por Carlos Fanjul.- Repasaba la bronca justificada de los ex combatientes de Malvinas, que acusan a Macri por sus políticas pro británicas en torno de las islas, el análisis profundo del rumbo entreguista de la gestión internacional de Cambiemos o los ruidos golpistas que ha generado en Brasil la situación del ex presidente Ignacio Lula Da Silva, y no podía otra cosa que pensar en el enorme Eduardo Galeano.
Decía el Maestro uruguayo:
“El subdesarrollo no es una etapa en el camino del desarrollo, no es la infancia del desarrollo. El subdesarrollo es el resultado histórico del desarrollo ajeno. Una historia que ya tiene cinco siglos de edad, durante los que América Latina en general ha venido trabajando para el desarrollo de otros. Ha contribuido con su pobreza, a la riqueza de ellos. En el mundo de hoy no hay riqueza que sea inocente. Todas han resultado de un proceso de estafa colosal, en el que los ricos le dicen a los pobres: si se portan bien serán como nosotros. Es muy frecuente escuchar a los tecnócratas que gobiernan nuestros países, prometer el paraíso a cambio de buena conducta. Esos tipos del sur que prometen el norte, cometen el grave delito de estafarnos a todos, y lo peor es que les creemos y hasta los votamos. Y cuando luego nos enojamos, nos meten presos o nos matan. Alguna vez tendremos que entender que la pobreza de la mayoría de los habitantes es el precio del equilibrio internacional. Para que algunos puedan morir de indigestión, es imprescindible que muchos mueran de hambre”.
El mundo no está siendo sencillo de transitar por estas horas.
La derecha que también gobierna a Brasil – y que está en perfecta sintonía con el consenso conservador de amarillos y sus socios de varios de los sellos tradicionales de nuestro país-, nos ha puesto en la oreja otra vez la idea de que los militares se animan a advertir que usaran las armas contra el pueblo brasileño si no ocurre tal o cual cosa.
Algo desacostumbrado para estos tiempos, pero que nos envía un mensaje a todos.
Acá la cosa no se parece y, la verdad, el reinado macrista te hace sentir que ni necesita de semejante jugada, porque le basta y le sobra con el respaldo de votos que aún ostenta.
Eso sí, el mensaje te lo mandan cuando te legitiman que se puede matar a un pibe desarmado por la espalda, o que ya no aceptan que la ruidosa expresión callejera de nuestros reclamos frecuentes no los dejen transitar tranquilos por sus avenidas. O que solo están dispuestos a pagarte sueldos por debajo de lo que ellos mismos aceptan que subirá el costo de vivir.
Te toman el pelo? Si. Se saben fuertes. Y cuando eso ocurre, como antes y como ahora, te sienten apenas como aquel subdesarrollado que ya no tiene buena conducta. Y que los incomoda.
A eso no se lo combate discutiendo a que candidato votar desde la lógica partidaria impuesta por ellos.
Se lo combate cuando empecemos a votar desde la clase a la que pertenecemos: la laburante.
ELLOS te gobiernan desde la suya y lo entienden a la perfección…
Mientras que NOSOTROS seguimos sin comprender nada, y aceptando el juego que nos proponen desde siempre.