La Federación Rural para la Producción y el Arraigo denunció que el plan de ajuste anunciado por el gobierno favorece a las empresas exportadoras concentradas y perjudica, directamente, a las familias campesinas.
“La soberanía y seguridad alimentaria de millones de argentinos está en peligro y como productores y productoras de alimentos denunciamos el daño profundo que estas medidas le hacen a nuestra actividad. Así se pronunció la Federación Rural para la Producción y el Arraigo en respuesta al paquete de medidas anunciado por el ministro de Economía, Luis Caputo.
La Federación expresó que con las medidas, “no se ajusta a los bancos, ni a los especuladores, ni a la bicicleta financiera, ni a los exportadores, ni a los dueños de las semillas, ni a los grandes comercializadoras”, sino “a los que trabajamos y tomamos transporte público, a los que las facturas de luz y agua le significan no sólo un derecho humano sino un insumo necesario para la producción, a los que trabajamos de sol a sol para llegar a fin de mes”.
El pronunciamiento le dedica especial atención a la decisión de la devaluación, que eleva el tipo de cambio por encima del 100 por ciento, y que “no solo hace más pobres a los pobres, también a aquellos que con su salario ahora no podrán comprar lo que sí podían hasta hace unas horas. Transfiere nuestros ingresos a los poderosos”.
En lo específico del sector del campo, la suba del tipo de cambio oficial “aumenta las ganancias de las empresas exportadoras concentradas, principalmente agropecuarias, que presionaron por esta medida. Por cada dólar, recibirán ahora más pesos”, en detrimento de los pequeños productores y familias rurales.
En el documento, enumeran cómo los anuncios de Caputto afectan directamente y profundizan una situación de emergencia que los pequeños productores agrícolas viene atravesando:
- El aumento de la luz y la electricidad, insumos necesarios para la producción, impactará sobre los costos, lo que pone en riesgo el ciclo productivo.
- Ya estábamos endeudados y la devaluación solo provocará que nuestras deudas se agiganten, poniendo en riesgo nuestro ciclo productivo.
- La compra de insumos y maquinarias, que ya era casi imposible para nosotros, al menos sufrirá aumentos de más del 100 por ciento.
- Los precios de los alquileres de la tierra se dispararán aún más fruto de la devaluación, ya que están atados al precio del dólar.
- El cierre de la obra pública afecta principalmente a las poblaciones rurales y al arraigo de nuestras familias. Allí donde el Estado llegaba, era porque el mercado no quería. Sin obra pública no hay caminos rurales, ni escuelas, ni luz, ni conectividad. Condenan a los pueblos rurales a la desaparición, y a las familias, a no acceder a servicios básicos.
- La apertura de importaciones pone en riesgo a las pequeñas empresas, emprendedores e industrias, arrastrando a la desocupación a miles y miles de trabajadores.
- El congelamiento del salario social complementario (Potenciar Trabajo) significa que no habrá aumentos que acompañen o le ganen a la inflación.
- Un aumento de la Asignación Universal por Hijo y de la Tarjeta Alimentar NO podrán compensar la devaluación/inflación. Millones de familias pasarán a la pobreza e incluso muchas más ampliarán el porcentaje de familias indigentes, aquellas que no pueden comer ni una vez al día.
En definitiva, la soberanía y seguridad alimentaria de millones de argentinos está en peligro. “Como productores y productoras de alimentos denunciamos el daño profundo que estas medidas le hacen a nuestra actividad”. Finalmente, convocan a cooperativas, productores, pymes, comerciantes y familias de todo el país, a conformar Asambleas en cada pueblo.
La Federación Rural para la Producción y el Arraigo surgió en septiembre de 2022, nucleando a más de 30 mil productoras y productores agropecuarios, distribuidos en 19 provincias del país, que no encontraban representación en las instituciones agrarias tradicionales. Agrupan arrendatarios/as, chacareros/as, pequeños y pequeñas productores agrícolas y ganaderos, campesinos/as, trabajadores/as sin tierra, cooperativistas; familias agricultoras, pueblos originarios. Su principal objetivo es la soberanía alimentaria.