La oficialización del acuerdo con el FMI implica la salida del cepo y una modificación del esquema cambiario. El corrimiento de esta piedra basal impactará en alimentos y salarios. En el corto plazo, ¿Cuál será la magnitud real de la devaluación en marcha? Opinan Aldana Denis (CEPA), Ernesto Mattos (Universidad de Lanús) y el analista financiero Christian Buteler
Por Luciana Glezer (*) para Revista Malas Palabras
(*) Periodista especializada en economía.
La economía argentina registra un tembladeral creciente las últimas jornadas. El drenaje continuo de divisas y los cambios en las reglas de juego del comercio global impuesto por el presidente de EE.UU. Donald Trump imprimen, en simultáneo, una doble presión sobre el modelo económico diseñado por el presidente Javier Milei.
Las preguntas sobre la devaluación monetaria en marcha se superponen: hay interrogantes de peso sobre su magnitud en el entrelazado productivo y el impacto de esta variable en el conjunto de la economía. Al cierre de esta edición los cambios en la política cambiaria exigidos por el FMI al gobierno nacional siguen sin ser explicitados; mientras tanto, cada ronda comercial, el ministro Luis Caputo autoriza al Banco Central a encender su maquinita de vender dólares, lo que constituye una auténtica paradoja libertaria.
In god we trust
Para Ernesto Mattos, docente de la Universidad Nacional de Lanús y miembro fundador del departamento de Economía del Centro Cultural de la Cooperación, el problema no es la devaluación monetaria en sí, sino el objetivo de la apreciación cambiaria anhelado por el gobierno nacional: “El tema siempre es por qué devaluas. Todas las economías, en algún punto, utilizan esta herramienta para incrementar sus reservas, pero el costo de la medida impacta en salarios y suba de precios”.

“El tema siempre es por qué devaluás. Todas las economías, en algún punto, utilizan esta herramienta para incrementar sus reservas, pero el costo de la medida impacta en salarios y suba de precios”
Ernesto Mattos, docente de la Universidad Nacional de Lanús.
De un lado antagónico de la biblioteca, el especialista financiero Christian Buteler descontó el pronto registro de un salto en el tipo de cambio por actual turbulencia económica global: “Argentina es, honestamente, una economía débil, una economía que está en crisis y, obviamente, es afectada por cualquier viento de frente que reciba”.
El argumento de Buteler es el siguiente: “Argentina posee un tipo de cambio fijo, establecido artificialmente con una tasa de actualización, igual de artificial. Si el país perdura en ese esquema, mientras el resto de las monedas se devalúan, los productos nacionales van a quedar más caros para poder competir contra, por ejemplo, los productos de Brasil, ¿no?”.
La clave, según este especialista, es que “la decisión de no devaluar complica la acumulación de reservas. Y las reservas son la garantía de cobrar que tienen los acreedores. Como el gobierno no establece mecanismos para fortalecerlas, es lógico que los inversionistas entren en un estado de premura por cobrar y salir”.
“La decisión de no devaluar complica la acumulación de reservas. Y las reservas son la garantía de cobrar que tienen los acreedores. Como el gobierno no establece mecanismos para fortalecerlas, es lógico que los inversionistas entren en un estado de premura por cobrar y salir”
Christian Buteler, especialista financiero.

Economía en verde
En la polémica alrededor del tipo de cambio, llamativamente, Ernesto Mattos se posicionó más cerca del gobierno que del FMI: “El problema no es el atraso cambiario, sino estarías devaluando cada vez que te lo dice un director del BCRA (Banco Central)”.
Respecto al problema estructural contra el que colisiona Argentina, incluso, bajo gobiernos de distinto color político, y que suele definirse como “escasez relativa de divisas”, “bimonetarismo” o “restricción externa”, la propuesta de Mattos es “sustituir importaciones para evitar tener que usar los dólares que genera el sector agropecuario. Esta discusión no es planteada por la mayoría de especialistas. Considero necesario debatir cómo industrializamos la Argentina para ganar grados de autonomía, y así evitar devaluaciones que solo favorecen a un sector económico concentrado”.
En un análisis que guarda sus puntos de contacto con Mattos, Aldana Denis, economista e investigadora del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), puntualizó el impacto inmediato en los precios producto de la suba del dólar, que viene registrando una leve alza continúa las últimas semanas: “El tipo de cambio es uno de los precios más importantes de la economía, sobre todo, en Argentina. Independientemente del discurso oficial sobre la inflación como fenómeno pura y exclusivamente monetario, la intervención por parte del BCRA (Banco Central) sobre los dólares financieros para sostener la brecha en determinado nivel, revela que el gobierno tiene muy en claro que la inflación está fuertemente vinculada a los movimientos del dólar”.
En efecto, las consultoras privadas anticipan una fuerte aceleración del precio de los alimentos, de la cual ya hubo registros significativos en la primera semana de abril. Según la firma LCG, la consultora que fundó Martin Lousteau, el rubro alimentos saltó en pizarras un 3.4% la primera semana de abril, como evidente consecuencia del aumento de los dólares paralelos.
Ante este panorama, la investigadora del CEPA apuntó que “el comportamiento de los mercados en las últimas semanas muestra la inquietud de los inversionistas frente a la escasez de dólares, el gran problema estructural de nuestro país, una debilidad agravada por el enorme endeudamiento en dicha moneda”.
“El comportamiento de los mercados en las últimas semanas muestra la inquietud de los inversionistas frente a la escasez de dólares, el gran problema estructural de nuestro país, una debilidad agravada por el enorme endeudamiento en dicha moneda”
Aldana Denis, investigadora del CEPA.
¿Vivan los dólares libres?
“Del acuerdo con el FMI hay muy pocas certezas. Hasta el momento sólo se habla de un posible monto equivalente a 20 mil millones de dólares, del cual se desprenden numerosos interrogantes: ¿Es una cifra total o neta? Es decir, ¿son 20 mil millones frescos o una parte es para refinanciar los vencimientos de capital venideros? ¿Cómo será el esquema de desembolsos? ¿Cuáles son las condicionalidades? ¿El FMI va a permitir que se utilicen los fondos para intervenir en el mercado cambiario? ¿O solo permitirá su uso una vez que se levante el cepo?”, enumera preguntas Aldana Denis.
Según la investigadora del centro de estudios CEPA: “Todos estos interrogantes son determinantes para comprender si al gobierno le será posible el sostenimiento de este esquema, léase tipo de cambio apreciado como ancla inflacionaria”.

Como correlato se amplifica una discusión sumamente relevante. “La propia realidad desmiente al gobierno en su predica respecto al superávit fiscal como solución a todos los problemas de la Argentina. Desde mediados de 2024, el gobierno viene maniobrando para saldar provisoriamente la falta de dólares con el blanqueo, el REPO (toma de deuda a cambio de ofrecer un título financiero) y, ahora, acordando con el FMI sin admitir que constituye el más importante problema de la economía argentina”.
En este punto Mattos coincidió cabalmente: “Toda deuda en moneda dura para pagar gastos o intereses en pesos es un error. Es como ir a pagar la boleta de luz tomando un préstamo en dólares. Solo a Milei y (Mauricio) Macri se les ocurre algo así. Los protagonistas se repiten, otra vez Luis “Toto” Caputo y Federico Sturzenegger cargan con la responsabilidad de un fracaso económico”.
Por último, el economista de la UNLA trazó un paralelismo político con el mundo de principios del siglo pasado: “La crisis no se resuelve desentrañando teorías económicas, sino entendiendo los efectos acuciantes de la guerra comercial entre Donald Trump y Xi Jingping. Es lamentable, Argentina está retrocediendo a su rol vasallo de 1910, pero ahora bajo el ala colonial de los Estados Unidos”.