En una charla con Malas Palabras, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo reflexiona sobre el triunfo de la derecha en las elecciones presidenciales, el avance de los discursos negacionistas y da claves para lo que viene: “La militancia resurge todos los días de diferente manera”.
Por Christian Madia
Fotos: Ariel Valeri.
“El mundo cambió, está torcido”. Faltan algunos días para la segunda vuelta presidencial en Argentina y Estela de Carlotto está preocupada. “Hay que hablar más con los jóvenes. Hacerles ver que están equivocados”, dice. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, referente ineludible de la lucha por los Derechos Humanos en estos 40 años de democracia, recibe a Malas Palabras en la sede del organismo en la calle Virrey Cevallos, Ciudad de Buenos Aires, para una charla en un contexto político muy especial. En pocas horas, la derecha encabezada por Javier Milei se impondrá en las urnas con un 56 por ciento de los votos y Estela reflexiona sobre el avance de una fuerza negacionista y su impacto en el tejido social. Es una conversación distendida, aunque con aires de preocupación e incertidumbre ante lo que podía avecinarse post ballotage.
— Estela ¿por qué los discursos negacionistas durante la campaña calaron tan profundamente en una parte de la sociedad?
— Ha sido bastante molesto que el negacionismo se haya impuesto en el ámbito argentino. A principios del mes de noviembre se analizó en el Congreso lo que como organismo de Derechos Humanos queremos hacer: impulsar una ley que entienda como delito negar la realidad tan dolorosa que atravesamos durante la dictadura militar. Ellos dicen que no son treinta mil y nos tildan de “mujeres malas”. La persona que dice esas cosas está en otro mundo, por eso es que no me ofende. Pero el difundir esas opiniones conlleva un delito: negar la realidad histórica.
— Y no sólo se la niegan sino que la reivindican…
— Por supuesto, al negar se la reivindica.
— ¿Qué mirada tenés sobre el crecimiento en votos de la Libertad Avanza después de todo lo que creíamos teníamos establecido como sociedad en estos 40 años de democracia?
— Creo que el mundo cambió, está torcido. Hay guerras, muertes, invasiones, armas de largo alcance, niños asesinados y en Latinoamérica hemos tenido también nuestros procesos. Hoy en día tenemos la democracia más larga de nuestra historia. Yo tengo 93 años, siempre viví entre golpes de Estado en Argentina y nadie le daba mayor importancia. Los días que tomaban el poder los militares simplemente mi padre no iba a trabajar y yo no iba a la escuela, era como si nada ocurriera, se naturalizaba esa situación. Hoy en día el sometimiento a la mentira es más fácil de imponer. En estos tiempos nos toca impedir que una persona como Javier Milei trate de dar vuelta la Argentina. Creo que la razón de su cercanía con los jóvenes fue el engaño. Yo fui docente y te puedo decir que los adolescentes son así de rebeldes. La juventud quiere la libertad de expresión y Milei, a través del engaño, los invitó a hacer eso. Aconsejo que se hable más con esos jóvenes y hacerles ver que están equivocados.
— También habrá que hacer un gran trabajo de militancia en los próximos años para que no aparezca un nuevo personaje como Milei.
— Claro, por supuesto, porque del mismo modo que apareció Milei puede surgir otro, es cierto. Del mismo modo que tuvimos a los militares que nos mataban, ahora tenemos otra invasión que es la de aquellos que se manifiestan a favor de esas dictaduras. Hay que ser inteligente y seguir con el amor. Nosotras no tenemos odio, ni tampoco queremos hacerles lo que ellos hicieron con nuestros desaparecidos, solamente queremos que la gente sepa quién es quién.
— Entendiendo que la libertad de la que él habla no es colectiva, sino una libertad individual.
— Claro. Él se maneja como si fuera un rey. Estamos en lucha, una lucha sin violencia, pero en cuanto tengamos alguna manifestación equivocada los organismos vamos a salir con el pueblo a la Plaza de Mayo como hicimos siempre, invadir la Plaza de Mayo con nuestros pañuelos y desde el amor, con Verdad, Memoria y Justicia. Esas tres palabras son sagradas
— ¿Qué reflexión podés hacer sobre tu lucha en estos más de 40 años?
— Yo dejé todo en mi vida y con estos 93 años sigo trabajando, pero nunca dejé mi casa, porque mi marido me acompañó mucho. Los hombres son heroicos porque a ellos les prohibimos que vengan a la Plaza, porque las mujeres éramos las “estúpidas”. Los hombres eran reprimidos y asesinados, entonces los resguardamos, ellos son los héroes escondidos, cuidaron de nuestras casas y nos esperaron.
— ¿Cuál es el rol de los organismos de Derechos Humanos y en particular de Abuelas en este contexto político?
— Seguir. El rol que tenemos nosotras es eterno. Mientras viva, y pueda caminar y el cerebro esté bueno, voy a estar haciendo todo lo que pueda y más también.
— En estos 40 años de democracia ¿qué debates y luchas se debe la sociedad?
— Participar con conocimiento. No se tienen que dejar llevar por los dichos de nadie, sino por lo que sabe y hay que aprender, educarse siempre. Lo veo en las mujeres que viven en una choza prácticamente de barro con sus hijos, el lenguaje que tienen es un buen lenguaje, por lo tanto entiendo que han tenido posibilidades de una estructura escolar. A esas mujeres hay que capacitarlas para que sean útiles al país. Eso es lo que hay que llegar a hacer lo antes posible.
LA LARGA LUCHA DE ESTOS AÑOS
Estela Barnes de Carlotto supo ser maestra de escuela primaria y llegó a ocupar el cargo de directora. Tuvo cuatro hijos, Laura, Claudia, Guido y Remo. Laura, la mayor, fue secuestrada en noviembre de 1977, embaraza de dos meses. Al poco tiempo, en abril de 1978, Estela comenzó a participar en las actividades de las Abuelas de Plaza de Mayo y el 25 de agosto de ese año fue llamada por los militares, quienes le entregaron el cadáver de su hija. Estela comenzó la búsqueda para exigir la aparición de su nieto y de los demás bebés apropiados.
A lo largo de estos más de 45 años desde la desaparición de Laura, Estela se convirtió en una de las principales referentes mundiales de la lucha por los derechos humanos. En 2014, después de años de búsqueda incansable, pudo conocer a su nieto, Ignacio Montoya Carlotto, un emblema de su tarea a favor de la recuperación de identidad de los bebés apropiados.
Hoy, cuando en Argentina se celebran 40 años de la recuperación democrática, Estela no deja su trabajo cotidiano en la sede de Abuelas, que preside desde 1989. Mientras de fondo de fondo resuena la voz de Buscarita Roa, vicepresidenta de la asociación, Estela retoma la charla con Malas Palabras y ensaya una respuesta ante la consulta por una posible autocrítica por parte de los organismos de Derechos Humanos ante el avance de posturas que ponen en duda el genocidio de la última dictadura cívico militar en la juventud.
— ¿Hay una autocrítica puertas adentro?
— Hicimos todo lo que pudimos. Al comienzo no teníamos dinero, yo cobraba mi jubilación de docente, me jubilé de directora de escuela primaria y ese dinero lo usaba para pagarme los viajes. Hoy me invitan con pasajes de primera, pero antes no nos conocían y nosotras estuvimos en muchos países de América Latina y de América del Norte, como Canadá y Estados Unidos. Nos hemos quedado en las casas de los chicos refugiados, dormíamos en el suelo, tenemos fotos de eso ¿y qué importaba dormir en el suelo? Hemos dejado todo. En mi caso yo dejé a mis otros hijos y a mi marido.
— ¿Pensas que habrá una nueva forma de militancia dentro de los organismos de Derechos Humanos de aquí en más?
— La militancia resurge todos los días de diferente manera. Estamos aprendiendo constantemente. Todas las semanas tenemos en Abuelas reunión de Comisión Directiva ¿quiénes son los que componen la Comisión? Nietos. Ya no hay Abuelas, sino nietos preparadísimos. Hemos comprobado que tienen sabiduría, que han aprendido qué es lo que deben hacer y cómo hacerlo. Están insertando toda la modernidad de la comunicación, que yo de eso no sé nada, porque yo sólo hablo con los pajaritos cuando estoy en casa, no hablo con máquinas.
GANÓ MILEI. ¿Y AHORA?
La charla con Estela previa al ballotage dejó flotando la sensación de algo incierto que se podía avecinar. Después del triunfo de La Libertad Avanza el domingo 19 de noviembre, Malas Palabras volvió a charlar con la presidenta de Abuelas para conocer su pensamiento sobre el país ante el nuevo panorama político y los desafíos que deberá enfrentar la Argentina.
En esta oportunidad, Estela se encontraba más cansada, atravesando un estado gripal como resultado del estrés y agotamiento de los últimos meses de trabajo. Agobiada y con menos voz, pero con la templanza suficiente que la convicción le brinda, se mostró bien predispuesta a conversar una vez más.
— ¿Qué reflexión tenés sobre el resultado de las elecciones presidenciales? ¿Qué luchas se esperan para los próximos cuatro años?
— Lógicamente estamos muy preocupadas y desilusionadas. Sabemos quién es Milei por todas sus declaraciones públicas hacia nuestra lucha. Es una persona muy variable, muy inconsistente, quizás sea inteligente y preparado, pero ahora deberá dirigir un país como Argentina, que es enorme y tiene diversidad de ideas, provincias con necesidades diferentes, y tendrá que asistir todas estas urgencias como corresponde y no pregonar un suicidio a nivel nacional, porque habla de reducción de sueldos y de desempleo. Va a empobrecer al país y muchísimas familias ya no tendrán qué comer, ni siquiera un techo digno. Argentina es un país rico, pero esa riqueza está en pocas manos y la quieren retener a ultranza.
Hubo elecciones, no hubo ninguna queja de irregularidad por lo tanto ha ganado legalmente y por eso respetamos el voto ciudadano.
Abuelas de Plaza de Mayo va a pedir, como lo ha hecho con todos los presidentes desde 1983 hasta hoy, una audiencia para interesarlo de lo que nosotras hacemos y de lo que necesitamos, como así también de las obligaciones que tiene el Estado para ayudarnos a encontrar los nietos robados por esa dictadura infame.
Ahora Milei se rodea de gente amiga de Macri, quien ha hecho un gobierno espantoso y ha robado. Yo digo que el que roba es un ladrón y tiene que ir a la cárcel, y Macri ha robado millones de dólares. Como Abuelas de Plaza de Mayo respetamos a esta autoridad porque fue elegida por el pueblo, después veremos.
— Estaremos en la lucha ante cada quita de nuestros derechos…
— Por supuesto. Nunca la hemos abandonado. Sin odio, ni rencor, ni venganza, sino exigiendo justicia para quiénes han destruido a la sociedad. Diciendo que sí son 30 mil -o más- y que nosotras estamos buscando a los más de 500 nietos que se apropiaron durante la dictadura, luego de que nuestras hijas daban a luz y luego las mataban y desaparecían. Eso no se puede olvidar. Esto no es un “ya pasó”. Esto es presente, por lo tanto allí estaremos las Abuelas y los nietos, con el respeto debido pero totalmente dispuestas. No nos quedaremos calladas ni quietas. Seguiremos nuestra lucha.
— La última Estela ¿cómo lograr que la Memoria, la Verdad y la Justicia se hagan carne en las nuevas generaciones? ¿Cómo es posible transferir eso?
— Militando. Esta sola palabra te digo: militando.
Las Abuelas de Plaza de Mayo, al igual que las Madres, no se doblegan ante las injusticias, ni las detienen los posibles temores. Las mantiene en pie la confianza en que la Memoria, la Verdad y la Justicia prevalecerán, muchas veces a pesar de los pesares. Y como pueblo algo debemos haber aprendido de su lucha para sostenernos y abrazarnos en tiempos oscuros y largas noches.