Furor fulgor, de Ana Ojeda
Literatura Random House (2022)
Por Laureana Cardelino (@todas_lasfiestas)
¿Qué podría pasar si el lenguaje fuera modificado por decreto? Furor fulgor, una novela de Ana Ojeda, es una lectura feminista anti patriarcal, anticapitalista y futurista de la realidad de los años del gobierno macrista, donde los derechos de las mujeres se pusieron en jaque, se instaló el debate por el lenguaje inclusivo y se produjo una crisis económica y social que todavía persiste y cambia de forma.
En un futuro no muy lejano y en Buenos Aires, el GATO (Gobierno Argentino de Tipo Ornamental) declara mediante DNU el uso obligatorio del lenguaje genérico femenino para reemplazar el histórico uso correcto del español en su plural masculino, lo cual provoca una revolución que termina con Internet y con todas las formas conocidas de la era digital. Es así que se declara un Estado de sitio en donde aparecen personajes que serán los clásicos héroes: Tootoo Baobab y Tarek como un “regio Sancho sin panza” encabezarán la rebelión apocalíptica en las calles.
Parodia a la picaresca y a los relatos clásicos de la literatura universal (“Canta oh musa la cólera de Tootoo Baobab…”) esta novela se mueve entre diferentes climas de humor para hacer del lenguaje una mezcla bastante novedosa: términos actuales, el lenguaje de Twitter y la era digital, emojis, hashtag, etc. Ana Ojeda inventa un uso del lenguaje que combina múltiples referencias literarias y culturales y apela a un lector cómplice y avezado: todos los capítulos están titulados a la manera del Quijote y los géneros que allí se parodian. La sintaxis es una reversión del español de la picaresca o de las epopeyas medievales: “todo roto desmantelado, lo que alguna vez funcionó yace ahora desarticulado.” pero con emojis y “ahres”, un rioplatense coloquial y juguetón, femenino y antipatriarcal.
El enemigo es el Orden, las fuerzas represivas del Partido del Cambio y sus sirvientas del orden, el sector contrario a las políticas de educación sexual integral, partidario del aborto clandestino, que por supuesto también defiende el uso del masculino universal. Las referencias al gobierno de Macri son explícitas: “no se inunda más, carajo” o “y en todo estás vos”, sin olvidar las siglas del gobierno que ocasiona la debacle, con el ilusorio fin de aplacar el fuego del feminismo. 1984 y otros referentes de la Ciencia ficción más distópica se pueden leer detrás de las reglas absurdas, la censura y la persecución.
Es la última ama de casa la que se harta y junto con Tarek, Aurelia Futura, Pitón y otros personajes, se enfrentarán al desabastecimiento, el hambre, la escasez, el capital, el patriarcado y todo lo que “las” oprime. El sujeto varón queda invisibilizado en este revés de la trama donde es nombrado en femenino plural, y eso es un ejercicio que demuestra lo transformador que puede ser el lenguaje, su carga política, su peso en la historia y en la construcción de esta nueva sociedad que surge de la destrucción. La lucha es en las calles y es feroz, agresiva y espontánea: “Las travas estaban entre las que más agitaban, muy activas combativas, consignas inventaban, las gritaban, compañeras azuzaban, a desbordar el perímetro llamaban.” Hay una idea de devenir animal, devenir cuerpa en este universo que marca el Año Cero. “Decime qué te define sin mencionar trabajo, edad o preferencia sexo afectiva”, dice Aurelia Futura y abre una ventana para pensar, junto con los personajes, en qué cosas podrían unirnos para enfrentarnos a un enemigo totalitario que quiere silenciarnos.
Más allá de la General Paz existe el mito: todo es mejor y no hay tal nivel de desesperación. En Buenos Aires no hay más animales, ni internet, ni escuelas; se vive para encontrar qué comer. Los que abandonan Buenos Aires, como en el relato de Úrsula Le Guin, quedan fuera de la novela. Ciencia ficción, crítica social, barroquismo. Como dice Pitón, “el mundo al final era re frágil”.