El ministro Federico Sturznegger tiene hasta el 8 de julio, cuando se vencen las facultades delegadas, para aplicar su política de ajuste presupuestario y vaciamiento estatal, que contempla miles de despidos y fusión o cierre de entes públicos. Una inmersión en la versión 3.0. del eterno Sturze, el topo de Milei en el Estado
Por Nicolás Poggi
En redes sociales bromea sobre el desguace del instituto de cine Incaa con referencias despectivas a películas argentinas, mientras que alza el sable láser de la película Star Wars en el streaming de Alejandro Fantino. El ministro Federico Sturzenegger se presenta, en su versión 3.0 en la gestión pública, como un provocador. Ya no es aquel funcionario opaco de la Alianza ni el burócrata correcto de la gestión Cambiemos, desde el flamante Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, creado a su imagen y semejanza, el funcionario estrella del presidente Javier Milei se consolida como el verdadero “topo” del Estado, aquel que viene a dilapidar la estructura desde adentro.
Como tal, Sturzenegger es artífice del decreto de necesidad y urgencia 70/23 –un proyecto de flexibilización de todo el sistema económico que, como asesor de Juntos por el Cambio, había presentado a la entonces candidata Patricia Bullrich- y de la normativa ómnibus Ley Bases, sancionada en junio del año pasado y sobre la cual el Gobierno cifra buena parte de su modelo.
Sturzenegger es artífice del decreto de necesidad y urgencia 70/23 –un proyecto de flexibilización de todo el sistema económico que, como asesor de Juntos por el Cambio, había presentado a la entonces candidata Patricia Bullrich- y de la normativa ómnibus Ley Bases, sancionada en junio del año pasado y sobre la cual el Gobierno cifra buena parte de su modelo.
Esa norma, aprobada en el Congreso, no sin resistencias ni arduas negociaciones, incluye en sus trazos gruesos el establecimiento de las facultades delegadas en diversas áreas, una reforma laboral regresiva para los trabajadores, la privatización o cierre de empresas públicas y la promoción del Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI), entre otros puntos.
Para dimensionar la injerencia de Sturzenegger como ghost writer del ajuste libertario bastan una imagen y una fecha. La primera, en diciembre de 2023, cuando Milei presentó el DNU 70/23 por cadena nacional y rodeado de todo su gabinete, en una foto a la que se sumó una sola persona que hasta ese momento no pertenecía al Gobierno.
Sí; ubicado a la derecha del mandatario, las manos juntas y el único del staff ministerial con saco claro, estaba Sturzenegger. La segunda postal pertenece al calendario: el ministro de Desregulación y Transformación del Estado asumió en julio de 2024, un mes después de la sanción de la ley Bases. Tenía ya los “fierros” para aplicar su propio manual de instrucciones.

La carrera final
Tras un año y medio de ajuste planificado, el 8 de julio vencen las facultades delegadas del Poder Ejecutivo y el Gobierno afronta su sprint: por eso el “Coloso”, como llama Milei a Sturzenegger, buscará acelerar el desguace del Estado y concretar la descentralización de organismos públicos antes del cumplimiento de esa fecha, aunque no sin resistencia sindical.
Sturzenegger ejecuta sus artes gracias a las facultades delegadas, que le permiten avanzar con reformas estructurales sin la necesidad de aprobación de ambas cámaras legislativas. Es vox populi que en su despacho de Roque Sáenz Peña al 788, en la diagonal Norte del microcentro porteño, donde funciona el Ministerio de Desregulación, Sturzenegger tiene un contador con los días que faltan hasta que se cumpla el deadline del 8 de julio.
A contrarreloj, el ministro avanzó en los últimos días con la desregulación de la Marina Mercante -a través de la creación de un Régimen Especial que permite a barcos con banderas extranjeras operar en aguas argentinas- y con el cierre de 60 sucursales del Banco Nación de todo el país, y tiene en carpeta otras unificaciones de carteras y una nueva oleada de despidos en Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
A contrarreloj, el ministro avanzó en los últimos días con la desregulación de la Marina Mercante -a través de la creación de un Régimen Especial que permite a barcos con banderas extranjeras operar en aguas argentinas- y con el cierre de 60 sucursales del Banco Nación de todo el país.
Paralelamente a esta profusión de decretos y reformas de hecho, Sturzenegger fue designado por el Gobierno como el representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de Mayo, un artefacto ideado el año pasado por la mesa chica del mileísmo que congrega a la Casa Rosada, los gobernadores, el Congreso, el sindicalismo y los empresarios en busca de la confección de políticas de Estado para la nueva era.

Este Consejo de Mayo es leído en el campo opositor como una ocurrencia oficialista para plasmar reformas por vía institucional una vez que caigan las facultades delegadas. No por nada uno de los principales puntos de negociación entre las partes es la reforma laboral, un aspecto que obsesiona al Gobierno, en general, y a Sturzenegger, en particular.
Bajo ese paraguas, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, reunió la semana última en la Casa Rosada al gobernador mendocino Alfredo Cornejo, por las provincias; a la senadora radical Carolina Losada y al diputado del PRO Christian Ritondo, por el Congreso; al jefe de la UOCRA, Gerardo Martínez, por la CGT, y al empresario Martín Rappallini, de la UIA. La silla del Poder Ejecutivo estuvo ocupada por Sturzenegger.
Así, a las modificaciones laborales regresivas ya plasmadas en la ley Bases, el ministro de Desregulación quiere sumar ahora, vía Consejo de Mayo: una mayor simplificación de las contrataciones, la reducción de multas por trabajo no registrado y la promoción de acuerdos a nivel empresarial en lugar de convenios colectivos nacionales por actividad. Una declaración de intenciones que, sumada a las oleadas de despidos desde el inicio de la gestión libertaria, despertaron el rechazo de un nueva mesa político y gremial opositora.
La resistencia sindical
Como reacción, un flamante acercamiento entre federaciones de transporte de la CGT, sectores de la pequeña industria, organizaciones sociales y los estatales de ATE dio lugar al Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y el Salario Justo, que debutó el miércoles 25 de junio con una movilización en las puertas del ministerio liderado por Sturzenegger.
Durante la protesta, el secretario general de ATE, Rodolfo Aguiar, expresó que “el Consejo de Mayo es un bochorno y la institucionalización del ajuste. No existe mandato de los trabajadores para que el sindicalismo esté sentado en esa mesa y exigimos que no se brinde ningún aval en ese ámbito”.
Durante la protesta, el secretario general de ATE, Rodolfo Aguiar, expresó que “el Consejo de Mayo es un bochorno y la institucionalización del ajuste. No existe mandato de los trabajadores para que el sindicalismo esté sentado en esa mesa y exigimos que no se brinde ningún aval en ese ámbito”.
El frente, que aglutina a los gremios de transporte de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), capitaneada por Juan Carlos Schmid, y la Unión General de Asociaciones de Trabajadores del Transporte (UGATT), del ferroviario Omar Maturano, reclamó contra “ajuste, la desregulación del sistema productivo y la destrucción del aparato estatal”, mientras ATE sumó el pedido de “reapertura de la paritaria, un aumento que permita una recomposición salarial de todos los ingresos del Sector Público y el rechazo a la privatización de empresas públicas y venta de inmuebles del Estado”.
Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) de mayo pasado, la pérdida de puestos de trabajo de estatales asciende a los 48.000 desde el inicio de la gestión de Milei, lo que mantiene a los gremios en estado de alerta y movilización.
Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) de mayo pasado, la pérdida de puestos de trabajo de estatales asciende a los 48.000 desde el inicio de la gestión de Milei, lo que mantiene a los gremios en estado de alerta y movilización.
Aunque en ciernes, este armado político sindical tiene bien identificado a Sturzenegger como el cerebro y brazo ejecutor de las políticas de corte liberal ortodoxo que ya aplicó en la Alianza y como parte del equipo económico de Cambiemos. Con un poder revalidado dentro de la esfera mileísta, el ministro es mencionado como parte del verdadero “Triángulo de Hierro” del Gobierno: no ya Karina Milei ni Santiago Caputo, dedicados al armado electoral de La LIbertad Avanza, sino ubicado a la par del ministro de Economía, Luis Caputo, y de su par Patricia Bullrich, como los verdaderos agentes del caos.