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Nota publicada el 20 / 08 / 2023

Sucio baño de realidad

El batacazo de Javier Milei le arrancó el velo a la crisis de la política tradicional en Argentina. Consagración de un clima de época violento y del hartazgo de una sociedad diezmada. 

Opinan: Sergio De Piero, politólogo y director del Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la Universidad Nacional Arturo Jauretche; Ariana Belloni, politóloga Universidad de La Matanza (UNLaM); Yanina Welp, integrante de la Red de politólogas e investigadora asociada en el Albert Hirschman Centre on Democracy, Suiza; y Juan Ruocco, escritor y periodista especializado en la internet oculta.

Por Redacción Malas Palabras

La olla estuvo cociéndose a fuego lento: inflación por encima del 100% anual; trabajadores formales con salarios de pobreza y expansión de una masa laboral precaria; aumento de la pobreza; inseguridad creciente; desconfianza en la Justicia… Pero, por sobre todo, un ecosistema político enfrascado en la rosca y completamente desconectado de la realidad.

En ese caldo de cultivo fermentó el voto transversal a Javier Milei, un outsider sin aparato ni tradición partidaria que consiguió una mayoría abrumadora de votos en las PASO, acaparando una adhesión que no distinguió clases sociales ni franjas etarias y que pintó de violeta el mapa argentino. 

La política quedó en shock y sometida a un sucio baño de realidad. Ese representante del tercer tercio, que asomó entre las fisuras de la tradición bipartidista argentina, resultó ser cosa seria y parecieran haberle robado la representación de los sectores populares al peronismo, y la “indignación” de los sectores medios que pretendía representar la oposición. 

Ahora, el espacio libertario se erige como el intérprete de las demandas de una sociedad argentina hastiada y amenaza con movilizarlas en nuestra contra: promesas de dolarización, cierre de ministerios, privatización de los servicios públicos como salud y educación; reforma laboral y flexibilización de las relaciones contractuales; cierre de empresas públicas y desfinanciamiento de las organizaciones gremiales.

EL ORIGEN

Corría julio de 2016 cuando Milei, por aquel entonces un ignoto economista con un peinado rockstar, pisó un set de televisión por primera vez. Con su estilo provocador y fervoroso, se volvió un personaje excéntrico de los programas de debate político. 

Pero el match definitivo con una base de seguidores se produjo en pleno aislamiento por la pandemia: de un lado, una comunidad online subterránea que iba sumando perfiles signados por el hartazgo, la alienación y la violencia; del otro, un economista antisistema con aspiraciones mesiánicas.

Y así siguió cociéndose el hervor: de abajo para arriba, de las profundidades de la web hacia la superficie. Emilio Laszlo, cronista de El program, un medio digital de coberturas nacionales callejeras, describió en una entrevista con FM Universidad de La Plata los orígenes de esta química: “En 2020 hubo una época en que en la calle sólo había marchas anti vacunas o marchas anti-cuarentena, y eso se mezclaba mucho con el espacio libertario y de ultraderecha. Ahí empezamos a conocer a todos estos personajes que primero eran 50, 100, 500 personas en una plaza, ni siquiera con perspectiva de algo electoral sino algo más de protesta callejera, o de un personaje influencer o televisivo como era Milei”.

Juan Ruocco, periodista especializado en la Internet oculta, agrega que Milei presentaba un “ángulo novedoso” y “capacidad de ser relevante a nivel discursivo» y que por eso logró una juventud de base que lo sigue y “se encarga de recortar sus participaciones en los medios, crear memes, hacerlos circular y formar una esfera digital liberal-libertaria asociada a su figura”. 

Un análisis de enero de este año realizado por Monitor Digital Argentino y la consultora Scidata lo posicionó como el político con la mayor reputación positiva en las redes. “El tipo creó una movida contracultural a través de Internet y su lenguaje”, remarca Ruocco, autor del libro “¿La democracia está en peligro? Cómo los memes y otros discursos marginales de internet se apropiaron del debate público”.

En plena popularidad ascendente, Milei conformó el partido La Libertad Avanza y se postuló como diputado por la ciudad de Buenos Aires en las elecciones legislativas de 2021, obteniendo 13 puntos que nadie esperaba. Una vez asumido, y fiel a su estilo de desprecio por las instituciones, participó poco y nada. Para engrosar la atención, mes a mes sorteaba públicamente su dieta como legislador. “Vamos a darle fin a la casta política chorra y parasitaria”, bramaba por entonces. 

Y así fue construyendo hasta romper con la polarización que durante años detentaron el peronismo y Juntos por el Cambio, y los analistas comenzaron a hablar de un escenario electoral de tercios. 

Mario Rorda es politólogo, director de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral y consultor político. En un artículo publicado el 24 de abril de 2023 en Clarín, advertía: “El sistema de partidos en Argentina está crujiendo. Hace más de un año que un escenario de tercios amenazaba a un bicoalicionismo inercial que siempre terminaba imponiéndose a nivel nacional. Esa amenaza, en los sondeos pre electorales, es una realidad cada día más probable”.

Tres días más tarde, la vicepresidenta Cristina Fernández adhería a esta tesis y anticipaba de cara a las PASO: “Van a ser unas elecciones atípicas, de tercios”. 

DIAGNOSTICAR PARA PROPONER

Para entender los liderazgos políticos es preciso comprender la configuración del contexto.  Sergio De Piero, politólogo y director del Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, interpreta el batacazo de Milei como resultado, entre otros puntos, de un discurso de simplificación en un momento económico y socialmente crítico

“Logró algo que a los seres humanos nos viene muy bien: encontrar el culpable de todo que nos resuelva los problemas. El problema es el peronismo, la casta política, la CGT, las mujeres. Entonces, ante gente que la está pasando muy mal simplifica el problema con mensajes sin propuesta”, dice De Piero a Malas Palabras.

La politóloga Ariana Belloni también pone la lupa sobre los componentes que vehiculizaron el posicionamiento de un candidato de estas características. Licenciada en la Universidad de La Matanza (UNLaM) y estudiosa del crecimiento de la extrema derecha en el mundo, Belloni apuntó en primer lugar que las dos coaliciones principales, que representan a las dos identidades partidarias tradicionales, “se encuentran con dificultades para poder combatir las crisis de Argentina, como la fragilidad del sistema económico, el problema histórico de la inflación y la dificultad para poder lograr un crecimiento que sea traducido en una mejora en la calidad de vida”.

Ante ese escenario que se traduce en la “pérdida de legitimidad de aquellos actores que son elegidos justamente para resolver los problemas”, se comienza a “cuestionar la efectividad de los sistemas democráticos, ya que se logró poner en escena un tipo de liderazgo específico que podría generar un erosionamiento de la calidad democrática de nuestro país”, advirtió Belloni en diálogo con Malas Palabras.

Por eso, según Belloni, el resultado de las PASO refleja el “surgimiento o puesta en escena de un partido nuevo que se presenta como ‘revolucionario’ y que logró posicionarse cómodamente en la discusión del debate público en su primera elección de carácter nacional frente a dos partidos de carácter histórico”.

Ahora bien, ¿por qué estos discursos penetraron en el 30 por ciento de los votantes? De Piero entiende que es a partir de dos cuestiones: la disconformidad con la política en términos generales y la situación económica, y la memoria sobre el gobierno macrista, que “disparó al doble la inflación, que fue muy agresivo con los sectores populares y que tuvo escenas de represión importante”.

En ese contexto, sigue De Piero, el macrismo fue el gran derrotado del domingo porque “frente a un gobierno con tantos problemas económicos, tenía el triunfo en bandeja, pero se le escapó de las manos”. Ante el fracaso de la grieta, la opción por lo nuevo y desconocido.

ULTRADERECHA ARGENTINA

En un contexto internacional de surgimiento de nuevas derechas radicalizadas (Donald Trump en Estados Unidos, VOX en España, Marine Le Pen en Francia, Jair Bolsonaro en Brasil), Milei recupera algunos de esos elementos, como la “incorrección política”, el uso de redes sociales e Internet como instrumento de guerrilla cultural y la recuperación de rasgos populistas, entre otras.

Para Belloni, el caso latinoamericano presenta ciertas particularidades que merecen atención. Mientras en Europa y Estados Unidos el elemento vertebral de las nuevas derechas extremas recae en la xenofobia, el racismo y la antiinmigración, producto de un fuerte nacionalismo, en América Latina el elemento troncal de este nuevo sector es el “anticomunismo”, entendido no sólo como un sistema político sino también cultural.

Belloni pone el acento en que Milei “presenta ideas mucho más radicales que sus compañeros vecinos y plantea propuestas muy alejadas del nacionalismo, principalmente en el plano económico, como la eliminación del Banco Central o la dolarización de la economía. Es así cómo se posiciona como una derecha radicalizada, es decir, una derecha que está más allá de la de Juntos por el Cambio”.

UNA IMPORTANTE CONTRADICCIÓN

En junio pasado, la consultora Zuban Córdoba había presentado el informe “Políticas de shock y el escenario electoral”, en el que analizaba el nivel de adhesión que tenían las propuestas del entonces precandidato libertario sobre un universo de 1300 encuestados. ¿El resultado? La sociedad estaba en desacuerdo con la mayoría de sus iniciativas.

La propuesta de permitir la libre portación de armas, por ejemplo, fue rechazada con un 77,4%; la eliminación de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas obtuvo un 75,0% de rechazo; y la de privatizar las empresas públicas un 68,8%. La iniciativa de dolarizar la economía, una de las más populares de su plataforma de gobierno, fue desestimada por un 63% de los encuestados.

La contradicción es llamativa. ¿Por qué entonces sus principales “caballitos de batalla” no terminan de convencer a la población? “Porque hay mucho de mística y poco de realidad”, dice a Malas Palabras Yanina Welp, investigadora asociada en el Albert Hirschman Centre on Democracy, Suiza.

“Pone sobre la mesa una serie de opciones que probablemente son de dudosa implantación y, en caso de implementarse, los resultados podrían ser de temer, pero aún así presenta propuestas. Creo que más que fatiga, las coaliciones tradicionales generaron una profunda insatisfacción, y eso ungió a un candidato cuyo capital es encarnar la bronca más que hacer propuestas viables de transformación”, reflexiona la politóloga. 

MÁS POLÍTICA, POR FAVOR

El resultado de las PASO significó el fin del ciclo político iniciado en 2001, a partir del cual se conformaron dos coaliciones estructuradas: el peronismo y el PRO. En ese sistema político, y desde el peronismo, fue el kirchnerismo el que impulsó la última plataforma orientada a satisfacer las demandas nacionales y populares. El PRO fue el encargado de representar el poder económico del país. Ambos proyectos fracasaron en mejorar la vida de la gente.

Ahora todo vuelve a estar en duda. Los especialistas consultados coinciden en que la respuesta de la política debe ser, justamente, “más política”. ¿A qué se enfrentan? Como parte de la oleada de la nueva derecha, La Libertad Avanza “defiende un modelo económico neoliberal que se aleja de los modelos progresistas basados en la distribución y la justicia social, al colocar siempre la libertad por encima de la igualdad”, describe Belloni.

La politóloga señala que esta ultraderecha “si bien influye y participa en los procesos electorales, presenta rasgos peligrosos para la calidad de las democracias como el desprecio por el principio de pluralidad indispensable en cualquier visión maximalista o minimalista de la democracia y la intolerancia a la disensión política y social y a la diversidad identitaria (feminista, negra, indigenista, LGTBQ+, etc.)”.

Para Belloni, las dos fuerzas tradicionales de Argentina deben desactivar el discurso antisistema “haciendo política”. Algo en lo que hace hincapié Welp, al afirmar que la nueva oleada puede frenarse, si así lo quisieran los partidos tradicionales, a partir de “políticas públicas incluyentes que logren mejorar el contexto en el que se encuentran las sociedades”. Es decir, dejar de regalar espacios.

“Estamos en un momento muy complejo. La agenda de extrema derecha ha llegado para quedarse y hay que ver cómo se posicionan los distintos actores pro-democracia para mitigar esta ola y alimentar un debate más informado y calmo. Estoy viendo bastante violencia verbal en los debates que circulan en las redes y cierta necedad en algunos debates mediáticos”, finalizó Welp.

REALPOLITIK

Ante este complejo panorama, la élite económica y empresarial observa con cautela y preocupación los lineamientos económicos de Milei. Desconfían de la implementación de dos de sus resonantes propuestas: la dolarización y la eliminación de la obra pública. Lo advierten sin vueltas los actores del sector: «En los países más desarrollados del mundo, la participación privada es realmente muy importante, pero no supera el 10%. No estoy de acuerdo con posturas rupturistas», dijo Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de la Construcción. Otros, como Daniel Rosato, titular de Industriales Pymes Argentinos, temen que el plan de Milei sea una reversión del menemismo. 

El “círculo rojo” analiza también la posición de Patricia Bullrich y Sergio Massa, éste último como posible garante de estabilidad para el establishment, lo que podría influir en su apoyo a nivel político.

Tras las PASO, Massa intentó potenciar su imagen con una agenda de “control de daños” , con una devaluación que impactó en precios de alimentos, materiales para la construcción y electrodomésticos, entre otros rubros. Fue presentada como un pedido del FMI y con la promesa de que será la última hasta octubre. Ahora el ministro y candidato está enfocado en recuperar terreno en el interior del país y captar los votos “huérfanos” de Horacio Rodríguez Larreta, con la mira puesta en estabilizar la macro y definir compensaciones de ingresos para todos los sectores (trabajadores informales y nuevos sectores, como repartidores de aplicaciones, incluidos).

Bullrich, por su parte, tendrá el delicado desafío de sumar los votos de su ex adversario interno sin perder los propios ante una oleada emocional que pareciera favorable a Milei. El devenir natural de la toma de posiciones podría correrla al centro.

Aunque el escenario de tercios mantiene a los tres candidatos con chances de llegar al balotaje de noviembre, hay una nueva realidad en Argentina: gane o pierda Milei, el cambio de época ya se consagró, y lo que viene es desconocido y amenazante en partes iguales.

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