La feroz interna entre Evo Morales y Luis Arce debilitó al oficialismo boliviano de cara a la elección presidencial de agosto. ¿Quién es Andrónico Rodríguez, la cara renovadora del MAS? Opina el periodista y escritor Martín Sivak, biógrafo de Morales
Por Sofía Solari Arena– periodista especializada en política internacional, es subeditora del portal El Destape Web
El relevo de liderazgos en las fuerzas populares de América Latina no ha sido fácil y sobran casos frustrados los últimos años. El ex presidente de Ecuador Rafael Correa terminó proscripto por causas iniciadas en el gobierno de su entonces delfín político, Lenín Moreno; en Argentina, el doble comando de poder entre la ex presidenta Cristina Kirchner y Alberto Fernández tampoco funcionó y la líder del Partido Justicialista fue condenada a prisión mientras ejercía la Vicepresidencia; Luiz Inácio Lula da Silva parece haber tomado nota en Brasil y ya avisó que se encamina a una cuarta candidatura.
Por último, en Bolivia, que elige presidente en agosto, el fracaso fue doble: a la “rebeldía” del presidente Luis Arce se sumó la autonomización del joven dirigente sindical Andrónico Rodríguez que rompió con Evo Morales y ahora pelea por la presidencia sin su apoyo.
El caso de Bolivia tuvo mucha resonancia porque, por momentos, la interna entre Morales y Arce parecía un espejo de las acusaciones cruzadas entre Alberto y Cristina. La ruptura comenzó en 2021, primero con cuestionamientos de Morales a la gestión económica de Arce por la suba del dólar y su transferencia a precios, y terminó en escalas que hacen imposible una vuelta atrás. Morales no solo acusa al Presidente de haber negociado con el Poder Judicial su “proscripción” política, también dice que buscó detenerlo con ayuda de la CIA en un atentado frustrado contra su contra.
Morales no solo acusa al Presidente de haber negociado con el Poder Judicial su “proscripción” política, también dice que buscó detenerlo con ayuda de la CIA en un atentado frustrado contra su contra.
Desde ese momento, Evo está recluido en el Trópico de Cochabamba, su histórico bastión político, en el edificio de la radio Kawsachun Coca, desde donde transmite en vivo todos los domingos. En las puertas de la emisora hay una vigilia que lo cuida de una posible aprehensión por parte de las fuerzas de seguridad.
Desde ese momento, Evo está recluido en el Trópico de Cochabamba, su histórico bastión político, en el edificio de la radio Kawsachun Coca, desde donde transmite en vivo todos los domingos.
Poder y contrapoder
La teoría de Michel Foucault sobre el poder, que podría sintetizarse en que a todo poder se opone un contrapoder, es útil para pensar las fricciones presentes en la relación entre Morales y Arce desde la elección en 2020. El poder, siguiendo la teoría foucaultiana, no es algo estático que se pueda tener sino que más bien se ejerce y es dinámico.
El poder funda en el mismo acto un contrapoder. Es así que la misma noche que Arce ganó la presidencia con el 55% de los votos no mencionó a quien lo había llevado hasta ahí como tampoco lo hizo en su primer discurso presidencial, durante su asunción. “Lo borró a Evo”, analizó en diálogo con Malas Palabras el periodista Martín Sivak, autor de Jefazo: retrato íntimo de Evo Morales (2008) y Vértigos de lo inesperado: Evo Morales: el poder, la caída y el reino (2024).

“Desde entonces empezó muy lenta y persistentemente un conflicto que dominó a la política boliviana de los últimos cuatro años por la candidatura del 2025. Muy iniciado el gobierno, Evo empezó a pensar en su candidatura y Arce en la suya”, considera Sivak, quien siguió y tuvo un acceso privilegiado a Morales en las últimas décadas y lo acompañó en su exilio en México.
“Desde entonces empezó muy lenta y persistentemente un conflicto que dominó a la política boliviana de los últimos cuatro años por la candidatura del 2025. Muy iniciado el gobierno, Evo empezó a pensar en su candidatura y Arce en la suya”
Martín Sivak, periodista.
Según su perspectiva, la tensión y posterior ruptura del acuerdo entre Morales y Arce es producto de la disputa por candidaturas para la elección presidencial del próximo 17 de agosto. Es cierto que Morales buscó inscribir su nombre en la boleta presidencial hasta último momento pero el Tribunal Supremo Electoral (TSE) argumentó que nunca fue inscripta la organización Instrumento Político Evo Pueblo, que debía representarlo, y que el Partido de Acción Nacional Boliviano (Pan-Bol), con el que el ex presidente había hecho un acuerdo, perdió en mayo su personería jurídica por haber sacado menos del 3% de los votos en 2020.
En el campo judicial Morales denunció proscripción política cuando el Tribunal Constitucional ratificó que la reelección presidencial es por una sola vez, como en el caso estadounidense, lo que le imposibilita un tercer mandato. El ex presidente considera que Arce fue la pieza clave que permitió llevar adelante la “decisión política” de dejarlo afuera de la carrera. En varias denuncias públicas se hizo eco de supuestas filtraciones que revelarían depósitos de dinero y viajes en coordinación entre el Ministerio de Justicia y un vocal del TSE.
Con Morales afuera se abre un escenario incierto. Los Comité Cívicos, estructuras políticas departamentales de derecha, piden al Gobierno que ofrezca garantías de la realización de la elección frente a versiones periodísticas que advertían de una eventual postergación de la fecha.
Una fuente cercana al ex presidente, del área de comunicación, narró a este medio su “sorpresa” y “preocupación” por la falta de respuesta ante la proscripción de Morales. “Esto hace diez años no hubiera ocurrido. De hecho no ha ocurrido cuando se lo ha sacado a Sánchez de Losada. Por cosas menores se cayeron gobiernos en Bolivia”, reflexionó la fuente y se preguntó por qué no hubo una “salida más contundente” de los bolivianos para “respetar sus derechos políticos”.
Una fuente cercana al ex presidente, del área de comunicación, narró a este medio su “sorpresa” y “preocupación” por la falta de respuesta ante la proscripción de Morales. “Esto hace diez años no hubiera ocurrido. De hecho no ha ocurrido cuando se lo ha sacado a Sánchez de Losada. Por cosas menores se cayeron gobiernos en Bolivia”.
Si bien falta un mes y medio para la elección, la fuente evista manifestó como probable que no se sepa de los movimientos políticos de Morales hasta el último día. Entre las opciones está llamar a la abstención o anulación del voto. “Cuando sacás a Evo de la papeleta sacás a una porción de la población que oscila entre el 25% y 30%. Eso deslegitima las elecciones y va a hacer que se instale un gobierno débil”, opinó.
Andrónico Rodríguez, ¿un nuevo Arce?
Que Morales decidiera ir por su tercer mandato no siempre estuvo tan claro. En conversación con este medio, Sivak recordó que la campaña del líder cocalero en 2019 empezó con un acto muy grande en el Chapare donde el líder del MAS dijo por primera vez quiénes iban a ser sus sucesores en 2025. Ahí nombró a Andrónico Rodríguez y Adriana Salvatierra, entonces presidenta del Senado.
Rodríguez es jefe de la bancada del MAS en el Senado desde el 2020, cargo que le dió visibilidad por estar al frente de negociaciones políticas en nombre del ex presidente. La alineación desde el Senado a las directivas de Morales durante estos años fue casi perfecta.

“Mucha gente creería que el heredero natural de Evo iba a ser Andrónico. Se le había puesto de apodo ‘El hijo del pueblo’. Evo lo fogueó porque tenía una capacidad de oratoria no muy común”, contó la fuente que pertenece al círculo cercano del ex presidente.
Pero, para Morales algo se rompió cuando Rodríguez presentó su candidatura al ver que la candidatura del ex presidente estaba siendo impugnada por la Justicia. “Si Andrónico hubiese sido representante legítimo de esa causa no debería haberse prestado para fraccionar el voto”, sumó la misma fuente.
El evismo sostiene que la candidatura de Rodríguez es parte de un pacto con el presidente Arce y creen su nominación es funcional al candidato de derecha que va primero en las encuestas, el empresario Samuel Doria Medina, quien había sido candidato a vicepresidente de la presidenta de facto Jeaninez Áñez. Además denuncian que el ex vice de Morales, Álvaro García Linera, es quien ayuda a Rodríguez en la estrategia y el armado de listas.
El trauma de la sucesión en América Latina
Con la potencia de las transformaciones logradas en la región por las fuerzas populares y progresistas, la pregunta por la continuidad de los modelos más allá de los liderazgos se vuelve fundamental. Es el problema al que se enfrentó Rafael Correa en Ecuador y terminó en una experiencia tan fallida que ese país hoy tiene una de las tasas más altas de inseguridad del mundo; en Bolivia si ganan las fuerzas de derecha el proceso de cambio inicado en 2006 se cerrará indefinidamente; y en Brasil, a todavía a un año y medio de las elecciones, Lula prefiere no someterse a esa disyuntiva y seguir al frente mientras el cuerpo se lo permita.
La experiencia más exitosa hasta ahora es la mexicana, donde hubo una transición pactada y respetada entre el creador de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, que garantizó espacios de influencia pero que no opacan el liderazgo y la impronta de su sucesora Claudia Sheinbaum.