Por Julián Pilatti.- Cientos de trabajadores rurales realizaron un paro y pidieron respuestas de los diferentes gobiernos para afrontar la crisis económica que se vive tras el brutal ajuste aplicado por la alianza Cambiemos. Ejemplo de Unidad y de acción para ponerle un freno a las insensibles medidas de la derecha.
La caja del camión huele a hoja de coca masticada, varios productores rurales van parados, con banderas y remeras de su organización, agitando a los demás compañeros que lo hacen a pie, al costado de la ruta. El 31 de marzo amaneció soleado y alrededor de las 12 del mediodía el calor es incesante y hace marear a los que no pudieron desayunar bien.
Al llegar a las inmediaciones de la ruta 215 y la ruta provincial 6, una bandera verde apoyada en un tractor explica el por qué del embotellamiento: “!Paro Quintero!”. Los trabajadores de la tierra, los quinteros del largo cordón hortícola de La Plata, han salido de sus invernáculos para hacer un paro de 24 horas, diciéndole basta a las condiciones indignas en las que históricamente se han desarrollado.
Son alrededor de 200 personas las que se encuentran en el lugar, muchos de los cuales están organizados en diferentes espacios sociales y políticos. Los principales son el Movimiento de Pequeños Productores (MPP) de Patria Grande, Asociación de Medieros y Afines (ASOMA), la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) del Frente Popular Darío Santillán, la Asociación de Productores Independientes y el Frente Agrario del Movimiento Evita. Pero se estima que apoyan el paro unas 30 cooperativas.
-Acá somos todos quinteros que todos los días estamos trabajando para que la gente de la ciudad coma verdura. Si nosotros no producimos verduras se va a desabastecer el mercado –comenta a los medios el referentes de ASOMA, Roberto Solano.
Sucede que las principales medidas económicas del gobierno nacional están perjudicando gravemente la situación de los productores rurales. La eliminación del cepo al dólar, la quita de las retenciones a los grandes sectores agropecuarios y los tarifazos se transformaron en asfixiantes políticas para los que menos tienen.
-Subieron los insumos que nosotros estamos pagando en precio dólar pero que estamos vendiendo en pesos. Estamos vendiendo desde hace tres años con el mismo precio. Somos Pequeños y Medianos productores y todos trabajamos, acá no hay ningún empresario, somos productores independientes… -dice con rabia y mirada trasparente, Victorino Mogro, del Movimiento Pequeños Productores.
El Cinturón Hortícola platense es el más grande la Provincia y uno de los más importantes del país, en el trabajan cientos de familias y productores independientes. Aproximadamente 13 millones de personas de toda la provincia se alimentan de esta producción. En su mayoría la verdura cosechada es producto de la mano de obra boliviana, poblaciones que desde hace una década han buscado nuevos horizontes para salir de la miseria. Tristemente, en Argentina no han podido encontrar mejores condiciones de vida.
Al calor de la lucha
-¡Vamos compañeros, vamos! –alguien grita en el fondo y se alza un aplauso unificado para terminar la entrevista que ha hecho la televisión.
El corte se hace en la Ruta 215 y Ruta 6, pero también en la Ruta 2 y Ruta 36. Son nada más ni nada menos que alrededor de 7 mil familias las que conforman el sector de pequeños y medianos productores de La Plata, y eso puede hacer mucho ruido. Los autos pasan, después de recibir un volante, pero los que se quedan son los camiones que traen verduras. El objetivo es desabastecer por un día la producción local, como medida de reclamo.
Las botellas de agua empiezan a escasear y muchos aprovechan a apilarse debajo de unos gazebos, que en la noche servirán de reparo
para hacer el acampe, ya que la jornada de lucha terminará al día siguiente en la mañana. Mientras tanto todos esperan el acercamiento de funcionarios y las urgentes soluciones.
-Pedimos subsidio a la luz, subsidio al gasoil, créditos para reponernos porque hay muchos compañeros que se fundieron. Y que bajen los precios de los alquileres, que haya un precio sostén –explica un productor que lleva una gorra roja y un semblante cansado.
Entre el tumulto se distinguen los colores vivos de la bandera de Bolivia, en el corte y acampe hay decenas de mujeres y niños que esperan al costado de la ruta. Una vez más esperar, con la paciencia de quien sabe labrar la tierra, en silencio y esperando. Más al fondo se escucha un bombo con tiempo desparejo y un eco de dos personas que hablan en Quechua. Varias mujeres se encargan de preparan la comida y otros de hacer unos baños improvisados, cavando un pozo y cubriéndolo de nylon. El día será largo.
Sin tierra y sin vivienda
-Nosotros venimos peleando hace varios años ya, nosotros no pedimos al gobierno que nos regale tierras, nosotros queremos que nos venda, si estamos acostumbrados a pagar el alquiler podemos pagar nuestra propia tierra –cuenta con firmeza Pablo Cope Garnica, del Movimiento de Productores Independientes.
Muchos de los trabajadores están condenados a vivir en casillas insalubres por el solo hecho de que su destino puede cambiar de un día para el otro. “Si nos sacan de la tierra, qué hacemos con la casa”. Nadie se arriesga a construir un hogar porque nadie es dueño de nada.
Los productores no necesitan grandes hectáreas de campo, se conforman con solo dos para poder cosechar y poder vivir dignamente junto a su familia. Hoy su trabajo está en crisis. Un cajón de tomates les cuesta 100 pesos y lo tienen que vender a 20, los aumentos en luz y gas los pone entre la espada y la pared y para colmo la mayoría no es dueña de la propia tierra que trabaja.
-En el caso de no ser escuchados vamos a parar no 24 horas como hoy, sino una semana para desabastecer el mercado y para que el gobierno entienda que no hay otros productores además nosotros. Así como estamos no podemos seguir –explica tajante y claro, Roberto Solano.
Al cierre de esta edición, el gobierno Provincial ha recibido a algunos referentes de los Productores rurales. De esta forma se esperará al menos 30 días para que haya una respuesta clara por parte del gobierno, para encontrarle una solución a la dura situación que están viviendo las miles de familias de La Plata y también de varias otras familias de productores a lo largo de la provincia.
La unidad que tantas veces se pregona se hizo real en la ruta, todos y todas unidos por mejores condiciones de trabajo y por el acceso a la tierra y la vivienda digna. A pesar de todo, la alegría fue lo que más brilló. Para aquellos que trabajan de sol a sol, la lucha se convierte en una fiesta.