¿Será simple casualidad que el lector se vaya a encontrar con el recuerdo de aquellas luchas compartidas por obreros y estudiantes en las décadas del ’60 y ’70, y que ese símbolo histórico flote fuertemente por otro artículo que da cuenta de la pelea que hoy se da por el Boleto Estudiantil?
Por ahí los duendes confabularon para que ello suceda, o por ahí lo que ocurre es que, como antaño, hoy volvemos a atravesar tiempos en los que la clase trabajadora –el 80 por ciento del país- aparece en medio una encrucijada de la que debiera poder salirse.
Resistiendo el bombardeo prefabricado, quienes tenemos que trabajar para ganar el mango de cada mes, tendríamos que no ser parte de falsos debates que nos ponen del brazo de este o aquel habitante del poder. Y solo centrarnos en aquellas batallas que parten el país en dos tipos de situaciones: las que benefician al laburante y las que lo perjudican.
Sin que en ello importe si quien las decide es el mismo hombre o mujer que uno ha votado, o no lo es.
Sería algo así como la realidad dividida por la clase a la que perteneces, que no es la misma, ni tiene los mismos intereses, que la de pertenencia de tal o cual líder del poder. Y en función de eso, casi nunca Ellos deciden para Nosotros. Ni les importa demasiado nuestra opinión.
Miren lo que pasa en Brasil: unos 600 tipos son legisladores por el voto de personas, como Ud. o yo, y deciden romper lo que habían resuelto, mediante el sufragio popular, unos 54 millones de personas, como Ud. o yo.
Pareciera legal porque hay leyes, artículos e incisos que les permite la maniobra.
Pero ¿es legítimo?
Desde estas páginas expresamos un rechazo rotundo a tal situación porque se trata de una maniobra legislativa que echa por tierra semejante mandato popular, del cual se ha cumplido menos de la mitad del tiempo previsto.
En una reciente declaración, el responsable del área internacional de la CTA A, Adolfo ‘Fito Aguirre, reflexionó sobre que “hubo juicio, pero no hubo crimen, y, por lo tanto, hubo golpe, apoyado por los sectores más rancios del conservadorismo y la derecha sospechados de corrupción y crímenes fiscales”.
Esta forma moderna de golpe supuestamente legal, no tiene tanta diferencia de ilegitimidad respecto de cada una de las maniobras que venimos soportando en la Argentina desde hace años, a manos de Ellos, los habitantes de ese 20 por ciento que decide por Nosotros.
Ellos y Nosotros, una vez más
Entendemos que vuelve a ser la hora de buscar acercamientos y unidades en función de los problemas que más nos duelen y nos hunden día a día.
Que nos impulsen las necesidades de la clase a la que pertenecemos. Y no las victorias o derrotas de los contendientes que aparecen en la pantalla.
Que les juguemos con las barajas que tenemos. Que pueden parecer pocas, pero que NO lo son.
Y además son las nuestras….