Por Hugo “Cachorro” Godoy.- Se trata de la sentencia favorable al compañero Guillermo Díaz, histórico dirigente metalúrgico de la CTA, quien deberá ser reincorporado como trabajador de la cooperativa “Cooperar 7 de Mayo” y la compañía Acindar de la localidad de Villa Constitución, en Santa Fe, luego de 10 años de batallar judicialmente.
Se produce, además, en horas contemporáneas con la muerte del enorme Alberto Piccinini, símbolo de la lucha de los ’90 contra la mirada pro patronal del menemismo. La vida de Alberto, dedicada a la defensa de la clase trabajadora, se ve reconocida en este veredicto.
El Juez Subrogante del Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo N°2, el Dr. Alejandro Segura, falló a favor de Guillermo, lo que implica una sentencia que sienta precedentes y permite la aplicación directa de las normas internacionales del Convenio 87 y 98 de la OIT en línea con una frondosa jurisprudencia sobre discriminación que tiene su antecedente de mayor jerarquía en el fallo de la Corte Suprema de Justicia “Alvarez c/ Cencosur”
Lo novedoso -y de suma importancia-, es que declara la solidaridad de la empresa Acindar para quien la cooperativa brinda servicios en forma exclusiva.
La solidaridad patrimonial de las empresas principales con las contratistas tiene origen en la ley de Contrato de Ttrabajo, pero en general se aplica a las obligaciones de dar. En este caso a las obligaciones de hacer: la reinstalación de Díaz en su lugar de trabajo.
Para contextualizar, en el marco de las distintas situaciones políticas, económicas y sociales que se dan en la Argentina, como el Gobierno de Carlos Menem y la flexibilización laboral mediante, se originan tiempos de lucha y un alto número de trabajadores son expulsados de Acindar. Esa pelea continúa y logran ser reincorporados nuevamente mediante la figura de una cooperativa.
Sin embargo, esto escondía un fraude laboral, ya que dichos trabajadores desempeñan tareas exclusivamente para Acindar, y la cooperativa “Cooperar 7 de Mayo Ltda.” no es más que un apéndice de esta.
En tanto, como la figura de Guillermo Díaz era controvertida para Acindar por su lucha contra la precarización dentro de la empresa, es despedido sin causa de la cooperativa el 18 de noviembre de 2013 por la realización de una asamblea un año antes, acusándolo de “instigador de una medida de fuerza”.
Guillermo Díaz es socio de una cooperativa y hay quienes entienden que por ser socio no es un trabajador en relación de dependencia, pero él trabajaba exclusivamente en Acindar, según demostraron sus abogados y luego confirmó la Justicia.
Así fue como el juez a cargo de la causa decide, en su sentencia, que Díaz es un trabajador y que hay un derecho humano fundamental que es la libertad sindical y la libre agremiación, y esto implica un derecho humano que está por encima de todos los derechos, basándose en el Artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
De este modo, nos encontramos ante un fallo que sienta precedente, un ejemplo de militancia inclaudicable, y una señal de esperanza en la lucha por la verdadera libertad y democracia sindical.
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Cuando el Pichi derrotó
a la derecha peronista
La muerte de Piccinini obliga a los más jóvenes a recordar quien fue este luchador por la clase obrera, que además no dudo a la hora de enfrentar a un sector que luego sirvió de base al aparato genocida de la dictadura militar
“Hoy se fue una parte de la historia con la muerte de Alberto Piccinini, dirigente del Villazo de 1974 y uno de los protagonistas de la recuperación sindical de 1982. Esa que Arturo Acevedo nunca logró entender”, escribió en Twitter la economista Julia Strada, hija de Aldo (compañero metalúrgico de Piccinini y ex diputado provincial), con alusión al presidente de aquella Acindar alineada con el régimen autoritario de José López Rega en el gobierno de Isabel Martínez de Perón, y en arreglo con la burocracia sindical de entonces.
Piccinini, por su estado de salud, no pudo atestiguar la presentación en marzo pasado de su seccional UOM Villa Constitución como querellante en la causa federal que investiga la responsabilidad penal del directorio de Acindar en la brutal represión de hace 46 años en esa ciudad al sur de Rosario. Lo hicieron sus compañeros de entonces y los actuales. Y eso es lo que más de uno evocó en las despedidas de ayer.
“Se nos fue un emblemático dirigente gremial del sindicalismo combativo, como secretario general de la UOM de Villa Constitución y líder del Villazo en 1974. Sufrió represión, prisión y retomó la lucha en el 82”, lo despidió la diputada y abogada Matilde Bruera, quien patrocina al gremio en la causa penal sobre aquella represión financiada por la propia siderúrgica.
La gesta del 74 fue la abrumadora victoria de la Lista Marrón en la elección gremial para normalizar la delegación local de la UOM. Habían conseguido oficializar sus delegados e impulsado el llamado a una elección libre. Piccinini ganó por el 65% de los votos y asumió como secretario general democrático de esa seccional metalúrgica. Aquella tarde noche, una inédita multitud en la plaza principal de Villa le asestó un golpe antes impensado al poder omnímodo de Lorenzo Miguel. Habría feroz revancha un año más tarde, pero desde aquella vez reverdeció la lucha obrera organizada en sindicatos adversos a la derecha gremial.
El 20 de marzo del 75, Villa Constitución fue escenario de un hecho inédito en la historia nacional. La ciudad fue sitiada por una violenta razzia de policías, militares y pistoleros y matones de la Triple A con vínculos directos con la burocracia sindical. Hubo más de 150 trabajadores y delegados de fábrica detenidos, y 15 obreros asesinados. Los prisioneros de aquella redada sufrieron torturas en sus lugares de detención. Piccinini fue uno de ellos. Estuvo preso por cinco años, y luego otro más bajo libertad vigilada. Quedó libre definitivamente en 1981.
Aquella represión estatal a la organización obrera fue el ensayo en territorio del golpe cívico militar aplicado un año más tarde, con la persecución, encarcelamiento, tortura y desaparición como método establecido.
El Pichi, despedido de su empleo, se ganó la vida como corredor de seguros, y en 1982 protagonizó la recuperación de la UOM villense, que seguía intervenida por militares. Fue su retorno al lugar de referente gremial de entonces. El 80 por ciento del voto obrero lo reinstaló como titular de esa regional metalúrgica en 1984, con la Lista Marrón.
(Segmento de un artículo publicado por el diario Pagina 12)