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Nota publicada el 05 / 10 / 2022

“Para discutir la reforma de la Corte primero hay que sacar a estos cuatro corruptos”

Redacción Malas Palabras

Ilustración: Adictos Gráficos

Hace más de 35 años que Juan María Ramos Padilla (69) ocupa cargos de juez y camarista en la Justicia Federal. Empezó como juez en Morón y actualmente es  integrante del Tribunal Oral Criminal 29 de Capital Federal. Su hijo, Alejo Ramos Padilla, siguió sus pasos: es el juez federal con competencia electoral de la Provincia. El apellido Ramos Padilla está vinculado desde hace muchos años. Pero de un tiempo a esta parte, Juan Ramos Padilla decidió que su carrera importaba menos que la causa a la que se abrazó y milita: lograr una justicia independiente y extraer de raíz el corazón de ese sistema, la actual Corte Suprema de Justicia. 

Ramos Padilla dice que no le importa “tirar” su carrera -amenazada con pedidos de expulsión del Colegio de Magistrados, por ejemplo- para seguir adelante con la movilización callejera que inició junto a otros dirigentes sociales y sindicales como Hugo “Cachorro” Godoy y Jorge Rachid para pedir “Corte a la Corte”. En diálogo con Malas Palabras, analiza los proyectos que se debaten hoy, apunta contra la inacción de Alberto Fernández y asegura que lo más importante es “correr a estos cuatro corruptos”. 

-¿Cómo ve el debate por la reforma de la Corte que llegó al Congreso? ¿Es lo que ustedes venían reclamando?

El trasfondo del debate que se está dando en el Congreso ahora es largo. A partir de la reforma constitucional de 1994, para poder recusar a un miembro de la Corte Suprema necesitás los dos tercios del Senado. Y como en cada elección se eligen dos senadores por la mayoría y uno por la minoría, es prácticamente imposible. Lo que en realidad hay que discutir es cómo sacar a estos corruptos del Poder Judicial. Podemos opinar técnicamente si es mejor 15 o 25 miembros, si modificamos los plazos, si vale la representación de las provincias, si paridad de género sí o no…. Pero para empezar a discutir esas cosas, tenemos que terminar con esa Corte de corruptos. Ese es el primer paso.

¿Cómo debería ser esa reforma? ¿Está de acuerdo con un tribunal de 25 integrantes?

A mí me gusta un proyecto con un representante por provincia y paridad de género. Yo no creo que el mejor juez sea el que más pergaminos junta, sino el que conoce a su pueblo y sus problemas. Hay muchos académicos que estudiaron en otros países con mucha formación. Pero un buen juez requiere coraje, patriotismo, saber que se está representando a uno de los poderes del Estado y que no se puede actuar como portavoz de los intereses de un partido político, como ocurre ahora. 

El gobierno choca una y otra vez contra la oposición de Juntos por el Cambio. ¿Qué debería hacer?

El gobierno tendría que haber tomado otro camino para no chocar con este frente de oposición que levanta Juntos por el Cambio a cualquier reforma judicial. El camino era el que anunció el presidente Alberto Fernández cuando asumió, que dijo que venía a terminar con los sótanos de la democracia, y el Poder Judicial es el peor de esos sótanos. Ese discurso de Fernández fue maravilloso, se me caían las lágrimas. Pero después vi que designaba a Marcela Losardo como ministra de Justicia y hablando de Magnetto, dijo `Héctor no me deja mentir…’. Y bueno, vi como todos que otra vez no iba a pasar nada. No hubo voluntad política de llevar adelante ninguna reforma judicial. Estamos peor que cuando inició su gobierno. Ni siquiera tenemos un Consejo de la Magistratura mínimamente razonable. Nos cansamos de ver al Procurador interino (Eduardo) Casal disfrazado de cowboy yendo a la Embajada de Estados Unidos. Ahora, hasta tenemos a la Cámara de Comercio norteamericano (AmCham) publicando solicitadas para que no se reforme la Corte. 

¿Se siente perseguido por decir estas cosas?

Te persiguen, te maltratan, te quieren echar. En el orden del día de la próxima sesión del Colegio de Magistrados al que pertenezco aparece un punto para analizar ‘la conducta pública del doctor Ramos Padilla’…, por ejemplo. Llegamos al punto de que si vos vas a una plaza pública a hablar de la realidad del Poder Judicial con los vecinos, sos un delincuente. 

Yo tomé la decisión de ‘tirar’ de alguna manera mi carrera judicial para salir a decir estas cosas. Porque alguien las tiene que decir. A la gente no hay que hablarle en latín. Hay que hablarle en criollo, explicarle por qué no la quieren atender en los tribunales, por qué la maltratan.

¿Por qué este tema parece alejado de las preocupaciones reales de la gente? La mayoría tiene como principal preocupación la inflación y el bolsillo… 

La Corte es una herramienta de dominación y saqueo, en un país que tiene recursos minerales, litio, un mar extraordinario. No quieren un país con soberanía y respeto por el pueblo. Quieren un país para saquearlo. 

En el debate del Senado, Oscar Parrilli le habló a la oposición y les dijo que a ellos también les iba a convenir si son gobierno tener una Corte distinta y no con estos integrantes. ¿Por qué no se pudo lograr ese mínimo consenso?

La oposición se reúne los 4 de julio disfrazados de cowboy en la Embajada con los jueces de la Corte. Pero hay parte de la oposición que no. Yo supongo que algo de Yrigoyen les debe quedar a los radicales. Hay argentinos de bien, aunque estén confundidos. Hay otros inmorales y otros, cipayos. Yo no entiendo por qué el gobierno le pone la plata que le pone en pauta publicitaria a Clarín. 

¿Alberto Fernandez se siente cómodo con este status quo de no cambiar nada? 

Nosotros en febrero junto con otros compañeros como ‘Cachorro’ Godoy empezamos a pedir la remoción de la Corte porque veíamos que el gobierno no hacía nada. Fue algo bastante espontáneo, de un grupo de militantes y se hizo un movimiento enorme. A Alberto lo invitamos, le pedimos que se ponga al frente, que agarre el micrófono y que diga lo que tenía que decir de la Corte. Nunca vino, sigue siendo un comentarista. Lo voy a defender hasta el último día de su mandato, pero lo voy a seguir criticando también. Que no nos engañe. Los comentarios no nos sirven, nos servirían sus acciones.

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