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Nota publicada el 14 / 09 / 2020

Tomas de tierras: delito o Derecho a la Vivienda?

Por Carlos Fanjul.-

Las recientes tomas de tierras en algunos distritos bonaerenses puso en debate el choque entre el derecho a una vivienda y a una vida digna, enfrentado a la siempre enaltecida idea liberal del sacrosanto derecho a la propiedad privada.

El ex juez en lo contencioso administrativo de La Plata, Luis Arias, cesado en sus funciones tras una oscura maniobra de la administración macrista, se metió de lleno en el debate nacional generado por las recientes ocupaciones de tierras registradas en varios distritos del conurbano bonaerense. Y, como siempre, lo hizo rompiendo algunos moldes establecidos por esta sociedad mediocre, y profundamente discriminadora de los que nada tienen.

De arranque generó el título: “No toda toma de tierra constituye un delito. Y estos no lo son….”

“Lo que veo –prosigue- es que hay un sesgo para considerar el tema, incluso en nuestros propios representantes políticos, hasta nuestro propio presidente lo tiene, seguramente influido por ser abogado penalista y no civil. Creo que hay una visión errada del derecho porque solo la usurpación, que está prevista en el articulo 81 del Código Penal, puede considerárselo así, siempre y cuando exista algún tipo de violencia, cosa que en la mayoría de las tomas no existe. La mayoría de las tomas de tierra no son delito”.

Y agrega: “Existe una tendencia social y mediática a criminalizar todo, todas las tomas son consideradas como una usurpación. O sea, si yo entro en tu casa, rompo la puerta y me meto, eso sí s un delito, una usurpación. Lo que hay que entender es que sólo hay delito cuando una toma de tierra es violenta y hay desposesión, si es una tierra que no está cercada, si no hay signos evidentes de que hay un acto posesorio y se toma a plena luz del día, pacíficamente, no es delito, es tomar posesión. Tiene consecuencias civiles y jurídicas. Esto no quiere decir que el propietario no tenga derecho a reclamar, sí lo tiene, pero en el ámbito civil, no en el penal. Hay una cláusula en el Código Procesal Penal que le permite a los jueces penales hacer desalojos, cosa que no debería ocurrir: los jueces penales están para condenar delitos, no para hacer desalojos, pero todo va por la vía penal para ir más rápido”.

Los ricos también lo hacen

La ocupación de tierras no es solo privativa de los sectores sociales más vulnerados, “acá hay jueces y fiscales que han tomado un terrenito lindero, han tomado posesión y haciendo una usucapión se apoderaron de ellos con el tiempo. Eso lo hace frecuentemente la clase media, la clase alta. Y ni quiero pensar en la ocupación del dominio público, como mesas en la veredas u otras acciones de tantos comerciantes, que nos resultan naturales y nada decimos”, asegura Arias.

“Es una cuestión legal, que puede gustar o no gustar, -reflexiona- pero lo que no puede ocurrir es que eso solo sea selectivo para cuando lo hace la clase empobrecida.
Vamos a suponer: encontrás un terreno, que no está alambrado, no hay nadie viviendo allí y una persona va, a plena luz del día, de forma pacífica y te instalás allí con una carpa o cuatro chapas. Y luego de un tiempo lo alambras, le pones una puerta y un candado, y cuando viene el dueño no te puede sacar si no es con una acción judicial porque así lo dice la ley”.

El ex magistrado contextualiza la cuestión desde una mirada histórica: “Eso tuvo en su momento un sentido. La Argentina tenía una enorme extensión territorial y había que poblar ese espacio. Había una necesidad de que la gente ocupe esas tierras. Ahora, claro, la mayoría de los terratenientes del país, las grandes fortunas, han acumulado sus miles de hectáreas de riqueza actuando de esa manera, que la ley les fue permitiendo, y lo siguen haciendo contra los pueblos originarios, porque esas comunidades no tenían en sus culturas esa idea de la propiedad de la tierra. La tierra es sagrada para todos entendían ellos, y entonces eso no era objetivo de apropiación, era como apropiarte de Dios. Entonces si nos remontamos hacia atrás en la historia, podemos afirmar que las grandes tomas de tierra en este país las realizaron las familias ricas, y no la gente necesitada de una vivienda. Ahora, esto ultimo sí nos parece que está mal”.

Aporofobia

Arias no escatima títere a la hora de pegar hacia arriba: “Puede ser que en el conurbano bonaerense haya habido ocupaciones de tierras de gente pobre, pero las grandes ocupaciones en este país las hicieron otros. Y esto aún ocurre: sigue habiendo gente con dinero que ingresa a un sector de tierra, la amplia, la alambra y se la queda, como ocurre en el sur con las denuncias contra Beneton o Lewis, que hasta cerraron lagos”.

“Toda esta cuestión está impregnada de una enorme hipocresía. Porque cuando un terrateniente ocupa las banquinas de una ruta y planta soja nadie dice nada, pero todos saltan cuando una persona humilde va y pone una casilla para vivir con su familia. Existe en todo esto un enorme prejuicio social contra los que menos tienen, a quienes enseguida califican de delincuentes!!!!!”, enfatiza.

Y remata: “Lo que hay es una gran aporofobia, odio a los pobres, lo que molesta es la casilla de chapa, es la pobreza, no la ocupación de la tierra. La gente no quiere tener pobres cerca de su casa: esto es un problema social, no jurídico. El odio, el fascismo social, hace que asocien a los pobres con la inseguridad.
La ocupación de tierras es el único modo de acceder a la tierra que tienen, el derecho a la vivienda es una condición necesaria para que se conciban otros derechos, como el derecho a la salud, y a una vida digna”.

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No siempre lo legal es justo,
y no siempre lo justo es legal

Por Adolfo Pérez Esquivel

La toma de tierras, que ocupa hoy la centralidad de la agenda política, dejó en evidencia la profunda crisis habitacional que padecen miles de familias en Argentina. Frente a discursos y declaraciones de funcionarios públicos que reducen el conflicto a un abordaje meramente penal, el premio Nobel de la Paz y presidente de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) Adolfo Pérez Esquivel llama a no criminalizar los reclamos. “Techo ,Tierra y Trabajo son los camino a construir para salir de esta postración y ver nuevos horizontes de vida y esperanza para el pueblo”, dice Pérez Esquivel en una carta pública.

La Ministra de Seguridad de la Nación y el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires hablan de legalidad, que la toma de tierras es ilegal y amenazan con sanciones punitivas de meter presos a aquellas personas que buscan un lugar dónde vivir.

El país está pasando por una grave situación provocada por la pandemia del coronavirus que afecta la vida del pueblo y su económica: la falta de empleo y los despidos masivos, el hambre y la angustia de no saber dónde ir a vivir.

Tenemos que hacer memoria, en el país primero nacieron los conventillos con los inmigrantes; después en el tiempo, por la afluencia de pobladores del interior, proliferaron en la pobreza las “villas miseria” y le siguieron los “asentamientos”. No es necesario señalarlos porque son conocidos: la falta de viviendas es enorme y las necesidades económicas de familias desamparadas por el Estado sigue en aumento, a esto se suma la grave situación actual que vive el país y el mundo

Las amenazas del Ministro Berni, “quienes toman tierras van presos”. Lo considera un delito y no una necesidad no atendida por el Estado. Recurre a medidas represivas y no a soluciones sociales frente a la falta de viviendas, trabajo y condiciones de vida digna.

Esos hermanos/as, que el Papa Francisco señala como los “descartables” de la sociedad, son acompañados solidariamente por los curas villeros, por iglesias y organizaciones sociales que trabajan en territorio junto a los pobladores de las villas. Necesitan una mano fraterna y amiga de la sociedad que les ayude a encontrar la seguridad social y la dignidad como personas en una democracia. Les pido que recuerden que democracia y derechos humanos son valores indivisibles, y tienen el derecho e igualdad de todos y todas.

No desconocemos que hay quienes utilizan a los pobres para su propio beneficio, son los especuladores que hacen su negocio. Esos son los delincuentes.

Tener presente que también en el país grandes empresas compran tierras y se apropian de lo que no les pertenece, esta es una larga historia del saqueo que sufren los pueblos originarios y que expulsan a gran parte de la población. Las empresas que contaminan y expulsan a los pobladores, como la megaminería y los agrotóxicos.

El Ministerio de Desarrollo Social que preside Daniel Arroyo viene haciendo un gran esfuerzo para atender las necesidades básicas y la lucha contra el hambre, pero no son suficientes frente a las necesidades cada día más acuciante de gran parte de la población.

El país necesita un millón de viviendas, es un desafío que hay que asumir con programas claros y consejos populares para llevar a cabo su construcción. Hay tierras fiscales, otras son propiedad de las fuerzas armadas que están ociosas y pueden ser destinadas a la construcción de viviendas. Hacer Patria solidaria con el pueblo.

Hay que saber separar la paja del trigo, las medidas represivas no solucionan los problemas. El Evangelio enseña que: “Él no ha venido a abolir la ley, sino a confirmarla. El hombre no se ha hecho para la ley, sino la ley para el hombre”. Estos valores se han alterado y despreciado, sometiendo a las personas a leyes injustas.

En el país se criminaliza los reclamos sociales, se sancionan leyes y decretos que van contra el derecho constitucional y dañan profundamente la democracia. Techo, Tierra y Trabajo son los camino a construir para salir de esta postración y ver nuevos horizontes de vida y esperanza para el pueblo.

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Esos raros delincuentes nuevos

Por Hernán López Echagüe (Canal Abierto)

Casi todos los deseos del pobre están castigados con la cárcel. Un principio claro y evidente. En especial en esta tierra sin límites, plagada de gente rota y caliente. Ocurre que esos tipos desean cosas inauditas. Son unos atrevidos. Suponen que tienen el derecho de comer cada día, dormir bajo techo, sobre un cómodo colchón, y de vez en cuando acompañados; comprarse algo de ropa, bailar hasta el alba, trabajar, cobrar por su sucio trabajo, comer en familia, abrigarse en invierno y refrescarse en verano y, cosa ya de locos, pretenden que los otros observemos con naturalidad y resignación todo esto. Son deseos vanos e inauditos, anhelos penados por la ley humana. Y a veces con una crueldad incomparable. Es que la miseria no sólo hunde al miserable en el desaliento, en la vulgaridad más abyecta, no, nada de eso. Si fuera solamente así los poderosos del mundo no tendrían de qué preocuparse, nada habría de perturbar sus sueños. La miseria convierte al hombre en criatura enceguecida y maciza capaz de salir a la caza de comida y de techo, de trabajo sucio, de tierra propia, de aire y agua. De luz. A la caza de identidad y consideración.
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Dicen las redes….
Otros Okupas
Cien mil lotes y 50 mil viviendas terminadas en 590 barrios cerrados, clubes de campo y countries de la provincia de Buenos Aires figuraban como baldío o pagaban impuestos como tierra rural.
De estos okupas nada cicen La Nación, Clarín, Infobae o los del club de periodismo cloacal.
Esta mal ocupar un terreno que no es tuyo aunque estés urgido por la imperiosa necesidad?. Mucho mas grave y antisocial es tener casas en lujosos barrios cerrados y pagar impuestos como un lote rural vacío.

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Donde hay una necesidad
debe haber un derecho

por Carlos Diaz (secretario adjunto de ATE provincia de Buenos Aires)

“La toma de tierras es ilegal” titulan los grandes medios de comunicación resaltando las palabras de un número significativo de funcionarios nacionales, provinciales y municipales, hasta ahora sólo dan como solución medidas represivas con el aval del Poder Judicial.

Desde la CTA Autónoma y la FENAT de la provincia de Buenos Aires decimos que donde hay una necesidad debe haber un derecho y es el Estado quien debe garantizar el acceso a la tierra para producir y una vivienda digna para vivir.

Desde los postulados de la Constitución Nacional y Provincial hasta la vasta legislación que garantizan derechos sociales, económicos y culturales no se cumplen.

En América y en nuestro país, a lo largo de la historia se prevaleció la fuerza bruta de los conquistadores y poderosos desde Cristóbal Colón, Juan de Garay o Julio Argentino Roca se apropiaron de la tierra y sus riquezas y luego legislar para proteger el derecho a la propiedad privada apropiada con sometimientos, esclavitud, servidumbre y matanzas.

En nuestra Patria, en poquísimas oportunidades hubo planificación estatal para garantizar el acceso a la tierra, al trabajo y a la vivienda a quienes no poseen nada. Hoy quienes se organizan y buscan desesperadamente un lugar para vivir son las víctimas del capitalismo y las políticas neoliberales, desocupados, precarizados, asalariados pobres, niñeces, jóvenes y mujeres víctimas de la violencia social y de género.

¿Qué medidas sanitarias pueden tomar ante la pandemia quienes no tienen donde vivir sin agua, alimentos u otras necesidades elementales para la vida? ¿Qué medidas tomaron las autoridades nacionales, provinciales, municipales o judiciales ante la quema de pastizales y bosques nativos en estos meses de forma intencional para apropiarse de las tierras para la producción sojera, ganadera y emprendimientos inmobiliarios?

La propiedad privada o fiscal no puede estar por encima del derecho a una vida digna. Proponer y debatir con seriedad y responsabilidad cómo se resuelven los flagelos del neoliberalismo promoviendo una democracia participativa es el camino que debe transitarse. La represión sólo traerá más dolor, sufrimiento y muerte.

Cientos de organizaciones del campo popular hemos firmado el Manifiesto por la Soberanía, el Trabajo y la Producción, donde entre otras propuestas, decimos respecto al Acceso a la Vivienda Digna y Planificación Territorial que hay que poner en marcha un plan de construcción de un millón de viviendas populares en un año; el Estado nacional debe regular las condiciones y los precios de uno de los derechos básicos de las mayorías: el acceso a la vivienda; reordenamiento del territorio nacional con nuevas ciudades creadas alrededor de nuevas unidades productivas; y la integración social y urbana de los 4.416 barrios populares de Argentina y creación de 200.000 lotes con servicios para las jóvenes familias humildes.

Una vez más, desde la CTA Autónoma y la Federación Nacional Territorial de la provincia de Buenos Aires peticionamos que el Estado gendarme de los poderosos sea transformado en un Estado social, democrático, participativo y popular al servicio de las inmensas mayorías.

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Hay que cumplir la Constitución!!!!!

Y si no nos creen, podríamos recomendarle a los horrorizados ciudadanos que ven en peligro la maceta de tierra que tienen aquerenciada en el patio del fondo, que lean la Constitución de la provincia de Buenos Aires.

Como bien siempre nos sugiere nuestro doctor Marcelo Ponce Nuñez, veamos el art. 36 de la magna carta bonaerense que en su encabezado nos dice:
“La Provincia promoverá la eliminación de los obstáculos económicos, sociales o de cualquier otra naturaleza, que afecten o impidan el ejercicio de los derechos y garantías constitucionales”.
A tal fin reconoce los siguientes derechos sociales
Luego hace una enumeración que va y/o transita a la familia, la niñez, la juventud, la mujer, la discapacidad, la vivienda, la salud, los indígenas, los veteranos de guerra.-

En el inciso 7 referido a la Vivienda, del mencionado artículo 36, se garantiza: “La Provincia promoverá el acceso a la vivienda única y la constitución del asiento del hogar como bien de familia; garantizará el acceso a la propiedad de un lote de terreno apto para erigir su vivienda familiar única y de ocupación permanente, a familias radicadas o que se radiquen en el interior de la Provincia, en municipios de hasta 50.000 habitantes, sus localidades o pueblos.

“Es decir, -enfatiza Ponce Nuñez- que debe manejarse la economía de la provincia privilegiando a los derechos que aquí se enumeran, y ello no se logra, por cierto, dando mayor importancia a la seguridad, o a la obra pública, que por cierto devienen necesarias, más es imprescindible pensar en el ciudadano en sí mismo y sus necesidades básicas, que comienzan por la alimentación, la vivienda, la salud, la enseñanza”

“Por cierto nada más alejado de nuestra realidad actual. La vivienda se ha tornado en un bien inalcanzable, y la reglamentación de la última parte de la norma sigue esperando que algún gobierno se acuerde de ello”, se lamenta al final.

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