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Nota publicada el 17 / 06 / 2021

Perú: Ladren lo que ladren

Por Mariano Vázquez.- Tras la segunda vuelta electoral en el país incaico se abre un tiempo difícil de gobernar, por la evidencia de una sociedad partida casi por mitades, pero también sumamente esperanzador. La maquinaria de la derecha trató, y aún trata, de impedir la llegada al poder de Pedro Castillo, símbolo de ese cambio que las urnas han decidido.

Primer acto: El 8 de junio, a dos días de cerrada la elección, el fujimorismo anticipó una jugada previsible: no reconocerá los resultados si se confirma la tendencia a favor de Pedro Castillo. El viejo estratagema de la derecha autoritaria de gritar fraude y nunca presentar pruebas. Álvaro Vargas Llosa lo presentó de manera curiosa en un tuit: “No he oído ni a Keiko Fujimori ni a sus candidatos a vicepresidentes acusar de fraude electoral a los organismos electorales. Las advertencias (muy justificadas) han sido todas contra los métodos mafiosos que PL (Perú Libre) está empleando para burlar la voluntad popular, no contra la ONPE (Órgano Nacional de Procesos Electorales)”. Por demás curioso que semejante maquinaria haya sido empleada por una fuerza política novel a la cual acusaban de no poder organizar ni su propia campaña electoral.

La tapa del 10 de junio del diario El Comercio, el oligopolio mediático más grande de Perú, instaló la sensación de fraude. Dicen que PL, la fuerza de Pedro Castillo, “vulneró la votación” y “habría casos de falsificación de miembros de mesa y resultados”.

El 12 de junio la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, brindó una conferencia de prensa con una línea discursiva que procede de los discursos de Hitler en la década de 1930 en la que alertaba de los peligros de caer en el “bolchevismo” o “en la anarquía comunista”. Dijo: “A través de la prensa internacional hoy informé al mundo sobre la dura batalla que estamos dando los peruanos para no caer en manos del comunismo. Somos un país geopolíticamente muy importante para la izquierda internacional. Vamos a defender democráticamente todos nuestros votos”.

Segundo acto: El 10 de junio, ¡oh casualidad! un día después de finalizado el conteo del 100% de las actas procesadas que daba el primer lugar a Castillo, expresidentes nucleados en la llamada Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), como Mauricio Macri, José María Aznar, Álvaro Uribe y Federico Franco, entre otros, pidieron que no se reconozca a ningún candidato hasta que se resuelvan las impugnaciones. En realidad, estaban solicitando que no se nomine a Castillo.

Tercer acto: El 11 de junio, el Pleno del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) cambió la normativa y amplió hasta las ocho de la noche de ese día el plazo para presentar las nulidades de mesas de sufragio, beneficiando claramente a Fujimori. El plazo había finalizado a la misma hora del 9 de junio. La indignación obligó horas más tarde, a este organismo que se autodefine como “constitucionalmente autónomo que administra justicia en materia electoral garantizando la voluntad popular y el derecho al voto”, a dar marcha atrás. El portal IDL-Reporteros tildó esta maniobra como un “Golpe desde el JNE”.

El exprocurador anticorrupción Ronald Gamarra fue elocuente: “El plazo para la presentación de solicitudes de nulidades de las actas de las mesas de sufragio ya venció, carajo. La reapertura de la misma sería una violación del derecho y la ley, un acto antidemocrático, de parcialización a Fujimori, y acarrearía el descrédito del JNE”.

En ese contexto, Castillo tuiteó: “Tras el retroceso del JNE en la ampliación del plazo para las nulidades, saludo a los/as ciudadanos/as por su activa participación vigilante y pacífica. Asimismo, llamamos al pleno del JNE a garantizar y velar por un proceso electoral limpio y justo. El pueblo peruano lo merece”. Si algo tiene en claro este líder sindical del gremio magisterial más grande del Perú es el valor de la movilización popular en las calles para contrarrestar los abusos del poder.

Cuarto acto: Periodistas y columnistas del Grupo El Comercio denuncian favoritismo grosero y parcialidad hacia Keiko Fujimori. Dos de ellos renuncian a continuar escribiendo columnas para el matutino.

Uno de esos casos fue el de María Alejandra Campos, que así se despedía tras cinco años en El Comercio: “Entre la estela de escombros que dejó esta campaña, se encuentra buena parte de la reputación de los medios de comunicación. Desafortunadamente, los principales medios del país quebraron sus principios rectores e impulsaron una narrativa que promovía la polarización, sin preocuparse por la difusión de la verdad. Tomaron una posición que favorecía evidentemente a una candidata y esta no se transparentó al público. En ese devenir de sesgo editorial, numerosos periodistas a quienes respeto y admiro, que no estaban dispuestos a aceptar esa distorsión de su labor, fueron separados de sus cargos. Aunque siempre he tenido plena libertad en esta columna, el cúmulo de cuestionables decisiones de este conglomerado mediático me impiden sentirme cómoda opinando en uno de sus medios”.

Quinto acto: La victoria de Pedro Castillo abre una etapa nueva en Perú. Un maestro derrotó no sólo a la maquinaria fujimorista, sino también a un establishment temeroso a los cambios estructurales que pueda impulsar. La contienda mostraba, por un lado, a la hija y heredera de un dictador que contó con el apoyo de los poderes y, por el otro, a un sindicalista del magisterio rural de origen campesino, indígena y pobre.

Este contrapunto se reflejó en la segmentación geográfica y por ingresos del voto. Las ciudades y los ricos votando por Fujimori, y las áreas rurales y las regiones más azotadas por la miseria y el hambre volcándose de manera abrumadora por Castillo.

Nadie imaginó que en la primera vuelta electoral del 11 de noviembre Castillo obtendría el primer puesto. Muchos tuvieron que acudir a Google para saber quién es. Cuando se confirmó este inusual balotaje entre opuestos hasta el mismísimo Mario Vargas Llosa, otrora enemigo del clan Fujimori, llamó a votar “ardientemente por Keiko” agitando una voraz campaña sucia para cerrarle el paso al “comunismo”. Una década atrás el autor de La ciudad y los perros había dicho: “Yo por (Keiko) Fujimori no voy a votar nunca. Creo que sería deshonroso que los peruanos reivindicaran una de las dictaduras más atroces que hemos tenido cuyos responsables están además en las cárceles cumpliendo 25 años de condena, empezando por (Alberto) Fujimori, por los crímenes horrendos que cometieron y por los robos espantosos. Yo por eso no votaría jamás”.

A pesar de correr en desventaja, soportar una campaña macartista cargada de odio y racismo, con los medios hegemónicos y los poderes en contra, y con una estructura precaria para afrontar semejante reto, el maestro rural Pedro Castillo es el nuevo presidente de la República de Perú. Ladren lo que ladren los demás.

El voto de Castillo
Los resultados finales de la segunda vuelta presidencial entre Pedro Castillo (Perú Libre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular) fueron muy ajustados. Sin embargo, como marcábamos anteriormente, también mostraron marcadas diferencias en el voto de acuerdo con el ámbito geográfico y el acceso a servicios por parte de la población.
Castillo se impuso por un amplio margen en los 10 distritos más pobres del país, ubicados en las regiones de Ayacucho, Cajamarca y Huancavelica. En estas localidades, donde más del 75% de sus habitantes está en dicha condición, al menos siete de cada 10 electores se inclinaron por Perú Libre [ver cuadro].
El caso más emblemático corresponde a Uchuraccay. Esta localidad, ubicada en la provincia ayacuchana de Huanta, fue una de las más golpeadas por Sendero Luminoso y actualmente tiene al 81% de su población en pobreza y con altos niveles de anemia infantil. En este distrito, casi 9 de cada 10 electores optaron por Perú Libre y solo 215 personas eligieron a Keiko Fujimori.
En contraste, la candidata de Fuerza Popular obtuvo su mayor respaldo en 9 de las 10 jurisdicciones con ingresos más altos. De este grupo, cinco se ubican en Lima Metropolitana, dos en Arequipa, una en Moquegua. La excepción fue el distrito de Pueblo Nuevo, ubicado en la ciudad de Ica, donde Castillo ganó con el 53,4% de votos.
Las ocho regiones con mayores índices de pobreza también apoyaron a Perú Libre. Este grupo lo integran Huancavelica, Ayacucho, Pasco, Cajamarca, Puno, Amazonas, Apurímac y Huánuco, donde la pobreza aumentó en 13,2 puntos porcentuales, una de las variaciones más altas a nivel nacional. Según el INEI, el porcentaje de peruanos pobres aumentó en casi 10 puntos porcentuales (de 20,2% a 30,1%) durante el 2020, producto de la crisis económica y sanitaria del COVID-19.

Motivos detrás
¿Existe una verdadera correlación entre el voto y la situación económica del país? Federico Arnillas, presidente de la Mesa de Concertación para la lucha contra la Pobreza, considera que es la pobreza estructural, entendida como la brecha de acceso a servicios básicos, la variable que se refleja en el voto de algunas regiones hacia Pedro Castillo. También muestra una postura contraria hacia Lima, que aparentemente concentra el bienestar y los recursos, y generaría un sentimiento de apego hacia el candidato que promete el cambio.
“La gente de muchas regiones, en especial de zonas rurales, se siente abandonada y esa sensación no es una cuestión subjetiva, se evidencia en las dificultades para vivir en provincias o distritos rurales. Esa sensación de discriminación genera una carga subjetiva, un elemento de identidad o de empatía emocional hacia Castillo. No sienten un Estado que los atienda a pesar de las mejoras económicas. La interpretación no se debe limitar a lo económico, sino también incluir la identificación y el manejo de las campañas”, explica.
En esto coincide el analista político Paulo Vilca, quien añade que los sectores menos favorecidos siempre han votado consistentemente por propuestas que encarnen un cambio. Resalta que la votación de Perú Libre en segunda vuelta alcanza sus niveles más altos en lugares donde hay más pobreza y exclusión.

Otros tiempos están comenzando

Por Camilo Katari (Resumen Latinoamericano)

El pueblo peruano ha decido retornar al Qapaj Ñan, dejando atrás los caminos del terror neoliberal. Han corrido todas las sangres, desde Vilcabamba hasta ayer nomás, cuando el zorro de arriba y el zorro de abajo han decantado sus intereses y sus proyectos de vida.

Manuel Escorza, en Redoble por Rancas, nos ha contado las surreales historias de las luchas campesinas peruanas por la tierra, de las estrategias y resistencias de los pueblos invisibles, o las aldeas sumergidas que nos describe Efrain Morote…y hoy haciendo historia las aldeas se muestran vivas, emergen de las profundas raíces de las fortalezas de Saqsaywaman y con el lápiz en la mano reescriben la historia del Perú.

Los temores, los miedos impuestos por el régimen de terror de Fujimori, se han agotado y la Flor de Retama se encuentra “amarillita amarillando” para dar cobijo a todos los mártires de la larga noche colonial.

Los pueblos originarios, los trabajadores, los afrodescendientes, ya han ganado, han demostrado su fuerza, su unidad, el otro Perú ya está en la historia y su carácter plurinacional es una evidencia que debe ser hecha constitución.

¿Qué lección nos deja el profesor Castillo? Una principal, la dignidad, su capacidad de superar la avalancha racista de una sociedad liderada por medios de comunicación serviles a los poderosos de siempre, a los dueños del Perú. Trataron de doblegar la altivez andina con un sistemático relato anticomunista y anti-indígena, no lo lograron.

La región, esta Patria Grande se va re-configurando desde abajo, desde las luchas en la Patagonia argentina y chilena hasta las calientes tierras de Chiapas, son los pueblos que van tejiendo el arco iris de mil colores y esa fuerza es imparable.

Perú ha vuelto al Qapaj Ñan, la ancestral guerra contra el sistema colonial, se ha convertido en millones de votos de esperanza, ponchos al viento festejan el cálido aliento de Tupak Amaru y de la generosa mano de Micaela Bastidas los abrazos de la Pachamama, ya no hay vuelta; el camino ha quedado señalado y los mil entuertos que puedan inventar los odiadores, serán sepultados por la Tempestad en los Andes.

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