Por Hugo «Cachorro» Godoy.- Después que el gobierno, y sus aliados, nos impusieran a lo Pirro la ley de Reforma Previsional que redujo el ingreso de jubilados y jubiladas en diciembre pasado, el inicio de este año mostró un nuevo impulso de los aspectos más regresivos de su política económica y social.
Los despidos en el Estado se generalizaron y, al mismo tiempo, se profundizó la instalación de la tercera Reforma del Estado mediante el cierre de organismos como la fábrica de explosivos FANAZUL, la parálisis y el vaciamiento de la mina y la usina de Río Turbio o la transferencia de funciones del SENASA y del INTI al ámbito privado.
Representaban un nuevo embate del gobierno de Cambiemos después del empantanamiento de sus políticas de ajuste producido tras la histórica jornada del 6 de diciembre cuando ATE y la CTA Autónoma, junto a distintas organizaciones de trabajadores, llenamos la Plaza de Mayo.
O cuando fuimos capaces de iniciar el año con un Paro con movilizaciones en todo el país el 4 de enero, que reiteramos tanto el 15 de febrero como el 5 y 6 de marzo, esta vez junto a las organizaciones docentes del todo el país, para sostener a nivel nacional cada una de las respuestas que los compañeros dieron en los organismos del Estado como en INTI, YCRT, Fabricaciones Militares, Hospital Posadas, Jefatura de Gabinete, ANSES, SENASA, Ballet de Danzas y en los distintas provincias y municipios donde hubo despidos.
De la misma manera que acompañamos, junto a la CTA y la Federación Azucarera, la lucha de los trabajadores del azúcar en una extraordinaria marcha de 300 kilómetros por Salta y Jujuy uniendo los distintos ingenios que dan pelea y en cada lugar donde ATE y la Central autónoma fuimos el canal de expresión de las acciones de resistencia en todo el país para enfrentar esta ola de despidos en el ámbito publico y privado.
De esa manera fuimos coagulando una unidad que esperamos siga aportando a la reunificación del movimiento popular en la Argentina para, no solo resistir y ponerle limites a este avance devastador de la política neoliberal, sino también generar propuestas alternativas que nos permitan vislumbrar la perspectiva de un cambio de gobierno y un horizonte mejor para el conjunto de nuestro pueblo.
Nuestros valores
El asesinato por la espalda de Rafael Nahuel a manos de la prefectura, aún sin responsables; el procesamiento de los militantes movilizados contra la reforma provisional o el propio Presidente de la Nación felicitando al policía Chocobar y su gatillo fácil son muestras de cómo la justicia y la propia democracia pueden llegar a convertirse en instrumentos formales de justificación de un estado de dominación como el que nos quieren imponer, con una democracia desvirtuada, restringida y violentada por el propio Estado.
Por eso el desafío no es solo conformar unidad para enfrentar el ajuste sino que debemos ser capaces de construir nuevas instituciones democráticas, avanzar en la libertad y la democracia sindical y revertir una justicia hecha para ricos que empuja a gran parte de nuestra juventud a la marginalidad o a la cárcel.
Si no tenemos la fuerza para construir mecanismos de democracia participativa, la posibilidad de cambiar se va a ver limitada porque el poder tiene la capacidad de cambiar a los personajes pero manteniendo sus mismas políticas devastadoras para el pueblo.
Nuevos modelos sindicales
Es necesario construir un nuevo modelo sindical basado en la libertad, la democracia y la autonomía, valorizando las construcciones de las nuevas organizaciones sindicales y sociales y a la nueva generación de dirigentes que desafían las viejas estructuras.
La CGT utilizó la fuerza del paro nacional del 6 de abril del año pasado para acordar el proyecto de ley de reforma laboral aunque la lucha de los trabajadores impidió que se trate en el 2017 y este año lo frenaremos nuevamente si el gobierno vuelve a la carga.
También hubo otras jornadas masivas de lucha como la del 21 de febrero, de la que no fuimos convocantes, donde se demostró tanto la capacidad de rebeldía de nuestro pueblo como los límites de quien la convocó en las propuestas alternativas y en la continuidad de la lucha.
Todo esto es una demostración de por que es tan importante discutir el sentido de la unidad para que estas enormes y extraordinarias potencialidades de dignidad y capacidad de lucha de nuestro pueblo no se desperdiguen sino que encuentre un cauce de potencia para construir una alternativa sin repetir errores ni limitaciones del pasado cercano.
Por eso fue trascendente la convocatoria a los congresos de la CTA para el 16 de marzo y ahora para el 28 de abril, porque representan la oportunidad para abrir las puertas a las nuevas formas de organización de la clase trabajadora, de ocupados y desocupados, de activos y jubilados, cuentrapropistas y cooperativas que aporten a la construcción de un nuevo modelo sindical.
Un modelo donde se profundice el debate y la participación, condiciones necesarias a la hora de recuperar un instrumento tan esencial como la Central que supimos construir y debemos reinventar.
Porque estamos convencidos de que, frente a una situación de fragmentación del campo popular alentada por el poder desde los últimos 14 años, podremos aportar desde una fuerte reafirmación de los valores que le han dado sentido a la CTA Autónoma y a nuestra ATE: autonomía, democracia y libertad sindical.
Luchas que son ejemplos
Todas las luchas que protagonizamos son importantes pero quiero destacar tres que se distinguen por su trascendencia. Por un lado, la lucha por la mina de carbón de Río Turbio que representa la defensa del trabajo y el sentido estratégico de que el estado sostenga una presencia productiva en áreas fronterizas y a 1.200 km de las islas Malvinas ocupadas por Inglaterra y una base de la OTAN.
La lucha de los trabajadores y trabajadoras del INTI que pelean por su derecho al trabajo y para resguardar un órgano fundamental a la hora de promover la ciencia y la tecnología en manos del pueblo y de un estado soberano, y al servicio de las pequeñas industrias nacionales.
Y finalmente la lucha de las mujeres contra el machismo y por los derechos plenos de igualdad entre genero, uno de los emergentes mas importantes de la lucha popular en los últimos años, que este 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, se manifestó en unidad con el paro y las movilizaciones masivas en todo el país.
Estas son muestras del fortalecimiento de nuestras organizaciones basadas en esos valores fundamentales que mencionaba y representan la lucha de un pueblo por la libertad, la justicia y la soberanía.
Es en esos valores en los que nos alimentamos como parte nutriente de la fuerza de este pueblo que va a ser capaz de sobrellevar esta barbarie que nos impone el gobierno de Macri y recuperar la senda de valores y principios de una sociedad más justa que nos la dará el fortalecimiento de las organizaciones populares y la profundización de una democracia más participativa y más plena.
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LA ÚNICA CONDICIÓN PARA QUE
HAYA UN SINDICATO, ES QUE LOS
TRABAJADORES QUIERAN ORGANIZARSE
Por Víctor De Gennaro (Unidad Popular).- Camino al Congreso Ordinario y Extraordinario de la CTA-A el próximo 28 de abril, con el empuje y mística recibida en el congreso de la Federación de Box y la convocatoria, desafiante, a la que nos invita Cachorro Godoy en el artículo de la ACTA del pasado 29 de marzo, sobre los caminos de la nueva centralidad de la clase trabajadora es que quisiera compartir estas reflexiones.
Cachorro señala como esa «rebelión» de nuestro pueblo en la calle, no esperada por el gobierno, -que creía iba a gozar del supuesto cheque en blanco que recibía con el resultado electoral,- nos fortalece cuestionando la gobernabilidad reinante.
Los Gobernadores y la CGT se aprestaban a acompañar sin sobresaltos dicho avance sobre los derechos de los jubilados y nuestros chicos.
Pero la capacidad de resistencia y organización a la par de los justo de los reclamos nos desafía a transitar mayores definiciones acerca de los modelos sindicales, la unidad o hasta la profundidad y continuidad de nuestros principios.
La CGT utilizó la fuerza del paro nacional del 6 de abril del año pasado para acordar que en el proyecto de Ley de Reforma Laboral “quede resguardado el derecho de que los sindicatos son los que proceden a bajar los derechos de los trabajadores y no la ley” dejando a salvo “el poder de su Lapicera” aunque la lucha de los trabajadores impidió que se trate en el 2017 y este año lo frenaremos nuevamente en el Congreso si el gobierno vuelve a la carga.
Lamentablemente, muchos de esos dirigentes seguirán firmando convenios a la baja que tanto daño hace a los trabajadores, sin consulta ni participación de los que sufren o gozan las condiciones pactadas.
De allí que insistimos desde la fundación de la CTA que es imprescindible la modificación de la Ley Sindical y su adecuación a las leyes internacionales incorporadas al texto constitucional con la reforma de 1994.
Nosotros intuitivamente al comienzo de la década del 90 consideramos que en el marco de la CGT y sus dirigentes no se podría resistir las políticas neoliberales.
Nos llevó tiempo entender que en la Argentina dada la gran fuerza y experiencia del poder organizado de los trabajadores, la clase dominante creó una nueva realidad en los sindicatos, cooptando a sus principales dirigentes.
Después del 76, hubo algunos dirigentes nacionales que sufrieron la desaparición, el asesinato o la cárcel; pero el principal objetivo de la represión fueron los delegados y miembros de comisiones internas.
Diferente a lo que realizaron en 1955, donde creyeron que cortando la cabeza mataban la víbora: interviniendo los sindicatos, encarcelando o fusilando dirigentes, pero dejando existir a las comisiones de delegados de empresa.
Fueron esas representaciones (CDE), las que se hicieron cargo durante los años siguientes de la resistencia que permitió no sólo recuperar los sindicatos sino parir programas como los de Huerta Grande, La Falda, y el del 1 de mayo de la CGT de los argentinos.
Se transformaron en el motor de la construcción política nacional y recuperaron el gobierno poniendo proa a la revolución trunca que los convocaba.
Por eso, los poderosos, a caballo de una política genocida, debilitaron su principal virtud: la representación en los lugares de trabajo, y fortalecieron un modelo que incorporó a los dirigentes, subordinando a la CGT Azopardo y los transformo en verdaderos dirigentes empresarios a cargo de sindicatos de trabajadores.
El poder de los conglomerados sindicatos-empresas, ya no se basa en asambleas de trabajadores ni en su capacidad de organización, sino en el poder económico que amasan a través de actividades y negociospersonales ajenos a su representación.
La cuota sindical ya no es su único sustento. Más, en muchos casos es un ingreso menor.
Basta recordar que muchos de ellos son recaudadores de los aportes de trabajadores y contribuciones a las obras sociales y se han convertido en meros intermediarios en el cobro de la misma, delegando su administración a las empresas privadas (pre-pagas) mercantilizando nuestro derecho a la salud, al punto que solo los ricos puedan acceder a los estándares fiables y seguros.
Ese complejo médico-asistencial-privado puede inclusive contar con algunos dirigentes que se convirtieron en empresarios de algún prestador o que aprovecharon sus licitaciones y necesidades para enriquecerse con sus propias empresas.
Ya nada queda de aquellas quimeras que enorgullecían a los trabajadores con sus policlínicos como “el Hospital Ferroviario”, y los hoteles propiedad de los trabajadores, hoy mayoritariamente dados en consignación y gerenciamiento privado.
La cuota llamadas de “solidaridad” por uso del convenio de trabajo firmado por el secretario general que se cobra indiscriminadamente sin consentimiento de los trabajadores, y que supera largamente el número de afiliados, es una muestra de la complicidad empresaria y un premio al sindicato por firmar a la baja.
En el informe publicado por el Ministerio de Trabajo publicado en el 2007 se hablaba de que el 83,4% de las empresas privadas no eligen delegados.
Tampoco hay conocimiento de cuantos delegados de prevención de accidentes y enfermedades hay. La aprobación de la ley de ART de Menem primero, empeorada por Cristina Kirchner después y profundizada por decreto del actual presidente Mauricio Macri cuestan la vida a más de 20 compañeros por día con el gran silencio cómplice de los dirigentes empresarios que se benefician con el dolor y la indefensión de la vida de nuestras y nuestros compañeros.
No hay atajo. Es hora de enfrentar y cambiar la Ley autoritaria que permite que un empresario sea secretario general de un sindicato de trabajadores; pero impide que un hermano de clase de otra nacionalidad lo sea.
Basta del régimen de la personería gremial que permite que el ministro de trabajo de turno maneje a su antojo las inscripciones, o personerías, que deja a los trabajadores y trabajadoras a merced de los antojos cambiantes de los cambios ministeriales, cuando se modifican los gobiernos y se curvan las lealtades.
La Constitución es clara y las normas internacionales de trabajo de la OIT también. Tenemos derecho a hacer las organizaciones que queremos y como las queremos y no hay que dejarse correr con el “verso” de la unidad.
Hoy, en Argentina, con esta Ley de “unicato promocionado”, (sin contar las organizaciones sociales que para nosotros son también de trabajadores) hay más de cinco grupos o centrales sindicales, y su existencia ya tiene más de 20 años..
En Uruguay, acá nomas, tenemos el ejemplo de que se puede: nuestros hermanos uruguayos tienen el derecho de hacer sin la potestad del Estado -como lo establece la constitución Argentina y la OIT, insisto-; todos los sindicatos que quieran y como quieran sin interferencia del patrón y sólo tienen una sola central de trabajadores.
Los trabajadores siempre tendemos a la UNIDAD y sólo se garantiza con un alto grado de democratización de las organizaciones en su composición, funcionamiento y decisión de sus legítimos y únicos dueños: las y los Trabajadores.
Vayamos por una nueva ley de Trabajadoras y Trabajadores sindicalizados.
Despojémosla de propuestas efectistas que garanticen intereses corporativos que nada tienen que ver con la conciencia, ideales y necesidades de la clase.
Es válido recordar a 50 años de la creación de lo que fuera la CGT de los Argentinos aquella popular frase de su secretario General; el compañero Raymundo Ongaro:
Más vale Honra sin Sindicatos, Que Sindicatos sin Honra