Por Florencia Mártire y Mariana Portilla
Alcanza con afilar la mirada, pero incluso las estadísticas lo comprueban: la tasa de empleo informal es más elevada entre la población joven en la Argentina de hoy.
La era tecnológica potencia los modelos de precarización laboral, reforzadas por la utopía liberal del “ser tu propio jefe”, que en lugar de proporcionar beneficios a los trabajadores esconde más precarización y desigualdad.
Sin aportes jubilatorios ni obra social, sin vacaciones pagas, expuestos a riesgos del trabajo, sin estabilidad laboral, con contratos como monotributistas o con ingresos inferiores al salario mínimo.
¿Cuáles son las necesidades laborales de las y los jovenes? ¿Qué piensan del modelo productivo actual? ¿A qué le dicen un NO rotundo? Malas Palabras dialogó con tres referentas de la juventud político sindical para conocer sus diagnósticos sobre el mundo del trabajo y escuchar sus propuestas para construir un modelo productivo más libre y más justo.
Opinan Celeste Fierro, dirigenta nacional en el Movimiento Socialista de los Trabajadores; Mariana Sidoti Gigli, secretaria de Prensa del Sindicato de Prensa Bonaerense; y Joana Giménez, secretaria nacional de las Juventudes de la CTA Autónoma.
– ¿Qué lectura hacen del mundo del trabajo hoy y por qué es importante la participación activa de las juventudes en la lucha por el trabajo decente?
Mariana Sidoti Gigli: Es muy fuerte la dismorfia, la metamorfosis que ha hecho el trabajo en sí mismo. El ejemplo más concreto que se me ocurre es el de los trabajadores de las plataformas, que no son llamados trabajadores por las propias patronales y les ponen otro nombre para mentir y no reconocer que hay un vínculo laboral.
Eso nos afecta mucho en la subjetividad y es contra lo que hay que luchar. Lo hablaba con un compañero médico: me decía que cada vez nos consideramos más profesionales, que está buenísimo, pero menos trabajadores. Y creo que esa falta de reconocimiento como laburantes es absolutamente funcional a las patronales para que puedan aprovechar este supuesto sentimiento de cuentapropismo en el que estamos para seguir precarizando. En este sentido, creo que tenemos que construir lazos de solidaridad entre trabajadores y trabajadoras. Reconocernos como tales es el primer paso.
Celeste Fierro: Las compañeras y compañeros que salen del secundario no pueden acceder a trabajos formales por falta de experiencia laboral. Caen automáticamente en los trabajos precarizantes, que son aquellos que no tienen por lo general ningún tipo de aporte en relación a jubilaciones, a obras sociales. Pero en los que sí son formales y tienen contemplados algunos derechos vemos la precarización en cuanto y en tanto el salario. Son, por ejemplo, aquellos trabajos como los de comidas rápidas.
Ni hablar que ha crecido en el último tiempo esta idea a través de los trabajos por aplicación que intentan marcar que quienes trabajan en este tipo de rubros son socios cuando en realidad es precarización neta del trabajo. Y son a los que accede la juventud.
Joana Giménez: El rol de las juventudes es importante porque somos ante todo clase trabajadora y que estemos organizades dentro de la militancia sindical y dentro de las organizaciones de base nos permite avanzar no solamente como clase trabajadora sino puntualmente dentro de las necesidades que tenemos los jóvenes y las jóvenes que, en ocasiones, son otras y se profundizan también por la edad. Desde este lugar, nuestro rol es importante porque podemos potenciar y visibilizar las necesidades que dentro de nuestra generación etaria suman otras condiciones y otros condicionamientos.
En este momento entendemos que los y las jóvenes estamos disputando derechos que en otras épocas estaban conquistados y que no era necesario ni siquiera nombrarlos. Hoy por hoy estamos redisputando y rediscutiendo el modelo educativo y el proyecto productivo que necesitamos para la transformación del país.
–¿Qué cuestiones consideran que hay que tener en cuenta para construir modos de trabajo más justos y libres?
Mariana Sidoti Gigli: En prensa creo que es hora de reconsiderar desde el lado de las patronales y desde el nuestro la revalorización de las posibilidades de trabajo que no son presenciales. Hay cantidad de trabajo que se puede hacer desde nuestra casa y es una ganancia para el laburante. Por supuesto, después hay muchas conquistas por lograr, por ejemplo, que paguen la conectividad.
Las conquistas laborales y salariales llegan cuando tomamos acciones conjuntas. Si uno va como representante paritario y pide un 30 por ciento y la patronal sabe que al otro día si decretamos un paro el 85 o 90 por ciento de los laburantes va a trabajar igual, es muy difícil lograr avances.
Es muy difícil tener un espacio sindical combativo sin la espalda de los laburantes. Si no nos plegamos a esas medidas, la patronal siempre va a tener ese “ejército de reserva” del cual nutrirse. Ahí es muy importante que seamos conscientes del valor que tiene nuestra fuerza de trabajo y lo hagamos sentir.
Celeste Fierro: Creo que la pelea está primero en garantizar trabajo con todos los derechos para toda la población, no solamente para la juventud, y eso empieza por salarios que se adecuen al costo de vida real, al costo de la canasta familiar, que tenga una indexación en relación a la inflación. Hemos perdido el 20 por ciento del poder adquisitivo en los últimos años. Eso golpea al conjunto de la población, a las familias y a aquella juventud que hoy no tiene trabajo y se le hace cada vez más difícil conseguir un trabajo en condiciones.
Desde los distintos gobiernos se ve muchísimo esta idea de las pasantías en periodo escolar cuando en realidad es precarización porque no tiene ningún tipo de relación con la currícula y sí con empresas que se benefician con tener estudiantes trabajando sin tener ningún tipo de ingresos. Sí vamos por un programa de primer empleo joven pero con todos los derechos y que va combinado con el nivel educativo, con mayor presupuesto para la educación, entre otros puntos.
Joana Giménez: La accesibilidad a la capacitación y a la formación es un punto clave para nosotres. Pero, por otro lado, también reconocemos que en la transformación del modelo productivo hay otra mirada del trabajador y la trabajadora como ser humano y que busca la integralidad del proyecto en el sector del trabajo. Es decir, lo que nos atraviesa es no solo la tarea que cumplimos en el sector, sino también todo lo que está por fuera del sector de trabajo que hace a nuestra realidad cotidiana.
Desde esa lógica también estamos revisionando el modelo productivo actual que no es claramente el que nos posibilita ser felices. La disputa desde nuestro espacio viene a ser que haya más posibilidad para las mayorías populares, que haya plenitud en accesos y que esto lo que garantice sea una vida plena y feliz.
–¿Qué tipo de representación gremial se necesita hoy en día? ¿Se pueden pensar en nuevas formas de organización?
Mariana Sidoti Gigli: Sin dudas. Estamos muy peleados los laburantes en general con la palabra sindicalismo. Es necesario revalorizar el rol de trabajadores de cada uno y eso va a ir construyendo espacios donde podamos pelear cuestiones sindicales sin necesidad de ser un referente sindical o un delegado.
Hay algo que me gustaría mencionar y es el tema de la plata. Vos te sentás en la mesa de una redacción o en la mesa de una oficina del Estado y preguntás cuánto cobran y todos se ponen rojos. A todos les da vergüenza hablar de plata. Nadie sabe cuánto gana el compañero porque es algo que da pudor, pero mientras uno no lo sepa nunca va a saber cuánto exigir. Hay que patear el tablero con esas convenciones que nos han sido heredadas y así generar espacios que nos sean enriquecedores.
Celeste Fierro: Primero es discutir la representación gremial que hoy existe; lamentablemente la última semana los hemos visto reunirse a muchos de ellos con representantes del imperialismo yanqui, que es el imperialismo que nos sofoca a los trabajadores del resto del mundo con ajustes permanentes, con el saqueo.
Y, después, creo que es necesario volver a instalar la necesidad de fortalecer los gremios desde abajo con la participación real de las trabajadores y los trabajadores, que se discuta en asambleas. Siempre planteamos la necesidad de que sean los dirigentes quienes tengan que ir a los lugares de trabajo a poner la cara, que sea por dos mandatos y vuelvan a trabajar. Basta de dirigentes eternos que no representan realmente lo que hoy vive y sufre una trabajadora y un trabajador. Tiene que ser combinado.
Y hay mucha experiencia fundamentalmente en la juventud que empieza a participar en estos ámbitos para organizarse desde abajo, siempre defendiendo los sindicatos que tienen que ser completamente independientes de todos los gobiernos, porque es ahí donde radica la independencia para poder pelear con claridad por todos nuestros derechos.
Joana Giménez: Es el sindicato, pero es la transformación del modelo sindical también, que siga estando a la altura de las necesidades y de lo que quiere la clase trabajadora y hacia dónde camina la clase trabajadora.
El sindicato tiene que estar a la altura y tiene que poder visionar el proyecto que sea el más conveniente y el más necesario para la clase. Mientras cumpla esas expectativas, que es a través de la democracia, a través de la asamblea y a través de la participación de todos los afiliades, puede seguir siendo la representación de la clase.
Si eso no sucede quizás en algún momento quede caduco. Pero en esta instancia, construyendo el nuevo modelo sindical al que estamos apuntando las mujeres, las diversidades, las disidencias y todo el colectivo de compañeres, hay una fuerte avanzada a que nos sigue representando, sigue siendo parte de nuestro proceso de organización y nos sigue convocando a transformar la realidad de nuestros compañeres.