fundación de este tipo, que no tiene accionistas, permite en particular enmascarar quién se esconde detrás de una cuenta bancaria».
El sistema habría sido tan exitoso, que los periodistas de Le Monde hallaron entre los documentos filtrados que alrededor de 500 firmas usaban una de estas dos fundaciones como pantalla. Y, entre ellas, Aldyne Ltd. et Garins Ltd, las dos sociedades pantalla que, según Elaskar, habrían sido registradas por Mossack Fonseca en Seychelles a beneficio de Lázaro Báez, el empresario ligado a los Kirchner.
«Para no despertar sospechas, Mossack Fonseca inscribió simplemente a la Cruz Roja en ese rol –explica Le Monde–. Gracias a ese montaje, los nombres de los propietarios quedaban ocultos, y el aura de la ONG los protegía de miradas suspicaces».