LATINOAMERICA CRUDA
Entrevista a Atilio Borón, Sociólogo y politólogo argentino
Concentración de la riqueza, democracias de baja intensidad y limitadas por los poderes mediáticos y económicos, estigmatización de la política y sociedades desiguales… ¿Cómo seguimos?
Por Rubén Fernández Lisso y Sofía Acosta.
Atilio Borón es uno de los analistas más lúcidos de la actualidad y una referencia ineludible a la hora de pensar el escenario actual en esta Argentina y esta América Latina post pandémica. Convocado por Malas Palabras, el analista pone el foco en el inédito proceso de acumulación de riqueza que se vive en nuestro país y la región. Además, explica por qué el gobierno de Alberto Fernández es la prueba cabal de los obstáculos que surgen cuando se esbozan medidas de redistribución, y las razones por las cuales el capitalismo es cada vez más incompatible con las democracias.
¿Cómo ve la coyuntura de la democracia en Argentina?
La Argentina y el gobierno de Alberto Fernández son una prueba de la enorme dificultad y los obstáculos que surgen cuando se piensa en medidas de redistribución, como sucede con el “impuesto a las rentas extraordinarias”. Es una medida que aplicó Margaret Thatcher en la década de los ´80 sin que a nadie se le moviera un pelo y sin embargo acá genera un debate fenomenal. ¿Qué quiere decir esto? que la riqueza y su pésima distribución no están al alcance del electorado.
La justicia que persigue a dirigentes populares está absolutamente autonomizada de cualquier control popular y, por lo tanto, está fuera del ámbito democrático. Los medios hacen absolutamente lo que quieren: difaman, mienten, brindan blindaje mediático y hacen campaña de estigmatización política sin que los ciudadanos puedan defenderse.
En ese contexto son democracias de muy baja intensidad, son gobiernos que realmente no llegan a alterar los fundamentos del poder social en el mundo actual. Por esto, los gobiernos son muy débiles porque no tienen la capacidad de resolver los grandes temas. Esto no se da solamente en Argentina, en Brasil, Chile, Uruguay y Colombia te encontrás con el mismo fenómeno.
¿Cuáles son los motivos por los cuales no se logra fortalecer los procesos democráticos?
Ya se decía en los años ‘80: ojo, que los académicos hablan de una transición hacia una democracia consolidada y todavía no llegamos a ese punto, porque el capitalismo es incompatible con la democracia. Hay mucha literatura que demuestra la incongruencia entre la acumulación capitalista y el proyecto democrático. El capitalismo se constituye de las elites y las clases dominantes hacia abajo imponiendo un modelo de gestión económica; mientras que, las democracias tienen como espíritu fundamental la construcción del poder de abajo hacia arriba, con un faro orientador que es la justicia social. Como eso no existe, tenemos las democracias que tenemos y puede llegar a ser mucho peor.
CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA Y DESIGUALDAD SOCIAL
¿Sigue habiendo una necesidad de revolución antioligárquica en toda la región?
Sí. Estamos en presencia de un mundo donde el 1% más rico detenta poco más de la mitad de la riqueza de la humanidad. Este nivel de concentración de la riqueza no existía ni en la época de los faraones. Una estadística publicada por una ONG inglesa, afirmaba que 8 personas acumulaban tanta riqueza como el 60% más pobre de la humanidad ¿Cómo va a funcionar la democracia en un sistema así? Los teóricos conservadores plantean que la democracia es un régimen que exige para su funcionamiento un grado bastante elevado de igualdad social, porque se supone que es la expresión política de una sociedad igualitaria, pero como las sociedades se han vuelto cada vez más desiguales, son cada vez más débiles.
También se advierte que en 40 años la democracia no logró revertir la concentración de la riqueza, es más, se profundizaron las desigualdades ¿qué consideración tenés al respecto?
La Argentina hoy es una sociedad más desigual e injusta que a la salida de la dictadura genocida, después de 40 años. Esto me causa dolor pero lo digo con los números del INDEC en la mano. Esto obliga irremediablemente a replantearte el proceso de la construcción democrática en el país. Estas democracias del capitalismo producen estas limitaciones y generan su descreimiento: que prolifere la antipolítica y que aparezcan liderazgos demagógicos e irresponsables, supuestamente antisistema, como el de Milei y Espert, que en realidad son absolutamente pro-sistema disimulados con un ropaje que los hacen parecer muy contrarios a las castas, cuando son funcionales a las clases dominantes del país.
NUEVOS GOBIERNOS PROGRESISTAS
¿Hay esperanza con los cambios de gobierno en Chile y en Perú?
En el caso de Perú, está en un callejón sin salida, ojalá Pedro Castillo pueda resolver los desafíos que tiene por delante. Creo que es un gobierno que ha sido muy debilitado. Si bien Castillo es un líder social muy importante, no tiene experiencia para un país como Perú, con sus enormes problemas. Requiere una conducción muy firme y clara, que no puede dar.
En Chile, con Gabriel Boric, hay que abrir un signo de pregunta y darle un plazo de 24 meses. Es un gobierno también muy débil porque la institucionalidad reaccionaria chilena es mucho más fuerte que la de acá. Con esto me refiero al entramado del Estado: sus agencias, el sistema judicial, el poderío de los medios de comunicación -más concentrado todavía que en la Argentina-, todo un marco de regulaciones y de leyes contra los cuales luchó Salvador Allende y que no hicieron más que empeorar en los últimos 40 años. Esta situación, va a dejar a Boric con las manos bastantes atadas y lo único que lo puede salvar es una importante movilización popular que logre la fuerza social para superar los obstáculos que se oponen a cualquier proyecto de carácter transformador en la sociedad chilena.•