Cigarros (Wayne Wang, 1995)
Por Edu Guzman (@soloenelcine)
El 30 de abril pasado falleció el escritor estadounidense Paul Auster. Conocido principalmente por sus numerosas novelas como La Trilogía de Nueva York (1985), El palacio de la luna (1989) y El libro de las ilusiones (2002), también escribió ensayos, poesías, relatos y obras de teatro. Dirigió dos películas, Heridas de amor (1998) y La vida interior de Martin Frost (2006), mientras que trabajó junto al director Wayne Wang y el actor Harvey Keitel en su proyecto más interesante en cine: Cigarros (1995) y su lado B, Humos del vecino (1995).
Auggie (Harvey Keitel) es dueño de una cigarrería en Brooklyn. A su local no solo van clientes sino que también tiene asiduos concurrentes que van a departir sobre variados temas. Es verano de 1987 y fumar es cada vez más una actividad vinculada al perjuicio a la salud que produce. Pero el negocio de Auggie es también un espacio en el que viejas prácticas de sociabilidad sobreviven pese al espíritu individualista de la época, y en la que hay una pertenencia al barrio contrario a la tendencia a la gentrificación. Paul Benjamin es uno de los que frecuenta la cigarrería y le gusta charlar con Auggie. Interpretado por William Hurt, Benjamin es un escritor que lleva un tiempo sin publicar. Hace unos años su mujer fue alcanzada por un bala perdida en un asalto a un banco y desde entonces no ha sido el mismo. Hay algo extraviado también en su mirada y de hecho casi al principio de la película podemos ver cómo casi lo atropella un camión por cruzar la calle abstraído en sus pensamientos. Lo salva Rashid, un joven que está metido en problemas con unos maleantes de su barrio, y en busca a su padre a quien no ve desde hace más de doce años. Rashid termina trabajando en la cigarrería. Auggie, mientras tanto, es visitado por una ex pareja que le va a contar que es padre de una joven de dieciocho años.
Cigarros va a seguir a Auggie, Benjamin y Rashid en sus búsquedas y desafíos, pero para hacerlo se va a tomar su tiempo y va a recurrir a otros múltiples relatos, algunos mínimos, que le darán el tono a la película. Hay una escena extraordinaria en la que Auggie le muestra a Benjamin su gran proyecto: lleva años fotografiando la misma esquina de Brooklyn a las ocho de la mañana. Al principio, el escritor pasa velozmente las páginas de los álbumes, hasta que Auggie le dice que cada foto es diferente de la otra y que no podrá ver nada si no lo hace despacio. A partir de ahí, Benjamin (y los espectadores) encuentran otra clave de lectura que le agrega una capa de profundidad al asunto y sobre la película. El propio Paul se verá fuertemente afectado por una de las fotografías.
Cigarros es una película conmovedora e inteligente, un agudo retrato social en el que la solidaridad entre los personajes es la clave para afrontar las encrucijadas que enfrentan. Como una especie de bonus track, al terminar con el rodaje del filme todavía contaban con unos días de alquiler de las locaciones. Con parte del material filmado y el aporte de amigos como Lou Reed, Madonna, Michael Fox y Jim Jarmusch entre otros, Auster y Wang realizaron Humos del vecino, una divertida comedia de viñetas con aires de documental y que es una oda de amor por Brooklyn.